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Foto del escritorThe Bridge

EL REENCUENTRO

Actualizado: 2 may 2020






CAPÍTULO 1


Esto me ocurrió hace un año atrás, pero para que me puedan seguir en la historia debo contarles que desde los 6 años de edad llegué con mi familia al edificio en un barrio donde hemos vivido durante años, era un poco difícil perder amigos y adecuarse a un nuevo lugar con constancia, mi padre dependía de un trabajo que le hacía viajar tanto y nos mudamos tantas veces hasta llegar a este qué se convirtió en nuestro hogar fijo; era muy acogedor, algo estrecho, pero el hecho de quedarse quieto hacía que el resto se te olvidara.

Por supuesto mi época de niño fue mucho mas sana y menos peligrosa, podíamos jugar hasta tarde y nuestros juegos eran menos complicados como los de la actualidad; esconderse y contar hasta 10 estaba de moda, correr tras una pelota vieja eran la pieza necesaria para sentir la adrenalina y la pasión; no tarde en hacer amigos en la cuadra, las famosas cuadrillas de niños que salían en las tardes a montar bicicleta o a aventurarse en los baldíos de las colonias. Pero siempre hay un par de amigos que te marcan la historia, esos que te hacen recordar las ocurrencias, aquellos que siempre están en tus anécdotas de infancia , esos que un día se van y no vuelves a saber de ellos hasta que te los encuentras calvos, gordos y con hijos, preguntándote ¡¡¿qué diablos pasó con ellos?!! Los míos se llaman Juan Pablo y Fernando; Pablito, completamente ordinario e hiperactivo, siempre quería llamar la atención, y sabía cómo conseguirlo, las niñas morían por el, siempre buscaba la manera de hacerte reír, y sobre todo las aventuras más riesgosas, le encantaba entrar en casas abandonadas y husmear en las zonas de alto peligro, Fernando era en extremo cuidadoso, el que casi siempre intentaba detenernos antes de cometer alguna estupidez; yo era un intermedio entre los dos, ni muy extremista ni muy cuidadoso. Pablo siempre amó los juegos pesados, le gustaba hacer bromas para que se rieran de él, esa era su mayor satisfacción en la vida, Siempre tenias que estar pendiente de que estaba habiendo para no caer como víctima de sus ocurrencias, se cargaba una actitud precoz, siempre robaba la pornografía de su papá, nos la enseñaba y había comentarios sobre las chicas como si supiera del tema.

En una ocasión mi amigo Juan Pablo llamó nuestra atención con su pequeño miembro, pues mientras salía del baño de su casa donde solíamos pasar algunas tardes camino frente a nosotros sin trusa ni ropa que cubriera sus partes —hey miren esto, muchachos miren— tenia su pene fuera, para el era gracioso que lo miráramos, y nosotros éramos demasiado ingenuos como para morarlo con paños de morbo—Y la de mi papá es mucho más grande que la mi, la otra vez me bañe con el, y recuerdo que tenía como el tamaño de mi brazo. Esa platica nos pareció tan interesante que pasamos platicando de los penes de nuestros papás; incluso nos llevó al cuarto de sus padres para enseñarnos cosas de adultos, estábamos solos en su morada. Tenía un cajón con varias cosas, parecía un chico hábil, sabía donde sus padres guardaban llaves importantes, había un compartimento lleno de revistas para adultos, ahora entendía de donde las sacaba, ya nos había platicado de ese cajón, peor la verdad no le creía tanto al pequeño hablador; tenía varias películas, incluso había una que parecía ser de chicos con chicos, para ese entonces no sabíamos qué era un condón, para nuestra infancia ingenua solo eran bolsas plateadas, incluso llegué a pensar que eran chicles. —Miren esto— Pablo nos enseño cada cosa de su padre como si se tratara de un museo, tenía trusas mucho más grandes que la de nosotros, y obviamente hacía que cualquiera cosa a nuestro lado pareciera inmenso junto a nuestras pequeñas porciones de carne entre nuestras piernas—y eso no es todo, a veces cuando nos bañamos juntos, se le pone más grande, como al doble, ¡como de este tamaño!—con sus manos intentaba mostrarnos de qué tamaño se le ponía a su padre. —mi papá no la tiene tan grande pero igual se la he visto—comentó Fer—el la tiene más chica pero tiene mucho pelo en todo su cuerpo, dice que cuando yo crezca igual me saldrá—al parecer todos teñimos experiencias distintas con nuestros padres desnudos; la mía era un poco más extrema, pues yo había mirado a mis padres teniendo sexo, también había mirado a mi padre masturbarse, y anexo a eso compartíamos baño casi siempre. Recuerdo que un día de la nada me quedé fijamente mirando aquella porción de carne de mi padre sintiendo una grana atracción que no podía entender, fue como despertar de la nada en un lugar desconocido, digamos que fue la primera capa rota de mi niñez, la casi entrada a la adolescencia, era como darse cuanta que estábamos desnudos por primera vez. —¿por que el tuyo tiene muchos pelos papá? —ya saben, esas preguntas incómodas y un poco ingenuas que salen de las pequeñas bocas de 10 años, mi papá era más abierto para eso, me explicaba a detalle lo que ocurriría con mi cuerpo cuando creciera. Desde ese día en adelante mis ojos no fueron los mismos, ya no bastaba sólo con las platicas, quería tocar y mirar a detalle, amaba cuando el tema llegaba entre Pablo y Fer, no era siempre pero era frecuente; cuando entramos a la secundaria nuestra sensibilidad por la sexualidad despertó aún más; ya habíamos experimentado nuestra primera masturbación, incluso la primera expulsión de semen, y Pablo había evolucionado su vocabulario a vaginas, vergas e insultos, y en el paquete venía incluido experiencias que sabía que solo existían en su mente. —¡Les juro que me la chupó, tenía unas tetas enormes y se las lamí!—nos contaba que había perdido su virginidad con su nana, una chica de unos 25 años que lo cuidaba a veces cuando sus padres salían en las noches, la verdad no le creíamos nada al pequeño bribón. —¿a ustedes ya les salieron vellos?—nos preguntó un día—vengan, les quiero enseñar algo, nos llevo a su habitación ñ, pensamos que quería enseñarnos alguna nueva revista, pero se trataba de su pene; ya se le veía el futuro de mi amigo... iba a portar un gran pene.

—¿ya se les puso así?—lo nótanos algo serio y no preocupado, pero si con un gran número de dudas, su pene había aumentado de tamaño, era más que notorio después de haber visto el pequeño meñique entre sus flacas piernas, el tamaño era más respetable, y la verdad es que a los doce años el tamaño apenas comienza a mostrar su cara, tenía el tono de su piel aún, un pequeño matorral de vellos finos al rededor y unos huevos que ya colgaban con buen volumen —La mía tiene mucho más vello—dijo Fernández, quien ya usaba lentes, el chico semi rubio estaba volviéndose guapo e intelectual, un gran parecido a su padre—miren, pero prometan que no se reirán—sacó su grueso miembro, bueno, grueso para esa edad, cubierta por bastante vello, la testosterona le estaba favoreciendo mucho en el cuerpo, pues en su abdomen ya se notaban vellos y en sus piernas igual—creo que ya me estoy pareciendo a mi padre, como les dije la de tu papá es más grande así que dudo que rebase tu tamaño—dijo refiriéndose a Juan Pablo. —¿y tu? —dijeron los dos al mirarme tan callado—creo que estoy un poco más grande que ustedes pero aún no me sale vello—no tienen idea de la vergüenza que me daba enseñarles, pero tenía que hacer, había confianza—miren— me baje los shorts y mi pene dio su espectáculo, era algo más grande que el los dos como les había dicho, pero literal me mantenía aún lampiño, y qué raro era ¡mi padre también tenía mucho vello! —¿se han masturbado?—preguntó el aventado de Pablo, ambos dijimos que si con la cabeza—¿y les sale mucha leche? —preguntó el inquieto amigo que teníamos. —No se cuanto sea mucho, pero mucho menos de lo q he visto que le sale a mi papá, mucho menos que en las películas de tu papá—dije. —¿y si nos hacemos una paja para ver quien tira más? —Pablo estaba en la flor de la curiosidad y al parecer no dudaba en resolver cada una de sus dudas. —¿aún tienes las películas?—preguntó Fer con su sonrisa pícara. —de hecho tengo nuevas, bueno... mi padre tiene nuevas—nos fuimos a su cuarto, abrió el mismo cajón de siempre, esculcó un poco y sacó como cinco de ellas—¡escojan rápido y vamos a mi cuarto!—tomamos dos de ellas, cerró con llave y nos instalamos en su cuarto, ya luego las regresaría a su lugar. Nos sentamos los tres al borde de la cama mientras él colocaba la porno, casi de inmediato la escena de la mujer siendo cogida por un hombre de potencial verga se iluminó frente a los tres; Juan Pablo sin dudarlo se bajó los pantalones y comenzó a tocarse hasta ponerse duro, Fer era el más tímido de los tres, así que fue el que esperó hasta que los dos hubiéramos sacado nuestros miembros. Saque la mía y pronto estuve como Juan, Fer solo se tocaba sobre los shorts. —¡ya no seas puto! Y sácatela—le dijo Juanpa—pronto los tres estábamos masturbándobos, aún que para ser sincero yo estaba más concentrado en ver los ricos cambios de mis amigos; la gruesa y peluda verga de Fer, y la larga y proporcionada de Pablo.

—No puedo concentrarme, nunca lo había hecho frente a nadie—Dijo Fernando casi dándose por vencido.

—Deja te ayudo tonto—dijo Juan Pablo tomando el pené de nuestro amigo como si se tratara de cualquier juego, eran sólo manos amigas, no lo tomamos como otra cosa a pesar del gran morbo de inspiraba a masturbarme con más excitación—tu concéntrate en la película y en las grandes tetas del video. Me levanté y caminé para pasarme al lado de Juanpa, tomé su verga y comencé a masturbarlo.

—¿Que haces? —me dijo sorprendido. —Ayudándote— solo abrió más las piernas para dejar pasar mi mano; mientras lo hacía a la misma vez sacudía la mía; miré que lo disfrutaba, algo en mi me tentaba a posar mis labios sobre aquel trozo, era como un efecto imán , como un instinto natural que pedía a gritos hacerlo, sin preguntar baje pAra probarlo, y entonces ambos se detuvieron para mirarme, cosa que me intimidó obligándome a detenerme—Solo quería saber qué se sentía hacerlo como en los videos—dije con gracia. —¿y por qué te detienes? —dijo Pablo con esa sonrisa maliciosa y morbosa. Mientras chupaba inexpertamente su falo él seguía masturbando a Nando, y miraba sus piernas retorcerse al mirar por debajo de sus huevos. —¿yo también quiero saber que se siente—respondió entre temblorosas palabras Fernando. —¿igual quieres chuparla? —preguntó Juan Pablo. —No, quiero que me la chupe igual—inmediatamente pase de rodillas entre las piernas de mi rubio amigo, se echo hacia atrás y ahora cambiaron de roles, Fernando estaba masturbando a mi otro compañero de clases.

Tenían sabores distintos, siempre he recordado a juan Pablo con un aroma rudo, un sabor impregnándote, un sudor agradable que despierta mis hormonas, mientras de Fernando olía a madera dulce, un aroma más suave y tierno, y sus verjas tenían esa singular particularidad en sus sabores. Les salía constante líquido transparente, sobre todo la de Fernando lubricaba más que la de Juanpa, era demasiado excitante tener su néctar en mi boca. No tardó tanto como Juan, tuve que apartarme de inmediato al ver que su grueso volcán tiraba todo su caliente semen sobré mi, no pude evadir el primer disparo, Juan Pablo comenzó a reírse al ver mi expresión y un lechazo cerca de mi barbilla corriendo casi sin poder hablar, no quería abrir la boca y tragarlo, eso si me daba un poco de asco, rápidamente Juan fue por papel para limpiarme, mientras Fernando se recostaba exhausto en la cama me pedía disculpas con sus carcajadas. —¿ya estás listo para venirte?—me preguntó Pablo, le dije que si, la película había quedado a un lado, ni siquiera estábamos viéndola, así que poniéndonos de frente uno frente al otro comenzamos a tirar del cuello de nuestros penes hasta venirnos, ambos nos venimos sobre nuestras manos, yo retrase un poco la mía para poder mirar los disparos blancos de Juanpa, mismo que me hizo venirme de inmediato, vaya que se miraba tan sexy mi joven y guapo amigo. Esa fue solo una de las tantas ocurrencias que hacíamos y experimentábamos en nuestra adolescencia; luego llegaron los 15 años y las cosas subieron de nivel. Para ese entonces la testosterona está más que despierta, las pajas comienzan a ser excesivas, puedes masturbarte más de cinco veces al día, despiertas con una mega erección tras un majestuoso sueño húmedo; Juanpa ya tenía novia en ese entonces y estábamos casi por salir de la secundaria para mudarnos de escuela, estábamos ansiosos por entrar a la preparatoria, pronto cumpliríamos 16, eso significaba que en dos años más podríamos tener mayoría de edad y eso a todos los jóvenes nos ilusiona, como si se tratara de una llave a la puerta de la libertad y un paso a ser adulto. Los tres íbamos a la misma escuela, pero a Fernando le había tocado en distinto salón; los descansos ya no eran tan divertidos, Juan Pablo se iba con su novia, y Fer y yo compartíamos los lonches con otros amigos, sea como sea, juan le ponía comedia y picardía a los ratos, sin embargo no cambiamos las tardes; esa hora era intocable cuando menos tres veces a la semana, ya no nos masturbábamos en grupo, al menos no seguido, ya el cuerpo comenzaba a ser algo más íntimo. Llegó a pasar una que otra vez, cuando ñ me quedaba en casa de alguno de los dos, o ellos en mi casa, nuestros penes habían cambiado más, ahora si el tamaño estaba alcanzando su límite, Fernando tenía un pene muy lindo , casi rosa, circunsidada, y con unos huevos grandes, todo el ares muy peludo, aún no descubrís el arte de podar la zona; en cambio Juan Pablo tenía una verga algo más morena, no oscura, algo trigueño, sus vellos parecían cortados con tijera con una verga larga y con un grosor ya muy similar al de Fer, la de el si tenía capucha, y eso me encantaba. Amaba verlo en trusa cuando dormimos en su casa, él era muy natural, sentía tanta confianza que le valía que lo miráramos, su mamá regalaba constante a Pablo, le decía que no era la manera de mostrarse delante de su visita, y era cosa que le venía valiendo madres; caminaba con sus lindas nalgas algo velludas por el cuarto y nos dedicábamos a jugar video juegos, ver películas o solo platicar los tres recostados en la cama antes de dormir. Me encantaba verlo despertar, tenía algo de vellos en el pecho, y despertaba con tremendas erecciones, en más de una ocasión se la toqué antes que despertara, tenía un grosor impresionante, y palpitaba cuando lo apretaba, siempre la punta estaba húmeda, machaba su ropa interior, no podía hacer mucho, pero si llegué a meter mi mano dentro, me encanta sentir ese grueso y largo pene lleno de venas hinchadas. Hubo una ocasión que despertó y retiré mi mano algo asustado, pero él mismo tomó mi mano para regresarlo en su miembro, fue muy excitante masturbarlo hasta hacerlo venir mientras Fernando dormía a un costado de mi, vaya que tiro leche en esa ocasión, mi mano quedó manchada de tanta leche que tuve que levantarme a lavarme y a buscar papel para el flojo de mi amigo. Gran error, fue el momento en que un nuevo morbo despertó en mi, me había topado con su padre saliendo de orinar, había dejado la puerta abierta y al entrar de golpe noté la gran erección del hombre, quería morirme de la vergüenza, pero entendí de donde había heredado su hijo su potente verga. Me puse tan rojo que el joven padre de juan se percató de mi timidez—Tranquilo, no pasa nada, ya acabé de mear, pasa, sin problema, todos despertamos así—dijo mientras guardaba su polla dentro de la trusa ajustada a su cadera, camino hacia mi y dejó que yo pasara con la mano escondida, los menos de su hijo estaban descansando en mi palma, y sería aún más vergonzoso que mirara qué traía en ella. La entrada de la puerta era algo estrecha, y al querer pasar los dos al mismo tiempo pude rozar con mi mano su dura herramienta ¡Dios de nuevo estaba tan exictado! Jamás en la vida había mirado con tanto morbo a don Juan, que por cierto era demasiado atractivo, atlético, fornido, de una barba de candado y con una polla gruesa, esa punta había dejado nuestras tres vergas por los suelos. —¡Perdón!—dijo el padre de mi amigo al sentir el roce de mi brazo en su pronunciada cabeza—Fue sin querer, es difícil controlarla así ¿acaso no te pasa?—me sentía un poco intimidado, Don Juan se había quedado en el marco del baño para mirarme mear, pero en realidad yo no quería orinar, quería lavarme la mano. Eran como las seis de la mañana, todos dormían, incluso Pablo se había dormido después de limpiar su mano en un pañuelo que tenía cerca; el gran hombre parecía no querer quitarse de ahí, yo respondía con repuestas cortas y mi voz era un poco evidente. —Sin pena, todos tenemos lo mismo—dijo a mis espaldas, y fue cuando escuché que la puerta se cerró, eso explicaba las películas de porno gay que había notado entre la colección del cajón, incluso algunas revistas eran del mismo tema, entonces comencé a entender las intenciones del padre de unos 36 años—Ves, yo estoy así, y no tienes que tener pena, somos hombres y tenemos exactamente lo mismo ¿o nunca habías visto otra más que la tuya? —No señor—obvio no le iba a decir ¡acabo de masturbar a su hijo! Sus nuevos ya están a más que embarrados en mi mano que pronto notó al ver que tenía el puño cerrado. —¿Que traes ahí que no sueltas des de hace rato? —tomó mi puño y miro los mecos ya esparcidos en mi mano viscosa. Con razón andas tan nervioso, lávate la mano, fui al lava manos y regrese junto al inodoro, quería que intentara mear junto a él, según él quería que yo me quitara la pena de hacerlo frente a público, pero era más que obvio que quería que yo le bajara la semejante erección que tenía su trusa a reventar. —No tienes por qué sentirte avergonzado si te masturbarte, incluso yo aun lo hago, de hecho justo eso iba a hacer cuando me interrumpiste, a mi no me da pena que veas ¿quieres ver?—fue una bomba nuclear por todo mi cuerpo, fue como un sueño húmedo hecho realidad, le dije que estaba bien, serró la tapa de el inodoro y me invitó a sentarme. Se bajó la trusa, estaba a pocos centímetros de mi cuando su brega saltó muy cerca de mi cara, mi corazón se aceleraba, esa cosa era enorme, gruesa, venosa, tenía una gota en la punta y le caía en cámara lenta hasta que lo tomó para pasarlo por todo el glande; sus huevos están enorme, no cabrían en mi palma, tenía los vellos recortados y los huecos totalmente depilados; comenzó a moverla con su puño, y me miraba fijamente como si me invitara a algo más. Tragaba saliva solo de ver semejante cosa frente a mis ojos, no se igualaba a las vergas de Fer ni de su hijo, era un gran reto con semejante grosor—¿te gusta? ¿Te gustaría intentarlo? Solo para que pierdas la pena—decía mientras golpeaba el tronco pesado en su enorme palma.

—Anda, sin pena— tomó mi mano y la llevó a su polla que seguía destilando lubricante, la tenía en mis manos moviéndola como sabía hacerlo, hasta donde mis manos y mi postura me permitía, se apoyó en la pared detrás de él dándome un mejor ángulo para seguir con lo mío. —Lo haces bien, o lo deberías hacerlo un poco más rápido y presionar con más fuerza. Yo solo hacía caso de lo que me decía, seguí agitando el enorme miembro del señor, tenía unas piernas peludas y un abdomen plano lleno de los mismos y abundantes, él se pellizcaba los pezones oscuros y se humectaba los dedos con saliva y lo colocó en la amplia cabeza, tomó mi mano y con ella lo esparció hasta lubricar bien. Me acerqué casi frente a ella, subía y bajaba su piel mirando cómo el hombre me miraba desde arriba—¿te gustaría probarla? —sin duda respondo que si, no hablaba solo respondía con gestos, acerque lento mi boca a su grueso miembro, abrí la boca y comencé a intentar meterla toda, su mano posó sobre mi cabello y comenzó a poner fuerza sobre mi nuca, sentía como me obligaba a tragar más; sentía como iba entrando con fuerza, de reojo miraba sus vellos gruesos recortados y sus huevos oscuros colgando. Cuando notó que ponía demasiada fuerA me soltó y pude respirar un poco, mi cara estaba roja de la falta de aire, aún así volví a intentarlo, su hijo presumía que se tiraba a la nana, y estaba seguro que no era cierto, yo estaba echándome a su papá y eso si era verdad. Seguí chupando, el señor sabía cómo guiarme, era cómodo estar sentado y sus piernas abiertas empujando con sus caderas hacia mi garganta; tuve que apoyarme de sus grandes y duros glúteos para seguir mamando, se sentían tan ricas sus nalgas, que es cuando describí que me haría adicto a ellas. —¿Eres virgen? —era obvio, y miré su malicia y su exceso de interés—¿te gustaría probar algo más? No entendía mucho a qué se refería, pensé que me la chuparía, o que me enseñaría algo nuevo en el sexo; y no me equivoque, pero entendí a qué se refería cuando se sentó él para ponerme de espaldas, levantar mi playera, quitarme los shorts por completo y abrir mis nalgas. —Si no te gusta me dices, y te prometo que me detendré—sentí extraño, sabía hacia donde iba, tenía miedo y ahí comencé a sentirme un poco violado, quería salir de ahí ¿como diablos entraría todo eso en mi? Pero todo cambio cuando sentí su lengua entre mis nalgas, su barba me rozaba con cada lamida, chupaba mi ano, y era una bomba de éxtasis; por delante me masturbaba mientras él con su lengua hacía maravillas, entonces su dedo comenzó a hacer su papel, ya estaba dilatado y no se siento tan mal como entraba y salía con pequeños giros al retirarse. —¿te molesta? —No, se siente rico. —y espera a que sientas todo lo que te voy a hacer—siguió hundiendo su lengua en mi, al grado de sentir como mis ojos giraban hasta ponerse blancos, comencé a gemir un poco y me pidió que guardara silencio, su esposa dormía, al igual que Juanpa y Fer, y lo menos que queríamos era hacernos evidentes. Siguió y así lo dedos fueron aumentando sin saber cómo podían caber dentro de mi ¿como demonios podía sentirse tan rico? Me preguntaba si los chicos disfrutarían de eso si se los hiciera, aún que no podría decirles de qué fuentes habían aprendido tales placeres—Quiero que te sientes en mi verga ¿me dejas? —me dijo al ponerse de pie para decírmelo al oído, sentí el grueso y caliente palo en mi espalda baja, me tenía oprimido de los hombros y su cuerpo peludo se restregaba en mí. —¿y si me duele? —si te duele te prometo que te la saco, aún que al principio dolerá un poco tendrás que aguantar como hombre, pero luego te prometo que te gustará y querer repetir. Tenía miedo de que doliera y no me la quiera sacar, me daba algo de incomodidad sentir esa sensación de estar con un adulto, era como sentirse violado, peor aún así le dije que estaba bien, ni siquiera tuve que decírselo dos veces para que entre mis nalgas ya el grueso pene del hombre comenzara a hacerse notar entre mi culo. Se sentía rico cuando la cabeza rozaba en mi estrecho ano, era como sentir su lengua pero con más fuerza, me apoyó las manos en la pared y beso mi cuello, lamió mis orejas, beso mi espalda y su cadera ponía presión en mi, sentía como su gran cuerpo casi rompía el mío con sus empujones. Fue como un rayo el que me partió cuando uno de sus embestidas hizo que entrara apenas la punta de su miembro en mi, ¡Dios! Dolía demasiado, de inmediato mi mano intentó separarlo—¡Duele, Duele!— dije susurrando, sentía un ardor indescriptible, mis piernas temblaban, y no parecía querer detenerse como me había dicho. —Tranquilo, tranquilo, no pasa nada, es parte del placer, respira—yo crujía mis dientes, casi me salí el llanto, su verga seguía abriéndose paso, y pude sentir ese último empuje que la dejó al fondo, cuando se movía, me dolía, sentía sus pulsaciones—mantente quieto, te acostumbrarás y disfrutarás. Pasaron unos minutos y fue exactamente como me dijo, comenzó a moverse de dentro hacia fuera y ya no dolía como la primera metida—ves, te dije que te gustaría, ahora relájate, respira lento, que te voy a hacer gozar— mientras me decía eso al oído con un tono tan excitante no perdía el tiempo y me daba una santa cogida; era mi primera vez, con el padre de mi mejor amigo. Luego de dejarme el culo han abierto, se sentó de nuevo en e inodoro y me pidió que me sentara en el, estuve brincando sobre el, me apoyaba en sus piernas, y el placer solo aumentaba, podía mirar mi verga dura brincando de arriba a abajo y sus manos sujetando mis caderas para sentarme hasta el fondo. Así estuvimos un rato, hasta que el padre de Pablo comenzó a jadear y a morder mi hombro—Me encantas, estás bien apretado, desde hace tiempo que miraba tu culito al pasar, ya traía unas pinches ganas de probártelo, no pensé que te pusieras tan Bueno—con esas palabras solo me calentaba más, ahora entendía por qué siempre que lo veía se agarraba los huevos o se acomodaba el paquete, siempre me estuvo dando señales. Habían ocasiones que llegaba con Juan, y buscaba el momento para salir en shorts apretados, sin camisa, o incluso en bóxer, dejaba la puerta entre abierta cuando dormía, y siempre lo observé con morbo, pero nunca con el interés de esa mañana; su hijo me gustaba,lo admito, pero desde esa vez su padre había creado una especie de adicción a ese dolor mezclado de placer al momento de introducirme su fierro. Entonces después de sus suscitas palabras y mientras seguía intentando no gemir sobre el, sentí su caliente e fluido dentro de mi, me mordió tan fuerte que sus dientes quedaron marcados, sentí su leche correr dentro, y tocándome mientras lo hacía fue inevitable tirar la mía al piso. Me levanté y prendió la regadera—Enjuágate y regresa a cama, yo tengo que volver a la mía ¿podemos hacer un pacto de confianza? No quiero que nadie se entere de esto, si es así podemos disfrutar un poco más de esto a escondidas ¿puedo contar con ello?—El padre de mi amigo me hizo prometerle que no lo haría, y definitivamente no lo haría. Se colocó los bóxers y se fue, me lavé rápido y regresé al cuarto, Juanpa seguía dormido, le había ganado el suelo, apañas habían pasado unos 20 o 30 minutos, así qué pasó desapercibido. Fuimos despertando con el rato, yo ya lo pude conciliar el sueño con semejante cogida, aún sentía a Don Juan dentro de mi. —¿Que te pasa? —me preguntó Pablo. —Nada—estaba extraño de mis emociones, ese secreto me estaba comiendo. —Te siento extraño, pareciera que viste un fantasma. Salimos del cuarto los tres como a las 10 de la mañana, su padre y su madre desayunaban en la cocina y sirvieron para los tres lo mismo que ellos comían. Me tocó sentarme al lado de su padre, y por debajo de la mesa sus manos o su pies me tocaban y me miraban con discreción como si nada hubiera pasado; vaya cogidas que nos dimos cuando dormía en su casa, tanto que dejé completamente a su hijo a un lado. Estábamos por salir de la prepa cuando sus padres se divorciaron, su padre se iría de la colonia y con el Juan Pablo nos anunció la mala noticia de su próxima mudanza; vaya golpe duro, vaya forma de cerrar la preparatoria, todo era una mierda. —Los voy a extrañar mucho, espero un día puedan ir a visitarme—Ni siquiera se cambiaba de casa, se mudaba a otro estado—fue triste dejar ir a mi mejor amigo, al salir de la prepa los tres tomamos rumbos distintos; con el tiempo Fer se mudó igual y nuestros caminos comenzaron a alejarnos hasta volvernos simples recuerdos. CAPÍTULO 2 La verdad es que los primeros meses sin Juan Pablo fueron algo aburridos, Fer iba a verme a la casa para platicar o solo para perder el tiempo, pero hacía falta esa parte carismática que estuviera haciendo comentarios estúpidos intentando hacernos reír con su gracia, vaya que extrañábamos a Juanpa; llegamos a marcarle en teléfono, nos pasábamos hasta dos horas pegados al teléfono diciendo estupideces o platicando de su nueva vida. Entré a la universidad, Fernando también, pero Fer había desistido estudié la militar y un día llegó a despedirse—Lo logré, me iré de la ciudad a estudiar y a prepararme, quizá ya no venga tanto como antes, solo nos dejarán salir en ciertas ocasiones, así que lo más probable es que te vea hasta la navidad. Estaba muy feliz por el, después de todo igual estaba cumpliendo su sueño, al paso del tiempo sus padres se mudaron y pusieron su casa en venta, se fueron también de el fraccionamiento, fui a despedirme de ellos, y les pedí que le dieran mi número de teléfono y mi saludo a Fernando, llevábamos un año sin comunicación. Mi colonia estaba muerta, como un pueblo fantasma lleno de momentos y recuerdos, podía vernos cruzar con gran velocidad en una carrera de bicicletas sobre la cuadra con ese par de locos, miraba las casas baldías y podía ver a Juanpa retándonos a entrar a esas famosas casas fantasma, o simplemente patentado el balón de soccer en la calle siendo interrumpidos por un automóvil; recuerdo haber pasado en la casa de ambos amigos, una con el letrero de venta y con el ruido más tosco, tan desolada como la casa de Juan en la que ya otra familia habitaba. La universidad me trajo nuevos amigos pero ninguno como Fer y Juan, incluso en el primer año me hice novio de Dani, una chica muy atractiva con la que hice click de manera inmediata; llegué a pensar que era bisexual, pero todo acabó junto con la carrera; después de la graduación Dani y yo terminamos, parecía que todos lo que querían se iban de mi. Pasaron largos años ante mil sucesos que cambiaron mi vida, experimente con hombres, mujeres, y luego me definí quedándome con los chicos, aún que de repente me llamaban igual las mujeres. Recién había cumplido 35 años , vivía aun en el mismo apartamento pero ahora solo; mis hermanos se casaron y se mudaron con sus nuevas familias, era tío de cuatro niños, mis padres se separaron, parecía estar de moda; Al final ambos tenían pareja, y el departamento decido quedármelo. Después de una tormentosa noche de antro desperté algo crudo, la cabeza me hacía vueltas y el estómago estaba completamente revuelto, no quería levantarme pero esa odiosa llave del baño no dejaba de hacer ruidos con una gota que caía una y otra vez haciendo eco en mi cabeza hasta que me obligo a ponerme de pie. Busqué varios recursos pero yo no se mucho de ese tipo de reparaciones. Me decidí salir a buscar una solución y al bajar las escaleras me encuentro con Don Juan el padre de Pablo , ya no se miraba tan joven como cuando me cogió en su baño. —¡Muchacho! Pero cómo has cambiado ¿a poco te has olvidado de mi? —¡Hola Don Juan! Para nada ¿como cree usted—nos dimos un abrazo. El señor se miraba bastante conservado aunque para sus cincuenta y tanto el hombre se miraba aún muy apetecible, solo de recordar la rica culiada que me había puesto en su baño me remontaba a mi niñez—¿pero que anda haciendo por aquí? —Estaba buscando a uno de tus vecinos, me pidió que viniera a checar unas conexiones que se encuentran fallando ¿tu a donde vas? —Voy a ver donde consigo un plomero ¿usted no le sabe a eso? Me urge reparar una gotera que no me ha dejado pegar los ojos. —No mientas, lo que tú quieres es llevarme al baño a recordar viejos tiempos—Dijo sosteniéndome fuerte del brazo con un fuerte apretón y con la misma voz coqueta y seductora—Es broma, no te asustes ¿Por que no le dices a Juan que te ayude? ¿Escuché bien? ¿Juan Pablo? ¿Estaba en la ciudad? Tantas preguntas en un solo segundo pasaron por mi cabeza queriendo desbordar todo el cuestionario sobre el maduro y sexy padre de mi amigo—¿Pablo está aquí? —Regresamos hace algunos meses, pensé que ya sabías, estamos en la misma casa, solo la teníamos rentada, así que cuando gustes puedes pasar a darte una vuelta—Desde luego que lo haría, con o sin Juanpa, quería disfrutar un poco más de ese viejo y enseñarle todo lo que había aprendido. —Bueno, no le detengo, igual tengo que ver acabar con este problema o pasaré otra mala noche. —Si me das unos minutos le digo que venga a verte a tu casa, el sabe de esas cosas—tomó el celular y escuché que hablabas con el, colgó y me confirmo que vendría—me dijo que lo esperes, en una hora pasa a verte. Me despedí regresándole el abrazo, vaya que tenía aún esos brazos velludos y gruesos, nos miramos fijo sabiendo que luego tendríamos tiempos para desquitarnos las ganas, noté que miraba morbosamente mi culo al darme la vuelta; subí rápido las escaleras hasta llegar a mi puerta, comencé a sentir un bochorno, agitación en el pecho, una serie de latidos y un hormigueo en todo el cuerpo, estaba muy muy nervioso, la cabeza me iba a explotar. Tomé un baño rápido quería estar lo más presentable, mientras me colocaba un bóxer escuché el timbre de la puerta, sentí mi alma entrar y salir una y otra vez de mi cuerpo, el corazón se me iba a salir del pecho, era como ver de nuevo a tu primer amor aún que en realidad nunca fuimos nada. Abrí la puerta, y ahí estaba Juan Pablo, sentí un vacío en la garganta, mis ojos brillaron nuevamente, vaya que lo había extrañado; ahora mas alto que yo, de unos 185 de alto, cuerpo delgado y fornido, vaya clon de sus papá en versión joven, la misma piel blanca y barba castaña, rojiza con el sol, de abdomen plano, piernas gruesas, de su brazo asomaba un tatuaje,  se notaba que cuidaba su cuerpo. De inmediato un abrazo unió nuestros cuerpos, estábamos emocionados—¡wey! Que emoción verte de nuevo!no sabes cómo te eche de menos!— sus brazos estaban oprimiendo mi cuerpo; exhale ese aroma de nuevo, se sentía tan bien estar en sus brazos. —Pasa, Pasa... ¡estás en tu casa! —Tengo tanto que contarte, años sin vernos, sinceramente no pensé regrese a este barrio pero aquí estoy de nuevo ¿donde están tus papás? Espera... ¿te casaste? —Nada de eso, mis papás se separaron y ahora viven con sus parejas, yo me quedé con el departamento y no... no estoy casado ¿y tu? —Lo estuve, pero no resultó y tuve que regresar con mi papá cuando me divorcié, decidimos regresar aquí para iniciar de cero, a él tampoco le fue bien con su pareja así que dimos vuelta a la hoja y volvimos al inicio. —¿Tu papa se volvió a casar? —teníamos tanto que platicar qué una tarde no sería suficiente—vaya que tu papá no perdió el tiempo. Río un poco antes de continuar—Bueno, quizá esto no me concierna a mí decírtelo peor siempre ha habido confianza... mi papá es homosexual, fue la razón por la que se separaron, prácticamente los dos tronamos en el amor al mismo tiempo y por eso decidimos volver, sinceramente no esperaba encontrarte aquí—Bueno, lo de su papá lo tenía más que claro, pero tuve que hacerme al sorprendido. Platicamos poco más de una hora sentados en los sillones de mi sala, nos actualizamos en un breve y largo resumen de nuestras vidas; el hacia echo de todo, se fue a los Estados Unidos, a Canadá, se casó, tuvo un hijo, y así un historial gigante de aciertos y errores, yo escuchaba atento mientras de reojo no podía dejar de ver sus jeans ajustados, todo le había crecido de más, sobre todo el bulto parecía mucho más grande de lo que recordaba, y de los músculos ni que decir. Tenía unos pectorales impresionantes, se notaba que pasaba rato en el gimnasio, a comparación de mi complexión más delgada y atlética, así estuvimos un buen rato hasta que vimos que nos habíamos comido como dos horas de platica. —Si no voy por mis herramientas al auto, y no veo el problema que tienes aquí nos va a tomar todo el día sobre la platica, creo que mejor me apresuro o no dormirás hoy—dijo mientras de pino de pie para ir a su auto a buscas su caja de trabajo. Detuvimos la conversación y mientras lo llevaba al baño le conté sobre el problema con la gotera, él se reía y me decía que Siempre había sido un inútil para las cosas de hombre, sin ofensas, solo retomando su papel de bromista,caminar detrás de él era todo un espectáculo con semejantes glúteos que se levantaban dejando los bolsillos de los pantalones al aire—!Wey! Tienes más nalgas que mi ex novia—dije para molestarlo.

—¡ya! Deja de molestarme y de morbosear mi culo—dijo respondiendo a la broma mientras revisaba la tubería del baño. Hasta ese momento no me había pasado nada sexual por la mente, fuera de lo rico que estaban mis ojos comiendo de la vista tan perfecta en verdad estaba muy feliz de ver a mi amigo de infancia. —Ya vi que es, voy por mis herramientas y por la pieza y regreso a componer tu chingadera ¿va? —¿quieres comer algo? ¿Beber algo? O tienes planes después. —ya tengo planes amigo... tengo una mega peda con un amigo de infancia que necesita que le arregle la tubería—dijo aceptando mi propuesta. Entró al departamento con mucha confianza, en cuestión de unas horas habíamos recuperado esa hermandad como si nunca hubieran trasciendo 17 años de no vernos. —a ver necesito algo de espacio para poder trabajar, que tu baño es un poco reducido, o entro yo o estás tú, si entramos los dos vamos a terminar montados—dijo mientras con sus dos manos me hacía a un lado para poder entrar al sanitario, me dio mucha risa por qué era el mismo Juanpa que había conocido desde los 10 años, solo que en una mayor presentación. Comenzó recostándose en el piso para meterse debajo de la tubería, yo desde el marco de la puerta miraba que estaba habiendo, su camisa se había levantado un poco dejando ver su ombligo velludo, tenía una pierna extendía y otra flexionada, a un costado su caja de herramientas y en medio de sus piernas un bulto muy prometedor, se le marcaba demasiado; yo quería montarme sobre el. —Ya deja de morbosearme, ya vi de reojo que no dejas de mirar mi panza, espera a que regrese al gimnasio y vas a ver qué lo que te va a gotear es la baba—dijo mientras hacía fuerza con una llave para ajustar elfo debajo. —No estás panzón, eres un exagerado, al contrario, esa barriguita se te ve como para hacer suadero. —¡Hijo de tu madre! ¿Me estás diciendo gordo? —No ¿como crees? Te estoy diciendo !tengo hambre! Ya apúrate, que si no si voy a terminar comiendo esa barriguita. Y así nos pasábamos entre albures, palabras de doble sentido e insinuaciones fuertes que no cedían, era como una competencia para ver quien dejaba más albureado al otro. —¿Puedes pasarme la la llave más pequeña que tengo en mi caja? Pase entre sus piernas y estire mi mano para revisar y desde luego la encontré, era tanta tentación semejante bulto frente a mi, casi estaba a la altura para bajarle los pantalones y comerle la verga, pero tuve que contener las ganas y solo jugar un poco más. — Lo unió pequeño que veo aquí es lo que traes entre tus piernas, cielos Pablo ¿te redujo? —Estás bien pendejó, si te la enseño te enamoras y no dejas que me vuelva a ir— justo en ese momento le presioné el paquete, vaya que estaba enorme y todo lo que se miraba era junta carne, no era efecto visual solamente. —!Eh! ¡Quieto! Eso no se toca—dijo riendo— y pásame mi herramienta o no voy a acabar. Le di la llave, me incorporé, pero ya sentía en mi cuerpo correr esa sangre caliente que me estaba pidiendo a gritos hacer algo más para no estallar de excitación, no quería masturbarme por el, quería que me hiciera suyo, y por lo visto no estaba poniendo resistencia a ello. —¿por que tan callado? ¿Te asustaste con tocar? Y eso que solo está dormida, ¡imagínate que despierte! Te me mueres muchachito— y noté que después de que lo toqué comenzó a tocarse de más los huevos. —Ganas tienes, bueno ya acaba, qué enserio ya tengo hambre. Me retire a la cocina a sacar cervezas y la comida que habíamos pedido a domicilio, entró él limpiándose las manos con un trapo, sus brazos se miraban espectaculares, cualquiera quisiera que lo partieran en dos por esos bíceps. —Oye, vi que tienes un par de fugas más, si quieres te la reparo—miraba la casa de arriba a abajo—vaya que dejaste muy bien la casa de tus papás, tienes gustos de niña, creo que tendrás que echarme una mano con el decorado de la mía. —Sin bronca, pero ya ven a comer— abrió la cerveza y le dio un sorbo grande, se sentó y seguimos platicando sobre el pasado de cada uno. Después de comer y de tres cervezas se levantó e insistió en que quería reparar la regadera y una llave de la cocina. —No puedes no cobrarme, es tu trabajo. —No estés de mamón, ya te dije que no hay bronca, y tienes que aceptar mi detalle, de todos modos yo luego me las cobro—dijo con esa sonrisa pícara. Tomó una escalera mediana y entró al baño, le separó las piernas y subió dos escalones—¡Ven! Me aburro aquí solito, no tengo a quien chingar mujer! —Entré y me apoye en la escalera, su bulto estaba reposado sobre un peldaño, parecía de buen tamaño y mis manos habían palpado un poco de él cuando se encontraba en el piso. Su trasero se le veía muy bien, pero su paquete era lo que me atraía. Se me hizo agua la boca porque justamente cuando observaba los pelitos que salían de su bóxer él comenzó a hablar de sus conquistas, decía que tenia mujeres en todos lados, que lo buscaban mucho y lo llamaban a cada rato, se le notaba entusiasmo al decirlo, creo que a mi amigo le gustaba presumir un poco, pues insistía con el tema; pero recordé que hacía lo mismo con su nana, y pensé que quizá sólo exageraba las cosas.

Eso me fue poniendo mas curioso e intrigante pues al final del relato añadió algo que me despertó más el instinto voraz— fíjate que hasta un chavo de mi ex trabajo vió mi foto desnudo y dijo que quería probar lo que había entre mis piernas. —¿y como por que vio tu fofo desnudó? —una ex novia del trabajo de lo enseño, término bien ardida. —¿y luego? —Pues obviamente no accedí, me quería ofrecer dinero y lo pensé, pero al final preferí no hacerlo. Ya con ese comentario no pude esperar mas y le pregunté —oye, pero algo debes tener tu de bueno que te buscan tanto— acompañe con risas nerviosas. Comienzo a notar con mayor interés su pantalón mirando algo de actividad en su tamaño, no una erección como tal pero quizá si estaba excitándose con la plática; me encantaba cuando se tocaba sobre la ropa para acomodarse el calzón y oprimirse  los huevos que se notaban de un gran volumen.

El se baja del banquillo y culmina la reparación y ya instalado todo nos dirigimos en la cocina del apartamento para seguir charlando;  le repetí la pregunta. —¿y entonces no me vas a decir el secreto de tantas conquistas? —Pues 22 cm no se ven diario... La conversación me traía loco, la información que me estaba dando solo me ponía más caliente y quería llevar la conversación hacia donde me beneficiara. —Eso si no te lo creo, cuando nos la miramos de adolescentes no parecías tener 22 cm. —Ni yo me explicó que pasó, ni en que momento ocurrió, solo un día desperté y ya estaba más larga y gruesa de lo que la tenía—dijo entre risas. De inmediato tiré mi mano sobre su pierna y miré sobre sus piernas—Pues no se ve tan grande en realidad. —cuidado con lo que tocas porque después no respondo por consecuencias!—Dijo quitando mi mano mientras yo la regresaba retórico a tomar de muevo su gruesa pierna.

—creo que me pueden gustar las consecuencias, hay que saber cuando arriesgarse—repliqué,  y lo presioné de nuevo pero esta vez sobre su bulto, presione fuerte y comienzo a notar como crece su pene lentamente dejando más ajustado aún sus pantalones.

El solo observaba como lo toco y acaricio con tantas ganas de despertar su bestia , era un deseo morboso que tenía desde el momento en que lo vi llegar, abrió más las piernas y no mostró ni un poco de resistencia—Vaya vaya, recordando viejos tiempos—dijo.

El no se movía, al contrario se acomodo como queriendo disfrutar dándome el permiso para poder seguir mis bajos instintos, ahora por fin lo tenia lo que quería y  comencé a bajar el cierre con algo de dificultades por el atorado zíper.

Abrí el botón de sus bermudas y por fin tuve visión bajo de ellos; traía una trusa roja ajustada, estaba tan ajustada que sentía como su verga luchaba dentro, seguí masajeando por dentro, me respondí con duras palpitaciones, podía notar su gran grosor, y ni que decir de su tamaño, parecía que no estaba mintiendo sobre sus 22 cm, y admito que era mucho más grande que la de su papá.

Tiré fuerte de la trusa para poder vencer el elástico; tomé por dentro su duro miembro y lo masajeé de arriba a abajo; notaba su respiración agitarse, el solo se dejaba llevar y me dejó manejarlo por completo. —¿Seguro quieres hacer esto? —No tienes idea...

Le quité los pantalones, el se alzó sobre la silla de la cocina para poder quitárselos, costó un poco retirarlo por los grandes muslos que estaban demasiado, su verga apenas y cabía en el calzón, le salía la gruesa cabeza de un costado, y aprovechaba para tomar el lubricante que manchaba su muslo para llevarlo a mi lengua.

No quise esperar más y retiré con su ayuda el interior rojo; una espectacular verga de 20 centímetros, su grueso amigos quedó al aire brincando ante mis ojos; brincaba tanto, lo tomé sintiendo sus realzadas venas, y comencé a masturbarlo lento disfrutando de su tersa piel.

Que rico poder  jugar con su grueso y cabezón animal,   estaba tibio y se olía muy bien, no lo dudé mas y me arrodillé ante el, lo olfateé, lo lamí, quise probar cada centímetro sin dejar de masturbarlo, pues a mi experiencia es algo muy placentero—¡Wey que rico! Ya había olvidado lo rico que lo hacías—decía respirando cada vez más agitado. Lo introduje a mi boca poco a poco como si tuviera todo el tiempo del mundo, tenía 17 años experimentando y estaba segur que lo volvería loco con todo lo que había aprendido, era bastante grande para mi boca, lo subía y bajaba suavemente mientras comía hasta donde mi boca alcanzaba, era difícil poder contenerla toda; en realidad tuvo que ayudarme empujarme su verga desde asiento.

Se movía espectacular; estaba cogiendo y penetrando mi garganta, me faltaba el aire pero el no se detenía; me embestía como si cogiera un culo, mis ojos lagrimaban por el esfuerzo pero yo había querido que así fuera, después de eso tomé el dominio y comencé a chupar mientras con un puño subía y bajaba para cubrir de la punta a la base, mi otra mano jugaba con sus huevos colgantes, eran muy grandes. Por fin pude despegarme de su viril trozo para tomar algo de aire. El sabor viscoso de su precum estaba degustado en mi paladar, y vaya que había absorbido y chupado todo ese líquido que lubricaba el hoyo pronunciado del glande. Me levanté y lo tomé del brazo indicándole que venga a mi cuarto,—Vamos, ahí estaremos más cómodos. —Deja me quito bien esto— se retiró La playera quedando completamente desnudó, vaya cuero que se cargaba, y esas nalgas tan perfectas que hacían contraste al caminar. Lo acosté en la cama y pude ver todo su cuerpo relajado, “hermoso trofeo” me decía mientras miraba aquella verga con dirección al techo, el con las manos colocadas tras su nuca esperando que volviera a colocar mi boca sobre su ancha verga y yo retirándome la ropa para continuar; me encimé a él y comienzo a besar sus tetillas, el se sorprende porque es primera vez que un hombre le hace eso—Lo haces mejor que todas, y en serio hablo de todo—dijo al sentir como chupaba sus pezones sin dejar espacio de descanso para su miembro.

Soltó un gemido muy masculino Mientras hacia círculos en sus pezones acabando con un sutil mordisco—¡Wey! En serio, que rico.

Bajo  poco a poco por todo su abdomen con dirección hasta su gran miembro nuevamente y provoco en el esa sensación de querer más; pues sus manos empujaban mi cabeza para llegar más rápido a su verga, pero yo tenía toda la paciencia para luego entretenerme un poco más con su polla.

Con un soplido sobre él área ensalivada creo una reacción y lo miro retorcerse de placer, estaba muy bien depilado y recortado de su zona genital , llegó hasta sus grandes bolas y las trago completamente; no dejaba de masturbarlo, logro lamer el Perineo y me deja entretenerme un rato en el hasta que con su mano me regresa a su glande.

Para no hacerlo esperar más cumplo su capricho metiéndome su verga de nuevo hasta el fondo de mi garganta, con ayuda de él nuevamente me perforó brutalmente escuchando sus quejidos excitantes; pero yo no estaba listo para que se viniera, no podía ser tan rápido.

Seguía lamiendo y al compás en el que iba subiendo de su verga hacia sus pezones, fui escalando y subiendo mis piernas hasta que mi culo quedo fijo frente a sus enorme polla; sentía la húmeda cabeza rozando mis nalgas, y a propósito oprimía su trozo entre ellas rozando mi ano sin dejar que entrara.

Cada vez lo notaba más desesperado en entrar dentro de mi, pues sus manos reposaron sobre mi cintura obligándome a bajar más con intención de metérmela; sentí que era suficiente y comencé a dejar que entrara en mi.

Solo la cabeza me dolió como la primera vez que tuve una verga de su padre dentro; en vez de detenerse al notar mi gemido, me embistió más fuerte dejándome sus 22 centímetros hasta el fondo, ahora si estaba poniendo a prueba mi resistencia. Fue él quien tomó la iniciativa en esta ocasión y con gran brutalidad se movía metiéndome y sacando una y otra vez esa gruesa anaconda que me tenía gimiendo cabalgando sobre el.

Se detuvo, y me coloco en posición del misionera; entonces noté sus enormes nalgas al levantarse; me llevó al borde de la cama tirando de mis piernas hasta dejarme al ras, levantó mis piernas y empujó con fuerza dejándome los ojos en blanco, puso mis piernas al rededor de sus cintura reposando las en sus duras nalgas peludas.

Era todo un toro, con cada metida de polla sentía como me destruía por dentro; pero era una sensación tan rica; podía mirar su pelvis moverse de una forma tan sensual, y sus sudor cayendo sobre mi pecho; no se cuento tiempo tardamos, pero fue una de las cogidas más excitantes de mi vida.

El también gemía de placer, cambiamos de posición y lo senté al borde de la cama, en reversa me senté dejando mi espalda frente a él; me introduje de nuevo esa gruesa cabeza hasta el fondo brincando una y otra vez con finalidad de ahora si deslecharlo. Le agité la verga dentro de mi, acelerando el movimiento hasta verlo correr dentro de mi, grandes zarpazos de leche caliente sentí ser lanzados con fuerza en mis adentros, eran calientes y unos tras otros.

El de recargó sobre mi espalda, sentía picazón por su barba; sus embestidas se fueron disipando haciéndose lentos hasta detenerse por completo; sentí se verga dormirse dentro de mi.

Me levante sintiendo su leche caer de entre mis nalgas, Salí corriendo al baño a lavarme, el me siguió y tomamos un baño juntos, el baño más rico que pude tomar, sus manos y sus lamidas no se detenían sobre mi espalda, hasta que al girar nuestros labios se besaron por pierna vez. —Coges muy rico ¿donde aprendiste a hacer todo eso? —se recargó en mi hombro. —¿eres gay?—pregunté. —No, bueno... sinceramente solo contigo he experimentado esto, algo tienes que me prendes; pero no me considero gay. Nos secamos los cuerpos y salimos desnudos hasta la cocina, recogimos nuestra ropa y nos vestimos nuevamente, notaba un poco consternado a Juanpa, se sentó y dio un sorbo a su cerveza—¿sabes? Te extrañé un chingo, nunca sexualmente aún que te confieso que en más de una ocasión me toqué recordando lo que hacíamos los tres... —Como olvidarlo, prácticamente gracias a ti descubrimos el mundo del sexo; siempre fuiste demasiado precoz.

—¿No sabes nada de Fernando? —Solo se que se fue fuera de la ciudad, pero al igual que contigo perdí contacto con el, se que estudio para la militar, pero no tengo ninguna forma de comunicarme con el. —Me topé a su padre en el supermercado hace una semana, platicamos un poco y me dejó su número con la promesa de ir a repararle unas cosas, creo que puedo dar con Fer.

—¿Que tienes en mente?—seguimos con las cervezas, dejando un lado el buen sexo que nos habíamos dado. —Pienso que es hora de un reencuentro ¿no lo piensas así? —Eso sería magnífico, espero puedas dar con el, me ilusiona volver a verlo—No se escuchaba tan mal la idea, me levanté Chi por otras cervezas y al sentarme Juan se me quedó mirando. —¿Estás pensando lo mismo que yo? —¿hacer un trío con Fer? —¡No pendejo!— dijo riendo—Bueno, quizá, pero no creo que quiera; pero yo hablaba de comer algo, tener sexo me dio hambre nuevamente. Prepare unos sándwiches, y mientras lo hacía Pablo están recargado sobre la barra de mi cocina mirándome hacerle algo de cenar—¿puedo preguntarte algo? ¿Sabias que soy gay?

—¿Es en serio tu pregunta? Obvio ¿quien se inclina a chuparte el pene mientras ves porno?—dijo haciendo referencia a lo ocurrido a los atrás—Siempre lo supe, incluso sé que qué mi papá te cogía en mi baño, los escuché desde la primera vez. —¿y eso te molestó? —Fue incómodo y frustrante, la verdad me Dieron un poco de celos, pero no le di tanta importancia. Le dio un mordisco a su sándwich— Tienes que prometerme que no volverás a hacerlo, bueno no mientras estemos juntos.

—¿a que te refieres con juntos? —Mientras hagamos lo que hicimos hoy ¿a caso piensas que fue una simple cogida? —Eso creí—y en verdad no estaba entiendo tanto. —Estás solo, estoy solo, supongo que te gusto... podemos estar juntos ¿no crees?— ¿qué demonios estaba pasando? Él no era gay, y me estaba proponiendo algún tipo de compromiso, bueno eso entendía. —¿Hablas de salir? La verdad no te estoy entiendo nada. —Si, habló de intentar algo; con las chicas nunca funcionó, y para serte franco si he estado con hombres; creo que soy bisexual aún que a mi lado macho le cueste aceptarlo, bueno, dejaré que lo pienses. La noche nos cayó y se tenía que ir, yo seguía un poco en shock, no supe que responderte, se despidió de beso—¿Te veo luego no? —Obvio; por que si vuelves a irte te cortaré los huevos.

CAPÍTULO 3


La idea de hacer una reunión de reencuentro no sonaba tan mal, desde el momento en que Juan Pablo había hecho la propuesta me había dejado pensando en cómo localizar a nuestro rubio paranoico; Tenía 15 años sin saber de Fer, peor para mi buena suerte el internet estaba de moda y eso hacía la búsqueda algo más amigable.


Me di la tarea de entrar a las redes sociales a intentar encontrar al famoso Fernando, miles de perfiles, miles de nombre iguales, estaba concentrado con la laptop sobre la mesa cuando el timbre sonó, mi celular comenzó a vibrar, era Pablo—¿puedo pasar?


—¿y de aquí a cuando tan modesto?

—Pues... ¿qué tal qué estás haciendo algo inapropiado que no debo ver?

—Ya has visto todo, y la llave que te di no es de adorno, y si estuviera haciendo algo inapropiado y me atraparas en ello agradecería que me ayudaras a terminarlo...


—Eres un Idiota—dijo mientras entraba—¿Que andas haciendo? —pasó por mi espalda, se recargó en el respaldo de la silla y miraba tras mis hombros.

—Intentó encontrar a Fernando—Pasaba perfil tras perfil, icono sus cejas como juzgándome, tomó la silla, y cerró mi laptop para que pudiera ponerle toda mi atención.


—Ya lo contacté.

—No te creo nada—me tomo de la mejilla pellizcando todo mi cachete y repitió—!Que ya lo contacté niño terco! ¿Siempre eres así de testarudo?

—A veces— retire su mano, le guiñé un ojo y le lance un beso al aire.


—¡No seas puto!—siempre hacia comentarios como ese, comenzaba a ceder y a aceptarse, pero seguía en el closed, seguía reafirmando que era bisexual, nunca perdía la oportunidad para hacer ese tipo de bromas—Ya te dije, yo te beso, pero son besos de macho.


—No es lo que parece cuando te beso muy cerca del culo—Nos llevábamos muy fuerte, al grado de parecer que nos ofendíamos peor en realidad no era así solo era parte de nuestra forma de coquetearnos y mantener la llama prendida.


Teníamos casi dos meses saliendo o al menos conociéndonos en un plan de más que amigos, bueno eso decía el por qué le costaba demasiado aceptar que le gustaba tanto como para tener una relación, pero no me molestaba, tenía demasiada paciencia después de haber esperado 17 años para volver a encontrarnos.


—Entonces... ¿si lo encontraste?

—Así es, justo como lo prometí logre dar con su padre y me dio su celular, ayer le mandé un par de mensajes; pero si quieres podemos marcarle ahora mismo.


Colocó el celular en medio de los dos en el altavoz, el tono de llamada comenzó a escucharse, ambos nos mirábamos esperando atentos a escuchar la voz de ese cuarto ojos, estuvimos así un largo rato tras varios intentos concluyendo en el buzón de voz.

—Una más y ya—me dijo Juan Pablo quien de inmediato ya tenía el celular de nuevo sobre la mesa con tono de llamada.


—Hola ¿quien habla?—se escuchó la voz grave y masculina; si era él la voz le había madurado demasiado y podía ser tras varios años de no vernos.

—Hola ¿Eres Fernando?

—Si ¿con quien tengo el gusto?

—¿A caso no reconoces mi voz?—decía juan Pablo intentando ser reconocido.

—Sinceramente no tengo tiempo para ese tipo de juegos señor, tenga linda tarde.


Estuvo a punto de colgarnos cuando interrumpí —¿Escuchaste Juanpa? Te dijo señor—respondí con casi un ataque de risa.

—¿Juan Pablo? ¿Lalo? ¿Son ustedes?

—Si, te estamos marcando desde la mesa donde solíamos jugar turista mundial hasta altas horas de la noche—dije.

—Casi les cuelgo !Que sorpresa escucharles! ¿Que es de ustedes?

Si le decíamos que algo estaba ocurriendo entre los dos  no nos creería, sería más fácil que lo viéramos para contarle, así que decidimos preguntarle si tenía posibilidad de bajar al pueblo para poder vernos ya actualizarnos.


—¿y si les digo que  me quedan tres días antes de salir de misión?—solía bajar una vez al año a pasar unas semanas con su papá antes de irse fuera de la República a sus responsabilidades como militar, y estábamos a escasos 3 días de no volvernos a ver pronto.


Inmediatamente le dijimos que llegara a cenar a mi casa de mis papás, pero decidimos ir primero a un bar a beber unas cervezas, Juan Pablo y yo estábamos tan felices que me dio un beso tan profundo que parecía que las cuatro paredes se desbordarían de amor, me sujetó el miembro y comenzó a reír mientras me mordía el labio—Vamos a bañarnos ¿no? Antes que traigamos visita a la casa.


Si dejar decir si o no comenzó a quitarme la playera, su lengua degustaba cada milímetro de mi piel pasando de mi cuello a todo su alrededor, buscando mis orejas y llegando hasta mi pecho deteniéndose en cada tetilla, inmediatamente el calor comenzó a penetrante junto a sus fuertes brazos que ya se encontraban sobre mis caderas mientras él arrodilló besaba y lamía mi ombligo.


Desajustó mis pantalones mientras con sus manos mastrujaba mis nalgas.


Sentía como con sus fuertes manos intentaba abrir mis nalgas con todo y los jeans, logró abrir mis pantalones y me los retiro delicadamente, tenía unos bóxers negros y lamió sobre mi miembro que ya estaba erecto, fue la primera vez que mamó una verga—Espero hacerlo bien, soy nuevo en esto.


Él siempre hecho de hacerlo ya era existente para mi, bajó mis calzones, mi verga salió disparada Hacia su cara casi dándole una cachetada, tenía una cabeza rosa y un grosor delgado en la punta pero grueso en la base; lo tomó con su mano y comenzó a masturbarme, lo hacía muy bien, llevo su boca cubriendo sus dientes con los labios y comenzó a experimentar, no lo hacía mal, hasta creería que ya lo había hecho antes.


Me encantaba como combatía con meterse toda mi verga que a pensar de no tener sus 22 centímetros tenía el tamaño y el grosor correcto para cualquier novato,  pronto buscó su técnica, comenzó a lamer mis huevos y bajando hasta mi culo pasando por debajo de mis piernas hasta cambie de lugar y quedar a mis espaldas obligándome a arquear mi  espalda para disfrutar de su rico beso negro.


Comencé a gemir, su lengua, su barba, su manos que me daban fuertes nalgadas marcando en rojo vivo mi blanca piel, era un conjunto de sentimientos, sabores, texturas y sensaciones; mientras me chupaba el culo con mi mano sujetaba su nuca para que no parara d hacerlo.

—¿te gusta? —preguntó jadeando.

—Todo lo qué haces me gusta, no te detengas.


Se levantó del piso para besarme nuevamente con esos ardientes labios sabor a hombre de closed—¿Eres puto? —le pregunté.

—lo soy , pero soy solamente tú puto.


Caminamos besándonos hasta el baño, en el camino Pablo iba quitándose la ropa, era toda una escena de Hollywood en mi cabeza, miré ese torso desnudarse frente a mi, amaba ver cómo sus vellos hacían juego con sus pectorales y esa pancita que resaltaba antes de mirar su gruesa y hermosa verga que brincaba desciendo la gravedad.


Templamos el agua y entramos juntos al agua, me di la espalda y él besa a mis hombros y mi cuello mientras por delante me tenía abrazado dejándome sentir su dureza entre mis nalgas—¿Quieres sentirla de nuevo dentro de ti?

—Todas las veces que sean posibles.


No tuve que repetirse dos veces, con sus manos me traía hacía él y me mordía la espalda, sentí como lento intentaba abrirme con sus empujones para dejármela dentro, me mordía la

Mano que tenía de soporte frente a la pared, el agua tibia sacaba humo sobre mi piel, siempre que entraba dolía un poco, pero era cuestión de minutos para acostumbrarme a semejante grosor.


Comenzó a moverse en un va y ven que me dejaba perplejo—¡Quiero hacerte esto todos los días!—me repetís apenas pudiendo decir unas palabras.

Su cadera era tan buena moviéndose que tuve que detenerlo antes que me viniera, pues con ese ritmo y con ese tamaño tan estimulante por dentro cualquier experto no duraría más de lo que podía yo.


—¡Espera!

—¿Te duele?—Dijo defendiéndose de golpe preocupado en no lastimarme.

—No, solo que casi me vengo; y aún quiero disfrutar de ti—me saque su verga, me puse jabón en las manos para lavarse la bien y aprovechar para masturbarlo; la espuma resaltaba su oscura verga entre mis manos.

—Ahora el que hará que me venga así serás tu—dijo tomando su verga.


Le quite la mano y comencé a chupársela, no deje que me detuviera, tuvo que resistir para no venirse, por qué yo quería que se descargara dentro de mi; siempre se venia demasiado, ya me lo había deslecharlo de todas las maneras: dentro de mi, en mi cara, en mi pecho en mis manos, incluso llegamos a venirnos justos y masturbarnos con la leche de los dos.


Después de jugar un rato con su pene de nuevo me puse de pie y estaba ya listo para que me llenara de él nuevamente; me levantó una pierna y comenzó a penetrante con mayor facilidad, ambos gemíamos tanto, y los besos en mi espalda no hacían falta.


Así hasta que su leche corrió por dentro de mi, con cada embestida me llenaba más y más; ambos acabamos exhaustos, me di la vuelta para terminar de bañarnos, nos besamos y nuestras frentes quedaron unidad—apuremos esto o no llegaremos a ver a Fernando.


De inmediato salimos con las toallas enrolladas en la cintura, el ocio unos bóxers blancos pequeños que le marcaban el bulto increíble—¿que te parecen esto?

—La verdad me gustas más sin ellos.


Nos vestimos y estuvimos un rato echados en la cama, me recosté en su pecho y el peinaba mis cabellos mientras yo hacía círculos en su pectoral con mis dedos , casi nos quedamos dormidos, estábamos más que exhaustos—Debemos irnos pequeño, tenemos que ir a ver a nuestro rubio.


Manejó el mi auto, amaba ser el copiloto, al mes comenzó a tomarme de la mano haciendo los cambios con la palanca con mi mano entrelazada con la suya, o colocándola sobre su piernas; ese chico rudo estaba tan manso como jamás pensé; llegamos al bar y pedimos unas cervezas sobre la barra—¿Lo de siempre?—preguntó el chico que servía bebidas mientras limpiaba con un trapo un vaso en su mano.

—Si, un par de cervezas.

—Ya se habían tardado en venir.

—Hoy es un día especial, así que prepara esas ágiles manos—respondió Pablo.


—Prometo que haré lo mejor que sé hacer; les prepararé algo especial que solo suelo reservar para mis clientes estelares—Pablo solía tener carisma, y hacia click siempre con la gente que no conocía, a este bar habíamos venido un par de ves y él joven de bar se había hecho amigo de Juanpa.


—¡Sorpréndenos, y prometo que tendrás lo tuyo Chucho!

—¿Se supone que esta es la parte donde deben sorprenderse y abrazarme ¿no?— dijo una voz a nuestras espaldas.

—!Fer! —Me levanté y lo abracé tan fuerte, y luego Juan hizo lo mismo dandole fuertes palmadas en la espalda.


Sinceramente esperaba verlo gordo, o con un aspecto nerd o algo más intelectual, era  aspecto que tenía de niño y uno se queda con esa idea.


Cosa contraria, estaba bastante fuerte y atlético, sus cabellos rubios brillaban con la luz amarillenta del bar, tenía una sonrisa blanca y alineada, al parecer había usado brackets, y ya no tenía los lentes cuadrados que lo hacían lucir tan intelectual, supongo  que tenía unos de contacto.


Tenía barba alineada  y el chico se había puesto tan atractivo; traía una playera blanca, unos pantalones negros y una chaqueta de cuero negro también, en el cuello colgaba una placa con granados, supongo que tenía que ver con lo militar.


—¡Dios enano! Te pusiste grandote ¿fuiste a la militar o a algún centro de construcción de modelos? —bromeó Juan Pablo al notar que nuestro rubio era todo un sex symbol— Apuesto a qué te dedicas a pasarelas y no a lo que nos haz dicho.


Fer río un poco mientras tomaba asiento en medio de los dos —Ustedes están igual muy cambiados, temía encontrar hombres obesos y no reconocerlos, incluso ven esos dos hombres de ahí—se refirió a un par de gordos que estaban en una mesa detrás—los saludé pensando que eran ustedes.


Los tres soltamos una carcajada, Fer parecía algo más alivianado y menos neurótico como cuando era un niño; solía detenernos antes de hacer cualquier travesura, siempre fue esa parte cuidadosa que tenía que nos atraparan al tocar un timbre, el que se renegaba antes de entrar a una casona abandonada o incluso el que se avergonzaba cuando robábamos dulces de la tienda.


—¿Entonces eres militar?

—Si, he subido de rango y apenas y puedo venir a ver a mi padre una vez al año, mi madre murió y me pesa dejarlo tan solo.


A pesar que se que es una persona fuerte nótanos que nuestro amigo prefirió dejar ese tema a un lado desviando la pregunta— ¿pero que es de ustedes?


Ambos nos miramos y abrimos los ojos comunicándonos con una ligera sonrisa arqueada, no sabíamos si estaba listo para escuchar lo que había entre nosotros—¿No prefieres cambiar de pregunta?


Intentáramos evadir el tema pero Fer fue demasiado terco—¿Si me sirves otra ronda de cervezas?—Le dijo a Chucho—¿que se traen ustedes dos que no me quieren contar? Los conozco tan bien que sé que algo ocurre aquí y después de estos shots de tejió quiero que me lo cuenten.


Bebimos a fondo los pequeños recipientes de alcohol, luego tomamos un limon para cortar el trago amargo—ok, te contaré yo—dijo Juan Pablo.


—Tenemos algo que contarte, pero no sé cómo lo puedas tomar—Pablo Tomó un trago profundo de su cerveza y lo miró fijamente—Soy gay.


Fer comenzó a reírse incredulamente pensando que se trataba de alguna broma más de Juan.

—Buen intento—Dijo chocando con su puño el hombro de Juanpa, luego miró la seriedad de los dos y se detuvo con sorpresa—¿No es una broma verdad?


—No, pero esa no es de lo que queríamos hablarte—Respondí—En realidad queríamos hablarte de que después de que Juan salió del closed, bueno... aún no lo hace al 100, pero después de contarme... comenzamos a salir.


—Chicos... es algo que siempre supe, se notaba en sus miradas algo más que amistad, y me alegro que por fin lo hayan aceptado, sobre todo tu grandulón—le dijo a Juan Pablo— siempre fuiste demasiado machista para aceptar lo que éramos, o dime ¿qué tipo de amigos se dejan masturbar? Bueno... !hacer sexo oral!


—¿entonces tu igual?

—por Dios chicos, no hay nada más Gay que los militares... pensé que siempre lo supieron, pero al parecer los sorprendidos fueron ustedes.


—¿por que nunca nos constaste?—pregunté después de beber cerveza.

—Por qué ni yo estaba seguro de lo que era, luego conocí a Luis en el campamento y pues ya fue muy difícil guardar apariencias, pero luego les contaré esa historia, tengo algo para ustedes, preferiría dárselos en un lugar más privado.


—De hecho tenemos planeado ir a casa después de aquí—terminamos las cervezas, le dejamos una buena propina a Chucho, y fuimos hasta mi carro.

—¡Díablos! ¡Tremenda camioneta!—dijo sorprendido Fer.

—No es mía, es de mi copiloto, pero es muy malo manejando así que lo conduzco yo—dijo bromeando.


Mientras conducíamos a casa pasamos en la escuela donde los tres estudiamos—¡para, para, para! —Dijo Fer haciendo que Juan frenara de golpe—miren, la vieja escuela, aún puedo mirarnos ahí saliendo para caminar hasta nuestras casas montados de las bicicletas.


Vaya recuerdos, sentía que el corazón se me apachurraría de tantos recuerdos, fue como volver a ser niños—y la casa de los degollados—dijo Pablo mientras conducía—¿como olvidar la vez que salimos despavoridos por el susto de aquel ruido que escuchamos, solo era el bruto de Ronnie que nos jugó una broma.


Todo el pueblo estaba lleno de recuerdos, incluso nuestra calle—¿como olvidar esta calle donde pasamos tantas aventuras, o tu casa Fer el búnker de la comida, o la de Juanpa y la colección de pornografía de su papá.


Llegamos a casa y entramos hasta la sala conmovidos por los recuerdos, camine a la barra para servir tragos y al regresar encontré a Pablo y a Fer mirando un álbum de fotos que había sacado el rubio de un maletín—Son todos nuestros recuerdos —Tenía foros muy antiguas, habían notas y cartas que nos enviamos un tiempo.


—¿aun conserva esto? —pregunté al mirar la playera del uniforme de la escuela que le habíamos firmado.

—Jamás podría tirarlo, sin tesoros que hoy valen una fortuna sentimental.


Juan se sentó en el sofá y yo me recosté en sus piernas mientras seguíamos platicando, entonces se inclinó y me regaló un beso demasiado romántico, y yo le seguí el juego.


—Chicos, si saben que sigo aquí ¿verdad? ¿Chicos? Bueno, aquí seguiré por si necesitan algo—dijo Fer intentando separarnos, pero en lugar de eso Juan Pablo se levantó y se recostó sobre mi, siguió besándome mientras yo disfrutaba de cuando su beso llegaba a mi cuello, una pierna abrió entre mis piernas y luego se acostó entre mi moviendo sus caderas rodando su bulto con el mío, inmediatamente mi pene comenzó a reaccionar y debí detener eso.


—Espera, tenemos visita—le susurré al lamerle el oído.

—De hecho puedo escucharlos y esto ya está siendo muy incómodo—dijo Fer con las palabras arrastradas en sus dientes.


—Tu solo mira, es como cuando mirábamos porno, pero en vivo; solo quédate ahí y mira—dijo Juan.

—¿Entonces? —le pregunté con una sonrisa.

—Solo es para recordar viejos tiempos ¿no creer?

—¿y qué esperas?—le respondí.


Fernando solo dejó de decir palabras y comenzó a disfrutar del evento en vivo, los besos de juan comenzaban a pasar de ser románticos a ser como los que me daba en el sexo, podía sentí como jugaba con su pelvis entre mis piernas incluso pude identificar el gran trozo de carne gruesa que ya acariciaba mi paquete.


Por segundos olvidaba que tenía a mi otro amigo mirando desde el sofá, cuando me abrió la camisa y comenzó a lamer los pezones coordinado con su mano que no dejaba de tomarme el miembro mira y vi que Fernando estaba entretenido con el espectáculo, sonreír y me sonrió.


Era difícil concentrarse con la movible lengua que no dejaba de recorrerme, ubicada cerca de mi ombligo y mirando cómo Fer se empezaba a tocar sobre los pantalones fue algo tan excitante que comencé a olvidar el pudor y la intimidad que debe haber entre una pareja.


—¿Como en los viejos tiempos no?—me dijo al oído juanpa mientras iba desabrochando el botón de mi pantalón, bajó de nuevo y comenzó a lamer sobre el bóxer, aquel montículo de verga le respondí día cada vez que le daba pequeños mordiscos y apretones con sus labios.


Fernando se levantó y escuché el ruido de la hebilla de su cinturón—Lo siento chicos, pero siempre me gusto verlos en acción, y siendo el reencuentro y posiblemente la última vez que les vea hasta dentro de una año me daré el placer de disfrutar.


Lo miré a ver y le enseñé el pulgar para darle voto de permiso, no podía hablar Juan ya estaba colocando mi verga en su boca y vaya que había aprendido rápido a mamar, mi polla le agradecía ser tan bueno con la su lengua, había arte con su boca, me desbordaba.


—¿te gusta como le quedó la verga a mi muchacho?—preguntó Juan mientras masturbaba mirando a Fer.

—Y espera a que veas la de mi vato—le dije—vas a tenerme envidia— ¿quien no le tendría envidia a esos 22 cm de el chico que me estaba comiendo las nalgas todas las noches?


Fer se quitó la camisa y se quedó solo en bóxer recostado con las piernas abiertas en el sillón, supongo que le dio calor al mirar que el torso de juan quedó completamente desnudó con esos pectorales velludos y esa entrada lleva de vellos negros saliendo de su pantalón.


Me senté y Pablo se corrió frente a mi, le desabroché el pantalón y se lo baje lentamente dejando el  morbo a paso lento, siempre sobre las nalgas era difícil bajarle el pantalón, así que cuando descubrí todo dejándolo en esa trusa gris pude mirar los ojos abiertos de Fernando.


La verdad es que cualquiera se emocionaría y sorprendería al mirar la verga que apenas y le cabía en la ropa interior y en el trasero unas nalgas que hacían un arco perfecto, con la trusa apenas cubriendo sus nalgas velludas.


Inmediatamente me la llevé a la boca, moría por sentir el sabor de su lubricante tocando la punta de mi lengua, era tan placentero lamer esa punta claro oscura con el reto de que cablera dentro de tus labios, miré de reojo con el trozo en mi boca y Fernando ya estaba con la verga por fuera, Juanpa se pellizcaba los pezones mientras miraba fijamente al invitado.


—Quieres probar ? —preguntó Juan al mirar la verga tan lubricada de Fer—acércate sin pena, ya habíamos platicado de esto antes de tu llegada y ambos teníamos deseo de repetir lo que cuando de niños, y sinceramente serás el único incluso dentro de esto, así que cuando te sientas cómodo puedes incluirte aquí.


Fernando se puso de pie y caminó con la verga tiesa hacia nosotras, tenía vellos rubios y una verga de piel clara, era gruesa, pero no tan larga como la nuestra, estaba circuncidada y recortada de los vellos, se paró junto a Pablo, quien inmediatamente lo tomó de la polla para masturbarlo—Te encantara su boca, hace maravillas.


—La recuerdo bien, vaya que me hacía venir rápido—Fer hablaba de las veces que nos masturbábamos en la casa de juan.


—Te aseguró que no se compara ni un poco a ese novato que un día te hizo tirar leche—presumió Pablo—o me equivoco?— dijo mientras me sacaba su verga de mi boca y la llevaba directo a la polla de Fer.


Fer sintió mi cálida boca absorber su gorda verga, comencé a chupársela mientras se besaba con Juanpa, me excitaba sentir las dos pollas de mi vida solo para mi, ni siquiera entendía por qué no sentía celos de que besara a Pablo, al contrario, mantenía mi verga tan dura que moría por que ambos me la metieran.


Ambos se pegaron y tuve que mamar una verga y luego la otra, intenté meterme las dos y fue imposible, tuve que limitarme a lamerlas juntas presionadas con mi puño, aún que las si tenía con trabajo, el grosor de ambos no permitían que mi mano cerrara.


Pablo pasó por detrás de mi y comenzó a comerme el culo mientras seguía trabajando sobre la el blanco pené de Fer; Fer comenzó a tomar mi cabeza con ambas manos metiéndomela con fuerza hasta mi garganta, al mismo tiempo mi novio estaba perforando mi ano con su lengua y sus dedos obligándome a lanzar gemidos.


Apenas podía respirar cuando Juan me clavo sus 22 centímetros de golpe poniendo los ojos en blanco—¿Quieres ayudarme?  o ¿Quieres que te la meta?— le dijo a Fer que seguía llenando mi boca.

—Creo que prefiero ayudarte, tu verga me da miedo.

—¿Miedo? Cuando la tengas dentro no vas a querer que te la saque.


Fer se acercó a Pablo y me puso de perrito para que Fernando pudiera meterse bajo de mi; quería probar una doble penetración.


Me recosté sintiendo su ombligo caliente respirando contra el mío y mi verga majada entre los dos, lo miré casi frente a mi, se sentía extraño mirar a aquel rubio mirándome a punto de penetrarme con mi casi novio después de no verlo durante un largo tiempo.



Al principio no se coordinaban, una entera ay otra salía, cuando lograron entrar los dos fue un solos mezclado de excitación, sentía como ambas vergas luchaban por su lugar dentro de mi, coordinados en un mismo movimiento como si los dos fueran uno, entraban y salían haciéndome vulnerable a esos gemidos que no pude detener.


—¿Duele?—preguntó Fer estando frente a mi.

—Solo no quiero que me la saquen—dije mientras le sonreía, ahora fui yo quien lo besó, fue una de las únicas formas de minimizar ese excitante dolor que calaba todo mi cuerpo.


Estuvieron poco más de 10 minutos así, Fernando se salió dejando todo su Semen entre los grandes huevos de juan y parte de los míos y todo el camino que llevaba a mis bolas, mientras que Juanpa lleno mi culo por dentro de toda su leche.


Sentía como ambos se venían simultáneamente dejándome todo el batidero entre mis nalgas y dentro de ellas, ambos se levantaron tratando de no manchar los muebles, fueron por algo para que me limpiaran, estaba tan duro que moría por jalármela también, y estaba dispuesto a usarlos a los dos.


Me di la vuelta y me senté en medio de los dos para terminar también, ambas vergas estaba ya cansadas, la mía necesito con poco de ayuda para venirme e hice que ambos me la chuparan para satisfacerme, yo ya había cumplido dándoles mis nalgas para alojar sus pollas.


Ninguno se negó, ambos chupaban mi verga; mientras me la tragaba Fer, juan me lamía los huevos, así estuvieron un rato incluso sus vergas se pusieron de nuevo duras para maturbarnos juntos como en los viejos tiempos, no tardamos tanto cuando los tres comenzamos a eyacular.


Exhaustos terminamos recostados y riendo mirándonos con gracia—!Dios! vaya forma de encontrarnos tantos años

después—dijo Fer—¿por que no me buscaron antes?


—Si hubiera sido antes esto no hubiera ocurrido, juan estaba casado y yo seguía intentando convencerme de no ser gay, así que hubiéramos sido falsos contigo.

—En eso tiene razón, jamás hubiera ocurrido esto—Dijo Juan—Así que no pudo haber mejor momento para volver a reunirnos.


Fernando nos prestó el baño para bañarse, y mientras lo hacía me recosté desnudó sobre Pablo; me besaba y me decía que todo esto era una locura, pero que había valido la pena.


—¿Quieres una real sino abierta?—pregunté.

—No, te quiero solo para mi.

—¿y por qué con Fernando si?

—Por que estoy seguro que tanto tu como yo queríamos que esto pasara, y esto marca el fin de esta aventura.

—¿a que te refieres?

—Lo entenderás mañana.


Yo quería saber, pero Fernando salió listo y aseado y para no dejarlo solo nos bañamos de uno en uno; seguimos bebiendo y acabamos dormidos los tres en mi cama, yo en medio de los dos, pero abrazado de Juan Pablo.


Pasaron los días y llegó la despedida, ese día que no quieres que llegue, otra ves separados por el tiempo, nunca te preparas para decirle adiós a nadie y de nuevo estaba parado en mi puerta; tomamos la camioneta, quedamos en que iríamos por Fer para dejarlo en el aéreo puerto, manejamos hasta su puerta, nos bajamos para saludar a su papá, Juan le ayudó a subir sus maletas mientras Fer y yo nos despedíamos de su padre.


—Te veo el siguiente año—le dijo con algunas lágrimas su padre; era imposible no conmoverse al verlo despedirse de su hijo—Intenta no olvidarte de mi.

—No lo haré—Dijo Fer aún abrazado de su padre.

—Siempre estaremos nosotros para lo que necesite Don Fernando, siéntase con la confianza—Dije para consolarlo.

—No se preocupe, a ese enano yo le recuerdo que tiene padre— dijo Juanpa acercándose por detrás.


En el camino nos Fer nos agradecía haberlo encontrado de nuevo, sinceramente el no había pensado en encontrarnos, no por qué no quisiera solamente pensó que éramos de esos amigos de primaria que buscaban su propio camino—Sinceramente me da gusto verlos juntos, me daría mucha pena que no fuera así, ambos se merecen.


—¿Ya vas a comenzar con las cursilerías? —respondió con sarcasmo Juan Pablo mirándome a ver y oprimiéndome la mano fuerte—Espero que cuando regrese nos consideres para hacer otro reencuentro.


—Eso no lo duden, son como mis hermanos; por cierto ¿Donde estamos yendo?

—Ya verás—Tampoco yo sabía a donde nos llevaba Juan Pablo, hasta que el camino comenzó a hacerse conocido, fue como desempolvar las memorias.


Cuando éramos apenas unos jóvenes solíamos irnos con las bicicletas hasta donde nuestros pies aguantaran incluso nos metíamos a los bosques cuidado que no nos ganará el sol, pero nuestro destino favorito era un lago que habíamos encontramos a las orillas de la carretera, y ahí es donde nos estaba llevando por Juan.


Bajamos de la camioneta cruzando los 20 metros de matorrales antes de llegar a aquel lago—No puedo creer que aún exista este lugar—Dije tratando de no mal pisar.

—Es cómo retroceder el tiempo 20 años atrás—dijo Fer.

—Al parecer sigue siendo solo nuestro este lugar, me sorprende que nadie lo haya descubierto.


Podía mirar tras el reloj y ver a ese trío de jóvenes tirando piedrecitas y comiendo golosinas en la orilla; siempre enroscábamos los pantalones para remojar los talones y lanzarnos agua.


—Chicos, en verdad voy a extrañarlos—Repitió Fernando.

—Nosotros a ti—repetí; Juanpa y yo estábamos estábamos en una roca mirando a Fer parado en la orilla con las manos en los bolsillos mirando el horizonte.

—Creo que debemos ir al aéreo puerto o estere mi vuelo Chicos—Fer comenzó a caminar hacia la camioneta; juan se acercó a la orilla y se inclinó para mojar su mano en el lago.


—¿Recuerdas que ayer quería hablar de algo contigo?


—He esperado desde ayer para eso.

—Me iré de la ciudad y no sabía cómo tocar el tema.

—Temía que pasará eso—Se me apachurró el corazón al escuchar esas palabras, dos despidos en un solo día, sentía ese nudo en la garganta que no te deja respirar; me incline sosteniéndome sobre las dos piernas y él puso su mano sobre mi hombro, trataba de contener las lágrimas que intentaban escaparse.


—¿Quieres ser mi novio? Solo andaba jugando con eso de irme—No saben qué alivio fue escuchar eso—Perdóname, los nervios me ponen muy tonto para este tipo de cosas.

Me levanté con la cara confundida y algo serio.


—!Ya dile que si!—Gritó a lo lejos Fer riendo desde lo lejos, parecía saber a qué habíamos ido—¡Pero ya apúrense!


—Si.

—¿Si que?

—Si quiero ser tu novio—Reafirmé; nos dimos un beso y caminamos hacia la camioneta.


Era hora de despedirnos de Fer, estábamos a unos minutos que tuviera que entrar a la sala de espera y ahí no podríamos pasar.

—Bueno, creo que es momento de pasar a  registrarme; gracias por todo amigos estoy muy contento por ustedes, ya quiero que pase todo el año para volver a verlos.

—No creo que tengamos que esperar, si tienes algún tipo de vacaciones podremos ir a verte.

—Bueno, les avisaré si llega la oportunidad.


—¿Abrazo de grupo? —dijo juanpa y los tres nos abrazamos fuerte.

—¡Les quiero chicos! Nos vemos pronto.


Fer se fue con una sonrisa entre los dientes y nosotros regresamos a la casa con un nuevo título “novios” una palabra tan insignificante y tan complicada; teníamos toda una vida conociéndonos, vidas separadas que nos crearon experiencias distintas, pero al final él mismo destinó nos había vuelto a encontrar.


—¿y ahora qué hacemos? —Dije recostado sobre las piernas de Juan.

—¿pizzas o hamburguesas?

—Besos y hamburguesas...

—Gracias por decir que si, pensé que dirías que no.

—¿Por qué diría que no?

—No lo sé, solo son miedos, siempre fui muy brusco y ofensivo contigo, aún que todo era por que quería llamarte tu atención.

—Mi atención siempre la tuviste—dije oprimiendo su paquete.


Fue un reencuentro demasiado lindo, nunca pensé que las gotas de un grifo inservible me llevaría a encontrar a mis amigos de vida; Fer el niño rubio convertido en un soldado honorable y guapo; y Juan Pablo el chico rudo domado y amaestrado por mis besos; vaya que la vida es mundo de sorpresas.


*Relato patentado.

Libro: 30 Homorelatos/ Tomo 1

El plagio es un delito. Cod. penal Art. 270 a 272.

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EL TRAILERO.

17 Comments


edu123mejia
Feb 16, 2023

Gracias a estos relatos me he interesado por la literatura herotica ufff prende a más no

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Oscar Narbaez
Oscar Narbaez
Nov 03, 2022

Que hermoso relato de lo mejor que e leído quedé extasiado me facino tiene todo sobre todo el valor de amistad

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Ivan Oney
Sep 22, 2022

Wow me encanto!

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Ders alexan_13
Ders alexan_13
Feb 06, 2021

Wow estoy sin palabras me super mega encanto y me iba imaginando cada parte del relato y me puso cachondo al mil, muchas gracias estos relatos me fascinan

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Eliot  Perez
Eliot Perez
Feb 05, 2021

Exelente relato muy cachondo y erotico

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