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Foto del escritorThe Bridge

EL NOVIO DE MAMÁ

CAPÍTULO 1



—¡Joder! ¡Que se vayan todos a la mierda!—fueron las palabras exactas que cruzaron en mi joven mente cuando me enteré que mis padres se divorciarían, para ese entonces no entendía muchas cosas, como por ejemplo, que mis padres tenían el derecho de seguir sus propios caminos, de ser felices en otro lugar si en casa ya no lo estaban siendo; eso puedo decirlo ahora por qué ya miro la vida desde otra pendiente; pero en ese entonces tenía una edad muy inmadura, una etapa llena de dudas y cuestiones. 


Recuerdo que me volví un poco rebelde y algo complicado para mi madre, y también para mi padre; estaba molesto con la vida, estaba muy enojado con ambos por destruído la linda familia que teníamos.


Paso un año, luego otro y las cosas se fueron ablandando; en ningún momento mi madre me faltó al respeto trayendo a alguien en casa, quizá salía con amigos, ligues o amantes, pero nunca me enteré; las visitas con mi padre ya eran más ligeras y agradables y con mi madre de nuevo las cosas comenzaban a fluir, ya había aceptado que las cosas así debían ser; y fue entonces cuando llegó Gaspar a nuestras vidas. 


Mi madre hablo conmigo antes de la cena, y me dijo que quería presentarme a alguien; la verdad admito que no estaba muy accesible, y que no me parecía del todo, estaba algo celoso de que mi madre compartiera su vida con alguien que no fuera yo o mi padre; sin embargo tenía que respetar sus decisiones.


Llegó la cena, yo permanecí en mi habitación vestido con ropa casual; una camisa, unos jeans y tenis rojos. Escuché la puerta abriste y algunas risas y silencios prolongados, pronto tuve que bajar tras la llamada de mi madre—¡Fuck, mi madre se había buscando un sex symbol!—pensé; vaya que mi madre tenía un gusto muy delicado para escoger novio, pues mi padre tampoco era nada feo, bueno, también mi madre tenía lo suyo; cosa que le agradecía a mis padres, por hacerme tan atractivo. 


—¡Así que él es el muchacho!—Dijo Gaspar, lanzándome la mano y dándome un fuerte apretón, se podía notar que hacía mucho ejercicio, el hombre era enorme, tenía unos pectorales y unos brazos impactantes, a pesar de su edad vaya que lucia un cuerpo de admirar; un suggar daddy de revista gay literal.


Pasamos a la sala para platicar un rato, mi madre nos sirvió limonada mientras traía algunos bocadillos en el centro de mesa de la sala que nos dividía, el hombre no dejaba de preguntar y preguntar, era una verdadera lluvia imparable que no cesaba—¿Estudias? ¿Que estudias? ¿A qué universidad quieres ingresar? ¿Practicas algún deporte? ¿Tienes novia?—Mi madre miro mi estrés y lo detuvo diciéndole que me iba a espantar con tanta pregunta. 


Eso no lo detuvo, era una máquina de palabras, tenía mucha labia, y una facilidad para lograr desenvolverse y ganar tu atención; pronto sus chistes y bromas comenzaron a causar gracia, noté la sonrisa de tranquilidad de mi madre cundo sintió que lo había aceptado. 


Hubo un momento en el que dejé de escucharlo y comencé a escanearlo de pies a cabeza, primero te llamaba la atención sus labios gruesos, al rededor una barba tupida con tonos grises dentro de los vellos negros que aún habían, luego mirabas sus ojos color miel que resaltaban sobre su clara piel, entre la platica de repente sonreía y tenía unos dientes perfectos, y una cabellera ondulada y bien alineada.


Luego bajabas por su pecho grueso , y vellos sobresalientes en su camisa de cuadros abierta a dos botones, dejando mirar la división de sus pectorales, unos brazos velludos de leñador, unas piernas gruesas de puro músculo, un bulto demasiado llamativo, y unas pantorrillas que parecían que romperían La mezclilla. 


Pasamos a la cocina, y llenado tras de él pude notar sus inmensas nalgas —¿Que rayos? No está bien mirar con esos ojos al hombre de mi madre—me decía, mientras se me hacía imposible dejar de mirar al sexy hombre. 


Parecía que esperaban a alguien más, pues estaban retrasando lo más posible la comida, yo ya moría de hambre; el timbre sonó e inmediatamente Gaspar se puso de pie y caballerosamente le dijo a mi madre que él atendía, escuché los cuchicheos de bienvenida, y entonces el Hombre apareció con tres chicos de distintas edades—Bueno, se que quizá sea un poco incómodo para los cuatro, pero hoy tu madre y yo decidimos presentarlos entre hijos; espero no ofender a ninguna de las dos partes—Eran sus hijos, y vaya que tenían mucho de él, yo estaba algo bloqueado y nervioso. 


El más grande se llamaba Mateo, tenía 30 años, era un chico alto, fornido, pero no tanto como su padre, una barba y un cabello negro intenso, y una sonrisa tan hermosa como la de su papá; era la viva imagen de Gaspar pero en joven; luego le seguía Mario de 27 años, un chico de cabello castaño, el más serio de los tres, apenas sonrió, parecía más un gesto fingido; también delgado, algo más refinado que los otros, aun así muy caballeroso y cordial.


El último y el más pequeño era David, este de 20 años, más alegre y mucho más hablador, y el más cercano a mi edad; de cuerpo, delgado, el único con los ojos verde de su madre, cabello negro, pero menos oscuro que la de Mateo; eso si, los tres tenían unas nalgas y unas piernas heredadas por su padre.


Mi madre sirvió la cena con ayuda de su pareja, yo tenía la miraba baja y la mirada al celular, Los cuatro estábamos tensos, pronto Gaspar tuvo que romper el hielo—¡Chicos, parece que alguien se les murió! Dejen esos celulares un rato—Como mencione antes el hombre Tania una gran facilidad para socializar y para integrar, pues después de un rato había logrado que estemos entre los seis platicando de temas diversos. 


Todos compartimos cosas que nos gustaban, experiencias y hasta debatimos temas comunes; Mateo era jugador de baseball profesional, tenía novia y era egresado de la universidad como ingeniero mecatrónico, Mario era recién graduado de odontología y practicaba natación con su padre, y David jugaba fútbol americano en su universidad.


La noche salió bien, y cada que podían ambos nos reunían para convivir, no se cuantas veces nos habíamos visto: El zoológico, la casa de Gaspar, un partido de Mateo, un partido de David, noche de películas en casa y así varias ocasiones, hasta que un día en una cena en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, nos obligaron a ir de traje para anunciarnos su boda


—Hijos, se que para ustedes no es lo más fácil intentar sacarnos con el gusto, y agradezco la oportunidad de permitirnos ser felices y sobre todo aceptarnos entre familias aun cuando no somos nada—Me miró y fue demasiado sincero— Desde el miembro que conocí a tu madre me enamoré de ella, y antes que a ella, y si ella aceptara, espero puedas permitirme ser quien la haga feliz—con esto se arrodillo para pedirle matrimonio, desde luego no pude ser egoísta.


La gente aplaudía al rededor, y junto a seis copas que llegaron para brincar una pequeña orquesta de violín y cello llegaron a hacer más emotivo el momento. 


Nunca había visto a mi madre tan contenta, la boda no era de inmediato de hecho faltaba todo un año, pero pues ya estaban comprometidos, y eso sólo nos enlazo más con la familia de Gaspar, incluso comenzó a incluirme en actividades junto a sus hijos, sobre todo con el más pequeño que era él más afín a mi edad; era muy agradable aun que aveces un poco intolerable por su hiperactividad, jugábamos video juegos, pronto comencé a quedarme en su casa y viceversa. 


 Seré muy sincero, tenía muy oculta y sobre todo reprimida mi homosexualidad, bueno, eso hasta que un día algo ocurrió.


Habíamos quedado en ir a un partido de Baseball donde Mateo jugaría, llegamos al estadio, a mateo apenas pudimos verlo, hasta que entró a los vestidores, mi madre, Gaspar, David y yo subimos a buscar un buen asiento para mirar a mi hermanastro jugar. 


Estábamos en las gradas de abajo, demasiada gente, y ahí estaba Mateo lanzando su bola veloz, se le marcaba un enorme paquete, supongo que era por el protector de testículos que se colocan, esa barba combinaba con todo el traje, y es justo el momento en el que se desbordó toda la fingida heterosexualidad que tenía como máscara ante todos.


Tenía unas meta nalgas a las que no les había prestado atención, y unos ojos cafés que a la luz del sol quedaban color miel, desde ese día mi Hermanastro se había convertido en mi amor platónico.


Recuerdo desde eso mirarlo caminar en bóxer por la casa, y vaya que Estaba bueno por donde lo mirarás; las nalgas se miraban duras, sus piernas muy bien trabajadas, y el bulto vaya que le hacía honor a su padre, velludo sin ser grotesco, y lo que más me agradaba era su forma tan cariñosa de tratarme como su hermano. 


Siempre venía a jodernos cuando jugábamos videojuegos, a veces venía a hacerte cosquillas para desconcentrarte y perdieras, y es cuando aprovechaba para entre pataleos tocar un poco de su cuerpo, pude rodar su bulto más de una vez.


Desde esa vez comencé a frecuentar los partidos de Mateo, a veces solo iba mi maña y Gaspar, pero yo siempre estaba en primera fila para ver esas duras piernas mover esas ricas nalgas, y ese bulto marcarse entre sus muslos, no quería despegar mi vista de el, se había convertido en mi amor platónico, sabía que era imposible, pero no quería perderme cualquier oportunidad que pudiera existir.

En una ocasión bajé del estadio para ir a los sanitarios, quería ir a orinar, Después de mear quise ir a verlo para darle la buena suerte, camine entre los pasillos, ya sabía cómo llegar hasta los vestidores de los jugadores y sabía el truco para entrar a la zona personal donde guardaban sus cosas.


Al entrar Me encontré todo el espacio vacío de gente, estaba lleno de bolsas de gimnasio, ropa por todos lados, varios termos de agua y toallas desdobladas, yo conocía su maleta, y quería saber un poco más de él. 


Abrí para ver qué contenía, estaba con un ojo en la puerta y el otro revisando; había un bóxer blanco de él, olía muy bien, tenía un olor peculiar mezclado con su colonia siempre, tenía una playera, desodorante y cosas de aseo personal, y de bajo de todo eso su celular.


Vaya morbo que me daba ver que contenía ¿de que platicaba con su novia? Si hablaba con otras chicas ¿qué tipo de fotos guardaba y se tomaba?


Tomé el celular, no tenía contraseña, mis dedos temblaban, estaba al borde de un colapso nervioso, revisé la conversación con su novia, no había más que palabras, Intenté revisar rápido algunas aplicaciones intentando dar con algo—mi hermanastro no podía ser tan santo— me decía. 


Fue hasta cuando entré a las fotos que encontré algo más interesantes, fotos sin camisa, fotos en bóxer, fotos de chicas; nada de desnudos, si tenía, vaya que las tenía muy escondidas, lo que si me llamó la atención fue que tenía una carpeta de fotos, pero de chicos.


Entonces la duda comenzó a carcomerme, pronto regresé el celular a su lugar cuando en los pasillos comenzó a escucharse movimiento; los jugadores ya estaban entrando a los vestidores, salí con premura topándome con más de uno, estaba súper intimidado con tantos chicos y sus miradas extrañadas, Uno de ellos me tomó del hombro con una voz algo enojada cuestionándome la razón de estar ahí, cuando Mateo salió a mi auxilio. 


—¡Espera! Es mi hermano, déjamelo a mi—me tomó del hombro y me guió hasta la salida, sabía que por dentro se estaba muriendo de la vergüenza—¿Que estabas buscando aquí? ¿Si sabe que este lugar es exclusivo para los jugadores?


—En serio ¡Perdón! Solo venia a darte la buena suerte, quería sorprenderte dentro de los vestidores para cuando acabarás—Tuve que escudarme incluso con la excusa más estúpida que pude decir; no se enojó, solo me dijo que no volviera a hacer eso o podría costarle algún regalo a él.  No le dijo nada a su papá ni a mi madre, y eso se lo agradecí. 


Esa noche me quedé en la casa de ellos, pues David y yo teníamos planes de desvelarnos jugando en l consola; puedo escuchar cuando su hermano llegó, eran como las 2 am, y ya decidimos dejar los videojuegos, yo no podía consolidar el sueño, más teniendo las imágenes del paquete de Mateo en bóxer, quería masturbarme.


Entonces camine hacia el baño pasando por los cuartos, un ruido extraño me detuvo en la puerta de Mateo, se escuchaban susurros, era obvio, estaba con su novia, bueno eso creí hasta que escuché con claridad que la voz de mi hermanastro estaba acompañada de otra voz masculina. 


Inmediatamente comencé a sudar de lo caliente que me ponía eso, necesitaba ver, estaba ansioso de no poder mirar qué había detrás de las paredes, tenía que hacer algo para no perderme el espectáculo que estaba ocurriendo dentro.


Recordé que la ventana de él daba al patio, la ventaja que tenía era que la ventana no da a directamente de frente a sus miradas y por lo que pude observar estaban demasiado ocupados como para prestar atención a la ventana.


Apenas me asomaba, Mateo estaba sentado al borde de la cama, y tenía las manos soportadas en la cama con una inclinación ligera hacia atrás, su acompañante estaba besando su bóxer por encima, estaba muy entretenido con la erección que mostraba; las piernas de mi hermanastro estaban muy extendidas, dejando espacio suficiente por aquel chico de misma complexión que el. 


No tardó tanto en que aquel sujeto comenzó a retirar el bóxer de Mati, descubriendo una gran verga entre sus piernas peludas, tenía una gruesa verga, de unos 18 centímetros, su acompañante comenzó a masturbarlo, y luego utilizó su boca para darle placer. 


Vaya que el otro barbón tenía experiencia, por qué mamaba mucho mejor que en las películas porno que había visto.


Después de un rato entre sus piernas comenzó a subir hasta llegar a sus labios, vaya besos apasionados que se estaban dando, las manos de Mateo no dejaba a de tocar toda la espalda, bajando hasta las nalgas del aún no desnudo. 


Se separaron solo para terminar de desvestirse, continuaron con aquel beso, la verga del otro tipo era unos centímetros más larga, pero no tan gruesa como la de mi hermanastro; vaya escena porno en vivo de la que estaba siendo espectador, por un momento quería abrir la puerta y que me incluyeran en tan rico momento.


No tardo mucho en que mi hermano se recostó mirando al techo para que su amigo se montara en el, comenzó a balancearse de adelante hacia atrás, tomaba la verga de Mateo por  detrás tratando que cazara entre sus ricas nalgas; admito que el sujeto estaba tan bueno como Mat, estaba igual de proporcionada, incluso podría jurar que esa cara la había visto, y si no me equivoco era un compañero de su equipo de baseball. 


La verga de mi hermano por fin entro y miré que el chico se meneaba. incluso llegué a pensar—¿Que pensaría Gaspar si se enterara de esto?—por qué era más que obvio que no estaba enterado; Mateo se apoyaba de sus caderas, supongo que eso le ayudaba a metérsela más a fondo, y entonces en un segundo, sus ojos se conectaron con los míos, y no hice más que ocultarme.


—¡Demonios!— pensé, no esperaba que eso ocurriera, retrocedí a gran velocidad, nervioso y ansioso—Esto me va a meter en grandes problemas—me decía mientras caminaba a la habitación; simultáneas ideas y posibilidades corrían junto a mis ágiles piernas, pasé la cocina, mi respiración era muy obvia, giré para tomar el pasillo a las habitaciones y fui detenido por la enorme figura de Mateo, quien esperaba al filo de la puerta a que yo pasara para sorprenderme. 


—¿Que carajos hacías espiándome?—susurró muy serio, estaba muy asustado, mi agitado corazón me impedía responder, me tomó del brazo y me jaloneó dentro de su habitación; mis ojos no habían fallado, aquel muchacho era del equipo de baseball de mi hermanastro, y era tan guapo y masculino como el.


Mateo tenía puesto un bóxer, y al parecer a ambos se les había bajado la calentura después de tal momento—Mi papá no sabe nada de esto, y no pretendo ser el maricón de la familia, así que tendrás que guardar el secreto, por que por lo visto a ti también te gustan las vergas... y dudo que tu madre sepa, así que si quieres seguir disfrutando en silencio, será mejor que cierre la boca. 


No entendía a qué se refería hasta que se alejó de mi, después de haberme dejado sentado en una sillón casi frente a la cama; se acercó a Damián, y comenzaron a besarse frente a mi, mil emociones, sentimientos y sensaciones comenzaron a nacer por todos lados, Era demasiado joven para haber experimentado algo como eso, y mi hermanastro me estaba regalando sexo en vivo en primera fila.


Mientras Mateo besaba el torso de Damián, sus ojos no dejaban de clavarse en mi, por cada cosa que hacía sobre el cuerpo de el chico, me miraba a ver cómo obligándome a no dejar de mirar, al principio no tuve ni siquiera una erección, el nervio estaba apoderado de mi, sujetaba mi cuerpo y no dejaba que me soltara, la verdad no estaba disfrutándolo, y Mateo se dio cuenta. 


Se levantó de su acompañante, se dirigió a mi y no hizo más que ser amable—Tranquilo, siento si te asusté, también yo me asusté, pero no pasa nada, las dudas que tienes, también las tuve, así que solo disfruta, nadie se va a enterar, solo disfrútalo—con esto me dio un apretón de hombro qué pareció más una caricia, y regreso a Damián para volver a clavar su lengua sobre sus pezones oscuros.


La hábil lengua de Mat levantaba gemidos tras su contacto, vaya que sabía hacer lo suyo, sus manos se miraban experimentadas, pues no dejaban de moverse y de tocar sus piernas, su abdomen y de oprimir el paquete de Damián que ya mostraba gran tamaño; incluso a simple vista podría asegurar que la verga de Mateo era menor, no por tanto, pero si por unos centímetros. 


Sus piernas abrieron las piernas de Damián, y sul bulto se rodaban fuerte, podía mirar ambas erecciones vibrando una con otra—No por nada le llaman espadazos— pensé; se miraban tan bien, era como ver una película porno en 3D, de hecho nada se comparaba a eso, ser espectador era el mayor premio que me había podido tocar, me acomodé, estiré las piernas y comencé a sentir coló mi polla iba despertando. 


Fue cuando mi hermanastro bajó por su ombligo y le retiró el calzón para sacarle la verga, cuando no pude contenerme más, podía sentir como tenía mis interiores húmedos, mi pene no dejaba de lagrimar, todo debido a esa escena: el macho barbón de Mateo estaba tragando verga como todo un experto— la misma boca con la que besa a su novia—que excitante, pensaba. 


Pronto mi mano estuvo dentro de mis pantalones cortos manipulando mi joven polla, no tardaron en cambiar de posición, ahora Damián había colocado a mi hermanastro de pie, a pocos pasos de mi, incluso lo movió a una distancia suficiente para que pudiera observar y disfrutar de tal espectáculo, el otro barbón se arrodilló y tragó hasta el fondo, lo hacía una y otra vez, yo estaba hipnotizado por la hermosa verga de Mateo, y por la forma tan erótica con la que le mamaban.


Estaba a la distancia suficiente como para estirar la mano y tomar su verga y sentir cómo se sentía, incluso experimentar a qué sabía, pero no me sentía con la confianza para hacerlo, tuve que resistirme a solo mirar esos atléticos cuerpos moverse frente a mí. 


Mateo levantó del piso a Damián y comenzaron a besarse, la mano de del acompañante de mi hermanastro masturbaba ambas vergas con su enorme mano, podía mirar lo húmedas que estaban, lo gruesas y lleva de venas que estaban, una más oscura que la otra, pero tan bellas y antojables; mire cómo se retorcían sobre sus hombros, y de nuevo la mirada retórica de Mati—¿Quieres probarlo? Te lo puedo prestar, al fin que ya somos familia—me dijo mientras acercaba a su compañero casi frente a mi.


De cerca era mucho más larga y gruesa de lo que miraba, era lisa con unas venas sobre alzadas, Mateo me miró fijo arrodillado a nivel de la cadera de su amigo, tomó mi mano y la llevó al erecto trozo de carne—Sujétalo, y muévelo lento, y luego más rápido—decía mientras con su mano sobre la mi me iba enseñando cómo masturbar a su acompañante—De saber que te gustaba la verga, hace mucho que te hubiera dado la mía para que juegues—Me dijo mientras no apartábamos nuestras miradas. 


Mientras agitaba lento esa polla, cubriendo y descubriendo la cabeza con el prepucio, Mateo se acercó para lamer la punta y recoger con su lengua aquella gota que salía de la cabeza, la trago y lamió entre sus bigotes—¿Quieres probarla? Sabe rico, es como comer miel—Le dije que si ¿Como negarme a tal semental? 


Después de agitarla un poco de nuevo comenzó a desprender otra gota clara y viscosa, acercó de nuevo su lengua, pero esta ves la sostuvo fuera de su boca, me sonreí dio cuando se acercó a mis labios, robándome un beso con el rico sabor de Damián, vaya beso que se prolongó como si nos hubiéramos deseado desde hace mucho, sentí mi cuerpo elevarse a otro nivel, nunca estuvieron en mis planes coger con mi hermanastro, y al parecer apenas estaba comenzando.


Al separarse de mi tomó mi nuca y me empujó lento para que me animara a lamer la verga de Damián, el chico solo estaba hoy detenido observándonos, supongo que era excitante para el saber que éramos hermanastros; comencé a chupar, era demasiado novato, se notaba a leguas, pero estaba haciendo lo mejor que podía.


Mateo se levantó y se puso a un lado, dejándome dos vergas a mi Merced, no buscaba cuál lamer, atendía una y luego la otra, luego regresaba a la otra, y así sucesivamente, mientras ellos se besaban; noté que a Matías le encantaba posar su mano en las nalgas de Damián, notaba que el chico gemía cada vez que sus dedos se introducían en su hoyo—Yo también quiero hacer eso— me decía. 


Por fin se detuvieron, me pidieron que me retirara toda la ropa, y me acostaron en la cama —¡Fuck! —Me mamaron el pito juntos, parecían besarse con mi verga entre ellos, mi joven y dura verga estaba siento chupada, lamida y tragada por este par de beisbolistas que a simple vista parecían un par de héteros.


No dejaron de lamer en ningún momento, parecía que les excitaba tener un chico joven a quien enseñarle, Damián comenzó a bajar por mis huevos, sentí como si volara cuando su lengua comenzó a bajar más, subía y bajaba, tocaba casi mi culo y volvía a subir en el par de bolas colgantes. 


Mateo dejó toda mi verga en manos de su compañero, más bien en su boca; el se acercó hasta mi cara y llevo su pene en mi estrecha boca, comenzó a empujarla y con su mano a obligarme a tragarla, el aire comenzó a faltarme, y por más que quería despegarme no me dejaba, después de mirar mi piel ponerse roja me soltaba para luego volver a ahogarme con su trozo.


Miré que ellos se miraban con malicia, como si se mandaran señales con los ojos, yo me preguntaba—¿Qué demonios están planeando?—Damián colocó una almohada en mis nalgas para tener mayor alcance, y una altura más cómoda a su boca, y cuando tocó mi ano sentí que miraba ángeles, vaya experiencia la de su lengua, tenía un órgano sexual que me penetraba con unos movimientos que me obligaron a gemir. 


Mateo me indicó que no haga ruido—¿Eres virgen? —me preguntó mi hermanastro, obviamente lo era, y al responderle afirmativamente solo miré su sonrisa de placer—Iniciación—le dijo al chico que chupaba, lamia  y penetraba un poco con sus dedos mi ano; y entonces su dedo comenzó a violarme, a hacerme ver estrellas.


Me metieron otro dedo, y cada vez me dilataba más, sabía a donde iba todo esto, y no me negaría a ello; Damián se colocó entre mis nalgas y su verga comenzó a jugar en mi culo, yo estaba concentrado en las ricas bolas depiladas de Mateo, tenía un olor penetrante a sudor, y un sabor salado, cada vez que salía a respirar el me hacía regresar para hundirme más entre sus gordos huevos y su pesada polla.


—Si te duele, me dices, pero hagas lo que hagas no hagas ruido—me dijo mi hermanastro, entonces fui sintiendo la dura cabeza húmeda que intentaba entrar entre mis nalgas, estaba ya dilatado, pero el tamaño de Damián vaya que era de temer, así que respire profundo, y cuando  sentí el primer empujón sentí que me partía en dos, una lágrima salía de mi ojo, pero no me desistí, yo quería que me hicieran suyos.


El dolor iba disminuyendo cuando salía, y luego su grueso pene abría más su camino y regresaba esa incomodidad—Hoy te vamos a hacer hombrecito, así que disfruta—Damián comenzó a moverse más rápido, su abdomen semi lampiño, y sus gruesas piernas se golpeaban con mis nalgas perfectas; vaya forma de perder la virginidad, con un par de supuestos héteros, barbones, musculosos y rudos. 


—¿Duele o puedes aguantar un poco más?—me preguntaba al ver mis gemidos reprimidos y mis gestos sufridos, pero no estaba sufriendo, estaba disfrutando de la rica verga de su amigo; obviamente le respondo que no dolía—Entonces ya no dolerá—me dijo mientras se pasaba a espaldas de Damián.


Mientras me seguía penetrando miré a mi hermanastro pasar detrás de Damián, su rostro cambio y su velocidad disminuyó, Mateo tomó de su cuello y lo beso por su espalda, un gemido muy bajo me dio la pauta para saber qué estaba siendo penetrado, ahora los movimientos que hiciera conmigo serían claves para el número de metidas que le pondrían a su culo. 


Comenzó lento, y parecía más excitado, poco a poco fue elevando el ritmo, escuchaba como sus huevos se restregaban en mis nalgas, y en su rostro miraba lo mucho que disfrutaba tener dentro al hijo de mi padrastro; la verdad era muy excitante, y también quería probar lo que se sentía estar en el centro de los dos, quería ser penetrado por mi hermanastro, debía ser un espectáculo ver su vientre peludo golpeando contra mi cuerpo en cada metida.


—Quiero que mi hermano te penetre— escuché que le dijo al otro beisbolista, así que ahora Damián se tiro a la cama con el culo muy abierto y me coloqué entre sus piernas, era un verdadero novato, no sabía si lo haría bien, era el primer culo que tenía para mi, normalmente en las películas porno todo se mira más fácil; Mateo notó mi falta de experiencia y colocó mi verga en la entrada de su amigo, me ayudó para que entrara, y vaya sensación la que sentí cuando su cálido hoyo absorbió mi verga.


Mi hermano no perdió el ritmo y se colocó tras de mi, me besaba el cuello, y poco a poco me fue metiendo su gruesa polla, ahora estaba cumpliendo aquel deseo, mientras más me movía, más disfrutaba, ni siquiera puedo describir lo que sentía, pero a ese ritmo, mis torpes movimientos harían que me venga rápido.


Mateo notó mi pronta expulsión y me pidió que saliera un momento de él para que yo me relajara, era imposible no menearse la brega al ver cómo mi hermanastro embestía como toda una bestia a Damián, Damián mordía su mano para no gritar, que rico se movían las nalgas de Mati cada vez que meneaba su cadera para acabar con una metida profunda, entonces me coloqué tras de él sin saber cual sería su respuesta. 


Por un momento pensé que me quitaría de su lado, pero al contrario se detuvo y le bese el cuello, tal y como había mirado que lo hacía con Damián, así que comencé a tocar su cadera, tenía unas nalgas perfectas y peludas, como todo beisbolista sus nalgas eran de sus mejores atributos.


Mientras el se movía lento para darme espacio, fui abriendo sus gordas nalgas para darle paso a mi pene que también tenía un buen tamaño, con sus movimientos y su culo dilatado fue muy fácil ir introduciéndome en el, no pare de besarle la espalda, en esa posición él hacía todo el trabajo, y vaya que se movía demasiado bien, tuve que controlarme para no venirme de la nada y quedar en ridículo. 


Después de un rato me separé, de no hacerlo me vendría muy rápido, y no quería hacerlo aún, entonces miré que Damián le dijo a Mateo “los dos” entonces me dieron indicaciones ya que sería una posición que requería un poco de coordinación de las tres partes, Mati se acostó, y sobre el su amigo se montó comiendo toda su verga, y se supone que yo debía meterme entre ellos para penetrarlo a la misma vez. 


Al principio fue algo complicado, pero una vez que entré no pude detenerme; se sentía demasiado bien el rece de la verga de mi hermanastro aplastando la mía y a la misma vez moviéndose en un mismo ritmo, vaya que está vez no podría detener la leche que tenía reservada desde el inicio. 


—Si se van a venir, este es el momento—susurró Damián, no lo pensé dos veces, y tras el aviso de Mateo de que se vendría, me corrí, Pude sentir como entre el estrecho espacio mi leche se mezclaba con el semen del hijo de mi padrastro, miré como Damián se corría con grandes chorros al aire, con cuidado nos despegamos para no manchar las sabanas, Mateo me pidió que no me fuera aun, ambos entraron a bañarse y yo permanecí sentado al borde de la cama.


Me coloqué los calzones, después del sexo mi timidez regresó, escuchaba aún el agua cayendo, deberían verse tan ricos los dos bañándose, ambos cuerpos desnudos bajo el agua—Seguro estaban bajo otro manoseo— y solo podía imaginarme las escenas candentes que podían estar ocurriendo tras esa puerta.  


No tardó mucho en que Damián salió con una toalla enrollada a su cintura, se miraba tan espectacular, que no podía creer que me lo había cogido—Para ser tu primera vez no estuviste nada mal flaco, quizá debamos repetir otro día, seguro le girarías a más de uno dentro del equipo—En eso salía Mati de el baño completamente desnudó con su verga columpiando, y su amigo prefirió guardar la plática para después. 


Pero en el momento que fue a la cocina por algo de agua y mientras Damián se vestía frente a mi no dudó en soltar un pequeño secreto familiar—Aquí entre nosotros, si puedes echarte al papa de Mateo, no te vas a arrepentir, es toda una bestia en la cama. 


Vaya que me quedé anonadado con tal información, me despedí de lo dos y en mi cabeza no dejaba de girar la posibilidad de estar con mi padrastro. 


CAPÍTULO 2



Tenía días desde lo ocurrido con Mateo, su trato no había cambiado para nada conmigo, al contrario, de repente usábamos el pretexto de ver alguna película en horarios donde no había nadie en casa para poder repetir el buen sexo que sabía dar.


Mi madre no se oponía, al contrario, le agradaba saber que estaba conviviendo con mis nuevos hermanos; ¡si supiera que su hijastro me estaba rompiendo el culo y que me había quitado lo virgen y lo casto! Y vaya que habíamos aprovechado de las máscaras quitadas, pues quitábamos nuestras ganas donde nos agarrará, le mame la verga en el auto, me cogió por toda la casa; desde luego fui activo con el, pero menos, le latía más a él ser el dominante.


Sin embargo desde que Damián lanzó el secreto tan oculto de mi padrastro, mis pensamientos no dejaban de llenarse de constantes directrices y posibilidades que podían ocurrir; me masturbé pensando en él durante varios días, incluso me imaginé que era él cuando su hijo me revolcaba, supongo que él pene de Mateo era un ejemplo de lo que podía encontrar en el. 


Comencé a frecuentar más la casa de Gaspar, el siempre tan encantado de tenerme ahí, siempre hablo un pretexto para quedarme a dormir, incluso mi madre aprovechaba para quedarse con su actual marido, y yo no perdía oportunidad para mirarlo; solía andar en shorts muy pequeños, y vaya que se le marcaba un bulto enorme, unos huevos que juraba que apenas darían dentro de mi boca.


Sus piernas peludas y musculosas solo eran el atractivo principal, por que el resto del hombre estaban igual de perfectos, su mirada era tan ruda acompañado de esas cejas pobladas, sus gruesos brazos por el gym, vaya que era todo el fetiche de cualquier gay que admira a los cuarentones; bastaba una camisa de cuadros rojos y unos jeans entallados para ser uno de esos leñadores de revistas gay. 


Entonces comencé a acceder a esos cariños que de repente quería darme, para sentirme parte de la familia, quería hacer de su parte para que sintiera su paternidad, pero yo lo que en realidad quería era sentir ese bulto enorme en mis manos, debería ser un verdadero demonio en la cama, y yo quería descubrirlo, cuando menos quería verlo desnudó, y estaba convencido de hacer todo lo posible.


Todo comenzó con pequeños momentos, intentaba atraparlo por la casa caminando en bóxers para poder mirar un poco más de lo obvio que se transparentaba tras la tela que obstaculizaba; en varias ocasiones llegué a ver qué se desvista dejando ver sus ricas nalgas peludas caminando por la caza con alguna de las trusas que prefería mil veces que llevar bóxer.


Recuerdo que se le marcaba un paquete que dejaba la boca sedienta, sin duda tenía unos testículos gordos, y una polla que se le acomodaba había abajo dejando ver el pedazo de glande que se cargaba, solo de pensar que dormida se miraba de unos 12 centímetros, despertaba mi morbo de descubrirla desnuda.


Mi Madre me cayó con la sorpresa de que pasaría los fines de semana en la casa de Gaspar, dio la casualidad que a mí mamá la cambiaron a guardias nocturnas, y prefería que yo me quedara en casa de su marido para estar más tranquila, entonces es donde encontré mayor oportunidad, tenía que provechar esos días, o quizá nunca tendría otra oportunidad; mi madre solía absorber casi todos los espacios de Gaspar y después sería sumamente complicado cazarlo solo. 


Una parte de mi se sentía culpable, pero si lo estaba habiendo con otros tipos a espaldas de mi madre, que mejor que aprovecharlo y luego hacer que mi madre abriera los ojos. 


Llegó por fin el fin de semana, y había otra cosa que puso todo en bandeja de plata; mis hermanastros se habían ideó de viaje a Canadá con su madre, lo que me había dejado la casa sola para mi, incluyendo a su padre, ósea: mi padrastro. 


Me excitaba saber que era el modelo perfecto de tantas mujeres, podía oír cómo entre las amigas de mi madres cuchicheaban de lo bien que se miraba su nuevo marido; incluso amigas de la escuela me molestaban a veces con lo bueno que estaba mi padrastro. ¿Qué saben ellas? Si nunca lo han mirado en trusa, o en micro shorts ,era momento de cobrar a salud de todas esas mujeres el morbo y la dicha que jamás les podría ofrecer.


Llegue a su casa, no había nadie, estaba completamente silencioso y ese aroma a madera que minaba toda la casa, dejé mis cosas en el cuarto de David, y caminé un poco acompañado del silencio que rodeaba toda la casa, todo era sobrio y tan incidido sin el ruido de sus hijos en la casa; fui al baño, recorrí los cuartos, tenía mucho tiempo antes que llegara Gaspar a la casa; y para ser sincero tenía un morbo enorme por estar en el cuarto de cada hijo y ver qué tanto escondían. 


Cómo recordarán de la misma manera había descubierto la inclinación de Mateo, y vaya resultado que había tenido el saber que le gustaban los chicos, y vaya ciliada que me habían puesto y nos habíamos puesto una tras otra ves; entre al cuarto de Mario, estaba lleno de libros, su laptop sobre la cama, un chico muy aburrido.


Era el qué menos me atraía, y no teníamos mucho en común, pero no quise perder tiempo y me fui directo al cuarto de Gaspar... pero estaba con seguro; me puse a caminar por la casa, revise cajones ¿donde más podría estar la llave? Entonces recordé que en una ocasión había mencionado algo sobre una fruta secreta que guardaba llaves, y ahí estaba, dentro de una manzana muy elaborada, abrí el cuarto, quería saber que tanto podría encontrar.


Lo primero que hice fue oler su ropa, sus camisas olían a ese suave aroma que siempre usaba, y ahí estaban en el cesto de ropa dentro de su baño personal un par de trusas con el dulce aroma de su polla, vaya debía ser un manjar tenerlo de frente, caminé hasta la cama me recosté y comencé a masturbarme olfateando su rico hedor a macho. 


Me saqué la verga, me toqué imaginando que esa trusa estaba llena con la carne de mi padrastro y a los pocos minutos pude alcanzar un orgasmo que estalló en mi mano, vaya cantidad de leche que me había hecho tirar imaginar a Gaspar, me limpié con su trusa, y descanse mis manos sobre la cama, estaba tan relajado que no sé en qué momento que quedé dormido. 


El susto que me llevé cuando al abrir los ojos miré a Gaspar caminando por la habitación quitándose la ropa de trabajo, mi puño aún sostenía su trusa manchada con mi semen, y yo fingí seguir dormido, miraba de reojo cómo se quitaba el pantalón dejando ver su calzón sellado en sus gordas nalgas peludas; se colocó un short, se acercó a mi, tomó su trusa de mi mano y salió del cuarto.


Abrí los ojos, ya eran horas de la tarde, lo noté por el color de la Luz que entraba en la ventana, mil preguntas pasaban por mi cabeza—¿Se habrá enojado? ¿Por qué demonios me quito el calzón de la mano? ¿Habrá notado que sus interiores estaban llenos de semen?—tenía temor de enfrentarlo, no sabía con qué consecuencias podrían venir, en verdad me había relajado tanto al grado de caer rendido. 


Fuera de todo eso había también violado su espacio personal, entre a su cuarto sin autorización, tomé la llave del lugar que se suponía secreto ¿con qué excusa se supone que saldría? Bueno eso no lo sabría al menos que saliera y supiera que me esperaba a fuera, así que me abroché el pantalón, me coloqué los zapatos y me dirigí a la sala; provenía sonido de la tele, seguro estaría mirándola.


Caminé detrás de él, miraba el canal de deportes en un partido de soccer—Hasta que despertaste—dijo al escucharme—Ni cuenta te diste que llegué—Se escuchaba calmado, ningún indicio de enojo, rodeé buscando un sillón, tomé asiento y miré que bebía una cerveza—Si quieres una hay más en el refri, no sé si te dejé tu mamá, pero si quieres ahí hay—Tomé una y regresé a el sillón, miré de su costado y el interior estaba a un lado de él. 


—así sabes que eres un pésimo ladrón ¿verdad?—me dijo después de un sorbo de su bebida; me hice al desentendido e intenté desviar la plática, pero fue imposible—Un buen ladrón no deja evidencia—me arrojó la trusa con su puño—no se queda dormido y mucho menos deja huellas ¿puedes explicarme qué es eso?—Dijo serio pero no brusco. 


—La verdad no sabía que pasaba por mi cabeza, espero que una disculpa sea suficiente.

—¿tu madre sabe de esto?—obviamente se refería a ser homosexual. 

—No tendría por que, no es el momento—Se levantó y se puso a mi lado.

—Entonces supongo que quieres que guarde el secreto ¿no es así? 


No se a donde quería llegar, era como un tipo de acoso mezclado de una sutil amenaza; bueno, de eso me di cuenta cuando me hizo la pregunta que puso todas mis hormonas en alerta—¿y te bastó el olor que dejó en mis calzones o prefieres sentirlo de frente? Por qué créeme que sé guardar secretos, por cierto, probé un poco de lo que dejaste en la tela, y no sabes nada mal, que bueno que no seamos parientes.  


Era obvio, me estaba tirando los perros, sabía que tenía el mango del sartén contra mi, pues podría quemarme con mi madre y para ese entonces no me sentía listo para hacérmelo saber, sin embargo no tenía que hacer eso si quería hacer algo conmigo, después de todo era yo quien desde el inicio estaba planteando intentar ver un poco más de él, y más cosas se habían desbordado a mi favor. 


Yo estaba algo tieso, y me costaba un poco utilizar palabras, admito que Gaspar me intimidaba con su porte; estaba algo pasado de copas, su aliento olía a alcohol, y sus enormes piernas estaban abiertas, como tentándome a qué me atreviera a hacer algo más que solo mirar de reojo.


 Se oprimía los huevos, y la verdad deseaba ser yo quien lo hiciera, parecía que había dejado de lado la conversación anterior, permanecía a mi lado, comentaba sobre el partido de soccer y no hacía nada más, por momentos pensaba que esos pantalones cortos estaban de más, y pareciera que escucho mis plegarias, pues en uno de los levantones que hizo para ir por cervezas, regresó con una de sus trusas. 


Se le marcaba un paquete de Dioses, y le gustaba tocarse por encima, él sabía que lo estaba mirando y en ocasiones se levantó el calzón para meter su mano y acomodarse; vaya tentación la que tenía a mi costado, prefería estar de frente para poder mirar con mayor precisión, entonces posó su mano sobre mis muslos, no eran tan delgados, pero tampoco tenía el tamaño de los de él. 


—Si quieres igual puedes quedarte en calzones, yo no tengo problemas—dijo mientras se volvía a tocar el pedazo grueso de carne dormida que tenía entre las piernas, así que decidido a alcanzar lo que quería me levanté, fui por algo en la cocina y regresé con mis bóxers.


—Deberías usar trusas, te aseguro que te quedarían bien, si quieres te presto uno de los míos para que veas cómo te queda, ¿ve por una de las mías. 


Se levantó y regresó con una de sus trusas—Quítate eso, y ponte esto, quiero ver cómo te quedan. 

Obedecí, me di la vuelta y me quite mis bóxers, mi culo quedó expuesto, estaba subiéndome la trusa viendo sentí su grueso cuerpo detrás de mi—Déjame te ayudo a acomodarte—estaba teniendo mucho contacto con mis partes, y sentía una erección llegar.


—¡Contrólate, Contrólate!—me decía mientras sentía sus grandes manos sujetar el elástico por todo el contorno de mi cintura, sentí muy cerca su respirar, y en uno de sus acercamientos sentí su bulto entre mis nalgas, luego me pidió que me de la vuelta, y sin preguntar ni pedir permiso metió su mano dentro de la trusa y sujetando mi pene que intentaba controlar, lo colocó de un lado y con sus manos palpó una u otra vez el calzón hasta que sintió que estaba acomodado a su gusto.


—Pues si te quedan bien, no entiendo por qué los jóvenes de hoy usan tanto bóxer, a mi gusto estos modelos son más sexys, y la verdad te queda demasiado bien, y admito que de culo no estás nada mal— mi padrastro me miraba con esa sonrisa coqueta—Y creo que le gustas mucho a mi amigote—dijo sujetando el enorme miembro que se marcaba en sus calzones. 


Y vaya que mi verga respondió a sus toques, pues por más que intenté detener ese impulso fue imposible negarse a lo que había venido buscando, y tampoco él desaprovechó la posibilidad al mirar la respuesta, para eso su mano ya estaba oprimiendo mi erección que bombardeaba su mano con duras palpitaciones—Vaya que tenías muy guardado lo tuyo—decía mientras su mano jugaba dentro de la trusa.


Tomó mi mano y la llevo a su paquete, era más alto que yo, lo que le dificultaba un poco que su mano llegara a mi miembro, sujete el enorme trozo de polla que tenía, Apenas era cubierto por mi puño, y de largo superaba por mucho a su hijo, y vaya que Mateo estaba muy bien.


Con fuerza me impulso hacia abajo para estar arrodillado a él, yo ya sabía que hacer, mi hermanastro me había enseñado muy bien, y Damián me había dado algunos ases bajo la manga para complacerlo; sujeté el pesado pene, tenía una cabeza ta gruesa, en realidad su grosor se extendía del tronco a la punta, estaba tan colorada que parecía que estallaría; tenía venas inflamadas, y solía recortarse, lo que hacía que se viera impecable y aseado.  


Acerque mi cabeza a la gota que caía del oficio de su pene, apenas lo tomé con la lengua ya caía otra, lubricaba demasiado, y su prepucio apenas y podía cubrir una cuarta parte de el glande, chupé las punta y fui subiendo de intensidad poco a poco, fui introduciendo lo que cabía en mi boca, y con fuerza el llevaba su verga hasta mi garganta, por momentos dejaba su suculenta verga para bajar por sus huevos.


Era mucho más brusco que Mateo, ni siquiera se detenía a dejarme respirar cuando me hacía tragar casi toda su verga, y digo casi por que era imposible que diera en mi boca; comenzó a violar mi garganta tomando mi cabeza con ambas manos, la traía una y otra vez como si cogiera un culo, por momentos el aire en verdad me faltaba. 


Por fin me dejó descansar un poco de la fatigada cogida que le había puesto a mis labios, pero solo para colocarme sobre otro de sus caprichos, me recostó  en el sofá con las piernas abiertas, se introdujo entre ellas y comenzó a lamer mi pene, se miraba tan masculino chupando y tragando hasta el último centímetro de mi polla, y vaya que era excitante ver ese mastodonte velludo que mamaba con gran experiencia.


Pero cuando su lengua bajo más haya de mis bolas, su lengua húmeda y los picos de su barba habían una sensación tan explosiva, que jamás pensé que alguien pudiera llevarme a tal límite, mis gemidos comenzaron a hacer ruido, más cuando sus dedos comenzaron a entrar y salir de mi ano, sentía mis ojos ponerse en blanco, y cada vez que entraban sus gordos dedos un grito de placer se hacía presente. 


No sé en qué momento tres de sus dedos ya entraban y salían de mi, él sabía el tamaño de su miembro, y me estaba preparando pmara el; pensé que después de eso seguía la penetración  y luego una corrida común, pero vaya que estaba equivocado, el señor estaba preparado para este momento, y estaba dispuesto a hacerme explotar con sus juegos. 


Se detuvo y me pidió que lo acompañara a él cuarto, caminé tras su gordas nalgas peludas que me daban ganas de besar, abrir y penetrar, pero estaba seguro que sería imposible; me dijo que me recostara, y se fue a su vestidor personal, trajo con él un pequeño maletín—¿Sabias que fui policía? —No tenía idea.


—Bueno, si sabes que los policías castigamos a los ladrones ¿verdad? Y me imagino que tienes conocimiento de que entrar en un cuarto agendo y tomar cosas que no son tuyos están fuera de la ley ¿cierto?—mi corazón se agitó, pues sentí algo de miedo al ver su actitud, sabía que todo era parte del juego, pero vaya que me intimidó—Hoy te voy a dejar ir toda la ley; y te seguro que te va a gustar. 


Yo no dudaba ni por un segundo que me haría disfrutar, ya lo estaba haciendo; en sus manos traía un par de esposas, nunca había visto unas de cerca, me amordazó las muñecas y las sujetó a cada borde de la cabecera de la cama, la sensación no era extraña, apenas y podía moverme. 


Gaspar entró de nuevo a su vestidor y salió con un gorro de policía, una corbata azul y su polla golpeando sobre su mano, unas gafas negras estilo aviador perdían sus ojos y me incomodaban más que su retórica mirada; camino hacia mí, su gran verga se balanceaba de un lado a otro, se montó casi a mi llegando a mis oídos—Hoy vas a ser mi puto, y mañana seguiremos como si nada hubiera pasado, y no le vas a decir nada a tu mamá.


Mientras me susurraba al oído me masturbaba con algún tipo de aceite que se había colocado en la mano, beso mi cuello, bajo por mis tetillas y se detuvo un rato en ellas, lo que más me gustaba era el roce de su barba sobre mi piel; siguió bajando hasta toparse con mi verga, miraba sus grandes nalgas reposando sobre la cama extendido mientras concentrado chupaba mi polla, se notaba que no era la primera ni la segunda verga que mamaba, por qué lo hacía más que perfecto.


Se levantó y fue por lubricante, dejando su maletín a un lado, me pidió que me alzara un poco para colocar algo que le diera altitud a mi espalda y poder tener más alcance a mis nalgas, de nuevo  me regaló su lengua hábil en mi ano, pero esta vez traía algo más en sus manos.


Sentí un ligero dolor, no eran sus dedos, traía en sus manos un consolador —Es para que te acostumbres, que si te penetro yo mañana no vas a poder caminar—me dijo mientras iba rodando el juguete por mi hoyo, pronto fue entrando, lo hacía con cuidado, era menor a la de el, pero de un tamaño arriba del estándar, vaya sensación y más con su cara fija mirando mis reacciones, en verdad lucía como un policía federal.


Se retiró los lentes, supongo que le incomodaban, lubricó mi verga y dejó el consolador dentro de mi, y entonces con su otra mano alcanzo dentro del maletín un tubo, era un masturbador transparente, y con mi pene lleno de aceite lo introdujo explotando todos mis sentidos, era tan real como meter la verga en un culo, eso anexo a su otra mano que no dejaba de mover el dildo entre mis nalgas.


Era imposible resistir tanto tiempo con la estimulación doble, cosa que ya había experimentado con su hijo, Le avisé que me vendría y el no quiso detenerse, lo que si hizo fue retirar el masturbador de mi verga, sustituyéndolo con su mano, yo apropia mis muslos para no correrme tan rápido, pero el no se detenía, y a manos estaban amarradas como para poder ponerle un alto.


Fue una bomba de tiempo cuando comencé a lanzar chorros de leche que me bañaron por completo, él miraba mi verga expulsar semen con tanto morbo y su mano no se detenía a penetrarme con el consolador, cosa que me puso híper sensible—Por fin acabamos—pensé, y que forma mas estúpida de pensar que el no se serviría con la cuchara grande después de dejar mi contenedor vacío. 


Mi leche estaba hirviendo sobre mi abdomen, pensé que se levantaría por alguna toalla, pero al contrario se inclinó y limpio mi piel con su lengua, comiéndose todo mi semen; vaya que era excitante mirarlo hacer eso, se levantó, hizo a un lado los juguetes, y su atuendo, ahora si completamente desnudó. 


Ahora si venia completamente directo a penetrarme, levantó mis piernas y se colocó en posición, mi culo estaba listo para recibirlo, al menos eso pensaba; cambie de opinión al sentir como su dura y gruesa cabeza iba partiéndome el alma cada vez que empujaba lento para que entrara. 


Lance un gemido, dolía un poco, era algo descomunal recibir algo de ese tamaño en mi casi virgen ano, no se detuvo, comenzó a moverse cada vez con más agilidad, no tardó en que me acostumbrara a su tamaño, mi verga de nuevo ya estaba completamente dura y lista para seguir siendo atendida. 


El me embestía como una bestia sin control, al parecer le gustaba verme sufrir, pues cuando sentía que me estaba lastimando y le pedía que se detuviera, me tomaba de las caderas para darme más fuerte, no podía hacer nada, pues estaba con las esposas en las manos; vaya que había buscando más de lo que estaba intentando encontrar.


Vaya que esa tarde termino de quitarme la virginidad, Damián no se había equivocado al decir que el padre de Mateo cogía mejor que su hijo, y vaya que lo había comprobado con creces; mientras me seguía cociendo me cubría la boca mientras gemía, intenté no verme tan gritón, pero en verdad era imposible mantener la postura, colocaba su enorme mano en mi cuello, me ahorcaba y eso me excitaba aún más. 


Me levantaba las piernas con facilidad y podía manejarme a su antojo, pronto el enorme hombre comenzó a emitir un rugido, casi un grito y sentí los fuertes lechazos dentro de mi, sentía como me inundaba, era demasiada leche, no se detenía, sus enormes huevos explicaban que tenía un tiempo sin desahogarse.


Termino por completo, derrumbándose sobre mi, luego fue por las llaves y me libero de la cama, tenía las muñecas rojas, la cama se había despegado de la pared, vaya cogida que me había metido;  con su enorme polla caminó buscando una toalla para limpiarnos, el tremendo kilo que colgaba entre sus piernas aun perdiendo la erección era enorme—¿quieres bañarte conmigo? O ¿Quietes bañarte solo?— me preguntó, obviamente le respondí que con el, era todo un fetiche ver esos vellos húmedos. 


Nos bañamos, era imposible dejar de admirar su cuerpo, se colocó una trusa y me dijo que saldría con unos amigos a beber algo, dejo que me quedara en su cuarto, y yo quería estar recostado sobre la cama donde dormía ese semental; mientras platicábamos se colocaba una camisa de botones .


—Damián me habló de ti ¿Quien crees que incito a sus hijos a viajar con su madre? Y ¿quien crees que propuso que te quedaras conmigo en las guardias de tu madre? Desde luego que puedo cuidarte bien ¿o me dirás lo contrario?—mientras se amarraba las botas desenmascaraba sus intenciones—Desde el primer día te miré el culo, no fui obvio, pero sabía que llegaría este día, no creas que no vi como mirabas mi paquete y a mi hijo mayor.


Me apené un poco por lo que me decía, pero a la vez se me hacía demasiado interesante—Así que ya no tienes que guardar nada conmigo, ha y otra cosa, se que Damián anda cogiéndose a mi hijo, y no me molesta; tampoco me molesta que hayas cogido con el, puedes seguir haciéndolo mientras me des mi dosis igual. 


Se acercó y llevo mi mano a su paquete para que lo oprimiera, se acercó a mis labios y me beso, vaya que sabía besar de una manera increíble— y espero no llegar muy ebrio, o tendré que violarte mientras duermes... y ruega que no traiga un amigo para compartirte—se dio la vuelta luciendo ese culo tan levantado y se retiró; y rogaba por que llegara ebrio y con un acompañante.





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EL TRAILERO.

8 Comments


mrcerrud01
mrcerrud01
Oct 27, 2023

Tendrá el regreso del padrastro después de beber?

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Yesid  Giraldo
Yesid Giraldo
Oct 10, 2021

Dios que rico un padrastro así yo quiero uno

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Ders alexan_13
Ders alexan_13
Mar 26, 2021

Me quede más que erecto, tenía parada hasta el alma, una continuación estaría genial

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Unknown member
Dec 24, 2020

Su continuacion

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Unknown member
Jun 07, 2020

Ufff me masturbe en cada capitulo

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