top of page
Buscar
Foto del escritorThe Bridge

CLAVADOS

Actualizado: 26 ago 2021



Estadio Acuático Borrego

(Monterrey Nuevo León)


Él complejo deportivo es mucho más impresionante de lo que me imaginé. Eso sí, es más hermoso en su interior, que en su exterior. Tengo una cita con el Clavadista Ángel Saldívar, está a nada de terminar su entrenamiento. Después de unos 15 minutos de espera, él se acerca caminando con el cuerpo aun mojado. Apenas salió de la piscina, se dirigió a donde yo estoy; trae un bañador muy ajustado color rojo con tres líneas blancas de cada costado. Prometió contarme a detalle, de aquella experiencia con su entrenador de natación. Tengo mucha curiosidad, será un tema muy interesante para mi libro. Llevo esperándolo con ansias sentado en la banca metálica frente a la piscina olímpica; me gusta llegar antes de la hora acordada. Desde que lo vi a distancia supe que se trataba de él, es idéntico a su foto en las redes sociales. Es un chico muy atractivo, pero tengo que ser profesional y mirarlo solamente como un complemento para mi trabajo. Se sentó a un lado mío, las gotas de agua no dejaban de caer de su cuerpo. Tomó una toalla de su mochila, se secó la cara, bebió agua, y luego fue directo al grano. Aparenta ser alguien serio.


Antes que nada, gracias por aceptar mi invitación. Tengo muchas preguntas, pero comenzaré con esta: ¿Por qué natación?


Cuando cumplí 5 años tuve una experiencia un poco traumática con el agua. Era el cumpleaños de uno de mis primos. Por el hostigoso calor de la ciudad, casi todas las fiestas infantiles incluyen baño de piscina. Los niños corrían por todos lados, era un poco difícil controlarnos; unos corrían por todo el local, y otros brincaban en la piscina. Los padres platicaban entre amigos, las madres hacían algo parecido; a la vez intentaban no despegar el ojo de sus hijos. Pero, bastaron cinco minutos de descuido para que mis pequeñas piernas se resbalaran de la orilla, para mi mala suerte caí justamente en la parte más profunda, mis pies no alcanzaban ni de milagro a tocar el suelo. La desesperación, los pataleos y el intento de salir, causo que comenzara ahogarme. Sentía el agua entrar por mi nariz, sentía como cada segundo me alejaba más de la superficie [Tomó aire, respiró muy profundo, y continuó] Para mi buena fortuna alguien logró sacarme de ahí justo a tiempo. Comencé a toser, a expulsar agua, sentía los golpes sobre mi pequeña espalda. Y luego me solté a llorar.


Estaba muy asustado, y mis padres aún más. Puedes tener por seguro que después de esa ocasión jamás volvieron a apartar los ojos de mí. Tanto fue el temor, que mis papás decidieron tomar acciones para mi protección <<pensando que no siempre estarían para cuidarme>> La solución fue meterme en un deporte acuático. Mis padres se obsesionaron con esa idea. Y aquí me tienes.


¿Cómo tomaste la decisión de tus padres? Supongo que después de algo como lo que te ocurrió, se crea algún tipo de trauma.


Por mi corta edad solamente lo veía como un juego. Desde muy pequeño fui amante del agua, me encantaba estar metido en la piscina haciendo actividades; era como tener un baño de piscina tres veces a la semana. A pesar de lo que me pasó, no tuve ningún tipo de temor. Así como hay niños pirómanos, que, a pesar de quemarse, vuelven a jugar con fuego, yo hice lo mismo, pero con el agua. Nací para estar en el agua. Hice amigos en el deporte ¡Me divertía mucho! Nunca lo vi como un deporte. Para mí siempre fue un juego, y hoy es mi vida.


¿En qué momento dejó de ser un juego? Supongo que un día abriste los ojos, y te diste cuenta que ya no se trataba de ello.


Fue como a los 12 años. la diversión se convirtió en pasión; tenía esa edad cuando gané mi primera medalla en las olimpiadas estatales. ¡Fue maravilloso! [Suspiró, y sonrió] jamás había sentido tanta adrenalina. Fue un encuentro con la victoria, la que me hizo adicto a querer más. A partir de ese momento decidí hacerme mejor en mi deporte. Mi maestro estaba orgulloso de mí, era la estrella entre sus alumnos. Mis padres estaban tan emocionados como yo, aún que fue un gran infarto para ellos cuando les conté que quería aprender el arte de los clavados. No me detuvieron, pero al principio, definitivamente no es lo que querían para mí. Mi madre aún se cubre los ojos cuando estoy en el filo de la tabla [Nuevamente sonríe]


Para mis 17 años ya había recorrido mucho camino, era un clavadista muy avanzado. Las competencias estatales comían de mis manos. Tenía varios premios, reconocimientos y medallas ganadas, la mayoría de oro. Mi futuro era prometedor en ese deporte. Bueno, eso es lo que me decía mi profesor. Recuerdo la primera vez que competí en las estatales, estaba ahí en lo alto, nervioso, mirando el filo del trampolín y el tamaño de la piscina hecha nada. Me emociona recordarlo. Luego te dejas caer; es como volar, Podía sentir el agua rompiendo con mi cuerpo, entrando como una flecha.


Para cuando cumplí 21 años las cosas pintaron mejor para mí. Las nacionales tocaron a mi puerta. El régimen, la rutina y sobre todo disciplina tuvieron que tomar rumbos más estrictos sobre mí. Me despedí de las ligas pequeñas. Tuve que despedirme de grandes amigos. También de mi profesor.


La Selección de Atletas de Alto Rendimiento, me asignó a Rada Méndez <<Mejor conocido como la bala acuática>> como mentor para las grandes ligas. Había sido campeón durante su juventud en las olimpiadas de 1980 en Moscú; una verdadera eminencia en los clavados. Tenía 40 años para ese entonces, era un veterano en el oficio. Uno de los entrenadores más prestigiados en el medio; estaba catalogado como el mejor nadador a nivel nacional. Había preparado a los mejores clavadistas y nadadores en los últimos 5 años; dos de ellos con medallas en las olimpiadas, y tres listos para Los Panamericanos. Cuando me enteré que él sería mi coach sentí demasiada presión; también mucha emoción y miedo de no ser lo suficiente para su nivel.


En la primera semana de entrenamiento llegué tan puntual como siempre; treinta minutos antes. Nunca fui fan de llegar tarde, me frustraba ser el último, este tipo de deportes te obliga a ser demasiado exigente contigo mismo. Dejé a un lado la maleta, me senté exactamente en este banco [Me señala con el dedo el banco en donde estamos platicando] Miraba cómo otros atletas practicaban en la alberca. Unos se tiraban clavados, otros nadaban de extremo a extremos dando brazadas tras brazadas. Los ruidos de los silbatos eran constantes, las voces de los entrenadores hacían eco en todo el lugar. Era un centro deportivo muy grande; era el más equipado de la ciudad; construido especialmente para la preparación olímpica profesional. Era fácil soñar en grande al mirar alrededor.


Del agua asomó uno de los nadadores. Se soportó de la orilla asomando solamente su torso y su rostro. El gorro cubría su cabello y las gafas sus ojos. Se miraba agitado. Nuevamente se preparó, se dio la vuelta y nadó hasta el otro extremo. Era muy ágil, tenía unos brazos potentes, velocidad y técnica en cada movimiento. Fue hasta la cuarta vuelta cuando salió impulsándose por sus fuertes brazos. Caminó hacia mí. Medía como 1.80 y era de piel blanca. Se retiró el gorro y las gafas; tenía ojos azules, cabello castaño claro y una sonrisa encantadora.



<< ¡Hola campeón! ¿Cómo estás? ¡Tú debes ser Ángel Saldívar! —Me extendió la mano, me dio un fuerte apretón>> Hasta ese instante yo no tenía ni idea, de quien era. Le pregunté si nos conocíamos de algún lugar, y el lanzó una risa al escuchar mi respuesta. Seguramente me vi muy torpe. <<Mi nombre es Rada Méndez. Soy tu nuevo coach>> Qué forma tan estúpida de recibir a mi nuevo entrenador>> Estaba muy apenado. Mi cara se puso roja como un jitomate.

A simple vista no parecía un hombre de 40 años, se conservaba muy bien. Físicamente no se miraba mal, tenía un rostro muy atractivo, una barba tupida color castaño, y unos bigotes enroscados. Su cuerpo se notaba maduro, ya sabes, con esa pancita chelera, un tanto robusto, pero atlético, al fin y al cabo. Lo primero que noté, es que no tenía que depilarse como nosotros los competidores, así que mantenía un cuerpo un tanto velludo: piernas, brazos, pecho, ombligo, todo por igual. No al grado de parecer un hombre lobo, todo de manera parcial.

¿Cuál fue tu primera impresión al tenerlo de frente?

La primera impresión… —[Pensó un poco] buena pregunta. No pensé que se viera tan joven. Esperaba una complexión parecida a la de mis anteriores entrenadores, literal hablo del modelo de señor mexicano: Chaparrito, panzón, descuidado, de bigote, poco atractivo. Creo que sobrepasó por mucho mis expectativas. Admito que me puso nervioso estar frente a él. No sabía si podría concentrarme teniéndolo de entrenador, su cuerpo robaba toda mi atención.

¿Cómo fue el primer entrenamiento? Conociendo tu trayectoria, dudo que te haya ido mal.

Tuve que hacer un lado la atracción. Me pidió que lo esperara un momento, seguía con el bañador puesto, se le marcaba un bulto enorme, era muy difícil no mirar, y eso no era todo, mi debilidad eran las piernas, y él tenía unas de ¡no mames! Cuando se dio la vuelta para ir al vestidor de entrenadores, también pude admirar sus nalgas duras. Por supuesto que, teniéndolo así de frente ¡jamás podría concentrarme! [Soltó una carcajada] me pidió que hiciera lo mismo <<Mudarme de ropa>> tenía una bermuda, una playera blanca y tenis. En la mochila cargaba todo el equipo de natación; fui a los vestidores, y luego regresé con el bañador puesto. Después de una breve entrevista, quiso ver con sus propios ojos, las habilidades de las que tanto le hablan.

<< ¿Listo para comenzar? Me preguntó mientras revisaba la hoja sobre su tabla>> Hablamos de mi trayectoria en los clavados, y sobre la charla fue haciendo más preguntas. Después pasamos a las piscinas para unas pruebas físicas, sobre todo para conocer mi técnica. Eso le serviría para definir su metodología, detallar aciertos y corregir mis errores. A todo lo que me proponía, comentaba, o sugería, yo le respondía con un “Si, entrenador” se me hacía una forma cordial y atinada de referirme a él. Me pidió que no lo hiciera más, odiaba tanta formalidad <<Prefiero que me llames Rada, o Méndez. Aquí soy tu coach, pero también seré tu aliado para este deporte. Quiero que te sientas cómodo y relajado conmigo; más que tú entrenador seré un guía para tu carrera. Para mí la base de todo es la confianza, si confías en mí, llegaremos lejos. Así que espero que podamos ser amigos también —más o menos eso fue lo que me dijo>> Me hizo sentir seguro.


Adaptarse a Rada fue muy fácil. Tenía métodos muy amigables, era como entrenar con un amigo. Al principio si fue desgastante acomodarme a sus ejercicios; descubrí que no tenía todo mi potencial en funcionamiento. Dos semanas sufrí para acondicionarme. Pero a partir de la tercera semana los resultados comenzaron a hablar por si solos. Mi coach se sorprendió de lo rápido que había subido de nivel. Nos veíamos tres veces a la semana. De dos a tres horas diarias. Acababa exhausto. Cada semana me ponía obstáculos nuevos y metas nuevas que superar. Para el segundo mes me había moldeado tal y como quería. Estaba orgulloso de mi progreso.


En poco tiempo me hice el favorito y el consentido de Rada. Es algo que me pasaba muy a menudo con mis profesores; Nunca supe que les causaba, o que veían en mí para hacerme tan indispensable. Siempre quise pensar que se trataba de mi buen desempeño.


¿Cómo te diste cuenta que sentías una atracción hacia tu entrenador?


[Sus ojos se iluminaron cuando hice esa pregunta, parecía estar recordando algo]Todas las tardes después de mi entreno, hacía todo lo posible por quedarme un rato más. Incluso, le mentí a mi padre. Le dije que estaría entrenando una hora extra; de esa forma tenía un poco más de tiempo. Rada siempre entrenaba en las tardes. Justo cuando acabábamos, entraba a los vestidores, y salía con esos bañadores de lycra que le marcaban todo. Me gustaba sentarme observarlo. Fue quien abrió mis ojos para darme cuenta que el sexo masculino me llamaba la atención. Me robaba la mirada verlo nadar, tenía unos brazos fuertes y unas piernas muy llamativas. Siempre usaba bañadores ajustados <<aún que con ese tamaño de piernas lo que fuera le quedaría entallado>> el tamaño de su entrepierna dejaba poco a la imaginación, se notaba que no tenía nada pequeño dentro de la ropa; con la tela pegada y húmeda se dejaba admirar la forma de su pene acomodada de lado y oprimida entre sus grandes huevos.


¿Se te insinuó de alguna manera?


A veces llegué a sentir que tenía un trato muy especial conmigo. Sobre todo, el día que pase el primer filtro de las preliminares. De sus nueve atletas, había sido el único que logró quedar para la segunda de las tres etapas. Para celebrar, hizo unas carnes asadas en su casa, y después de unas cervezas, noté que había un tacto exagerado sobre mí. ¡Desde luego que no me desagradaba! al contrario, fue algo que causó uno que otro sueño húmedo al igual que varias chaquetas nocturnas.


Por cuestión del destino tuvimos que pasar los entrenamientos a un horario un poco más nocturno. Habíamos estado entrenando de cuatro a seis de la tarde; pero por ajustes de rutina, trasladamos el horario de ocho a diez. La verdadera razón era: entrenar con la piscina menos congestionada, menos ruido, menos distracciones. El problema era que mi padre no coincidía con ese horario para poder llevarme al complejo, sin embargo, Rada se ofreció para ir por mí, y regresarme a casa. Sin duda mis padres aceptaron, confiaban a ciegas en él.


Solo tenía dos semanas para prepararme, y los otros competidores tenían un nivel muy alto. ¡Tenía que pasar ese segundo filtro! debía entrenar más fuerte, y, por consiguiente, muchas veces el horario se nos fue de las manos. Rada quiso que obtuviera mayor confianza, y desde luego mejorar mi condición física. Para ello se metió a nadar conmigo. El reto era nadar más rápido que él y mejorar mi respiración, no entiendo como a su edad tenía esa agilidad.


Dices que tenerlo semi desnudo, te causaba cierto nerviosismo ¿No impactó en tu concentración?



Él no sabía eso, así que no lo consideró, desde luego que logró ponerme nervioso. Mis ojos se alegraban de verlo en bañador. Quise ser tan profesional como él, así que me enfoqué. Disfruté mucho de esa etapa. Hasta que un día todo cambió.


Uno de esos días después de dar varias vueltas un calambre en la ingle me sorprendió, dejé de nadar a media piscina y Rada notó mi ausencia al llegar a la orilla; se me complicó un poco nadar hasta él.

<< ¿Todo bien Saldívar? —Me preguntó desde fuera>> Normalmente esas cosas no pasan cuando calientas de manera correcta. Pero ese día, algo debí hacer mal.

<< Creo que me está dando un tirón en la pierna —Respondí con voz adolorida>>

<< ¡Salte, y recuéstate! iré por mi maleta, tengo algo para eso —hice lo que dijo >>

Salió corriendo a los vestidores y yo me tumbé al piso. Regresó con un tubo de crema; analgésico en gel. Me pidió que no me levantara, Se arrodillo muy cerca de mí, su cuerpo y su bulto me ponía muy nervioso, tanto como para olvidar el dolor del ligamento. Me estiró la pierna, me dio un masaje, sus manos recorrían mis pantorrillas, mi rodilla y luego presionaba en mi muslo tratando de relajar las fibras musculares. El problema es que sus manos suaves, y rudas, me estaban estimulando muy cerca de mi zona íntima, palpaba zonas muy erógenas; tuve que resistir y pensar en otra cosa para evitar un accidente entre mis piernas. ¡Obviamente hablo de una erección! Me daba algo de cosquillas, y sin querer, en un reflejo, moví mi pierna, y ella rozó el bulto suave de mi entrenador. El no prestó atención, así que fingí mover la pierna con otro reflejo para volver a sentir ese pesado bulto colgando entre sus piernas.



<<Quédate así un rato. Iré a llevar mis cosas— Me dijo, mientras metía sus cosas al maletín de primeros auxilios>>

Por suerte me dejó un momento a solas, de lo contrario habría notado el interés que tenía en él. Mi verga estaba dura, comenzaba a hacerse notar. Volvió y de nuevo se arrodilló, palpó un poco mi pierna, eso no ayudó mucho. Me preguntó si aún me dolía, y extendiendo su mano me invitó a ponerme de pie. Para ello mi miembro estaba tan despierto que era un poco difícil ocultarlo. Para mi buena suerte, y mala suerte en ese momento, tengo una verga de buen tamaño. 19 centímetros, algo así [Con sus dedos, intentó enseñarme el tamaño]. Quise cubrirme un poco con mi mano, pero se dio cuenta. Tuve algo de pena, pero él lo tomó con gracia.

<< Tranquilo. Es totalmente normal, es por el estímulo y el movimiento de mis manos. A mi igual me pasa cuando me dan masajes —ME dio un par de palmadas en el hombro>>

<<Lo siento. No lo pude controlar —Me excusé>>

<<Bueno campeón, hemos terminado por hoy. Esa pierna debe descansar hasta el próximo entreno para evitar una lesión. Te dejaré algunas cremas y un desinflamatorio, debes guardar reposo. Dúchate, ya es algo tarde. —Me adelanté a las regaderas>>


Por normas oficiales quedaba estrictamente prohibido compartir regaderas entre atletas y entrenadores. Supongo que por eso Rada prefirió hacer algo de tiempo, en lo que yo terminaba de bañarme. Lo más correcto es que los profesores usaran el baño exclusivo para ellos. Pero para su mala suerte, ese espacio se cerraba a las 9:00 p.m. Eran casi las diez, solo aguardábamos, Rada, el guardia, y yo.


Rápidamente me desvestí y me metí a la ducha. A esa hora el baño es algo tenebroso, se contaban algunas leyendas, así que trataba de bañarme rápido. Había un silencio abrumador, el mínimo sonido hacía eco. El ruido de mi regadera rompiendo contra mi cuerpo, y el piso, aliviaba la sensación de estar siendo mirado. Dejé caer el agua fría sobre mí, esta vez no la templé a una temperatura más cálida, necesitaba que mi verga dejara de estar dura. En mi cabeza no dejaba de circular el recuerdo de mi pierna rozando el bulto de Rada.



Quise dejar de pensar en ello, y traté de concentrarme en otros pensamientos. Mi verga comenzó a bajar y a perder dureza. Pasé el jabón por mi cuerpo, cuando escuché la voz de Rada.

<<Creo que me bañaré contigo para ahorrar tiempo. ¿Mientras no digas nada, no me meteré en problemas? —Rada me guiñó el ojo>>

Fue inevitable voltear a verlo. Rada estaba completamente desnudo caminando a la regadera junto de mí. Mi corazón se aceleró, me puse muy nervioso, tartamudeé al responder. Era la primera vez que miraba a mi entrenador sin bañador. Tenía una verga gorda y larga; estaba flácida y en reposo, era mucho más grande de lo que aparentaba con el traje de baño puesto. El glande se asomaba un poco bajo el prepucio, tenía un matorral de pelos; recordados, alineados y gruesos. Los huevos eran enormes. No sé cómo le cabía todo eso en el bañador. [De nuevo mostró un gesto de sorpresa]


Escuché la regadera soltar agua a presión, suspiró fuerte, frotó el jabón entre sus manos, pasó la espuma por su cuerpo peludo ¡cuando sin querer, el jabón resbaló de sus manos! Cayó muy cerca de mí. Traté de no mirar, pero los ojos me traicionaron. Creo que fui muy obvio, no pude evitarlo. Él se dio cuenta.

<< ¿Que pasa Ismael? Te siento muy inquieto. A caso ¿nunca habías visto un hombre desnudo? —En su tono de voz, noté que solo quería ponerme más nervioso>>

La realidad es que la desnudez se vuelve algo tan común cuando entrenas en un estadio como ese. Las normas te obligan a bañarte antes de entrar a la piscina, y después de salir; por lo tanto, todo el tiempo estás rodeado de gente desnuda. Pero nunca me había sentido atraído por un varón hasta que Rada Méndez llegó a mi vida. Estuve rodeado de jóvenes con los penes expuestos al aire y no tuve ni una mínima reacción.


<< ¡No es eso! Respondí un poco nervioso —Es solo que nunca había visto una verga tan grande. He visto demasiados penes aquí; pero nunca una así —Señalé su polla, con mi mirada>>

<<Estoy acostumbrado a esa impresión. Aceptó que tengo una verga muy grande —Presumió — Recuerdo que cuando estaba en competencia, mis compañeros y todos se quedaban mirando mi bulto. Es una lástima tener algo como esto, y no usarlo con la frecuencia que me gustaría —Agregó, mientras ponía jabón en su pene>>


La plática se tornó un tanto intensa. El me platicó un poco de su vida amorosa, de su divorcio, de sus novias. Y yo le revelé que era virgen. Se sorprendió, él a mi edad ya la había perdido. Sin embargo, me aconsejó que lo hiciera de manera inteligente, y sobre todo cuando yo estuviera seguro. Era muy abierto al tema, no le cohibía platicar sobre sus relaciones sexuales, incluso me dijo que no era nada fácil tener un pene tan grande, a muchos les daba miedo meterse algo de ese tamaño y grosor. Se suponía que esa plática nunca debió ocurrir. Los deportes olímpicos son muy estrictos y cuadrados acerca del trato que debe existir entre el competidor y el entrenador. Así que me hizo prometer que no debíamos hablar, de haber tenido esa plática.


¿Ese día ocurrió todo?

[En ese momento, Ángel me pide unos minutos para poder ir a cambiarse. Pasaron unos 15 minutos, cuando regresó con una vestimenta mucho más casual. Me pidió que nos retiráramos a un espacio más privado; supuse que no quería tener gente cruzando a nuestro alrededor para contarme lo que venía. Así que fuimos a su auto. Un auto deportivo del año, color negro, con vestiduras de cuero]



Continuemos… ¿En qué me quedé? Ah sí, en las duchas.

Estábamos platicando sobre lo mismo, y la plática se volvió aún más intensa, cuando Rada me platicó, acerca del problema que le causaba su gran tamaño. Y para mi mala fortuna, yo tengo un problema: a veces pienso en voz alta. Y no me doy cuenta hasta que las palabras ya están fuera.

<< ¿Tu dejarías que te metiera esta madre? —Sacudió su verga para enfatizar a qué cosa se refería— Si así está dormida, imagínate como se pone cuando despierta —Volvió a presumir>>

Entonces ¿no es que dependa de ti?

<<Yo no tendría problema—hablé en voz alta, sin darme cuenta dije lo que pensaba. Rada se extrañó con mi respuesta >>

<< ¿Que dijiste? ¿Escuché bien? — Él quería asegurarse de haber escuchado lo que escuchó— ¿Acabas de decir que no tendrías problema con el tamaño de mi verga?>>


No supe que responder. Ambos nos quedamos muy callados, él tampoco supo que más decir, pero su actitud tampoco demostró algún tipo de comportamiento negativo hacia mí. Mi verga estaba gritando su interés a través de una erección muy descontrolada, giré un poco para que no se percatara, mi culo desnudo estaba expuesto a sus ojos. Rada insistió con la misma pregunta, no dije nada, pero moví la cabeza de arriba abajo en señal de aprobación.

<<Dime algo Ángel... ¿Eres gay? —tragué saliva con esa pregunta, pero nuevamente asentí>>

Fue ese día cuando él me reveló que era bisexual. Fue la razón de su matrimonio fallido. Y fue ese día cuando todo comenzó. Fue como quitarnos las máscaras. Yo no sabía que él también se sentía atraído por mí.




¿Pasó algo esa tarde?


Me pidió que me acercara. Tenía algo de pena, pero la calentura te hace pasar cualquier tipo de límite. Me reveló que ya había notado algunas miradas extrañas, incluso sintió los roces de mi pierna, mientras me daba el masaje. Y luego confirmó todo cuando vio la reacción de mi polla al levantarme. El siempre intuyó, pero yo se lo confirmé.


Me acerqué a él y comenzó a sobarse el pene, poco a poco fue perdiendo flacidez, y sus centímetros comenzaron a aumentar, crecía a lo largo y a lo ancho. La adrenalina que estaba sintiendo no puedo explicarla, no sabía cómo tomar las cosas. No es normal que tu entrenador se toque la polla frente a ti. Yo miraba sorprendido la actividad entre su mano, el tamaño imponía, cálculo que medía por menos 24 centímetros [De nuevo intenta enseñarme el tamaño con sus dedos] Era un hombre grande en todos los sentidos. Me quedé muy quieto frente a él, casi podía sentir el calor que radiaba su cuerpo. Había imaginado a mi profesor desnudó con la verga dura, incluso tuve algunos sueños. Pero tenerlo de frente, es algo que jamás lo vi venir. Y en este caso aplica la frase de: La realidad supera por mucho la ficción.


¿Sentiste miedo, consideras que fue una falta de respeto por parte de Rada?


Hermano. Desde luego que sentí temor. Pero es algo que deseaba desde la primera vez que lo vi. No puedo ni imaginar cuantos, o cuantas querían tener a semejante hombre, como yo lo tuve. Él no me obligó a nada, pasó por que quise experimentar. Era algo nuevo para mí, y no podía darme el lujo de rechazar una oportunidad como esa. Ahora comenzaba a entender el trato cariñoso que tenía conmigo. Creo que mi profesor igual sentía atracción por mí. Aprovechamos la situación, ese día nos volvimos amantes.


Mi verga estaba tan parada como la de él, sentí su mano húmeda oprimir mi miembro, su mano tiraba de arriba a abajo la piel de mi pene, movía su mano lento alrededor de mi verga. Sus ojos no despegaron la mirada de los míos. Estábamos muy caliente. No quise quedarme atrás y puse mi mano sobre la de él; por mucho el grosor superaba mi puño, como novato, imité los movimientos que el hacía sobre la mía. Ese trozo de carne pesaba demasiado.


Mencionas la palabra “amantes” te refieres a ese momento, o ¿en verdad se convirtieron en ello?


Su mirada y la mía no podían mentir. Había una atracción muy cabrona, no hablo solo del sexo. Él agua rompía sobre nuestras miradas fijas, nuestras manos estaban ocupadas, sentía muchas cosas a la vez. [Hizo una pausa, suspiró, sonrió y luego continuó el relato]Me besó, fue muy repentino, mi cuerpo reaccionó de manera natural, como si supieras besar de toda la vida. Clavó sus labios en los míos. Nuestros cuerpos se pegaron más. Olvidamos por completo que el lugar no era el correcto.


<<¿No te regañan en casa? Ya es algo tarde —Nos detuvimos de repente, miró su reloj, y lo noté preocupado>> En casa me esperaban, el guardia conocía nuestros horarios. Era muy temprano para que ocurriera… algo más. Continuamos con los besos, el besó mi cuello, y bajó hasta mi verga. La besó, la observo y luego la llevó a su boca. La tragó toda; sentí que me correría muy rápido con su forma de chupar tan experta. Me giró y me pidió que abriera las piernas, me abrió las nalgas y su lengua hizo un trabajo espectacular dentro de mí.


Nunca había experimentado el sexo oral, mucho menos el beso negro, pero no puedo considerar esa, como mi primera vez. Pero su lengua dentro de mi ano, me hizo estremecer. Cuando vio que no aguantaba más, se detuvo y me pidió que me arrodillara. Nunca le había practicado sexo oral a nadie, así que me dejé guiar. Acercó mi cara con su mano. El glande de Rada era robusto, tan grueso como el resto de la verga. Jamás había mirado una tan de cerca. Primero le di unos besos, imitaba los que hizo conmigo, después de eso la fui metiendo a mi boca, hasta donde cupo. Hice mi mejor esfuerzo, chupé sus enormes huevos, me pidió que llegará hasta su culo.


Me avisó que se vendría. Fue un espectáculo en primera fila. Dio un paso atrás para comenzar a lanzar toda su leche caliente sobre mi pecho. No me sentía listo para recibirlos en la boca, pudo respetar eso sin que se lo dijera. Lanzaba unos chorros enormes con la fuerza de una bala. La escena fue tan caliente como para ayudarme a masturbarme y venirme a pocos segundos después de él.





Es intenso. ¿afectó eso en la competencia? Supongo que cuando regresó en su papel de entrenador, su postura siguió como si nada hubiera pasado.


Tuvimos que fingir que nada pasó. Pasaron días de duro entrenamiento. Nos olvidamos por completo de lo ocurrido en las duchas. Nos hicimos de la vista gorda, creo que era más fácil para los dos. Al fin y al cabo, solo había sido algo de tacto, unos besos, sexo oral y nada más. Aun así, mis ojos no podían dejar de observar lo bien que se miraba Rada. Después de haber visto su maravilloso cuerpo desnudó, fue imposible dejar de recordar aquel momento. Me masturbaba casi todos los días pensando en él. En las prácticas él actuaba completamente normal. No se tocó el tema, no hubo insinuación, ni miradas extrañas. Todo regresó a la normalidad. Tal vez solo intentaba concentrarse en la competencia. Y no era para menos, mi futuro y su prestigio estaban en juego.


<<Y con un promedio final de 9.8 en el total de cinco clavados, el jurado ha decidido que Ángel Ismael Saldívar, es el nuevo campeón de la categoría juvenil de promesas olímpicas ¡Felicidades por el primer lugar! ¡Muchas felicidades! ¡Éxito a nuestros nuevos atletas mexicanos! —Dijo uno de los jueces al micrófono>> [Me enseña la medalla dorada que sostiene entre sus manos] Si cierro los ojos, puedo recordar el día de la selección. Rada Méndez corrió a abrazarme al escuchar mi nombre como ganador, los colegas me felicitaron; sabía que desde las gradas mis padres estarían tan eufóricos y felices por mi nuevo triunfo. Solo faltaba un paso para estar más cerca de las olimpiadas.


Solo debía pasar la prueba final. Enfrentarme a todos los numero uno de la República. Se rumoraba que Monterrey, Ciudad de México, Sinaloa y Yucatán tenían el nivel más alto; de ahí saldrían los prospectos a las próximas olimpiadas. No era cualquier cosa, no era para menos estar el doble de estresado. Mi concentración debía estar al límite. Los entrenamientos pasaron a otro nivel; tuve que sacar toda distracción de mi mente. Y eso incluía a Rada. Mi cabeza era una tela de araña con todo lo que cruzaba por ella.


Después de tantos halagos y felicitaciones, los jueces nos pidieron pasar a la premiación. De uno en uno mencionaron los cinco lugares, me colocaron esta medalla [De nuevo me enseña su medalla] subí orgulloso a la tarima de niveles. Estaba sobre ese primer lugar que tanto había deseado. Miraba a los entrenadores felicitar al mío. Rada no apartaba los ojos de mí. Estaba feliz. Ambos habíamos hecho un excelente trabajo.


La ceremonia tardó como cuarenta minutos. Mis padres buscaron a mi entrenador. Le agradecieron como todos.

<<Yo solo he sigo un guía. El verdadero trabajo lo ha hecho Ángel. Aplica bien los consejos y técnicas, se entrega al cien en los entrenos. Es el reflejo de tantas horas de trabajo; deben estar orgullosos de tener un hijo tan maravilloso—Les dijo Rada a mis padres>>

<< Estamos encantados con que seas tú su entrenador. Tienes todo nuestro apoyo y autorización, de lo que requieras—respondió mi padre>>

<<Tendremos que redoblar esfuerzos. Conozco bien el tercer filtro; esto fue mera diversión comparado a lo que viene. Esta vez competirá contra los mejores de otros estados, y están entrenando tan duro como nosotros, el mínimo detalle es el que nos hará ganar o perder>>


Mis padres mostraron toda la gratitud hacia Rada, hacían muchas preguntas. Puedo comprenderlos, tampoco ellos pensaron que pudiera llegar tan lejos en el deporte. Realmente lo que a ellos les causaba preocupación, era que muy probablemente, en la siguiente etapa, no sería cien por ciento probable que asistieran. Había algunos factores externos que podrían impedir su asistencia, comenzando por el trabajo, mi abuela enferma, y otras cosas que ya no tienen importancia. Rada les explicó que la siguiente sede, sería en otro estado, en zonas céntricas del país, donde todos pudieran tener un mejor acceso.

<< ¿qué ocurre si no podemos asistir? —preguntó mi madre.>>

<<No se preocupen por ello. Él se irá conmigo; de hecho, preferiría que, si van, fueran muy discretos. Saber que tu familia te mira, solo te pone más nervioso. ¡Lo digo por experiencia propia! —Es lo que les aconsejó Rada>>


Fui y regresé de los vestidores, y mis padres seguían en su plática. Me acerqué a ellos con una sonrisa gigante enseñándoles la medalla que lucía en mi cuello. No quería quitármela por nada del mundo, nunca me sentí tan orgulloso, como esa vez.

<< ¡Hola campeón! —me abrazó papá>>

<< ¡Lo hiciste perfecto hijo! Estamos muy orgulloso de ti—mamá estaba muy feliz >>

Rada dio dos aplausos lentos mientras mis padres me abrazaban, alcé la mirada, mi entrenador no quitaba sus ojos de mí, podía leer claramente el orgullo que sentía hacia mí.


Bendito el día que pasé a ahogarme. Es la razón de haber llegado tan lejos [Dio una pequeña carcajada]




¿Rada fue más estricto para la siguiente etapa?


La siguiente competencia iba a ser en los próximos dos meses, no era mucho tiempo si lo divides en días, semanas y metas. Nos tomamos una semana para descansar y relajarnos un poco. Me advirtió que la siguiente semana iniciaríamos una rutina mucho más pesada, por lo que debía descansar todo lo que pudiera; una nueva etapa comenzaría, ya estábamos hablando de ligas mayores. El entreno quedó en el mismo horario.


Llegué treinta minutos antes como siempre. Rada salió del agua para pedirme que me cambiara en lo que terminaba de entrenar; tuvo que modificar su hora de entreno para no afectar su rendimiento. Mis ojos se iluminaron al ver semejante cuerpo, casi había olvidado lo bien que se le miraba con toda la presión de la competencia. Como dije antes, tuve que eliminar cualquier distractor. Debía hacer algo para calmar mis ganas, de nuevo el morbo había surgido, ver su paquete húmedo y tan abultado, me hizo recordar aquella tarde, dejándome con ganas de volver a probar esos centímetros.


¿Afectó eso en la siguiente etapa de entrenamientos?


Yo pienso que sí. Tenía la cabeza por todos lados, era como si mi mente recibiera bombardeos por todos lados, estaba la presión de hacer las cosas bien, no defraudar a mis padres, no defraudar a rada, no fallarme a mí mismo, y desde luego la atracción que estaba latente, y creciendo a pasos agigantados. Algo pasó durante los primeros tres entrenos. Estaba muy desconcentrado, muy ansioso, estresado. Mi nivel decayó de manera abrupta, sentía mi cuerpo pesado, y como si caminara con las piernas atadas a piedras. Estaba ocurriendo algo conmigo, y tenía que expresarlo antes que yo mismo me auto saboteara. Esa tarde al escuchar el silbato de rada indicándome que el entrenamiento había concluido, salí del agua para sentarme en las bancas, no era necesario gritar lo que ocurría, Rada se dio cuenta por sí solo.


<<—¿Que te ocurre? Te noto fuera de lugar—preguntó mi entrenador—Tienes que meterle más ganas, te siento lento, desanimado ausente ¿está todo bien? Solo tenemos dos meses para hacer esto juntos. No me dejes hacer el trabajo solo, necesito ver al Ángel de hace una semana>>

Le dije la verdad, le conté como me sentía. Estaba cansado mentalmente, tenía en mi cabeza un enjambre de pensamientos que zumbaban uno sobre otro sin dejarme escuchar claro la voz de mi conciencia. Sentí alivio al contarle casi todo. Pero lo más importante, lo retuve [Respiró fuerte, expiró el aire, bajó la cara, oprimió los labios y continuó]

Rada no se quedó contento con esa respuesta, insistió.


¿Le dijiste la verdad?


Era eso, o seguir perdiendo mi nivel. Así que me abrí, y le dije que él era parte de no poder concentrarme. Le confesé todo, le dije que sentía una atracción sexual muy fuerte por él, no podía dejar de recordar lo que ocurrió aquella tarde en las duchas. Lo miré a los ojos, le confesé que también sentía algo no sexual. Él se quedó callado, pensativo; sé que se sentía culpable. Se levantó y caminó unos pasos de ida y vuelta, luego volvió a sentarse a mi lado, le dio dos palmadas a mi pierna, y habló conmigo con toda su sinceridad; el lugar estaba ya completamente vacío.



<<Te aseguro que no fue un error, fue un impulso, tampoco yo pude controlarme. No sabía que repercutiría en tu rendimiento, tampoco estoy diciendo que no significó nada para mí. Sé que fue algo muy poco profesional, todo este tiempo he querido limitar todo ese lado afectivo justamente para que esto no ocurriera. No es está bien que un alumno se relacione sexualmente con su entrenador, y sé que sueno contradictorio, porque yo también brinqué esa barrera. Pero debemos enfocarnos en nuestro papel, lo que pasó ya no puede volver a ocurrir— Su voz era seca, y tragaba constantemente saliva. Estaba nervioso>>


Fue un golpe duro para mi seguridad. Su respuesta golpeo mi ego. Fue la primera vez que sentí mi corazón romperse. Me gustaba Rada, y no solo de manera sexual, pero entendía su posición. Hoy puedo comprender la situación en la que lo puse, y quizá fue lo más sensato que pudo hacer.


¿Entonces ahí acabó todo?


No. Eso es lo que yo también creí. Esa misma tarde, entré a los vestidores, tenía que mudarme de ropa, para luego ir a casa. Rada me llevaría como todos los días de entreno, y estaba seguro que sería el traslado más incómodo de toda mi vida. Sentía un poco de enojo conmigo por haber sido tan sincero. Me desnudé, entré al agua, me recargué de la loza, miré el agua escurrir por el desagüe, estaba triste. Era mi primer encuentro con el desamor, así que puedes imaginar cómo me sentía. Era una sensación muy intensa. Se siente como un nudo en el cuello, como mil mariposas fumigadas en el estómago intentando revolotear.


Salí desnudo, solo con las sandalias para no resbalar, y una toalla alrededor de mi cintura, abrí mi locker para tomar mi mochila. Y al girar, me toma por sorpresa el cuerpo de rada frente al mío. Estaba tan clavado en mi depresión, que no lo escuché entrar. No me percaté del momento en el que ingresó hasta donde yo estaba.


<<Solo me visto, para irnos —Le dije>>

Él estaba ya vestido. Traía una playera tipo polo color rojo, con una franja azul, y otra blanca, cruzando por los pectorales, unos jeans ajustados de los muslos, y holgados en las pantorrillas, y tenis de válvula color azul. Lo tenía frente a mí, podía sentir esa mirada ardiente penetrando mi espacio personal. La reacción fue muy rápida, me recargó contra los armarios metálicos, el aluminio hizo eco cuando su cuerpo impactó contra él mío para robarme tremendo beso que de nuevo me llevó a las estrellas. << ¿Cómo rayos pasó eso?>> Es lo primero que me vino a la mente. Me dejé llevar, sus labios guiaron ese beso que duró poco más de un minuto, sentía el aire caliente salir de sus fosas nasales, su barba raspaba mi barbilla, y sus manos con las ganas de arrancar la toalla que me cubría.


<<También me gustas —Susurró. Fue todo lo que dijo, y luego volvimos a besarnos>>

No sabía que responderle, yo solo quería ser suyo. Tenía claro que, si con alguien quería perder la virginidad, era con mi entrenador. No pudimos hacer mucho en los vestidores, era demasiado riesgoso. Solo fueron manoseos, yo sobre su ropa, y el debajo de la toalla. Interrumpimos el manoseo, estábamos muy calurosos. Me dejó vestirme, y luego salimos hacía su auto.


Encendió su vehículo, el motor hizo vibrar un poco el vehículo. Me vio fijamente y me preguntó, si mis padres se enojarían si llegaba un poco tarde. Le contesté que con un buen pretexto accederían, más si él era él solicitante. Nunca se opusieron a nada, que Rada solicitaba. Hizo una llamada, inventó que me invitaría a cenar, y nos fuimos a su casa.



Condujo hasta su departamento. En todo el camino mantuvo su mano sobre mi pierna, su palma irradiaba calor, y me agradaba sentir sus dedos poniendo presión a lo largo de mi muslo. No hablamos mucho, al menos no de lo que estaba a punto de pasar. Llegamos a su hogar. Me invitó a pasar, olía a manzanas y canela; el aroma me recordó la navidad, todo era muy minimalista. Tenía una sala de muebles de piel sintética color café, cuadros abstractos, por lo visto le gustaban los tonos de café y marrón; apenas miraba lo lindo que estaba el lugar cuando se lanzó sobre mí. Me tiró sobre del sofá, me quitó la playera y con sus fuertes brazos retiró la suya. Se inclinó para besarme mientras abría su pantalón, lamió mi cuello, y lancé un gemido al sentir el experimentado paseo de su lengua.


Nada me haría quitármelo de encima, tuve tantos sueños húmedos con ese momento. Se movía entre mis piernas restregando su paquete contra el mío. Me abrí el pantalón e inmediatamente su mano sacó mi pene erecto, comenzó a masturbarme mientras sus besos no se detenían. Jamás me sentí tan caliente y tan atraído por un hombre. Saqué su pedazo de verga, se puso de pie y acerqué mi nariz para oler ese aroma tan masculino. Metí la enorme cabeza de su pene dentro de mi boca.


Nos pusimos de pie y me recargó contra la pared, bajó mis pantalones, y mis calzones de un solo tirón, dejando mi culo lampiño expuesto frente a él, vi su ropa salir volando, por un lado, se arrodilló frente a mi trasero, sus manos tomaron mis nalgas para abrirlas, su lengua frotó mi ano, y luego la introdujo con la misma fuerza de un torbellino; hacia movimientos con ella que me ponían muy fácil.


Después de haber lubrica mi culo con su saliva comenzó a intentar introducir un dedo. Acariciaba el contorno, me pidió que me relajara y no oprimiera las nalgas. Con la mano que tenía libre comenzó a acariciarme los huevos y el miembro para estimular, no quería que perdiera su dureza. Su dedo comenzó a deslizarse dentro, sentí algo de dolor, nada que no pudiera aguantar. Tenía un trato muy delicado, y rudo a la vez. Pronto su dedo pudo entrar y salir sin control, haciéndome sentir una sensación placentera que jamás había vivido.


Se puso de pie, sentí su verga acomodarse entre mis nalgas, tomó mis caderas con fuerza, embarró su miembro con algo de saliva, eso ayudó a deslizar su duro trozo de carne entre mis glúteos, puso presión haciéndome sentir la punta, intentaba abrirse camino dentro de mí. Sentía como mi culo hacía todo lo posible para darle entrada a su grueso pene. Fue por lubricante, lo colocó en uno de sus dedos y nuevamente lo introdujo dentro de mí, me estimuló suavemente, hasta que sin problema entró por completo. Después metió otro de ellos, y cuando logro meter el tercero supo que ya estaba listo para recibir más que sus dedos.


Volvió a colocarse detrás de mí. Colocó su verga en posición nuevamente, esta vez puso más fuerza. El primer empuje fue algo brusco, pero logró abrirse camino dentro de mí. Pegué un gemido que sonó más como un grito de dolor.

<<—¿duele? —me preguntó preocupado. Respondí que sí, pero le pedí que por nada del mundo se saliera. Sentía su verga caliente entrando lento en mí. No me importaba el dolor, no me importaba si me escuchaban gritar, yo quería que Rada me hiciera suyo. Quería ser su campeón en la piscina y en la cama. >>


Sentí cuando llegó al tope. Se sentía más grande de lo que se miraba por fuera. Se movió lento y con cuidado para no lastimarme. Podía sentir el gran vacío cuando salía y nuevamente muy lleno cuando entraba por completo. Bastaron unos minutos para comenzar a disfrutar las embestidas de mi profesor de natación. ¡Que rico cogía! Al parecer, del trampolín no eran los únicos clavados que hacía bien. Sus grandes manos me traían contra él para meter más duro y más a fondo. Gemía inevitablemente; al parecer le gustaba escucharme disfrutarlo. Mis ojos estaban en blanco, y su mano tiraba de mi cabello, para concluir con un buen beso.


Me gustaba cuando se detenía por completo estando aun dentro de mí. La sacaba lentamente, centímetro a centímetro hasta dejarla casi al final, para luego meterla hasta el fondo, con la misma fuerza de la cornada de un toro. Sus huevos chocaban contra mis nalgas haciendo un sonido continuo de golpeteos. Por dentro le rogaba que acabara pronto, pero a la vez, no quería que se detuviera. Mis manos se sostenían fuerte de la pared. Por un momento pensé que mis manos se incrustarían dentro del concreto, de lo fuerte que intentaba sostenerme.


Con cada clavada sentía como me despegaba las piernas del piso, su tamaño contra el mío imponía fuerza, era un hombre grande y corpulento, a lado de mi delgado y atlético físico. Estábamos muy agitados, el alma se desprendía de nosotros con cada respiración agotada.


Cambiamos de posición, tanto como a él se le antojó. Parecía un muñeco de trapo a su lado. Me gustaba verlo sobre de mí, con mis piernas alrededor de su cintura, y él en medio, dándome con todo. Miraba cómo su verga entraba hasta que sus vellos púbicos toparan con mi ano. Su sudor no dejaba se caer sobre mí. Había visto a mi entrenador transformarse en esa bestia sexual que tanto imaginé en sueños. No me decepcionó.

<<—¡Ya me voy a venir! —aviso con un grito. >>


No sé cuánto tiempo había pasado, perdí toda noción desde el primer beso de la noche. Sentí como explotó dentro de mí, Comenzó a gemir con cada eyaculación. Sus gritos eran como aullidos de lobo. Sentía el líquido caliente correr dentro de mí. Se inclinó para besar mi boca, la mordió y me miró a los ojos con una sonrisa muy profunda.


Obtuviste lo que querías ¿no es así?


Si.


¿No les afectó?


[Se quedó pensando unos segundos antes de responder] No exactamente al momento. No por nada te dicen que jamás se debe mezclar sentimientos con lo profesional; no es algo que repercuta al instante, pero con el tiempo va carcomiendo, más cuando eres solo un muchacho sin experiencias suficientes


¿y luego qué pasó?


Esa noche me llevó a casa y pidió hablar con mi padre para darle una explicación. Le dijo que me había llevado a cenar para celebrar la victoria; pidió una disculpa por no haber avisado. Mis padres estaban encantados con Rada, ni siquiera lo cuestionaron. Entré a mi habitación, me quedé un rato tumbado mirando el techo, recordando el acontecimiento, y pensando en él.


¿Te enamoraste?


[Nuevamente ese silencio de segundos]Si.




¿Cómo te fue en la competencia final después de eso?


El mes de entreno pasó demasiado rápido. Nos concentramos y entrenamos duro. Mientras menos días faltaban, más nervioso me ponía. Tratamos de hacer un lado nuevamente lo ocurrido, o no podríamos centrar la vista a la meta.


Llegó el gran día. Estaba muy nervioso. Rada esperaba en donde todos los preparadores observaban la competencia. Habíamos viajado hasta Guadalajara. Mis padres no iban a poder ir, creo que eso me relajó demasiado, su presencia me ponía muy nervioso. Escuchaba el nombre de cada uno de los participantes. Duraba de 5 a 7 minutos en lo que subían al trampolín y se tiraban el clavado. Estaba tan ansioso que ni siquiera presté atención a mis rivales. Estábamos colocados por numeración, mientras más cerca estaba mi número, más nervioso me ponía.


<< —¡Número 16! ¡Número 16! ¡Ángel Ismael Saldívar! Prepárate. —Entró gritando el coordinador, para no perder tiempo >>


Sentía que mi corazón saldría en forma de vómito. Es una sensación a la que te haces adicto. Tu respiración se acelera, los pies te tiemblan, el estómago forma un vacío, y sientes cosquillas por todo el cuerpo. Y en cuanto subes, y caminas al borde de la tabla, todo se detiene, es como si el ruido se apagara, como si todos se esfumaran. Concentrado, lo había hecho muchas veces, pero esa vez ya no había margen de error. Sientes tu cuerpo caer, es como si tus articulaciones ya supieran que hacer de manera automática. Luego sientes romperte contra el agua, y en un par de segundos, todo ha acabado, solo falta esperar que el resto lo hayan hecho unas milésimas peor o mejor que tú.


<<—9.8. —Escuché en el micrófono, aunque no . Me puse muy feliz; ahora solo debía hacerlo dos veces más.


Regresé a mi lugar. Esperaría a que tras el rol mi turno llegara de nuevo. En ese momento sientes la adrenalina romper contra tu piel.

—¡Lo hiciste muy bien! —Dijo uno de los chicos de mi grupo. Era un chico alto, delgado, rubio claro, de unos ojos hermosos, y una sonrisa contagiosa.

—¡Gracias! Tu igual lo has hecho muy bien.

Se llamaba Mario Aguilar. Venia de Monterrey y era uno de los mejores. Estaba casi seguro que estaría dentro de los cinco lugares seleccionados. Platicamos bastante, era muy agradable. Muy guapo, sobre todo.


Quedé entre los seleccionados. No como el número uno; fui el tercer lugar. Mario había tomado el primer lugar. Lo tenía bien merecido. Celebré con Rada la victoria en la cama. Me hizo suyo tantas veces como pudo. Me explicó que para las olimpiadas seguro me pondrían un entrenador más veterano, y así fue. Nos pusieron a un guía más viejo con el perfil de siempre. Según la preparación sería más estricta y rigurosa. Rada me dejó ir. Me dijo que aún tenía mucho por vivir, él sabía que en el camino encontraría aventuras que al final terminaría separándome de él; para mí apenas comenzaba la verdadera competencia de clavados.




22.476 visualizaciones7 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

EL TRAILERO.

7件のコメント


Alejandro Gutiérrez
Alejandro Gutiérrez
2021年10月11日

Se necesita segunda parte. Saludos

いいね!

11112222333djdjdj
2021年9月15日

🤤🤤

いいね!

Herney Suarez
2021年9月06日

Me encanta cada relato o historia que leo esta me encanto ❤❤😍😍😍😍😘😘😘

いいね!

David Rolin
David Rolin
2021年9月01日

Que entrevista más intensa, en los zapatos del periodista hubiera estado tan caliente!… lol

いいね!

Mauricio Vergara
Mauricio Vergara
2021年8月31日

Bien redactado, pero se hace interminable. Saludos!

いいね!
bottom of page