Desde el primer día que entre a trabajar en aquel despacho tuve una conexión inmediata con Fer, un chico delgado, un tanto más alto que yo, de piel morena clara, barba y de ojos bonitos; era todo un imán para las chicas, muchas de ellas desfilaban en nuestro departamento solo para darle los buenos días.
Tenía un cuerpo atlético, unas nalgas que se le marcaban muy rico al caminar con esos pantalones azules de vestir, y un torso bien marcado bajo la corbata roja de nuestros uniformes; incluso muchas clientas le tiraban los perros e indirectas.
Siempre me contaba sus aventuras; a quienes ya se había cogido entre clientas y compañeras de trabajo; siempre me ponía a suspirar y a mojarme bajo el bóxer.
Frenando sabía perfectamente que yo era gay, y también que yo babeaba por él, y yo creo que eso le subía el ego. La realidad era que le gustaba calentarme, y muchas veces me hacía "bromas" en las que se ponía a sobarme el culo o a tocarme el paquete, sobre todo cuando estaba borracho.
A veces me sorprendía con una nalgada mientras estaba de espaldas sacando copias, se recargaba en la copiadora y me decía albures o solo me seducía, para luego detenerme.
Muchas veces tire mi mano para devolverle el apretón de paquete, pero era demasiado ágil y lograba evadirme; siempre me decía “no” con la cabeza, y concluía con un “eso no se toca”.
En una ocasión lo pesqué mirando fotos en su celular de chicas desnudas; algunos eran fotos que le enviaban por múltiples chicas; incluso de repente pasando las Fotos para enseñarme, se le escapaba una Foto de su verga, pero la ocultaba con rapidez para molestarme, dejándome ver muy poco; siempre supe que lo hacía a propósito.
En alguna ocasión me había dejado meterle mano entre mis múltiples intentos; pero siempre me paraba antes de volver a intentarlo— quita la mano de ahí, que no soy de los tuyos—siempre decía entre broma con su sonrisa de pícaro que tanto me ponía loco.
A veces también se aprovechaba de mí, porque sabía que si me pedía un favor poniéndome ojitos o siendo "cercano" (por ejemplo poniéndome la mano en la cintura, o en la espalda baja casi llegando a mi culo) yo se lo hacía.
Incluso aveces mientras estaba en mi escritorio solía llegar mientras yo estaba desprevenido y me rosaba su abultado paquete en mi brazo—¿Me haces un café? — soltando después la petición que obviamente le cumpliría sin dudar.
Comíamos juntos, salíamos a la misma hora; nos turnábamos para llevar auto, y nos hicimos demasiado cercanos; casi todos los viernes o una vez a la semana íbamos por las cervezas a un bar, siempre me pedía acompañarlo a ver partidos de fútbol mientras comíamos alitas de pollo.
Siempre hacia reuniones en su casa; y muchas veces me quedé a dormir en su sala, a propósito me despertaba en la mañana para desayunar portando solamente bóxers, toda una tentación con semejantes piernas de campeonato.
Con el tiempo se volvió un chico de gimnasio y adquirió un cuerpo voluptuoso y vaya que creció todos sus músculos; sobre todo sus piernas, sus glúteos y los jugosos bíceps que se llenaban de venas al hacer flexión.
Teníamos un grupo en el trabajo donde intercambiábamos memes, fotos y cualquier tipo de ocurrencia, Fer había enviado en el una invitación ese fin de semana a su casa para beber un poco y relajarnos de una auditoria que cursábamos; la mayoría aceptó, por lo qué habría reunión y esos significaba que dormiría de nuevo en su casa.
Estaba muy entusiasmado, pues siempre me pedía llegar antes para ayudarle a montar todo; y yo no me oponía, pues a cambio siempre recibía algunas bromas cachondas, alguna nalgada o algún pellizco de nalga; siendo un varón muy masculino, fer siempre sacó mi lado delicado, un gato ronroneando entre sus piernas.
No lo dudada dos veces y me atrevía a pellizcarle las duras nalgas; también le sorprendía con una nalgada tronada, o hasta un apretón de huevos(aun que era muy difícil por qué sabía lo que quería); Estaba yendo a su casa porque habíamos quedado que pasaría por el para organizar todo, siempre iniciábamos con unas cervezas mientras arreglábamos la casa (cosa que nos llevaba minutos) y luego nos tirábamos en la sala a ver algo en lo que llegaba la gente.
Toqué el timbre de su casa y me abrió sudado y vestido de deporte. Según me dijo, había salido a correr ya que no había podido ir al gimnasio (iba mucho) y acababa de llegar; era demasiado notorio, sus músculos estaban más que marcados, con una capa brillosa de sudor; era obvio que había hecho algo de pesas.
La verdad es que cuando estaba rojo y sudado me ponía mucho, y más con el pantaloncito tan corto que llevaba; esos shorts tan pequeños que le apretaban hasta entallarle los huevos.
📷—Pasa, ¿Quieres una cerveza?— Me hizo pasar y me sacó una cheve de la nevera —Siéntate y tómate un trago, yo me voy a dar una ducha primero; puedes poner algo en la tele, no te asustes si está en un canal porno, es que me la jalé mientras te venias— dijo guiñando un ojo.
Obviamente estaba bromeando, pues siempre me hablaba en doble sentido, y se me insinuaba como si quisiera seducirme; pero ya lo conocía, solo era parte de su estúpida forma de calentarme y luego apagarme a las malas.
—Si puedes invítame a un viaje mágico — le dije con una sonrisa, pues cuando estábamos solos solíamos fumarnos un porro de marihuana juntos; obviamente no se negaría— ¿no me vas a esperar hoy culero? — dijo mientras se dirigía a un pequeño cajón en el mueble que soportaba la enorme televisión; era su lugar secreto, pues ahí guardaba su pequeña fábrica de por rosa .
Se puso a buscar en el cajón de abajo del mueble , por lo que estaba agachado y se le marcaba un culo muy rico con esos shorts deportivos que llevaba, que yo no pude evitar mirar.
Después de un rato rebuscando, finalmente sacó marihuana, papeles, tabaco y mechero —Toma, en lo que lo te lo Armas ya estaré de vuelta—dijo, se dio la vuelta de camino hacia la puerta del baño y luego se bajó el pantalón por la parte de atrás, lo suficiente para que se le viera todo el culo— Toma, ya que te gusta tanto mirarme el culo— me dijo, y se echó a andar, y yo no pude evitar quedarme embobado viendo como movía ese culo redondo y prieto hasta la puerta.
—Ya tienes para una paja, puedes hacértela en lo que me baño—dijo cuando estaba ya a la altura de la puerta, y se dio una palmada en una nalga antes de entrar al sanitario; miré como su duro músculo creó ondas sobre su piel, dejando una marca roja dibujando el contorno de su mano.
La verdad es que el muy cabrón en solo cinco minutos me había puesto a sudar, tanto que pensé en jalármela en el rato que se duchaba, pero decidí aguantar e intentar mantener la cabeza fría.
Mientras me entretuve armando mi porro, no podía dejar de pensar en sus lampiñas nalgas, la tenía tan bonitas que no dejaba de pensar en lo rico que sería morderlas y pasarle la lengua encima, fue imposible no pensar en ello.
Al rato le oí salir de la ducha, pues el agua había cedido, Pensé que se iría a su cuarto a cambiarse, pero en su lugar salió caminando hacia mí, su musculatura perfecta apenas era cubierta por una toalla blanca al rededor de su cintura, aún habían algunas gotas de su cabello recorriendo su liso cuerpo, perdiéndose por debajo del ombligo—¿Cómo va ese porro? ¿Me vas a invitar? — dijo mientras miraba que lo había esperado a salir para fumarlo.
Se acercó a la mesa a examinarlo. —Te ha quedado bastante bien— afirmó, mientras yo miraba de reojo el bulto que se le formaba sobre la toalla; moría por tirar de ella y quitársela y ver su verga columpiar frente a mis ojos..
—¿Estoy bien así? ¿O quieres que me acerque un poco más para que la olfatees más de cerca? —Dijo continuando con el bullying que le encantaba hacerme.
Se echó en el sillón de al lado y se encendió el porro. Se había sentado con las piernas abiertas, y al parecer no se había puesto bóxers de bajo, por lo que si me inclinaba en ciertos ángulos seguro le Podría ver la polla y los huevos en pleno reposo.
Para ese entonces mi nerviosismo comenzó a hacer frente, la voz se me cortaba ante las respuestas que daba, y mi mano temblaba un poco cuando me pasaba el churro—¿ estás bien, te noto un poco tenso?
Aunque muchas veces le había visto con poca ropa, era la primera vez que lo veía tan cerca de verlo desnudó, fue un movimiento brusco en un intento de cruzarse las piernas la toalla descubrió lo suficiente para mirarle el tronco dormido y las bolas bien rasuradas colgando.
No me llevé una decepción, calzaba una buena tranca y tenía dos huevos bien gordos; a lo que se alcanzaba a ver, era demasiado aseado con su pene, pues estaba muy alineado en cuento a vellos púbicos, y bien rasurados de los rosados testículos.
Fer estaba concentrado fumando y me estaba hablando de no sé qué, yo solo fui capaz de quedarme boquiabierto mirando lo que tenía entre las piernas, la verdad no estaba escuchando nada, y en esta ocasión mi disimulo fue demasiado nulo, por lo que al poco tiempo se percató.
—Wey, eres bien maricón, yo aquí contándote mis rayadas y tú lo único que haces es mirarme la polla—dijo, aunque no parecía molesto para nada, más bien al contrario, de hecho seguía con las piernas bien abiertas; me disculpé y retiré la mirada, el solo se rió, y continuó - lo que respondió — ¡Hombre!, si tantas ganas tenías de mirármela, me lo hubieras dicho hace mucho .
— ¡No estoy tan urgido pendejo!— respondí entre risas; obviamente Fer estaba más que desmentido con mis acciones; aún que a mi respuesta se tapo la verga.
Ambos ya estábamos sintiendo algunos efectos de la hierba, y eso nos hacía reír un poco de más, estar totalmente relajados y desinhibidos con forme los minutos pasaban— ¿En serio no te gustó lo que viste? — parecía haberle golpeado en su ego.
—¿Por que te intrigaría eso?— estaba dispuesto a que me enseñara más por su propia cuenta, y ya sabía de qué manera lograrlo— Sí me gusta o no, es algo que no está a mi alcance; así que pues con el tiempo me dejó de dar morbo.
—¿Entonces, en serio querías verme la verga? La verdad eres mi amigo, y pues si se que te llamaba la atención, pero no a ese grado, aun que admito que me encanta hacerte cochinadas sin que te ofendas— en menos de lo que pensé ya estaba dentro de mi juego.
— Tampoco me molesta que lo hagas, solo que ya pásate de moda para mis ojos— y esa fue la bomba que detonó sus ganas de tomar mi atención de nuevo, pues se había descubierto la toalla para que se la mirara—¿Estás seguro que ya no te gusta? Y eso que no la has mirado despierta— la verdad es que dormida tenía un tamaño espectacular, y me derretía por tocarla pero tenía que ser paciente.
—¿A poco se te pone muy grande? — los dos ya estábamos algo tocados por el porro, y los que la hemos consumido sabemos que te hace sensible y más abierto a experimentar; de inmediato se puso de pie y se rotó a mi lado.
— ¿Quieres en serio descubrir qué tan grande se pone? — se estaba acariciando ya la verga, pero aún estaba flácida, pues se doblaba sobre su mano con el movimiento— ¿Quieres tocarla? — ni siquiera le había respondido cuando su mano llevó a la mía en su grueso pene, la verdad al inicio la tocaba con demasiada pena haciéndome al ingenuo; pero ya lo tenía en mis manos, era momento de sacar al leon dormido.
—tócalo sin pena, hoy tienes mi permiso de hacerle lo que quieras; pero será nuestro secreto ¿va?— pude sentir como si verga iba creciendo en mi puño, poco a poco se fue poniendo dura, hasta tener un mástil bien erecto algo arqueada hacia arriba.
Había estirado tanto su prepucio que apenas y podía cubrir el glande, tenía una cabeza rosa, y era de esas Vergas que se humedecen con facilidad. Soltaba mucho líquido ; con mis dedos tomaba esas gotas y las estiraba para hacer hilos entre mis dedos, eso antes de esparcirlo en su gorda cabeza.
Humecte con su propio precum para poder deslizarla de arriba abajo; lo estaba masturbando, increíble, era algo que no veía venir, echo la cabeza hacia atrás del mueble y soltó un suspiro que sonó más como un gemido.
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Detuve el movimiento y abrió los ojos extrañando volteándome a ver—Sigue— fue todo lo que me dijo casi en un susurro, regresé mi mano , y estiro más las piernas para estar más a gusto.
Escuchaba su agitado respirar, rebuznaba como un toro, de repente me sorprendió con otra sorpresa —Venga, ya veo que en verdad no te gusta mi verga — dijo en sarcasmo.
Pues ya que ya viste y tocaste, también tendrás que dejar que te mire, ¿no? Para estar más cómodos, Sácatela.
.—¡Que dices! No, ¿cómo crees? has sido tú el que ha venido aquí enseñándome la verga— me negué, aunque la situación me daba mucho morbo, estaba más que duro, aún que me daba pena que me viera desnudo.
Fer armo otro porro y me lo pasó mientras se acomodaba de nuevo en el sofá, a lo que me respondió— si estamos entre amigos ¡hombre!, venga, estamos en confianza.
Yo aún estaba dudando, el Porque Fer se sentó en el sofá junto a mí, ya estaba entre dudas, pues nunca pensé encontrar en él un Hétero curioso; sobre todo la insistencia de querer quitarme los pantalones.
Llevó sus manos a mis pantalones y los tiroteó haciéndome la señal de que me los quitara ya, yo en mi posición de no querer me hice al obligado, me desabrochó los pantalones intentando que no lo hiciera, aún que era un “no me los quites con ganas de que me los arranque”.
Me los empezó a bajar y a eso ya no me pude resistir, me los deslizó algo brusco poniéndose de frente a mi, Me había quedado en calzones, por lo que ya se hacía evidente lo duro que estaba.
No le pasó desapercibido, pues su carácter no le permitía quedarse callado —Veo que estás demasiado contento eh— me dijo haciendo referencia a mi verga dura que se súper marcaba en el bóxer ajustado.
Me dio un pequeño apretón por encima de los calzoncillos cosa que no esperaba, frito un poco sobre la tela mirándome con maña mientras metía unos dedos en el elástico— ¿Te gusta gay?
Me bajó el calzoncillo dejando mi duro miembro al descubierto—no está mal, pero la mía es más grande— dijo, y se la empezó a jalar— creo que prefiero más tus ricas nalgas.
Me sorprendió su respuesta, eso significaba que siempre había mirado mi retaguardia; estaba parado frente a mi jugándose la verga casi montado frente a mí, estaba a un impulso de quedar a la altura de boca, y tragarme ese largo y gordo pedazo de carne de mi mejor amigo.
Sin poder evitarlo se la agarré y empecé a meneársela. Pensaba que llegados a este punto me apartaría como había hecho otras veces, pero en su lugar se acercó más a mí para que pudiera tragar más , puso las manos detrás de mi cabeza y me ayudaba a tragarla, ya que era bastante larga.
Casi me atraganto con la primera metida, su sabor era dulce y su aroma un placer.
Mire hacia arriba y él miraba al techo mientras sacaba algo de humo del porro, se llevó ambas manos a la cabeza y comenzó a balancear sus caderas contra mi boca, pasé mis manos por sus nalgas con mucha curiosidad, con el pretexto de empujarlo más a mi garganta, y me sorprendí al sentir lo duras que estaban sus glúteos.
—¿También te gustan? — preguntó— Tócalas, hoy son tuyas— ya estaba más tocado que yo, y eso me permitía muchas cosas que no pensé posibles.
Tiré fuerte de ellas, e intenté llegar a su ano, pero tomó mis manos y las regreso a sus poderosas nalgas—ahí no— me dijo con una risa.
Con su pie comenzó a acariciar mis huevos, hasta suplir a mi verga, notó mi dureza, me quitó la mano de su trasero, retiro mi boca de se polla y me invitó a ponerme de pie junto a él.
Era apenas algo más alto que yo, pero en cuerpo era toda una bestia a mi lado, tomó con sus largos dedos y su gran mano ambas vergas; ambas estaban muy duras, muy juntas y demasiado pegadas; podía sentir como su verga le respondía los palpitares a la mía.
Masturbo ambas vergas a la vez, me retorcí un poco por lo excitado que estaba, me recargue en su hombro y mordí su piel— ¿te gusta , verdad?— en verdad disfruté de ese rico momento.
me apartó de tu torso, miró abajo y dijo—Ves, yo la tengo más grande , está claro quién es el más macho aquí.
Quise parar su ego, y esa tonta rosa que me volvía loco— Va, tampoco te lo tengas tan creído, que las he visto más grandes—sonrío y continúo con su coqueteo.
—¿Ah sí? Y seguro que esas pollas te las has metido por el culo maricón muerde almohadas— replicó un poco picado y ofendido.
—No te pases— dije, y le di un pequeño empujón, pues si me sentí algo ofendido; pues nunca me había hablado así.
Fer respondió abalanzándose encima para inmovilizarme, como solíamos hacer cuando peleábamos en broma, sólo que normalmente no estábamos erectos ni desnudos.
Y con las vergas al aire forcejeamos un poco quedando tumbados en el sofá, era una sensación rara; era como una lucha grecorromana, pues cada quien intentaba zafarse, pero sólo conseguíamos entrelazarlos más.
A la vez era excitante sentir su cuerpo sudado y caliente mientras nuestras Vergas se impactaban por todos lados; fue algo que sólo nos excitó más.
Fer acabó encima de mi encima de mí y nuestras pollas encontradas con una pierna entre metida en las mías; ambos respirábamos fuerte, su sudor cayó de su frente a mi pecho—¿Ya, Te calmas?— dijo apenas pudiendo hablar.
Nos quedamos unos segundos quietos en esa postura, yo pensaba que no faltaba mucho para que termináramos lanzándonos puñetazos; pues estábamos muy exaltados.
De repente sentí de nuevo su erección palpitar muy fuerte sobre mi verga, y la mía de nuevo le regresó el favor , entonces empezó a restregarse contra mí, y finalmente se lanzó a besarme— ¿es real? ¿Fer me está besando?
Que rico beso, vaya que era bueno con la boca; era un experto moviendo la lengua, sentía su le gua entrar y salir y dar vueltas dentro de mis labios mientras sentí su verga violar mi pierna, la cual ya se encontraba toda babeada por su jugoso miembro.
Me besaba no sólo en la boca si no también en el cuello y en el resto de la cara, y mientras tanto se terminó me quitó la camiseta para estar los dos completamente desnudos .
Yo le agarré por el culo y se lo estrujé,pero su voz gruesa me dijo al oído—Toca lo que quieras pero el que va a poner el culo vas a ser tú.
Esa respuesta era una pena, pues tenía muchas ganas de metérsela, pero ya me imaginaba que un machito como él no iba a dejarse follar; mas si exigiría culo donde clavarse.
Fer me dio la vuelta, era algo brusco, pero solo era parte de su excitación. Luego me siguió dando besos en la nuca, mientras con la polla me rozaba el ano sin llegar a penetrarme.
Yo estaba como en el cielo y tenía ya el culo dilatado de lo caliente que estaba, pero aun así Fer empezó a bajar de mi nuca por la espalda hasta que llegó a mi culo.
Con las manos me abrió los cachetes y metió la lengua. Que revolcón me estaba dando esa tarde, estaba claro que la toda la experiencia que tenía le había servido y la estaba aplicando sobre mí, eso explicaba por qué las viejas lo buscaban tanto después de habérselas cogido.
Al rato sacó la lengua de mí culo y comenzó a hacer un juego dinámico con sus dedos, metía primero uno, luego su lengua y sin previo aviso metía dos dedos; al tercer dedo comencé a gemir, vaya que me estaba haciendo su puta.
Se levantó dejando su polla a la altura de mis nalgas preparadas para ser penetradas, y me la empezó a meter.
primero despacio y con cuidado, midiendo mi nivel de dilatación , una vez que la tenía bien a dentro empezó a acelerar el ritmo, de repente la sacaba toda y la metía de golpe a tope.
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Podía sentir todo ese majestuoso tamaño dentro de mi; Yo estaba gozando como una perra , él tampoco se quedaba atrás, podía escuchar sus gruesos jadeos y sentir las gotas de sudor cayendo en mi espalda baja para luego encontrarse con el mete y saca en mi ano.
En verdad era todo un tanque de guerra en acción, con un largo y grueso cañón que disparaba cada bala con más fuerza, no tardó en soltar unas fuertes nalgadas , por ratos sentía que me rompería.
—Que agujerito tan estrecho tienes , esto es mejor que una panocha—me dijo entre su casi incapacidad para hablar.
Despúes de un rato follándome por atrás me la sacó y se sentó en el sofá, con su pollón tieso hacia arriba—Ven, Siéntate—me dijo mientras se señalaba su verga inflamada y venosa que su puño recorría de arriba a abajo.
Me faltó tiempo para hacerle caso, pues tenía mi culito tan dilatado como nunca estuvo, pues admito que siempre he pretendido ser activo; vaya que podría casi nombrar esa cogida como “mi primera vez”
Me senté sobre Fer casi del tirón, apoye mis dos piernas con fuerza, abrí con las manos mis nalgas, coloque con la mano su miembro en mi entrada, y lentamente sentí como fui tragando de nuevo esa gruesa verga.
Empecé a mover el culo como todo un experto, ahora me tocaba a mi ser quien llevara el ritmo; se le habían acabado sus 5 minutos de macho alfa a Nando; ahora le enseñaría cómo se cabalga verga; sus viejas se quedarían cortas ante mis movimientos de cadera.
Fer estaba pasándolo como todo un rey, extendido en el sofá mientras yo le cabalgaba la polla. Le planté un buen meneo que jamás olvidaría.
Me volvía loco ver cómo fruncía los ojos cada vez que llegaba hasta el fondo, se mordía los labio, cerraba los ojos, y cada vez que intentaba controlarme poniendo su mano en mi cintura, se las quitaba y se la colocaba en mi verga.
Había formado al leon, estaba haciendo lo que yo quisiera, incluso como Niño bueno estaba masturbándome; bajé el ritmo, pues noté que no tardaría en venirse, pero yo no estaba listo para dejarlo tan rápido.
Comerle a jugar con sus pezones, con mis dedos los pellizcaba con algo de saliva en las yemas.
Después de un ratillo en esa postura y de realizar varios juegos y manipulaciones sobre de el los dos estábamos al borde del orgasmo.
—Estoy por venirme ¿Te falta mucho?— pregunto arrastrando las palabras, noté que ya no aguantaría más el pobre hombre.
—Vente— le dije mientras aceleraba de nuevo el ritmo de mis sentones, finalmente y con sus últimas embestidas noté como me llenaba el culo con su leche.
Mientras gemía me aseguraba que con cada grito de placer mi culo tragara más a fondo hasta notar su sensibilidad a tope; casi me levanta con sus piernas para detenerme.
Me levanté de su polla, tenía mi verga tan dura ya que no me había corrido y el ano lleno de su semen. Sin que yo le pidiera nada, Fer me agarró las nalgas y acercó mi cuerpo a su cara, el aún estaba sentado.
Empezó dándome unas tímidas lamidas en los huevos, me miró con cara de pícaro, luego los fue aumentando en intensidad y de ahí pasó a lamerme el tronco, hasta que finalmente se metió mi pene en la boca y me empezó a hacer una mamada en toda regla.
Yo estaba asombrado, no sabía si era la hierva o la excitación, Para ser la primera de su vida lo hacía bastante bien y con lo cachondo que estaba no tardaría en correrme.
Le avisé y se la sacó de la boca, me masturbo hasta que me vine, luego terminó de sacarme la leche sacudiéndome el miembro con la mano, hasta exprimir la última gota.
—Ven, vamos a ducharnos y a limpiamos— dijo, y me llevó de la mano. El estar los dos duchándonos juntos me daba muchísimo morbo, y aunque estaba recién follado y corrido no tardé en volver a estar duro.
A Fer también se le puso dura y empezamos a enjabonarnos mutuamente, nos duró poco el cansancio, pues ya estábamos con los miembros pidiendo más.
Fer puso especial interés en mi polla y mis nalgas al momento de pasar el jabón, a estas alturas estábamos excitados de nuevo. En un momento a Fer “se le cayó” la pastilla de jabón detrás de mí, sabía que fue a propósito —Ups, que torpe, anda recógela por favor— dijo con una sonrisa pícara.
Yo me giré y me agaché para cogerla, le estaba enseñando todo mi culo abierto por lo que fui despacio, por qué sabía que en breve volvería a tener a ese mastodonte dentro.
Fer no perdió el tiempo, ya que de repente noté como me la metía entera, yo ya esperaba aquello, mi culo siempre estaba dispuesto a recibirlo.
Me agarró por las caderas y me atrajo hacia el para meterla entera, con cada embestida notaba como rebotaban sus huevos contra mi culo haciendo un sonido agudo por el agua—Que rico me das, ojalá tuviera tu verga siempre aquí metida—le decía.
Luego me cogió por el pelo, me puso recto y me estampó contra la pared de la ducha, yo por mi parte arqueé bien la espalda para que me la pudiera meter bien adentro.
Tras varios minutos terminó corriéndose dentro de mí otra vez. Esta vez acabamos mucho más rápido , estábamos cansados, por lo que nos fuimos a la cama un rato, pues en un rato llegarían los invitados.
Debieron ver lo sexy que se miraba en esos bóxers blancos marcando su rico culo y su enorme paquete; estuvimos abrazados un buen rato, cada rato le metía la mano en el calzón, pues me gustaba sentir su verga dormida entre mis dedos.
De la reunión no hay mucho que decir; muchas risas, mucho alcohol y esas miradas que guardaban nuestro rico momento.
Dormimos juntos esa noche . Sin embargo, a la mañana siguiente nos levantamos temprano porque Fer tenía cosas que hacer, y a pesar de lo bien que lo pasó no quiso tocar el tema... pero les aseguro que eso no fue todo.
*Relato patentado.
Libro: 30 Homorelatos/ Tomo 1
El plagio es un delito. Cod. penal Art. 270 a 272.
Manifestando para que la continuación llegue, súper 😌
Esperare la continuación se ve que estará genial
Me fasino no me cansso de leer cada relato
Dios me a encantado!
Excelente relato, pero platica que otros encuentros tuvieron