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Foto del escritorThe Bridge

CASTIGO EN LAS DUCHAS

Actualizado: 8 jun 2020





CAPÍTULO 1


Toda mi vida he practicado soccer, desde la primaria hasta la universidad, solía siempre estar entre los jugadores seleccionados de la liga en cada una de las escuelas; mi buen desempeño siempre rendía frutos dejándome entre los favoritos de cada entrenador. 


En la universidad no fue la excepción, pues había destacado como el defensa estrella del equipo; Saúl, mi entrenador, me hacía llamar the Wall, ya que en inglés significa “muro” apodo que evolucionó hasta convertirse en Walo.


📷El entrenamiento siempre era al terminar la última clase, este comenzaba entre cuatro y cinco de la tarde para evitar el sol, el coach nos ponía actividades que aumentara nuestra resistencia en el campo, todos acabábamos con las playeras blancas sudadas, dejando ver algunos abdómenes marcados, pecho y ombligos peludos y uno que otro tatuaje.


Vaya que tenía mis razones para qué esas dos horas fueran mis favoritas de cada martes y jueves, no sólo podía hacer lo que más me gustaba, si no que al final del entreno podía ir a las duchas con mis amigos.


No era abiertamente declarado gay, de echo en ese entonces nadie sabía que lo era, ventaja que me permitía mitinear a mis compañeros mientras mudaban de ropa; no todos quedaban totalmente desnudos, pero siempre había algo rico que ver.


No faltaban las buenas piernas, unas más gruesas que otras, algunas velludas, pero eso sí, casi todos con buenas nalgas; siempre me encantaba mirar aquellos paquetes marcados; gordos bultos bajo los entallados shorts o los ajustados bóxers. 


No todos eran guapos, pero si había un par de compañeros demasiado atractivos y varoniles; pero el que en realidad me volvía loco con sus grandes nalgas, gruesas piernas, mirada penetrante y sonrisa perfecta, era mi sexy entrenador “Saúl”.


Saúl era un muchacho de 32 años, de piel trigueña; apenas y nos llevaba algunos años, esto hacía que nuestra relación fuese aún más cercana; de vez en cuando salíamos por unas cervezas, o hacíamos reuniones en su casa para mirar partidos de futbol cuando su novia no estaba, incluso al finalizar el torneo realizaba alguna parrillada con piscina.


Recuerdo la primera vez que ganamos el torneo inter universidades, estábamos tan felices, la adrenalina corría tras el último gol del gane, esa tarde acabamos algo ebrios en su piscina, y fue cuando mi morbo despertó, pues era la primera vez que lo miraba sin playera y sin esos pantalones deportivos demasiado holgados como para dejar mirar con precisión.


Vaya que la tela nos había engañado, pues tenía unas piernas muy torneadas, unas pantorrillas demasiado grandes, y con el short de soccer mojado, se le remarcaban unas ricas nalgas y un paquete muy pronunciado detrás de esa trusa negra que fue objeto de burla por un rato.


Con el paso del tiempo logramos llevábamos muy bien, al igual que con los demás entrenadores y compañeros de otras divisiones dentro del campus, pues mi carisma era tan bueno como mis piernas llevando el balón. Sin embargo, mi indisciplina y mi carácter poco controlable hacía dar rabia hasta el más paciente y fue así como ese día un mal comentario acabó en conflicto.


📷Era un partido importante, el partido estaba demasiado intenso, sobraban los manotazos, las patadas con intención y uno que otro insulto; fue cuando un jugador del equipo contrario tiró su codo hacia mi rostro de manera intencional; mi respuesta fue empujarlo al piso, varios de sus compañeros vinieron hacia mí, uno de ellos quería golpearme mientras nos gritábamos mil maldiciones; el arbitró se acercó a mí, me expulsó enseñándome la tarjeta roja, tanta impotencia me tenía con la furia en la mirada.


––¡Walo ya basta! ––Gritó enojado mi entrenador mientras se acercaba tras la línea de juego ––¡Son cuartos de final, solo estaban provocándote para sacarte y lo han logrado! ¿En qué demonios estabas pensando? –– MI equipo se había quedado sin su defensa estrella y con un jugador menos –– Mi entrenador me castigó expulsándome del campo de juego y obligándome a pasar el tiempo que restaba en los vestidores para reflexionar.


Estuve un rato ahí sentado demasiado enojado, no tardé en escuchar los murmullos en el corredor de mis compañeros, entró Pedro junto a Armando, ambos estaban sin camisa, pedro bebía agua y luego rociaba un poco de ella sobre su cabello dejándola correr sobre su desnudo torso.


––Macho ¿Qué te ha pasado? –– preguntó armando, mientras me tiraba su playera hecha bolita––Por poco nos botas el tricampeonato–– dijo en broma; eso significaba que no habían perdido el partido.


Detrás de ellos entraron los demás jugadores sudados y sedientos, luego algunos compañeros de la banca, y al final mi entrenador platicando con nuestro goleador, Luis.


Nos sentamos alrededor del coach quien nos daba una leve cátedra como en cada final de partido; felicitó a los buenos jugadores, corrigió a los que habían tenido algunas fallas, explicó cómo debía impactar ese triunfo en la liga y después pasó conmigo.


––Y para finalizar pues no me queda más que aplaudir tu horrendo drama que casi nos deja fuera de la liga ¡Démosle un enorme aplauso a nuestro buen amigo Walo–– dijo en sarcasmo, nadie aplaudió, pero si se notaba muy enojado–– Te veo después de la ducha en mi oficina, vas a tener una sanción, ¡ah! y se me olvidaba, te expulsaron para la semifinal.


Mis compañeros entraron a las duchas, otros solo se vistieron y se fueron, Luis platicaba conmigo mientras se desocupaban las regaderas y me decía que no me sintiera mal, él había notado la intención del jugador, y todos en algún momento habíamos experimentado un momento de ese tipo.


Cuando Luis entró a ducharse, tomé mis cosas y me dirigí a la oficina del entrenador, toqué la puerta y me dejó pasar––Hola Saúl, me pediste que viniera a verte después de la ducha.


––Si, así es, mira Walo, yo entiendo que todos hemos tenido días como este, y demos gracias que el jugador que empujaste no tuvo algún tipo de fisura grave que pudiera costarnos el torneo; mi ética me dice que debería redactar un oficio para notificar a los directivos de este acontecimiento; pues bien sabes las reglas que tiene esta institución––Tenía miedo de que esto afectara mi carrera como deportista, pues podía ser expulsado del equipo–– Te seré sincero, no quiero hacerlo, eres un buen amigo y un buen muchacho, fuera de tu comportamiento.


Entonces mi corazón se relajó un poco al escuchar eso, eso significaba que quizá solo tendría que templar un poco mi carácter agrio––Si tendrás una sanción menor, y si me preguntan alegaré que se trata de una apuesta perdida conmigo y tus compañeros; y dale un chingo de gracias a tus compañeros que abogaron por ti––Ahora solo faltaba escuchar de que se trataba el minúsculo castigo––Tendrás que podar el césped del campo durante un mes, cada quinto día; cargarás balones, conos, redes y todo el equipo de entrenamiento todos los martes y jueves, así como limpiar las duchas y vestidores después de cada entrenamiento ¿estás de acuerdo?


––Si, créeme que estoy arrepentido, no medí mis actos, así que acepto el costo de mis errores. ––era obvio que no podía negarme después de tan embarazoso momento.

Llegó el entrenamiento del martes y no me quedó más que sujetarme a las responsabilidades que asumí, los compañeros no me dejaron solo, me ayudaron a cargar todo el equipo al campo para entrenar, acabamos como todos los lunes: empapados en sudor, y muy agotados de la intensa rutina de resistencia.


Acabamos y nos reunimos todos en los vestidores, algunos andaban solo en shorts, y otros con la toalla amarrada en la cintura después de la ducha; armando se acercó a mí portando un delgado y minúsculo bóxer, se le marcaba un bulto acomodado a la izquierda, parecía tener un buen grosor y un tamaño bastante regular, miraba de reojo, no quería ser tan obvio––¿Quieres que te haga compañía para limpiar los vestidores y las duchas cuando todos se vayan?


––No, como crees, puedo resolverme bien––Me daba morbo estar un rato con él, pero quería demostrarle al entrenador que estaba en verdad pagando mi cuenta pendiente, a parte estaba más que demostrado que Armando era heterosexual, así que quizá lo estaría haciendo más que nada por ser solidario.


No tardó mucho y los vestidores comenzaron a quedar desiertos; Armando se había marchado con Luis y otros compañeros charlando del próximo partido, al darme cuenta me encontraba completamente solo.


El escaso sonido era un poco estresante, recogí algunas toallas sucias, las coloqué en el cesto que nos proporcionaban para ponerlas al terminar de usarlas; aunque muy pocos hacían caso de ello.


No faltó una que otra playera olvidada entre los casilleros abiertos; solían asignarnos un casillero para meter nuestros objetos personales. Seguí mi ruta recogiendo las bolsas de agua, basura y cualquier objeto que estuviera fuera de lugar.


Al llegar al casillero de Rafael, me topé con su casillero entre abierto, colgaba un pedazo de tela entre la puerta, pensaba cerrarla para que él la recogiera el jueves, pero no si antes mirar de que se trataba, al tirar de la tela descubrí que se trataba de unos bóxers blancos; tenían una pequeña mancha de orina, miré a ambos lados antes de olfatearla.


No quería perder la oportunidad, sería lo más cercano que podría estar de su pene; era el deseo de cualquier gay: Ojos verdes, barba bien remarcada, corpulento, piernas y nalgas bien formadas, sonrisa risueña, pestañas largas Y una voz tan sensual. Definitivamente era de los chicos más cotizados de la universidad.


Respiré profundo con la tela sobre mi nariz, era demasiado excitante oler su rico aroma, desprendía un olor a ropa limpia impregnada con un tanto de sudor viril; estaba muy a gusto cuando unos pasos retumbaron muy cerca, los crujidos de los zapatos eran demasiado evidentes ante tal silencio.


––¿Cómo vas con el castigo chico rudo? ––No habían pasado ni veinte minutos de mi castigo cuando entró Saúl, el entrenador y amigo mío. Venía de entrenar un poco, siempre entrenaba o corría en el campo después de nosotros; Entró al pasillo secándose el sudor en la cabeza con una toalla y le expliqué lo que andaba haciendo. Después de burlarse de mí un poco me dijo:


––Bueno, me voy a desacalorar un rato mientras charlamos–– Dicho esto se quitó los zapatos y se sentó en la larga silla, justo enfrente de mí. Su camiseta mojada por el sudor, dejaba ver sus tetillas, sus pectorales que si bien no son grandes son muy marcados y sus abdominales pronunciados. Saúl está muy bueno, tiene un cuerpo firme y una cara bastante agradable; sobre todo esos ojos color aceituna que sobresalían demasiado.


Me empezó a gustar lo que veía y tratando de ver un poco más intenté hacerle ver que estábamos en confianza––¿Y por qué no te quitas la camisa para que te desacalores más rápido?


 –– Porque el reglamento de la liga nos prohíbe estar sin camisa frente a los alumnos––Era parte de la razón por la que habíamos visto demasiado poco de su cuerpo.


 ––Pero pensé que era sólo frente a las alumnas, ¿frente a los hombres también? ––tenía que buscar la manera de compensar el castigo, de lo contrario sería muy aburrido.


–– Sí, ¿no ves que no nos dejan duchar juntos? ¿Por qué crees que las reuniones trato de hacerlo lo más discreto posible? Es la razón por la que nunca invito a algún otro profesor; a parte las reuniones con los profesores son demasiado aburridas, todos son mayores que yo.


–– Pues que gran tontería, si tenemos lo mismo, no entiendo que más podría pasar.

–– Sí, es una bobada, pero no tenemos lo mismo, dudo que tengamos lo mismo chaval––Y en tono de chiste dijo Saúl–– Es muy diferente lo que tienen ustedes a lo que tenemos los entrenadores que somos verdaderos hombres.


 En ese momento me empezó a gustar más la conversación y pretendiendo que estaba herido en mi "virilidad" y a manera de chiste respondí –– Pues perdón hermano, pero así yo sea menor que vos, estoy muy satisfecho con lo que tengo.


En ese momento Saúl se río y me respondió–– Hermano no sea terco, ustedes no nos pueden igualar en eso. Fíjese en esto––Saúl tomó con fuerza la tela de sus pantalones deportivos y la estiró hacia arriba de tal forma que se marcó más su bulto.


Era grande, se notaba que abajo había una verga bien proporcionada. Yo miré extasiado lo que Julio hacía en la silla enfrente de mí, pero no podía dejar que él notara mi gran interés. Su acto sólo duró un par de segundos y le dije a manera de chiste:

–– Pues hermano, se ve grande, pero deben ser pelos o tu bóxer amontonado lo que aumenta el tamaño.


 ––Pues ni lo uno ni lo otro; porque primero, no soy tan peludo y segundo, no tengo bóxers de bajo, sólo esta pantaloneta y bueno, en todo caso sí me voy a quitar esta camiseta porque somos hombres y no veo ningún problema.


 Yo no pronuncié ninguna palabra, sentí cómo mi verga empezó a crecer un poco apenas Saúl me confesó que no llevaba pantaloncillos. Lo seguí entonces con mi mirada mientras se paró y se quitó la camiseta que colgó de un gancho en la pared y volvió a sentarse mirando su reloj. Yo quería seguir con la conversación, mi ventaja también era que yo tenía novia y nadie sospechaba nada. Pero no encontraba qué más decir hasta que se me ocurrió algo.


 ––Oye Profe, ¿y por qué no llevas Bóxers? ––obviamente yo ya conocía la respuesta.

 ––Porque es más cómodo hacer ejercicio sin ellos, hay más ventilación––dijo soltando una leve carcajada, y acomodándose el bulto de nuevo. 


Nuevamente, pretendiendo ser ingenuo, le pregunté –– ¿Y es cierto eso que los bóxers muy pegados te pueden causar problemas porque bloquean la circulación?

 ––Sí, pero depende que tan ajustados estén, supongo que para eso existen modelos deportivos que eviten ese problema.


––¿Y cómo sabe uno cuáles usar?, yo por ejemplo siempre he usado los mismos y no sabría.

–– ¿Y cuáles usas? –– dijo mientras revisaba su celular, casi sin prestarme tanta atención.

 ––Los que no son ni largos ni tan cortos... ––Entonces pretendí que no sabía explicarle para dar pie a mi siguiente movimiento. –– No sé cómo decirte, ¿te molesta si te los muestro?

 ––No. Puedes enseñármelos sin bronca, pero no se le puede decir a nadie porque habría problemas...


–Solté una risa burlona y respondí –pero cómo son de estrictos aquí, sólo te voy a mostrar los bóxers, no mi verga.

 ––sí, yo sé, pero ya conoces el reglamento–– lo noté un poco nervioso, se notaba que les daban una cátedra de lo que no debía ocurrir por ningún motivo.


––Bueno, en fin–– Me puse de pie y bajé mis shorts de soccer hasta mis rodillas, me incorporé y subí mi camiseta hasta el ombligo. Y quedé frente a él mirándolo. Mi verga que no estaba del todo dormida ayudaba a formar un bulto más interesante de lo que en realidad es.


 ––Ajá, son como semi bóxers, aun que te recomiendo usar unos algo más largos para evitar rozaduras; los de lycra son mejor opción; déjame ver la parte de atrás–– Di media vuelta.


 ––Joder, tienes nalgas de vieja–– dijo bromeando, y soltando su toalla con un latigazo–– mi recomendación es esa, tienen mayor ventilación y ayudan a la transpiración, deja te enseño unos.


Saúl se levantó, caminó hasta su locker y sacó de allí unos boxers como los que describió. Mientras caminaba me dijo–– Walo, tu bulto se ve grande, casi como el mío.

 –– ves hombre, te lo dije, no solo los entrenadores portan cosas así.


En ese momento me di cuenta que Saúl se estaba interesando en el tema aunque me resultaba difícil creerlo, más bien era yo el que quería pensar eso–– Bueno, mira, estos son los bóxers, no me digas que no los conoces.


 –– Sí, sí los conozco, pero no los uso.

 –– Bueno, si quieres pruébatelos para que te des una idea de cómo son.

 En ese momento estaba haciendo un esfuerzo sobre-humano porque mi verga no se fuera a parar más. Para evitar problemas, me di media vuelta y quedé de espaldas a Saúl. Me quité los shorts, y luego mis calzones, mis nalgas quedaron expuestas a él, me puse sus bóxers con gran rapidez, admito que moría de pena, más cuando mi pene comenzaba a revelarse más. En ese momento él me dijo:


–– Pensé que te los ibas a poner allí en el baño–– se refería a donde están sus duchas, para evitar el contacto visual.

–– Qué pena, se me olvidó el reglamento–– en verdad me encontraba apenado, fue difícil pensar en cómo lo tomaría, simplemente actué.

 –– No, tranquilo, igual, como te dije, somos hombres, no tiene por qué haber problema mientras no salga de aquí.


 ––Sí. Además, no viste nada comprometedor, sólo mi culo.

 ––Sí, lo mismo que le veo a todos mis amigos en las duchas de la liga de natación por las noches–– dijo algo sonrojado.


–– ¿Allá se bañan desnudos? –– mi morbo crecía a menudo la conversación avanzaba.

–– Sí claro, es que es sólo aquí en esta universidad donde todo se prohíbe, pero en la realidad todo el mundo se ducha desnudo; algo debió haber ocurrido para implementar tales reglas.


–– Sí, no entiendo tanto misterio si para eso hay duchas de hombres y duchas de mujeres separadas.


Ya estaba a mil, Cuando Saul miró su reloj y me dijo que tenía que ducharse; para ese entonces yo también había terminado las labores de castigo–– Bueno, me voy a duchar también, después de la ducha te entrego tus bóxers–– no quería girar mucho, pues mi pene estaba a un paso de alcanzar su erección final.


Intenté no darme la vuelta, sujeté mis shorts que estaban al alcance y me los coloqué con gran rapidez.


Mientras él alistaba su toalla y sus cosas, me dispuse a salir hacia las duchas del equipo. Triste por tener que ducharme sólo, pero con unas ganas enormes de hacerme una paja por toda la carga de imágenes que tenía y todo lo que había hablado con Saúl. En ese momento el entrenador se dio la vuelta y me miró extrañado.


––¿Para dónde vas? –– le respondí que iría a las duchas de alumnos, pues era lo correcto.

 ––¿por qué no te duchas conmigo en la de entrenadores, y seguimos platicando? –– En ese momento me encantó lo que me dijo Saul, ducharme con él, qué delicia, y al mismo tiempo qué miedo. ¿Qué tal si se me paraba mi verga o si él notaba algo raro? 

 ––Pero, ¿no hay problemas con el reglamento?

 ––No, a esta hora no viene nadie acá, para mayor seguridad le ponemos seguro a la puerta del baño, y no pasa nada.


Le dije que se adelantara, pues tenía que cerrar las puertas de los vestidores como parte del trato, cosa que hice con gran agilidad, no quería perderme ni un solo detalle de aquella ducha con mi entrenador.


Saúl ya estaba en el baño, se escuchaba el sonido del agua caer. Entré al baño y me dijo que cerrara la puerta con seguro. El baño de entrenadores no es tan amplio como el de nosotros. Tiene un pequeño espacio con lavamanos con una banca para vestirse y una entrada a la sección de duchas. En realidad, es sólo un cuarto pequeño con dos llaves de agua separadas por menos de un metro y sin ninguna división.


 ––Bueno, ahora sí vamos a romper todas las reglas de esta liga duchándonos juntos ¿no? –– dije con la voz algo temblorosa. ––¿Puedo bañarme con bóxers?

 –– No hermano, aquí no es baño de damas, aquí es desnudos. 


Dicho esto, Saúl se quitó su bóxer dejando ver su verga. Era hermosa, estaba dormida y aun así era grande, el grosor ideal, el largo ideal y el color perfecto. Tenía pocos pelos, como él lo había dicho, y unos huevos redondos que provocaba comer poco a poco. No pude evitar fijarme en su verga, casi no pude quitar la mirada.


––Cómo se nota que nunca has visto a un hombre desnudo, ¡tranquilo! que por muy macho que uno sea, siempre mira la verga de otros por curiosidad y por comparar–– No podía creerlo, Saul me estaba disculpando, no tuve que dar explicaciones.

 ––claro –– le dije yo–– parecía que me habían cortado la lengua, pues había dejado de ser el parlanchín de siempre.


–– Bueno, hermano, usted ya vio mi bulto y yo vi el suyo, ya vio mi verga y yo no he visto la tuya que tanto presumes.

 ––¿y cuáles son tus intenciones maricón?

- No seas güevon y respétame que yo al menos te estoy tratando como hombre y no son ganas de ver tu verga sino de ver si eres capaz de bañarte desnudo como los hombres.


- Ja ja ok, pues pero no te enojes que sólo era un chiste.

Me quité la camiseta, luego la pantaloneta y luego dudé un poco para quitarme los boxers pero me decidí. Quedamos los dos desnudos frente a frente. Mi verga, un poco parada, se notaba más grande pero no alcanzaba el tamaño del pedazo de Saul. Este miró mi verga y dijo:


- Sí, ¿ve hermano? usted no puede competir, mire esa verguita de nada.

- Hermano, pero eso no significa nada, usted no se imagina cómo crece esto cuando se necesita. La suya se ve más grande pero mínimo cuando se le para no le crece mucho más de allí.


- Ay hermano, entonces ¿ahora qué?, ¿nos vamos a medir las vergas?, ¿competencia de vergas paradas o que?

- A mí no me da pena, hermano, yo le tengo confianza a mi verga.

 - Hágale pues, despertémoslas, yo me meto a la ducha y usted quédese aquí, cuando estemos listos nos medimos.


Al fin iba a poder quitarme esa presión y dejar que mi verga se parara con la mejor excusa y sin arriesgar nada, aunque ya las cosas me parecían bien raras.


- ¿Listo Esteban?

- Listo!

Saul salió de las duchas con su verga totalmente parada, era grande, pero sin ser desproporcionada. Era más grande que la mía, se le paraba derecha hacia arriba, su glande rosado era lo más apetecible que yo haya visto. Yo salí con mis manos tapando mi verga.


 ––Bueno hermano, acérquese, pongámonos cerca ––Nos paramos uno frente al otro.

 ––Bueno, quítese las manos.


Aun con pena me quité las manos de mi verga y ésta quedó expuesta, parada, dura, moviéndose un poco por la presión liberada. Saul la miró y dijo:

- Bueno hermano, ahora sí le gané.


Nos quedamos allí parados por unos segundos, ya ninguno de los dos tenía la sonrisa maliciosa en la cara, sino una seriedad que reflejaba temor y vergüenza, no nos mirábamos a los ojos, solo veíamos fijamente la verga del otro. 


Entonces pasó algo que definitivamente rompió el hielo en ese día de tanta presión. Julio fue acercando lentamente su mano a mi verga. Yo lo ví pero no hice nada. Una vez sus dedos alcanzaron a tocar mi verga, no sé si por simple reacción o por fingir incomodidad, traté de retroceder un poco y él retiró su mano inmediatamente pronunciando un tenue: 


- Perdón.

- No, fresco, dale! -le dije yo sin poder mirarlo a los ojos.

Él tampoco me miraba a mí. Volvió a llevar su mano y tomó mi verga firmemente. No hacía nada más, todo estaba tan silencioso ahora. Después de unos segundos Saul sólo dijo:


- ¿Está bien dura, no? Y está caliente.

Yo estaba nervioso, él tomó mi mano y la llevó a su verga––Dale Esteban, que esto queda entre los dos–– Cogí su verga tímidamente hasta que me dijo:

–– Aprieta más duro.


Ahora nuestra conversación se llevaba a cabo en un tono de voz muy bajo que dejaba oír la fuerte respiración de los dos.

–– Esteban, ¿te gusta hacerte la paja?

–– Sí.


Y Saul empezó a mover su mano de una forma majestuosa. Empezó a masturbarme como ni yo mismo podía hacerlo. Inmediatamente sentí un placer enorme y doblé mis rodillas. Empecé a respirar más profundo mientras sentía a aquel hombre experimentado, mayor que yo, trabajar en mi verga con una destreza única.


Me di cuenta entonces que Saul debería estar esperando lo mismo de mí y empecé a hacerlo. Empecé a mover esa verga lo más fuerte que podía pero no lograba igualar la firmeza con la que él movía la mía. Saul retiró mi mano de su verga y se acercó un poco más hacia mí. Soltó momentáneamente mi verga para después agarrar ambas vergas con su mano. 


Ahora estaba viviendo placer como nunca. Sentía el calor y la fuerza de su mano, sentía el calor de su verga que rozaba con la mía. Sentía mis bolas tocar las suyas y sentía la respiración de aquel hombre en mi cara, su olor, su transpiración, su olor a macho que se mezclaba con el mío pues ambos habíamos estado ejercitándonos pocos minutos antes.


De pronto Saul, con su mano libre, tomó mi cara por el mentón, me tomó fuerte, su mano abarcaba toda mi cara. Lentamente fue metiendo su dedo en mi boca. Entendí que quería que le chupara ese dedo, lo metía y lo sacaba de mi boca mientras yo, con los ojos cerrados, lo lamía y lo chupaba como a un bombón. 


Saul seguía masturbando nuestras vergas mientras se acercaba aún más a mi cuerpo. Ahora tenía un contacto total con él, nuestras piernas y nuestros pechos se rozaban. Nuestros abdómenes se separaban por nuestras vergas y su mano que las mantenía juntas y nuestras caras se distanciaban por su otra mano que jugaba en mi boca.


Estaba sintiendo demasiado placer. Mi verga y la de Saul estaban mojadas. La sensación era única, pero nada me preparó para lo que siguió.


Al sacar sus dedos de mi boca, Saul tomó mis nalgas con un deseo increíble, podría decir que al apretarme tan fuerte uno de mis glúteos, incluso me llegó a doler. Pero pronto entendí lo que quería, sin muchos mas preámbulos tomó sus dedos mojados por mi saliva y los llevó hasta mi ano, acto seguido metió su dedo del medio en mi ano. 


Primero un poco mientras yo me quejé por el dolor con un leve gemido, una vez pasó metió su otro dedo también un poco. Me estaba doliendo pero ya no sabía yo qué era dolor ni placer. Finalmente Saul metió ambos dedos hasta el fondo de mi ano. Fue una movida que causó en mí un reflejo de apartarme, que él inmediatamente detuvo con su fuerte brazo que me rodeaba hasta llegar a mi culo.


El dolor se convirtió en placer. Saul dejó sus dedos en mi ano y no los movió, tampoco los sacó, sólo presionaba hacia adentro. Yo no tuve más que hacer que abrazarlo y bajar mis manos por su espalda hasta tomar fuertemente su hermoso y firme culo y aferrarme tanto a él como el dolor y el placer me lo exigían. 


Pasamos así otro minuto mientras él nos pajeaba con más fuerza que nunca, finalmente, empezó a respirar más profundo de lo normal, sus rodillas se doblaron un poco, emitió un leve gemido y sentí el calor de su semen que empezó a chorrearse sobre mi verga y su estómago y seguidamente sentí el orgasmo más prolongado que hubiera podido tener hasta el momento.


Ambos estuvimos viendo cómo nuestros penes botaban chorros de leche mientras Saul sacó sus dedos de mi ano y yo retiraba mis manos de sus glúteos. Lo ultimo que soltó fueron nuestras vergas e inmediatamente caímos sentados en la banca de cambiarse la ropa. Sin nada más que decir. Llenos de sudor y sin atreverse ninguno a mirar al otro. 


Lentamente se normalizó nuestra respiración y fuimos relajándonos. Yo estaba recostado contra la pared y sentí que por un momento me quedé dormido hasta que Saul me dio una leve cachetada en la cara.


CAPÍTULO 2


Después de hacernos la paja más excitante que había experimentado, estábamos sentados al borde de la silla, recargados en el muro con la espalda, mirándonos agitados con el sudor en la frente y con el jadeo de nuestras lenguas empapadas del sabor de saliva y sudor.


––Vaya, sigues firme, yo pensé que a tu edad ya no tenían tanto aguante–– dije burlesco al mirar el curvo y grueso tronco de Saúl aun erecto.


––Estás muy pendejo si piensas eso, a los treinta años apenas despierta la bestia sexual que llevamos dentro––tomó con su grueso puño su pene, y lo golpeteó contra la palma de su otra mano––¿Y … como se supone que debamos excusarnos?


No entendía bien su pregunta, más bien no sabía si se refería a lo mismo que yo pensaba––¿Podrías ser más claro? –– Saúl se incorporó irguiendo su espalda y mirándome fijamente a los ojos.


––¿Qué es lo que ocurrió? ¿Eres… gay? –– tragué algo de saliva antes de responder, no sabía cómo explicar lo sucedido–– Digo, no es algo que me moleste; de hecho, es algo confuso, porque tienes novia y yo también, pero por mi parte creo que la intensidad de la plática me calentó lo suficiente–– concluyó mi entrenador tratando de justificarse.


––Pues no sé qué pasó, para serte sincero tiene muy poco tiempo que comencé a sentir una atracción provocada por ti––tuve que ser muy claro, siempre he pensado que una amistad requiere de cuentas claras––no es que yo haya provocado o planeado esto, incluso jamás visualicé que ocurriera esto… No sé si soy homosexual, pues aun siento atracción por las mujeres ¿Qué hay de ti? ¿Eres bisexual o fue simple curiosidad?

Ocurrían algunos espacios de silencio algo prolongados antes de recibir la siguiente respuesta, entiendo que no era muy fácil justificar y aceptar que dos heterosexuales (curiosos) habían tenido un faje que les había parecido demasiado extraordinario como para no volver a repetirlo.


––No lo soy… bueno, estoy tan confundido como tú; sinceramente no es algo a lo que accedería si se tratara de una propuesta–– miré de reojo y aún seguía erecto, su verga brincaba y bombeaba como si quisiera ser ayudada a expulsar más semen.


––Quizá debamos averiguar si se trató de un desliz o de algo permanente que no podrá detenerse–– Dicho esto, estiré mi mano hasta su entre pierna, tomando con fuerza su venuda herramienta, la estiré de arriba abajo, y se acomodó de nuevo recostándose en la pared; esto no podía tratarse de simple curiosidad, de lo contrario habría acabado desde hace ya rato.


Pudo haber terminado, incluso pudimos seguir con nuestras vidas fingiendo que nada de esto habría ocurrido, pero ambos estábamos enroscados con aquello que estábamos experimentando mutuamente––¿Entonces… sigues confundido o aún hay cosas que aclarar? –– le dije acercándome demasiado a su oído mientras miraba su rostro sediento de más; tenía el rostro fruncido y la boca entre abierta, parecía la escena de una típica película pornográfica de sauna.


––¡Sigue! que aún tengo muchas dudas que aclarar–– respondía a mi pregunta entre soplidos y fuertes exhalaciones; no permitiría que esta ocasión se perdiera, y creo que dependía en mucho esa tarde para saber que seguiría después.


📷Tenía el control total de su dura verga, con el prepucio bien humedecido con su propio líquido, me permitía subir y bajar su esbelto amigo con facilidad; mis manos eran agiles, pues estaba masturbándolo como si se trataba de mi miembro.


––Ve más despacio si no quieres que termine pronto–– dijo entre dientes, pero a mí no me importaba si terminaba rápido o no; yo solo quería ver de frente como expulsaba esas líneas blancas de semen lanzadas con gran velocidad frente a mis ojos.


Agilicé el paso, pero él me detuvo con su mano–– Espera, por favor… ¿No se te antoja nada más que tocarlo? –– creo que se trataba de una propuesta; obviamente se refería a pasar a algo más que simple tacto––digo, ya que estamos en esto, creo que sería un desperdicio de tiempo solo experimentar de esta forma.


––¿A qué te refieres? ––me hice él desentendido; aunque en realidad sabía perfectamente a donde quería llegar con su insinuación.


––Pues, no sé tú, pero ya que estamos probando cosas nuevas, también me gustaría saber que se siente que te la chupe un vato… ¿te gustaría quitarme esa duda también?

No estaba seguro de ello, pero creo que no tenía muchas opciones si quería prolongar la situación; así que sin hacer tanto rodeo me arrodillé frente a él. Tenía la experiencia de varias películas que había mirado, así que no me quedaba más que guiarme de ello.


Estaba frente a él, aun olía a ese aroma de sudor, su verga brincaba frente de mi rostro, lo sujeté con una mano; pude ver sus colgantes testículos morenos y lisos. En cuando a aseo se le agradecía que fuera tan considerado, pues se depilaba y la zona era demasiado limpia; incluso aun permanecía olor a perfume o jabón, era difícil distinguir de que se trataba, pero olía demasiado bien.


Abrí la boca y me llevé la gorda cabeza dentro, e inspeccioné antes cuando de ella podría tragar; me ayudé con el puño para obstaculizar que entrara completa, pues no quería atragantarme con su largo miembro.


Parecía gustarle mi forma de hacerlo, sus suspiros eran intensos como el aullido de un lobo macho; con su mano me ayudaba a llevarla más onda, de repente tomó mi cabeza con ambas manos y retiró mi mano de su verga; con fuerza comenzó a empujármela con fuerza.


Sentía como me penetraba hasta mi garganta, aprovechaba dar pequeños respiros cuando salía por completo; aun que eran recesos súper cortos, pues sus embestidas eran bestiales y agresivos.


Al darse cuenta que tenía la cara roja por falta de aire, se detuvo y la sacó para que pudiera respirar, su cara se notaba tan satisfecha y su gorda verga estaba tan humectada con mi saliva que comencé a masturbarlo de nuevo.


––No pareces tan novato–– dijo mientras me ayudaba con su puño a acomodar de la manera que le gustaba jalársela.


––Nada que no se pueda aprender de las películas–– Dije mientras desde abajo mi vista pasaba por su ombligo y su lampiño pecho, hasta llegar a esos ojos tan expresivos–– ¿y a ti no te gustaría saber cómo se siente estar aquí hincado? –– desde luego que también yo quería probar su boca.


––No sé si en realidad quiera eso, pero creo que no aceptarás un no, como respuesta… ¿Cierto?

––Solo ten cuidado con los dientes y asegúrate de respirar lo suficiente para no ahogarte con mi pequeña verga–– dije en sarcasmo haciendo referencia a la burla que había hecho al inicio.


––pues para ser sincero y viéndolo desde ese ángulo no estás tan lejos de lo que yo me cargo, tengo suerte de que no me hayas pedido el culo–– “Aun” pensé en silencio, mientras me colocaba en su lugar, y el pasaba al piso para relevar mi función.


Nunca me imaginé ver a mi coach arrodillado tomando mi verga muy cerca de sus labios, más que en uno que otro sueño húmedo, más que en la imaginación mientras me masturbaba–– No te va a morder, no se siente tan mal–– dije mientras él me miraba desde abajo.


Abrió grande la boca y se llevó toda mi verga hasta el fondo, casi en un solo trago había podido llegar hasta mi tronco peludo; mi verga entró y salió una y otra vez, lo hacía demasiado bien para ser un novato y tampoco perdí la oportunidad para hacerle un comentario con humor–– Te ves justo como se ven las putas en los videos porno–– el solo levantó la mano enseñándome el dedo de en medio, causándome algo de risa.


Tardó menos de lo que yo estuve ahí abajo, pero el tiempo nos había comido y sería muy raro que el guardia nos viera saliendo ya tan tarde, cuando el entrenamiento tenía ya horas de haber acabado.


Así que se incorporó a la silleta, y mirando uno la verga del otro comenzamos a masturbarnos; era tan excitante mirar como movía su mano haciendo un pequeño giro con su muñeca cada vez que llegaba a la base de su pene.


Me tomó fuerte de la pierna casi incrustándome sus cortas uñas; su verga comenzó a expulsar semen una y otra vez; tan prolongado y tan blancos como los primeros, a propósito, había puesto su verga de lado con intención de que su semen cayera sobre mí.


Cumplí su deseo poniendo mi mano sobre su gorda y musculosa pierna para que su semen cayera en mi mano; había logrado atrapar algunas gotas grumosas de su espeso liquido; sus excitantes gemidos había me habían llevado a otro nivel. Tomé mi mano y llevé mis dedos a mi boca, probé su rico elixir blanquecino mirándolo fijamente.


Tomé mi verga y en poco comencé a venirme lanzando todos mis chorros en el piso y algunos sobre mi ombligo; terminé de expulsarlos todos, y una gota aun colgaba del conducto de mi verga, la sorpresa fue cuando Saúl la tomó con su dedo y la llevó hasta su boca para probar a que sabía la mía.


Ambos nos levantamos y comenzamos a vestirnos después de las dos ricas venidas; se pudo el bóxer que me había prestado, y se le marcaban unas nalgas tan ricas que quería comerme, pasé detrás y le di una nalgada mientras se colocaba la playera–– Solo esto me faltó probar–– dije mientras caminaba a donde había dejado mis shorts.


––No me digas que ya te has enamorado… ¿tan rica la tengo? –– Dijo mientras abrochaba el botón de sus ajustados jeans––deberías venir un día a la casa cuando no esté mi novia… digo, si no tienes planes con la tuya.


No sabía bien que responder, pues una parte de mí se sentía culpable, pero la otra estaba tan deseosa de probar de nuevo cada centímetro de Saúl–– podría ser, tengo mucho que pensar.


Se acercó a mí y se me quedó mirando fijamente con esos ojos tan claros, y tan directos–– No intentes detener lo que ha comenzado, que yo también hace mucho que te observaba el culo al correr tras el balón, solo que no quería admitirlo.


––¿Qué significa eso? ¿eres bisexual? –– tenía ya mi mochila sobre el hombro, y casi tenía que partir para ir a casa y luego ver a mi dama, no quería confundirme más de lo que ya estaba.


––No lo sé, no es algo que pueda responderte; ahora, si tú tienes mucho que pensar, imagínate yo–– mientras decía eso me enseñaba su dedo anular en el que portaba un anillo de compromiso.


No supe que decir, en ese momento sentí un cruce de emociones: culpa, pena, confusión, excitación por estar con un heterosexual comprometido… pero también entendí que esta aventura apenas duraría muy poco.


––Eso quiere decir que no hay mucho que podamos hacer tras la cuenta regresiva ¿no? ––dije cambiando mi voz con un tono más apagado––ósea, me refiero que después de la boda no podremos disfrutar lo que ahora…


––No es algo que pueda responderte, ni siquiera sé que fue todo esto… pero sería una buena despedida de soltero ¿Qué opinas?


––Ya veremos–– Me di la vuelta sin decir nada más, voltee a ver y él seguía mirándome; quizá debería ponerle un punto final antes que todo acabara mal; llegué a la puerta y firmé de salida, pues el guardia debía tener un registro de quienes entraban y salían de la universidad.


––¿Se acabó el servicio social por hoy? –– preguntó son juan mientras firmaba con su viejo bolígrafo negro.


––Así es don juan, nos vemos el jueves–– Mientras caminaba, retiré el móvil de mi mochila; tenía mil llamadas perdidas de mi novia, y mil mensajes de texto, pero solo me había enfocado en uno:

––Espero no haberte desilusionado, me dejaste pensativo, espero verte después–– era un mensaje de Saúl.

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EL TRAILERO.

13 Comments


lamagiarenueva1
May 04, 2022

Y luego que paso?🤔🤔🤔🤔

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Ders alexan_13
Ders alexan_13
Mar 11, 2021

Wow estupendo, si merece un 2do capitulo

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anotari46
Jul 16, 2020

Sigo en espera de la segunda parte de esta rica historia

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Danny Andrews
Danny Andrews
Jun 06, 2020

tremendo relato deportivo erotico uff me encanta

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Dannie Moya
Dannie Moya
May 29, 2020

Muy buena narración, ansío mucho leer la continuación y quedar deslumbrado como los dos primeros capítulos. Felicidades.

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