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  • Foto del escritorThe Bridge

LAS AVENTURAS DE ERICK



-------------------------- CAPÍTULO 1/ LA LLEGADA---------------------------------

Esa tarde papá llegó de trabajar un poco agitado; bajó rápido del vehículo casi sin poder sostener las tres mochilas que se lleva siempre. Con una pequeña patada hizo cerrarse la puerta, y luego dejó caer sus cosas sobre uno de los muebles mientras corría al

Refrigerador para echar una mirada rápida. Observó sin tomar nada, luego camino de un lado a otro con basta ansiedad en sus movimientos.

—¿todo está bien?—Pregunté al ver a papá detenido pensando a unos cuantos pasos de la cocina. —¡papá!—Insistí. Tuve que levantar la voz para que él rompiera el

Vínculo con sus pensamientos.

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—¡Erick! —levantó la vista, observándome como si nunca me hubiera visto —hijo… perdóname ando algo desconectado… estoy contra tiempo con la llegada de Sean, y ni siquiera tengo algo sedente en el refrigerador como para hacer de cenar.

—El señor Brennan vendrá hoy ¡cierto! —Recordé —La universidad me tiene tan ocupado que olvide que venía a pasar las vacaciones con nosotros. Si quieres yo podría ir al súper y hacer de cenar —Propuse. A papá le precio una buena idea para desahogar el estrés que cargaba en sus espaldas.

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Sean Brennan era el mejor amigo de papá, recién cursaba un divorcio en el que no le había ido anda bien según papá me contó. Y para despejarse pensaba bajar al país de vacaciones. Él siempre me trato como un sobrino, sus hijos compartían mi misma edad, aún que llevaba años sin verlo.

Papá llegó con el arrastrando una plática que se escuchaba desde la calle, se miraban muy felices, no sé quién halagaba más al otro. Yo seguía clavado sobre la libreta acabando las tareas que había retrasado debido al súper y a la cena. Para mi suerte el vuelo se había demorado mucho más de lo común.

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—¡vaya tiempos! —Decía el mejor amigo de papá tras algunas palmadas sobre el hombro de papá—Bueno… cambiando de tema, tengo que agradecerte este gran favor que me haces, pero en serio, podría hospedarme en un hotel.

—¡Nada de eso! Mi hijo y yo estamos más que complacidos de tenerte aquí con nosotros; eres familia, Sean —Respondió papá con amabilidad.

—¡Erick! —Alzó la voz mi tío postizo al verme tan crecido —pero si ya eres todo un hombre, vaya… ¡cuánto has crecido! —Sean Brennan me dio un abrazo fuerte con sus enormes brazos fornidos llevándome a sus pectorales anchos.

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Sean era un hombre grande y corpulento, sus brazos eran dos troncos que hacían juego con él toros y sus piernas fornidas; papá y él habían jugando fútbol americano en la universidad; a sus 44 años ambos se mantenían en muy buena forma. Ambos poseían una complexión muy similar, cosa que envidiaba al verme tan pequeño en medio de los dos.


La cena fue todo un éxito. La verdad es que mi empeño en la cocina la había heredado de las buenas manos de papá; y por las largas sonrisas y el Pat de palmadas sobre la panza del señor Brennan puedo intuir que le había encantado.

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Ellos hablaron un rato a solas, yo subí a mi habitación a terminar mis deberes escolares; entonces escuché mi nombre un par de veces, regresé a la cocina para descubrir de qué se trataba:

—Erick te enseñará donde te quedarás; siento no tener una habitación disponible, realmente estoy apen…

—Descuida—Sean detuvo a papá antes que terminara de disculparse— yo estoy encantado con compartir cuarto con este muchachito —Dijo con ternura.

—Puedo ayudarle a subir las maletas si gusta —Propuse.

—Y a parte, todo un caballero —Presumió el señor Brennan después de guiñarme el ojo.

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Subí las maletas y a los pocos minutos el subió tras de mí.

—¡Vaya! Así que Eres fanático de los “Red Match” —Dijo Sean paseando sus ojos por mi habitación— tienes buen gusto.

—Está será la cama… es lo suficientemente grande para los dos, no habrá problema con acomodarnos. El baño es aquel, puede sentirse en casa, puede tomar lo que crea necesario. Siéntese en casa.

—Eres verdaderamente amable Erick.

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El señor Sean tomó asiento en la punta de la cama y comenzó a deshacer sus agujetas mientras sostenía una plática conmigo, todo giraba en torno en lo mucho que yo crecí desde la ultima vez que nos vimos. No hizo falta la pregunta incómoda sobre mi relación con las mujeres, tuve que fingir un poco. Al poco rato el señor Brennan se encontraba tan solo con una trusa blanca que abrazaba el enorme bulto que a relieve se miraba bastante más grande de lo que se le marcaba en los jeans.

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Apenaba baje un poco la cara, aún que el morbo me obligaba a mirar de reojo mientras terminaba de desvestirse.

—¡Erick, espero no incomodarte, suelo dormir desnudó, pero dudo mucho que eso le guste a tu padre. Déjame encontrar unos shorts en la maleta—Dijo mientras se inclinaba para abrir el zíper del contenedor de su ropa, mientras buscaba miraba sus piernas musculosas y ese culo peludo tan perfecto que se trasparentaba un poco tras la tela blanca y delgada.

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—Señor Brennan… no es necesario, por mi puede dormir así si se siente cómodo —dije algo nervioso—después de todo papá no sube aquí al menos que requiera algo… y por la hora —mire mi reloj —dudo mucho que requiera algo hasta mañana… a parte mi puerta tiene seguro, usted póngase cómodo. ¿Que más podría ver? —Dije riendo con más nerviosísimo— tenemos lo mismo ¿no?

Ambos reímos. No quise quedarme atrás, y después de unos minutos ambos terminamos recostados en cada mitad de la cama portando solo ropa interior.

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—Siento mucho lo de su divorcio, papá me contó… espero que se encuentre bien, papá dijo que usted estaba triste y que por eso vendría a pasar las vacaciones con nosotros… —Comenté desde el lado de mi cama, solo tenía encendido una lámpara de noche que lanzaba luz neón en tontos Azules cambiantes.

—Han sido días muy complicados, lo admito; gracias por ese comentario amiguito…

—No se preocupe, ya llegará alguien que sepa valorar la gran persona que es. Papá siempre dice que las cosas pasan por algo, y yo creo que así es, así que no se sienta solo, sabe que lo queremos como si fuera familia.

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A Brennan le conmovió ese comentario, me dio dos palmadas sobre las piernas y luego de dio la vuelta para descansar —Eres muy maduro para tener 23 años Erick, tu papá ha hecho un trabajo increíble como padre soltero; ha criado todo un hombre—Se escuchó provenir desde su lado oscuro de la cama.


—Hizo lo que pudo, estoy orgullo de él —Dije adulando a mi padre.

—Buenas noches Erick. —Escuché la voz cansada y arrastrada del señor Brennan.

Yo no podía consolidar el sueño con todas esas imágenes morbosas que en mi cabeza caminaban después de verlo desvestirse frente a mis ojos, trataba de no olvidar el tamaño de su bulto, un mayúsculo tamaño que asemejaban el tamaño de una toronja y para su polla algo parecido al grosor de una lata de afeitar.

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¡Dios! Tuve que hacer el menor ruido posible para no despertarlo; pronto del otro lado de la cama venían unos pequeños ronquidos que iban en aumento. Pero cada vez que me movía parecía despertar un poco, y por eso preferí quedarme aún más quieto.

Quien se negaba a estar quieta era mi verga que ya palpitaba con fuerza dentro de mis calzones. Era demasiado morbo, y todo lo que intentara hacer sería contraproducente para mi, así que preferí solo conciliar el sueño. Fue difícil, estaba muy excitado… pero logré dormir un rato; no calculo más de una hora, mi cabeza no dejaba de susurrarme.

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Abro los ojos y lo primero que percibo es el cuerpo del Señor Brennan bastante cerca del mío, su olor a madera se siente más cercano, su olor a sudor mezclado con su desodorante también invade mis fosas nasales. El calor de sus piernas descansan muy cerca de las mías, al parecer se ha movido tanto que ha quedado en una posición en la que duerme frente a mi. Peor hay algo más de todo ello que me pone nervioso, inquieto y bastante excitado. De repente mis hormonas comienzan a saltar aceleradas de la misma forma que ocurrió en mi primer beso… y se trata de ese punteo que siento entre mis nalgas, es como si un dedo muy gordo me picara la espalda baja; es su verga dura apuntando a mi.

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El señor Brennan está muy dormido, lo suficiente como para no darse cuenta que su parte más íntima acaricia mi espalda casi llegando a la raya entre mis nalgas. Hasta ese momento no pienso hacer nada, mi cabeza tiene mil escenarios pero ninguno es favorecedor para apagar mi morbo. En el menor de los escenarios quiero tocar y descubrir el tamaño de ese miembro que he sentido palpitar contra mi piel. Me pregunto si está tan húmeda como la punta de mi polla, si su liquido comienza a traspasar la tela… ¿que estará soñando?

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Mi duda es tan Grande como el pedazo de carne que impacta contra mi, entonces con mucho cuidado me arrimo para hacer presión y noto que en verdad está muy duro. Ese ligero movimiento que impacta contra su miembro lo hace responder con un par de palpitaciones de su gorda cabeza.

<<—Diablos, Erick ¿en qué estás pensando? ¡Es el mejor amigo de papá! Esto no está bien>> pasa por mi cabeza mientras hago movimientos premeditados con mi cadera intentando tener algún otro tipo de respuesta que confirme que si está dormido.

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Respiro hondo, y me doy cuenta que story cometiendo una tontería. Pero mi morbo es más grande y me guardo al pudor para otro momento. Estiro mi mano tras mi espalda, como si quisiera acomodarme el calzoncillo, como si me incomodara ese trozo que punza sobre mi espalda baja. Entonces logró rozar con saña aquella extremidad del Sr. Brennan.

<<Solo quiero saber cómo la tiene>> me digo en la mente. Mis manos traviesas usurpan el espacio íntimo del mejor amigo de mi padre; y entonces por fin tocó ese pene erecto que rebasa por mucho mis expectativas.

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<<¡Es enorme! ¡La verga de Sean Brennan es un verdadero monstruo! No solo es gorda, es larga; de la punta a la base es un gran recorrido para mis manos, y cerrar el puño para apretar le resulta tarea difícil a mi puño.>> Todo eso pasa por mi cabeza mientras juego con el duro pedazo de carne que el hombre a mis espaldas carga entre sus musculosas y peludas piernas. Estoy a nada de hacer algo que jamás me atrevería a hacer… pero mi sangre caliente quiere investigar qué se oculta detrás de esa trusa blanca que ya muestra señas de liquido en la punta. La punta está tan húmeda, que muero por llevar mis dedos a mi nariz para sentir su olor a macho.

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Olfateo mi dedo después de hurgar unos minutos sobre la tela húmeda. Su olor es tan divino que experimento un orgasmo nasal. Pero ya no es suficiente, yo quiero saber qué hay dentro de esos calzones. Si mis movimientos no lo han despertado, es que nada lo hará…

Giro como si me acomodara, quedó frente a frente del Sr. Brennan, sus ronquidos siguen siendo tan sutiles como audibles, y yo lo único que quiero es continuar con mi juego peligroso.

<<Solo hay que mover un poco esta pierna>> Me digo mientras empujo con cuidado la pierna que obstaculiza el fácil desliz del calzón.

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Las piernas quedan extendidas, y la trusa enseña la erección de Brennan a todo lo que da. La luz azul eléctrica hace un contraste de sombras que impactan mi atención con el tamaño del relieve de la verga dura que dibuja y contornea las venas y la gran cabeza dentro de la delgada tela. La pobre trusa está tan estirada que trasparenta la piel, el tamaño de la polla es un gran reto para la trusa; y eso también complica la elasticidad para descubrir lo qué hay dentro de ella.

Tiro lentamente del borde, y de inmediato se descubre un matorral de pelos bien recortados; que aún con el recorte se observa espeso y oscuro. Y el tronco asoma junto a tres venas igual de hinchadas.

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La verga sale disparada en un brinco sorpresivo que parece agradecer su libertad. La punta está tan húmeda como la gota que recién brota de la punta gorda y colorada.

Mi saliva brota de mis papilas que mueren por probar el lubricante trasparente y viscoso que nace del glande, y en mi mente sigo tan pendiente como alerta de que el Sr. Brennan no despierte.

Es una verga majestuosa; buen tamaño, mucho más gruesa que una lata de soda, y de largo creo que rebasa los 21 cm. La cabeza tiene un brillo intenso que asemeja el casco de un militar. No basta con un puño para cubrir su longitud… y yo solo quiero probarla.

<<¡Basta Erick!>> dice mi subconsciente.

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Mi curiosidad pone mis manos en marcha, juego un poco con la verga del Sr. Brennan, quien no ha dejado de emitir esos ronquidos que me sirven de alarma para saber si despierta.

Quiero admirar esa polla todo el tiempo que sea posible, memorizarla para luego pegarme una buena paja, así que la ladeo, la coloco sobre su pecho, la miro de arriba, desde abajo, observo sus huevos lampiños <<rasurados>> y esa cabeza tan inmensa como el tronco.

Mientras más la toco, más gotas brotan de la punta, y me pregunto qué soñara para lubricar de esa manera.

No detengo por nada mi exploración, al contrario, me tomo el atrevimiento de retirar toda la trusa, paseando por sus piernas hasta dejar esas piernas velludas en su lugar.

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Aguardo unos segundos para oler su ropa interior ¡vaya hedor viril que expide! Es un verdadero aroma a macho. De inmediato me pone más dura la polla.

Regreso mis manos a ese juguete de carne, lo rodeo con la mano y comienzo a moverlo con suavidad sintiendo como la piel sube y baja hasta cubrir parte de la cabeza hinchada. La polla se ha puesto tan Grande que la piel solo alcanza a cubrir la mitad del glande a pesar de no estar circundado.

<<¡Después de todo es más grande de lo que parecía! ¡Erick, ya basta!>> mi mente sigue llamando mi atención para no continuar, pero mi morbo rebasa con terquedad.

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Bajó hasta su Verga y esta vez la olfateó para confirmar el olor en la trusa. Huele más intenso. Le doy una lamida al glande para recoger la gota que recién brota al oprimir con fuerza la dureza de su base; es como exprimir un dulce y llevar la pulpa hasta la salida. El sabor es salado y excitante, solo incita a retarme a comerme la verga completa.

Abro la boca tan Grande como puedo y el reto no es cualquier cosa; que bueno que se trata de mamar y no de coger, esa verga hubiera dolido más que cualquier otra polla que me haya metido.

Mis manos masturban la base, y mi boca traga hasta donde puede. En un momento me he olvidado que se la chupo al mejor amigo de mi papá que duerme y comparte cuarto conmigo.

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Algo llamo mi atención después de estar chupando consecutivamente. Fue el silencio y la detención de aquellos ronquidos, levanté la vista y me encuentro con el Sr. Brennan aun dormido; al menos eso parecía, por que no emitía ningún sonido, pero tampoco estaba despierto. Por unos segundos me detuve a pensar si a caso seguía dormido o si ya había interrumpido su sueño.

<<¡Que carajo! Tengo que terminar lo que ya comencé, si ya se despertó entonces debe estar disfrutando, o ya me habría apartado >> Pensé.

Entonces continué con mi tarea, seguí chupando y succionando hasta donde me permitía mi boca. Mis manos aumentaron el ritmo girando por todo el contorno.

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Una lluvia de semen comenzó a emerger de la punta roja y colorada de la enorme verga. Se notaba que llevaba tiempo sin atenderse. Los primeros chorros pegaron en mi cara, la leche se sentía caliente mientras escurrían por mi Barbilla. Mi pecho también recibió algunos impactos, con los dedos seguí ayudándolo a exprimir hasta la última gota; si estaba despierto, supo cómo fingir, por que el hombre no se retorció ni mostró gesto que lo delatara.

Sus piernas quedaron bañadas en su líquido, y yo esperé hasta que si verga perdió tamaño, hasta que la piel regresó a su tamaño y envolvió el glande. Aún dormida se miraba de gran tamaño.

Lo dejé dormir desnudó después de limpiarlo; y guardé su calzón como premio de esa noche.

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A la mañana siguiente desperté y el ya se había marchado. Se escuchaba ruido en la cocina; era la voz de papá y del Sr. Brennan.

—Espero hayas dormido bien. Sobre todo que Erick no haya sido una molestia para descansar. A veces se duerme tarde mirando la tele o jugando videojuegos.

—¡Nada de eso! Me la pasé muy bien, Erick se portó muy bien, demasiado bien —Dijo Sean Brennan mientras se llevaba un bocado.

—Erick está feliz de compartir su habitación contigo.

En eso interrumpí el desayuno. El Sr. Brennan parecía no recordar nada, me trató tan normal como siempre. Y yo fingí también estarlo. Así que esa mañana compartimos la mesa y olvidamos un poco la noche anterior.

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--------------------------------------CAPÍTULO 2/ PAPÁ NO ESTÁ EN CASA --------------------------

Después del desayuno subí a mi habitación para hacer mis cosas. Papá se fue a trabajar como de costumbre cada sábado, debía volver hasta más tarde. El Sr. Brennan desapareció junto a mi padre, supuse que se habían marcháis juntos. Pasaron dos o tres horas con la casa en total silencio; me di cuenta que el calzón del mejor amigo de papá seguía en el piso, Justo donde lo había dejado la noche anterior. Lo tomé, lo olí, aún tenía un olor sutil a la verga de Sean.

<<Que rico, y pensar que anoche le exprimí hasta la última gota de leche>> Me decía mientras olía y recordaba la adrenalina que me produje la noche anterior al tocar dormido al Sr. Brennan.

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Una de las dudas que más me quedaron impresas en la cabeza, fue si en realidad seguía dormido o si solo fingía estarlo

Con tal de seguir sintiendo mi lengua sobre su glande recogiendo las gotas de precum. Mi boca húmeda en ningún momento le causo algún tipo de gemido sin importar lo cálido y profundo que tragaba. Se me hizo muy extraño, ya que al oír sus rugidos cesar, me había olvidado de ser discreto con mis movimientos.

<<Quizá esta noche se repita, y estoy dispuesto a llegar más lejos, creo que podría montanee sobre él y dejarme penetrar. ¡Ya veremos si en verdad duerme! >> Me decía a mi mismo cuando la puerta se abrió.

—¡Hola Erick! ¿Sigues aquí? Tu padre dijo que saldrías con tus amigos a una reunión de clase, o algo por el estilo —Dijo el señor Brennan sostenido sobre la puerta.

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Vestía una camisa a cuadros color azul que dejaba ver sus enormes pectorales con algo de vello, y no entendía por qué se encontraba tan sucio —¿puedo pasar? —preguntó con cortesía.

—Adelante, siéntase en casa, no tiene que pedir permiso para entrar, use las instalaciones como guste, todo lo que ve aquí puede usarlo sin permiso. <<incluyéndome—Pensé>> ¿por qué está tan sucio? —Pregunté con gracias.

—Estaba reparando el auto de tu padre, estuve unas horas hasta que quedó, fue una tarea ruda… ¿podría darme un baño?

—Claro, ya le dije no tiene que pedirme permiso —Insistí.

El señor Brennan caminó hasta su maleta, tomó ropa y se detuvo frente a mi… se quedó mirándome antes de caminar hacia la regadera.

—Creo que esto es mío —Dijo Brennan quitándome de mi mano su trusa blanca, que había olvidado por completo que sostenía aún.

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Me sentí muy apenando cuando dejé la prenda en manos de su dueño. Pero El Sr. Brennan se mostró muy relajado, casi puedo asegurar que no le dio la importancia que yo pensé que le daría. Desinteresado, y decidido a quitarse todas esas manchas de suciedad que abarcaban sus brazos velludos, y sus mejillas, entró en mi baño personal.

<<¡Erick! Se ha dado cuenta… seguro le dirá a papá… si es que no le ha dicho>>

Mi mente me susurraba frases que me ponían más sugestivo. Y si él había tenido alguna duda, ahora seguro estaba muy seguro de lo que había ocurrido tras atraparme con su trusa en la mano.

<<¡Dios! ¡Tal ves esté en problemas!>>

Pensaba cuando su gruesa y varonil

Voz me llamó desde el interior del baño.

—¡Erick! ¿Podría molestarte con una toalla, hijo?

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En ese momento el estómago se me revolvió. Sentía tantas emociones y sensaciones que no por un momento olvide donde se encontraban las toallas; mi cuarto se volvió un laberinto cuando se trató de encontrar una toalla… mis nervios le ganaban a mi mente que se había hecho trizas con el morbo.

Entré lento, la puerta estaba semi abierta, el agua se escuchaba romper fuerte conté el piso. De repente el señor Brennan suspiraba con fuerza, casi podía escucharlo rallarse la piel.

Me asomé con cuidado, el cancel del baño se encontraba a medio abrir, algo de vapor salía por la abertura, y en el vidrio semi empañado se dibujaba la perfecta figura de mi inquilino. Trague saliva y estuve unos minutos observando esa verga flácida y larga columpiarse como un péndulo tras el efecto borroso del cristal.

<<Dios… estoy a nada de sacármela aquí y jalármela frente al señor Brennan. Se ve tan Rico… ¿por qué ha dejado la puerta abierta? Será quizá qué tiene alguna otra intención conmigo?>> me preguntaba.

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Mi Vega se fue poniendo muy dura, mis pantalones ya no guardaban disimulo para mostrar mis 18 centímetros bien erectos. Comencé a sudar mientras me sobaba la polla sobre de la tela; metí mi mano dentro de mis calzones, mi verga estaba tan húmeda que noté un pequeño punto sobre la tela gruesa de mis bermudas.

El señor Brennan comenzó a lavarse la polla, se agitaba tanto que por unos minutos juré que comenzaba a tener una erección. Entre la espuma suave y blanca, una semi dureza comenzaba a notarse. Pude darme cuenta con el prepucio que descubría la cabeza lentamente hasta casi dejarla toda de fuera.

—Erick ¿eres tú? —Preguntó el señor Brennan. No pudo mirarme, por qué su rostro estaba bloqueado con el jabón en la cara.

—Si, aquí estoy ¿donde le dejo la

Toalla?

El señor Brennan estiró la mano. Tuve que acercarme para darse en la palma. Entonces aproveché para mirar entre sus peludas y gruesas piernas el pedazo de Verga que se iba poniendo firme.

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No sé qué pasó con el Erick aventado esta mañana, me sentí tan cohibido que salí de inmediato. Estaba tan asustado como en mi primera vez, pero esta vez era como sentirse atrapado en la peor de mis travesuras.

El señor Brennan salió vistiendo la bata apenas atada a su cintura. Tenía un cuerpo espectacular, se notaba que hacía trabajo rudo, era tan Grande como un tanque de guerra, y su panza producida a base de cervezas, se me hacía de lo más atractivo en un hombre.

—¡Cielos! Que rico es bañarse. Nada como un buen baño para continuar con el día. El auto de tu padre ha quedado, tenia una manguera suelta; por ello me he quedado bañado en aceite… tu padre nunca ha sido el mejor en mecánica —Rio mientras se acercaba a mi.

—En eso estoy de acuerdo con usted —Afirmé mientras él seguía acercándose.

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—¿Te refieres al baño, o a qué tu padre es muy malo en la mecánica?—Preguntó Brennan mientras tomaba asiento en un sillón dentro de mi habitación. Ambos reímos al darnos cuenta de que yo hablaba de lo malo que era mi padre en la mecánica.

—Pensé que regresaría hasta que mi padre estuviera en casa; no me di cuenta en qué momento despertó—Dije.

—Traté de no despertarte, estabas muy cómodo dormido. Cuando yo era joven amaba despertarme muy tarde los fines de semana, supongo que a ti también te encanta. A parte estuvo largo es desvelo ¿no? —Respondió Sean Mientras revisaba su teléfono móvil.

Sabía a qué se refería, entonces entendí que todo el tiempo estuvo despierto, era muy obvio: las insinuaciones, su top interior en mi mano, los ronquidos que cesaron, la puerta abierta del baño, y la bata semi abierta que de baja ver su ingle peluda y algo de sus vellos púbicos.

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Tragué saliva antes de responder; esa respuesta me tomo por sorpresa. Fue incómodo y excitante.

—El desveló… estuvo… bien, su-supongo que si—Mi voz tartamudeaba.

—Tu padre llegará en un rato, pero supongo que no lo suficientemente rápido como para no divertirnos juntos antes de que llegue ¿no crees? —Sugirió.

En ese momento su pierna se abrió un poco más, dejado asomar el enorme y grueso tronco que había comido la noche anterior. ¡Estaba erecto! Y no guardaba pudor para enseñarme su enorme polla recién lavada y limpia.

—¿Qui-quiere ver una película? O no se… ¿a que se refiere con divertirnos juntos? —pregunte para salirme de la duda.

—Yo preferiría que nos brinquemos la película y vayamos directo al grano—Respondió con seducción— Yo no tengo problema con lo que ocurrió anoche, de hecho muero por repetirlo… pero esta vez no finjamos que duermo.

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El señor Brennan descubrió la toalla dejando salir sin discreción aquel pedazo de polla que ya estaba tan dura como una roca lista para recibir mi boca de nuevo. Era como si me susurrara que me inclinara a darle un par de besos, como si me incitara a arrodillarme a admirarla. Fue como si tuviera un imán entre las piernas. Yo tomé con firmeza el grueso miembro del mejor amigo de mi papá y sin dudarlo comencé a lamerlo sin dejar de succionar las gotas de lubricante que salían de la punta. Al principio solo suspiraba y gemía al ver mis intentos de llevarla hasta el fondo, tenía que tomar grandes bocanadas de aire para no asfixiarme. Luego comenzaron frases que me ponían más calientes; pero sobre todo afirmaciones que me dejaron más claro que disfrutó la noche anterior.

<<—eso es, cométela toda… si quieres puedo fingir de nuevo esta noche que estoy dormido. Dejaré que hagas conmigo lo que más te plazca… no estaría mal que sta vez termines montado—Decía susurrando >>

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Luego fue un poco más cerdo con sus palabras; le llamo cerdo a esas palabras que jamás hubiera imaginado de su boca: puta, putito, chúpame la verga, quiero

Comerte el culo… etc.

A mi me excitaba cada vez que me hablaba de esa forma, era como si su brusquedad y sus palabras guarras me pusieran más caliente de lo normal. En unos minutos ya me tenían dándole la espalda para que con sus manos me ayudaran a desvestirme.

—Date la vuelta, quiero ver cómo se descubre ese culo lentamente —Decía de forma morbosa mientras yo me iba bajando los ahorres lentamente —Mas lento, más lento —El calzón lo baje de tal forma que pareciera cámara lenta para darle todo un espectáculo visual que lo incitará a comerme el culo.

No tuve que insistir mucho cuando recibí la primera nalgada que me dejó una huella de su enorme palma grabada en mi piel.

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—¡Auch! —Me quejé.

—Y eso es lo menos que te va a doler lo que te voy a meter hoy chaco ocioso. Te voy a coger hasta que llores —Amenazó con mucha cachondearía.

—Eso es lo que siempre prometen los de tu edad y terminan decepcionándome —Respondí con el mismo tono de reto que el me había ofrecido.

Me trajo a él con sus fuertes y gruesas manos. Mi cuerpo no era gran reto junto al suyo, fue fácil tratarme como si mi peso se tratara de nada. Con su mano me obligo a inclinarme y a arquear la espalda para poder chuparme el culo a todas sus anchas. Su lengua entraba y salía de mi año como si disfrutara de una paleta de limón. Luego se ayudó con la presión para hundir más su cara y su húmeda lengua hasta donde pudiera llegar. Yo gemía y gemía como nunca jamás había disfrutado. El hombre estaba cumpliendo su palabra de hacerme disfrutar como nadie más lo había hecho conmigo.

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Después de demostrarme sus grandes habilidades con la lengua, me pidió chuparle la polla. Si un giro para quedar frente a él. Nunca había visto unas bolas tan grandes como aquellas dos que columpiaban y descansaban sobre la tela aterciopelada del mueble. Su verga era más grande de lo que recordaba la noche anterior; verla viva y a todo color era mucho más sorprendente que verla a l tenue luz de la noche.

<—cométela, igual que como te la tragaste anoche; quiero que me muestres todo lo que sabes hacer. Cómo me gustaría que tu padre viera cómo se la come su varoncito. Pinché chamaco, te prometo que nunca vas a olvidarte de mi—Decía con esa sonrisa felina y morbosa.

El tierno y lindo tío postizo había cambiado a una personalidad que desconocía. Era como coger con un extraño. Su porte elegante y caballeroso se había trasformado en un rudo y grosero hombre de barrio.

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<<Apenas y puedo tragarla y el sigue empujando. —Me decía mientras con fuerza empujaba para que su verga ocupará toda mi garganta. Pero ya no cabía más, y la asfixia comentaba a ser desesperante>>

Antes que pudiera recuperar el aliento, el ya me tenía de nuevo con la boca llena casi sin poder gesticular. Por un segundo pensé que me ahogaría. Mis ojos se pusieron a lagrimar de la presión; era imposible resistirme, mi fuerza de futbolista no se comparaba con nada a su gran cuerpo de fútbol americano y a sus fuertes brazos de leñador.

—Anda, chúpame los huevos también. Quiero sentir esa lengua traviesa lamer cada uno de ellos. —Decía mientras se acomodaba de tal forma que tuviera fácil acceso a ambas bolas.

Mientras le cumplía el capricho, estiró la mano para alcanzar mi culo. Y mientras yo le daba la mejor mamada que podría ofrecerle, el humectaba con su saliva un par de dedos, para luego introducirlos en mi culo.

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Un par de dedos de ese hombre era como recibir una verga estándar de 13 centímetros con el grosor suficiente para hacerme gemir. Imaginen cuando recibí tres de sus dedos con toda su agresividad. Pero mi boca estaba tan ocupada como para poder gemir.

<<¡En que te metiste Erick!>> me decía mientras me quejaba con sus dedos penetrando sin tanto lubricante. <<Imagínate cuando esa verga te perforé>> Me volvía a decir.

—Ponte de pie, y recuéstate en la cama —Me indicó con firmeza —Alza un poco la pierna o te va a doler… no me pidas que te la saque, que no lo haré, y no grites tanto que si lo haces te la meteré con más fuerza—Advirtió. Yo Estaba sobre la cama como si esperara una inyección. El se colocaba un condón y lubricante sobre la verga. Colocó un poco sobre mi ano. Paseo sus gruesos dedos sobre mi culo una vez más y la gruesa punta se colocó sobre mi entrada inspeccionando mi dilatación con un par de empujones que dolieron como la puta madre.

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Ni siquiera había entrado y el punteo de la gruesa cabeza comenzó a doler como nunca antes había sentido. Pero recordé la advertencia de Sean: Si gritas o me pides que la saque te la meteré más duro, me aseguraré que grites más. Entonces me tapé la boca cuando su gorda polla comenzó a hundirse dentro de mi. Tomaba grandes cantidades de sabana para corrugarlas con mis manos mientras el Sr. Brennan continuaba con su lenta penetración. Estaba seguro que el di siguiente no podría caminar.

—Ten, muerde esto —Él me entregó una almohada; no era nada alentador, eso significaba que dolería más —No ha entrado ni la mitad —Sonrió con malicia.

Poco a poco la verga fue entrando, y tuvo toda la razón en decirme que dolería hasta el alma. Nunca había sentido algo tan Grande, nunca había tenido dentro algo tan doloroso…

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Pero también puedo abogar al decir que después de esos minutos de dolor, jamás había sentido un placer tan Rico como la cogida que me estaba poniendo el mejor amigo de papá.

—veo que ahora lo estás disfrutando—Dijo con una voz morbosa—Así me gusta, que giman y la disfruten. —Su voz se escuchaba más generosa.

Me colocó en otra posición, luego en otra, y luego en otra, en cada una la penetración se sentía distinta; en algunas su verga aumentaba de tamaño, o al

Menos eso me hacía sentir.

Las embestidas comenzaron a ser más intensas, mientras más dilatado quedaba mi año, mientras más se ajustaba al duro y grueso tamaño de Sean, las sacudidas dentro de mi intensificaban la cogida. No sé en qué momento comencé a disfrutar, pero olvidé por completo aquel inicio doloroso en el que pensé que jamás aguantaría tener al Sr. Brennan dentro.

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Después de cargarme con sus fuertes brazos, y cogerme con la espalda soportada en el muro, el hombre de gran tamaño me botó sobre la cama, trayéndome de nuevo hacia su pelvis, para colocar mis piernas sobre sus hombros y penetrarme de nuevo con toda su fuerza.

—¡Mírame! —Me dijo mientras con su mano guiaba mi barbilla para hacer contacto con sus ojos. Creo que no lo miraba de frente por qué me daba un poco de pena estarme cogiendo a mi tío postizo; al mejor amigo de papá.

—¡Que me mires, te digo! —Recalcó.

Tras esa última frase, y con algo de miedo de romper su orden, no dejé de mirarlo con mi cara gesticulando excitación, dolor, placer y no sé cuentos sinónimos más.

Se movía como todo un experto, y mis nalgas me ardían de tantas nalgadas que había recibido.

—¡Voy a correrme! —Dijo. Estaba a nada de hacerlo, y desde mi ángulo, sería todo un espectáculo recibir su leche.

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Me embistió hasta que sintió que no podía más. Para cuando sacó su verga de mi y retiró el condón de su espesa polla; recibí una lluvia de semen, como si su verga fuera una ametralladora sin control. Su leche se extendía por todo mi pecho, pasando de mi lampiño ombligo, hasta mi joven barbilla. Era espesa y caliente, podía sentirla diluirse y formar gotas para recorrer mi piel como una suave caricia.

Él estaba tan cansado y agitado, que parecía no poder recuperar el aliento.

Después de un respiro levantó la mirada para ver su obra de arte realizada, era como un pintor observando su bastidor finalizado desde su perspectiva. Sonrió con orgullo, se auto aplaudió al verme cubierto con su semen, era como si ese día hubiera marcado su territorio.

—Déjame ayudarte a limpiarte… te dejé hecho todo un batido— El hombre regreso a su postura de caballerosidad y me ayudó a limpiar cada gota.

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Nos quedamos un rato echados en mi cama sin darnos cuenta en qué momento nos quedamos profundamente dormidos.

<<Dios… ha sido la mejor cogida de toda mi puta vida>> me decía mientras me encontraba abrazado a su pecho dormido que se inflaba y desinflaba a un ritmo muy suave.

Desde mi ángulo podía ver la gran mata de pelos que descendía de sus pectorales, bordeando sus pezones como un pequeño jardín, su abdomen que se inflaba como una colina, y un arbusto bien podado que rodeaba esa verga que dormida pareciera inofensiva. Luego bajaban hasta sus piernas peludas… un verdadero macho.

—Toc toc toc— Se escuchó en la puerta de mi habitación. La manecilla comenzó a girar ¡era mi padre! Y para colmo ¡habíamos olvidado ponerle seguro!

—¡No entres! Estoy desnudo papá! —Grité cuando la puerta estaba a nada de abrirse.

Sean salió disparado con un salto de la cama intentando buscar su ropa y no hacer ruido.

—Métete a el vestidor—Dije alarmado y susurrando.

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—¡Pasa! —Le grite a mi padre, quien entró de inmediato.

—¿No has visto a Sean? —Dijo mientras observaba y analizaba el entorno extraño.

—¿Esa ropa es tuya? Huele extraño aquí—Olfateó—¿por qué estabas desnudo? —Me miró extrañado.

—Me gusta hacer ejercicio desnudo —Me excusé —¿está mal?

—No… si estuviéramos solos, pero recuerda que tenemos visita, y él se queda en tu habitación… así que deberías ser más cuidadoso; podría llevarse una sorpresa muy incómoda, hijo. Te aconsejo que uses más ropa, y evita hacer cosas indebidas mientras Sean esté aquí—Me aconsejo mi padre.

—Lo tomaré en cuanta pa.

Papá se marcho a hacer de comer. Sean salió a gatas intentando escabullirse y fingiendo apenas llegar. Papá no notó nada raro; los días fueron pasando con toda normalidad… hasta aquella noche que al llegar de una fiesta, me encontré a mi padre y al Sr. Brennan bebiendo muy a gusto.

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-------------------------------------CÁPITULO 3/ LA DESPEDIDA -----------------------------

Aquella tarde llegué de la universidad tras un largo día lleno de exámenes y un reporte de mi director por un altercado en la escuela. Desde la entrada podía escudar el par de voces provenientes de la sala de estar. Me encuentro con la sorpresa de papá y el Sr. Brennan compartiendo más que un par de cervezas. La mesa al centro hablaba por sí sola, habían tantas cervezas que era notorio que llevaban ya bastante tiempo con su fiesta.

—¡Hijo!—Saludó mi padre poniéndose de pie, y pasando su brazo sobre mi espalda —Deja esa mochila y ven a tomar una cerveza con nosotros. Hoy quiero que olvides los deberes de la escuela y compartas una copa con este par de viejos. —Insistió.

—Solo debo dejar esto en mi habitación, y mudarme a ropa más cómoda— Dije mientras dirigía mi caminata ha mi cuarto.

—No te demores mucho Erick; tu papá bebe rápido y podrían ya no haber cervezas cuando vuelvas —Bromeó el Sr. Brennan.

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Mientras me mudaba de ropa el Sr. Sean Brennan entró sorpresivamente a mi habitación. Se miraba estable pero con las mejillas un poco enrojecidas por tanto alcohol. No estaba borracho, pero ya las copas se notaban en su voz, y en sus acciones un tanto atrevidas.

—Mira nada más… ¿todo esto me comí ayer? —Dijo paseando su miraba por mi culo; pareciera que miraba a través de mis bóxers negros —Me gustas más con trusa… el culo se te marca espectacular… deberías ponerte una para la acción de esta noche… ¿por qué me dejarás romper ese culo antes de irme de la ciudad ¿cierto? —Su pregunta parecía más una orden, y eso me excitaba mucho.

El olor a alcohol era intenso, y mezclado con su perfume mi nariz se ponía tan loco como mis hormonas. El me abrazó por la espalda, la puerta seguía abierta… entonces papá apareció de pronto.

—Ya se tardaron demasiado ¿no piensan bajar? Me dejaron completamente solo ¡Erick! —Mi papá dijo con sorpresa al notar la nota de mi director sobre el buró.

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Para nuestra suerte fue lo menos peor que mi padre pudo haber visto. Sus pasos torpes por el alcohol lo hicieron muy obvio al subir. Tiempo suficiente que nos dio para un par de besos, un apretón de nalga que terminó casi con el dedo del Se. Brennan dentro de mi, y un forcejeo para detenernos.

—¡papá debí decirte al entrar! Pero no quería arruinar el momento que tenías con el Tío Brennan… Me levantaron un reporte por…

—¡Alto! —Dijo el señor Brennan. —No quiero estar en medio de un regaño por algo que todos cometimos en alguna parte de nuestras vidas ¿cierto? —Sugirió a mi padre guiñándole el ojo, siendo intermediario para salvarme el pellejo. —Tu padre cometió peores travesuras que tu ¡puedo asegurártelo! —Presumió a mi padre.

—Ok, ok. Tienes razón —Dijo mi padre— Bueno… no tarden en bajar, me estoy peinando. Los veo abajo.

—Eso estuvo cerca —Le dije al señor Brennan limpiando el sudor de mi frente.

—Te salve el pellejo —Me guiñó el ojo, y luego me oprimió la nalga. —Al rato me pagas el favor —3


Bajamos a los pocos minutos que mi padre se retiró de mi habitación. Nos sirvió cerveza, platicamos y mientras más vasos consumíamos, a ellos dos más se les notaba lo ebrios.

—¡Este hombrecito es el orgullo de mi vida, daría todo por el —Dijo mi padre y entendí que ya estaba bastante borracho. Cruzó su brazo sobre mi, y me dio un beso en la mejilla. Quizá por el alcohol sentí un poco de excitación cuando mi padre en su abrazo me oprimió con su gran cuerpo, fue en ese momento en el que con morbo observe su gran bulto acomodado entre sus piernas.

Pero fui lo suficientemente evasivo y consciente para decir <<¡Cuidado Erick! ¡Es tu padre!>> y de inmediato detuve ese morbo Yam peligroso.

El señor Brennan también dijo algunos halagos, pero con su mirada tan directa entendí que hablaba en doble sentido.

—Vaya que tienes un hijo extraordinario. Se nota que sabe hacer cosas que nadie más sabe hacer. Ha de tener una boca muy hábil para hacer negocios, y aguante para lo que se le presente—Dijo el sr. Brennan.

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—Te aseguro que puede puede con lo que sea—Dijo mi papá.

—o con el de quien sea—Dijo el señor Brennan.

—¿Que? —Dudó mi padre.

—Nada… —Respondió en tono de broma el señor Sean.

Mi papá se nos quedó mirando sin entender. Pero luego solo soltó la carcajada junto a nosotros dos. Quizá no entendió, o entendió lo que quiso entender, pero Sean Brennan me observaba como si quisiera quitarme la ropa ahí mismo para darme una buena cogida de despedida.

Papá se fue a orinar después de varias cervezas. Desde la sala se podía escuchar el sonido de la orina rompiendo contra el inodoro. Sean me miró con malicia, se acercó a mi y pegó sus labios a los míos con fuerza; unos labios gruesos y carnosos como su verga. Me besó con agresividad y con un oído en el baño.

—¡Espera! —Le dije.

—Tengo ganas de cogerte—Dijo oprimiendo mi verga al mismo tiempo que miraba hacia el pasillo del baño.

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—Wow… —Dijo papá —¡En serio no puedo creerlo! —Dijo asomándose de repente —Ya no soy tan joven, ni tengo el aguante de antes; en la universidad Sean y yo podíamos beber hasta amanecer como si nada. Vaya que los años pegan fuerte.

—Tienes toda la razón amigo —Dijo Sean desde su lugar en el sillón.

Yo aún saboreaba el sabor de los labios de Brennan. Su bigote y su barba me habían dejado aún la sensación de ser acariciados con rudeza por su áspera y tupida barba.

Seguimos bebiendo, yo sentía como si el alcohol no me hiciera nada… o quizá solo se trataba de haber tomando mucho menos que ellos dos.

De pronto me entraron ganas de mear, y al volver me encuentro con mi padre profundamente dormido sobre el sofá y a Sean Brennan en la misma situación. Yo me sentía un poco mareado, pero no al grado de caer dormido.

Papá traía unos shorts cortos que marcaban sus enormes piernas… y morbo más alcohol, no es una buena combinación.

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El servir Brennan dormía sobre el sofá mediano, apenas y cabía con su enróleme cuerpo. Me escabullí entre sus piernas, me recosté soñoliento dejando caer mi cuerpo sobre el suyo, quedando cono cara recargada sobre su enorme bulto. Traía unas bermudas color café, y entre el par de enormes piernas velludas brotaba un bulto marcado con olor a orina y perfume. Observé el gran tamaño que se cargaba, luego abrí el botón, luego la bragueta y de inmediato descubrí la ropa interior para observar mejor el pedazo de verga que dormía como un gran salchichón acomodado de lado. Tiré del elástico hasta dejar respirar todo lo qué había dentro.

Esta vez me guiaba más de la respiración de papá; si el señor Brennan despertaba lo más que pasaría es que subiríamos a terminar a mi habitación, pero si papá despertaba podrían haber problemas.

Mi sorpresa es que papá si despertó, pero quizá estaba demasiado borrachos para observar que mi cara descansaba sobre la bermuda abierta del Sr. Brennan, a altura de su bulto expuesto.

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Papá regresó del baño casi tropezando con lo que había a su paso, y se acomodó de nuevo sobre el sofá. Pero esta vez había algo distinto que no me explico, y que no tiene mucha lógica. Pos estaba en trusa, había dejado los shorts en el baño, pienso que no pudo recogérselos del piso y prefirió quedarse en ropa interior. Regresó a su sofá, primero estuvo sentado unos segundos hasta quitarse la camisa; también pienso que fue por comodidad, el así duerme con regularidad al menos que haga mucho frío en la ciudad. Se recostó de nueva cuenta, estiró las piernas, el bulto le daba competencia al del señor Brennan.

Sus ronquidos continuaron, en el ambiente se escuchaba el rugir de ambos adultos; como si se tratara de un coro. Yo me puse de pie, retiré las bermudas de Sean, y de nuevo me recosté sobre las piernas del mejor amigo de papá. Admiraba cómo su abdomen crecía y se desinflaba de aire, y ese paquete dormido de gran volumen. Cuando me di cuenta que papá no despertaría, me dispuse a desvestir a Brennan para disfrutar más.

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Mi cara estaba frente a esa verga encapuchada. Olía delicioso, se miraba apetecible, mi boca estaba lista para saborear y disfrutar de su flacidez. Pesaba tanto, iba de acuerdo a su grosor. Me metí todo el trozo en la boca. Lamí el glande dentro del capullo, subí y baje la piel intentando despertarla ¡y funcionó!

La verga del señor Brennan estaba en todo su esplendor, estaba dura y apuntaba de lado. La gran cabeza colorada impedía que la piel subiera de nuevo, y mi saliva comenzaba a hacer el papel de lubricante para hacer más cómoda la masturbada que le estaba poniendo.

—¿Que estás haciendo? —Dijo Sean soñoliento, limpiándose los ojos, aclarando la vista y dejándome hacer lo mío.

—Me dieron ganas —Respondí susurrando.

—Está tu papá aquí —Dijo alertando y quitando su verga como si me arrebatara mi juguete.

—No es problema, está muy dormido, muy borracho. No despertará hasta mañana.

—No me arriesgaré —Dijo con seguridad Brennan.

—Pero yo si—Comenté mientras me trepaba sobre el, para meterme su verga.

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Subí como si cabalgara un caballo, tomé su verga tras mis nalgas y dejé que las rozara sin dejarlo penetrarme. Lubricaba tanto que no fue necesario utilizar saliva. Por más que se resistió, aún nervioso, accedió a mis locuras. Tomó mis caderas, mi verga rebotaba sobre su abdomen, y el solo se dejaba manipular de tan borracho que estaba. Miraba sobre mi cuerpo cuando escuchaba el ronquido casi inaudible de mi padre; pero luego regresaba a rugir tan fuerte que nos daba la pauta de que seguía dormido.

Los gemidos comenzaron cuando la punta de su horda verga comenzó a penetrar mi delgado orificio. A pesar de haberlo tenido dentro, era muy difícil acostumbrarse a algo tan Grande y grueso.

—¡haz silencio! —Dijo el Señor Brennan al escucharme gemir con indiscreción.

—No se despertará, confía en mi —Susurré tras otro par de gemidos que casi llegaban a ser un grito.

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—Tu papá te puede oír. No me imagino ni que haría si se llega a enterar de esto. Eres su adoración —Decía Brennan intentando no gemir con mis sentones que comenzaban a tragar toda su verga. Mientras más me deslizaba, más perdía el dolor, y esa sensación de excitación comenzaba a ponerme los vellos erizados y puntiagudos.

Yo estaba disfrutando, sentí el momento en el que su verga llegó a tope, el roce de sus sueñes y gordos huevos acariciaron mis nalgas en cada sentadilla.

—¡No te detengas! —Dijo susurrando Brennan. Quien se dejaba coger como todo un sumiso. Pienso que el alcohol y el cansancio lo tenían en ese modo tan quieto y controlado, por que el hombre de la noche anterior había resultado toda una bestia.

Eso es lo que pensé hasta que me pidió detenerme, se puso de pie, me coloco al borde del mueble, me abrió las piernas en posición del perro, y con una fuerte embestida me clavó su polla trayéndome con agresividad a el, en cada metida.

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Yo gemía tan fuerte que me sorprendió que mi padre no despertará. Sean me levantaba una pierna y me penetraba con todas sus fuerzas. Yo miraba a mi padre de frente dormir con esa trusa tan marcada y ajustada que maximizaba el tamaño de sus piernas musculosas y fuertes. No quería, pero la situación, el alcohol me hacían mirarlo con morbo; después de todo mi padre era muy guapo, siempre captó la atención de la gente, se que tuvo muchas novias, y con sus 40 y tantos años, vaya que se mantenía en forma; de no ser mi padre seguramente yo mismo hubiera deseado estar con un hombre tan sexy como mi progenitor.

—Míralo dormir, mira como duerme mientras me cojo a su hijo. ¿Quien diría que mientras mi mejor amigo duerme, yo me follaría a su pequeño orgullo? No se lo imagina, no se imagina lo puto que eres conmigo—me decía al oído Sean Brennan.

—Supongo que tampoco se imagina que su mejor amigo se coge hombres y que su hijo se lo ha comido —Respondí entre jadeos.

—Ven, levántate, quiero hacer algo más arriesgado —Dijo Sean.

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Sean me llevó hasta el sofá donde mi padre descansaba. Me colocó de tal forma que quedara sujeto al borde del respalda del mueble, separo mis piernas, me inclinó la espalda, y me sujetó el cabello con fuerza para que mirara en dirección a mi padre dormido <<—Eso es el Sr. Brennan que conocí anoche —Me dije. >> indujo su verga a mi ano, y sin avisar me penetró con algo de suspenso sin enterar la agresiva entrada. Mi primera impresión fue un gemido que intenté contener. El mueble se movió un poco, pero papá seguía profundo en su sueño.

Sean volvió a impactar con fuerza, y mis piernas se abrieron un poco más para hacer más fácil el acceso que ya de por sí por el grueso miembro se complicaban.

Papá se movió un poco para acomodar una mano sobre sus ojos. Sus gafas descansaban sobre su pecho que se inflaba con cada ronquido; su bulto era una colina de carne que marcaba a la perfección su polla acomodada entre sus gordos huevos.

<<Erick, mira a otro lado ¡es tu padre! —Me decía al dar conciencia de la atracción que estaba sintiendo por la zona íntima de mi padre.

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—Que rico es cogerte frente a tu padre, como quiera que despertara y mirara lo rico que gimes. Seguro no se imagina que te comes pollas, y que te entra una bastante gruesa. Imagínate lo rico que sería tener la mía y la de el dentro de ti… a mi no me

Mientes, si por ti fuera también te comerías la de tu padre. —Decía susurrándome el señor Brennan. Palabras ciertas, morbosas y delicadas—Yo solo te dire una cosa, tú papá la tiene casi del mismo tamaño que la mía, un poco más pequeña, pero de muy buen tamaño, cuando nos bañábamos en las duchas de la universidad, lo hacíamos el uno frente del otro: siempre quise probar su verga… pero luego se volvió mi mejor amigo y eso se hizo imposible.

Yo gemía y gemía mientras escuchaba la voz agitaba y cansada de Sean, rompiéndome el culo y contándome esa historia tan morbosa de él y mi padre. El tenía mucha razón, me daba morbo ver qué había de bajo de la trusa de mi padre. La verga de mi padre estaba dormida, y se miraba bastante bien… pero quería pensar que se trataba solo del alcohol que corría por mi sangre.

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—Si yo fuera tu no me quedaría con las ganas; te reto a que estires la mano mientras te estoy cogiendo y roces el bulto de tu papá… anda hazlo —Decía con una voz muy seductora —¿a caso tienes miedo? Te comiste al mejor amigo de tu papá, te lo estás cogiendo ahora mismo frente a tu padre mientras él duerme… ¿no te da libro rebasar un poco tus límites? —Insinuaba para convencerme— Sean Brennan comenzaba a ser como aquella serpiente de la tentación.

Por dentro de mi se movía con rudeza y lentitud, su lengua me envolvía con el morbo que generaban sus palabras y mis manos comenzaron a estirarse para alcanzar la trusa de mi papá.

—Eso es —Dijo Brennan al mirarme tocar el bulto de mi progenitor. —Tócalo un poco más… sin miedo ¡tu lo haz dicho! No despertará.

Mis manos se colocaron sobre la verga de papá, se sentía cálida y suave, mis manos oprimían con miedo, y la adrenalina ponía los dedos a temblar… sobre todo cuando la verga de papá comenzó a crecer y a reaccionar.

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Dentro de la trusa de mi padre empezó a emerger una polla que parecía hincharse segundo a segundo como si le bombearan aire por dentro. En cosa de minutos el elástico del calzón apenas podía contener el desborde del miembro que asomaba al borde con la puntiaguda cabeza rosa. Tragué saliva, esa cosa creció por mis manos, y Sean me susurraba al oído que la tocara un poco más mientras sus huevos impactaban sobre mi culo.

<<¡No lo hagas Erick! ¡Es tu padre! —Me decía mi subconsciente>> Pero el morbo es cabrón, y la lujuria es ciega. Coloqué mi mano sobre el potente miembro erecto de mi padre; con cada roce de mi mano este me saludaba con un levantamiento que lo dejas un poco más a fuera del calzón.

—¡vamos, tómala! ¿Que más va a pasar? Ya se la pusiste dura, a caso ¿no te da curiosidad describir cómo la tiene tu padre por fuera? Ándale… —Me decía Sean con su verga bien introducida en mi. El calor comenzó a emerger en forma de sudor sobre mi frente, estaba verdaderamente caliente; nervioso.

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Tomé con fuerza la trusa estirándola lo más que puede hasta abajo para liberar al craqueen entre las piernas de mi padre. Tenía una verga rosa, envidié su tamaño; no me había heredado nada de ese gran tamaño, tenía unos huevos más oscuros que su piel bien depilados, y unas venas gruesas que abrazaban los costados de la polla.

Sean seguí cogiéndome sin piedad mientras observaba cómo con mi mano estimulaba la verga que un día me había sido instrumento para darme la vida. La sujetaba con la misma fuerza que el señor Brennan sujetaba mis caderas para traerme con fuerzas hacia su verga dentro de mi. No podía medir la fuerza que ejecutaba al masturbar a mi padre, pero traté de ser sutil para no despertarlo.

En algún momento vi movimientos extraños que me hicieron detenerme, pero luego continúan con su ronquido; vaya magia del alcohol, lo tenia tan privado, tan dormido como para no sentir más que de manera inconsciente mis palmas suaves sobre su duro falo que palpitaba y comenzaba a gotear entre mis dedos.

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—Vamos a pasar del otro lado; quiero que le des un beso a la Vega de tu padre mientras te sigo cogiendo—Dijo Sean Brennan —esto es lo más excitante que he hecho en mi vida, y no pienso irme sin saciar este fetiche—Concluyó mientras caminábamos desnudos al rededor del sofá. Sean me acomodo de tal forma que mi boca quedara a altura de l Vega dura de papá. De nuevo me penetró y con fuerza inclinó mi nuca para que mamara de la Vega de mi padre. Era muy gruesa, ya corría con el miedo de que despertara con las fuertes embestidas que por momentos sacudían el mueble y el cuerpo de mi papá; eso sin contar el estímulo de mi boca cálida que tenía al rededor de su verga erecta.

—Anda, se que puedes tragar más, no te hagas al santo… que mi verga te ha cabido entera anoche —Indicó Brennan.

—¡Se va a despertar! —Le dije al mejor amigo de mi papá al ver que se movió un poco para volver a acomodarse, esta vez su mano quedó muy cerca de su ombligo, y la otra columpiando fuera del sofá.

—Pon tu verga entre sus manos… quiero ver que te masturbes con la mano de tu papá mientras te observo —Indicó el Sr. Brennan con morbo y autoritarismo. —18


Tomé la mano de mi padre; la que columpiaba fuera del sofá, postré mi verga entre su pulgar y su índice, lo ayudé a cerrar para ayudarme a masturbarme. Estaba tan excitado, que el alcohol pasó a ser un segundo placebo delante de mi curiosidad. Yo solo quería complacer al Sr. Brennan. El se masturbaba a un lado de mi viendo cumplir su capricho.

La mano grande y áspera de mi padre estaba siendo manipulada para que me hiciera una paja involuntaria. Mi verga que apenas llegaba a los 17 centímetros, se miraba tan pequeña a lado del par de vergas de ambos hombres mayores. Cosa que me intimidaba y que a su vez causaba excitación.

—Sigue… me gusta como lo haces. —Decía Brennan, quien a un costado de mí se masturbaba mientras con su otra mano penetraba mu culo.

—Yo también quiero que hagas algo —Insinué. —Hazlo —Le dije mientras llevaba su mano a la Vega de mi padre; la rodeo con sus manos sin sentirse cohibido, y tiró de ella con toda naturalidad.

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—Puedo hacer un poco más por ti… ¿quieres ver? —Me dijo con esa miraba felina y rebelde. Amaba esa sonrisa maliciosa.

Sean se arrodilló para lamer la punta de la verga de mi padre, luego lamió al rededor del glande y concluyó tragándose el gordo trozo hasta su base. Chupaba de la verga de mil padre, por unos segundo juré que la mano de mi padre sujetaba mi polla. Pero solo era una reacción de la manipulación que tenía encima.

—¿te gusta? —Preguntó sean susurrando.

—Mucho —Respondí.

—Deberías bajar a probarlo conmigo —Volvió a sugerir.

No lo pensé dos veces; me arrodillé para compartir la Vega de mi padre junto a su mejor amigo. Por momentos sus labios se encontraban con los míos para luego hundirnos en un beso.

Ambos nos pusimos de pie, y comenzamos a masturbarnos. El paso tras mi espalda, me tomó de la cintura, condujo su verga a mi culo nuevamente y empezó a penetrarme nuevamente.

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—Quiero que te vengas mientras te cojo… pero quiero que te vengas sobre tu padre—Sean seguía mostrando sus fetiches que le causaba su mejor amigo junto a su hijo; y no dudó en proponerlos —¿me haces el favor?

—Ya no puedo decirte que no, he hecho todo lo que me has pedido, no tengo problema.

<<En cuánto mi padre no despierte —Me decía>>.

Sean comenzó a darme la collada de mi vida. Tuve que taparme la boca para no gritar. Estaba siendo más rudo. Pareciera que quisiera romperme el culo para siempre. Entonces comencé a lanzar chorros y chorro de leche involuntariamente de una forma descomunal, pareciera que llevara días sin masturbarme, cuando esa misma mañana lo había hecho pensando en la verga de Sean.

El abdomen de papá quedó bañado en semen, su verga también recibió algunos chorros, el terciopelo del sofá estaba arruinado… y mis piernas temblaban como si no tuvieran más fuerzas para estar de pie.

—21


Sean sé vino dentro de mi como si un volcán hiciera erupción dentro de mi. Su lava caliente recorría mis adentros con tanta fueros que pensé que me saldría por la boca con cada uno de sus últimos impactos contra mi culo.

Estaba tan sensible que lo único que quería era bañarme y dormir. Sean se salió de mi, me dio un beso, se puso sus calzones, se vistió de nuevo y se echó al sofá para dormir.

Yo en cambio tuve que ir al baño a asearme para sentirme limpio nuevamente. Mi papá estaba cubierto con mi leche, y no quería que despertara así de sucio. Pero primero me di un rico baño. Bajo el agua aún podía sentir el fantasma de la verga del señor Brennan dentro de mi, como si aún estuviera dentro penetrándome.

Al regresar, rodee el sofá del señor Brennan, se encontraba totalmente dormido, roncando como todo un gatito. El felino y feroz leon se encontraba ronroneando.

—22


Papá ya se había dado la vuelta sin darme la oportunidad de asearlo; seguro se había hecho un batidero junto a el sofá. Me preocupé, pero eso significaba que no había personado nada. Así que me retire a dormir también.

A la mañana siguiente Sean Brennan y papá desayunaban huevos; me miraron, los miré esperando una respuesta, algo. Ambos se miraban extraños.

—¿Pasa algo? O por qué me miran así…

—Hijo… tengo algo que decirte. —Dijo mi padre.

—¿Se lo dices tú o se lo digo yo? —Dijo Sean.

—¡Quien sea! Pero qué me digan ya —Insistí.

—Mi vuelo se ha adelantado a hoy… después de desayunar tomaré un vuelo de última hora, han surgido problemas en el trabajo, tendré que volver antes de lo programado… así que cuando vuelvas de la universidad ya me habré ido —Dijo el señor Brennan con una voz desanimada.

—23


Me sentí triste, eso significaba que quizá no volvería a verlo en muchos años. De la última vez que lo había visto habían pasado muchos años y yo no quería desaprovechar esas últimos minutos con el Sr. Sean. Hice como que me sentía muy angustiado y salí por la puerta despidiéndome de él.

—Distrae a papá… entraré por la puerta trasera, te daré tu despedida por de. Bajo de la mesa de la cocina —Le dije a Sean susurrándole al oído.

Sean me despidió en la puerta mientras papá terminaba de cocinar unos hotcakes como postre. Cuando el señor Brennan entró a la cocina siguió mis indicaciones llevando a papá a mi dormitorio para distraerlo por unos minutos. Yo aproveché para entrar por la puerta de atrás y escabullirme bajo de la mesa donde comerían el postre que recién se encontraba servido.

Los escuché regresar, papá le agradecía Pro algo que Brennan le había obsequiado. Las piernas se introdujeron bajo las mesas, por un segundo dudé cuál de los dos eran las piernas del Sr. Brennan.

—24


Miré de lado a lado intentando recordar cuales eran las piernas del señor Brennan. Escuché con atención las voces para decidoras cual era cuál. Entonces recordé los tenis de mi padre, y todo fue claro. Las cosas hubieran sido catastróficas si hubiera tocado las piernas incorrectas. Me introduje entre las piernas de Sean Brennan. Su voz se moduló a sorpresiva cuando acaricie sus grandes muslos, eran un par de piernas increíbles. Su paquete se marcaba de una forma tan abultada que todo lo que quería era abrir esa bragueta y chuparle la verga. Hice realidad mis bajos instintos cuando con cuidado abrí sus pantalones para sacar de inmediato su verga y comenzar a chuparla por de bajo de la mesa.

—Que lastima que nos dejes tan pronto, te veía cuando menos una semana más aquí; Erick seguro se pondrá triste al llegar y ver que su compañero de cuarto se ha marchado. —Decía mi papá.

—Ya… ya lo creo—Dijo tartamudeando el señor Brennan. Mi boca seguía rodeando su gran verga, y yo succionaba como si quisiera obtener pronto su caliente leche.

—25


—Es una verdadera desgracia. ¿No podrías cambiar tu vuelo Sean?

—Lo intenté, pero para mi mala fortuna la empresa ha comprado los boletos, y me los ha enviado desde ayer en la noche. Ya no puedo hacer nada; por lo visto es algo muy urgente.

Sean se escuchaba nervioso, su voz se escuchaba temblorosa, nada firme con sus palabras; intentaba fingir pero mi padre de inmediato se dio cuenta.

—¿Estas bien? Estás sudando de la frente.

—Lo estoy, solo que las despedidas me ponen nervioso; digo los aviones —corrigió Sean. Entiendo que no podía pensar con claridad con mi lengua recorriendo sus grandes huevos. Sus pantalones ya estaba más Bajos de lo normal, y su trusa a media pierna.

—¿o es que mi comida te ha asentado mal? Déjame ayudarte con tus platos—Papá se pudo de pie y Sean metió lo más que pudo las piernas, cubriéndose con los manteles de la mesa para no ser descubiertos.

—26


—¿me acompañas a mi habitación? Tengo algo para ti. —Dijo mi padre aún cerca de Sean.

—Ahh —Gritó Brennan, obligándome a pegarme con la mesa en la cabeza. La mesa había dado un brinco moviendo el centro de mesa de forma repentina —Si ya voy… —El señor Brennan me había bañado de su leche caliente, y al venirse había pegado un grito, estirado las piernas tanto como para empujarme.

-—¿sean te pida algo? —Mi padre insistió.

—Solo me he pegado la rodilla con la

Mesa no es nada. Adelántate, ahora te sigo.

Mi padre estaba extrañado, pero no hizo por investigar más y se marchó. Sean se subió los pantalones y se retiró de la mesa. Yo seguía gozando de sus líquidos que escurrían por mi barbilla.

Esa fue la despedida que le di a Sean Brennan, estoy seguro que no se olvidaría de mi, y que volvería por más algún día.

—27


PRÓXIMAMENTE CAPÍTULO 4



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