top of page
Buscar
Foto del escritorThe Bridge

EL VECINO

Actualizado: 13 mar 2020






CAPÍTULO 1


Me costó decidirme a contar lo que me pasó, se que no estuvo muy bien pero la calentura pudo más;  Soy un hombre de complexión fuerte, mido 1.80 de alto, piel blanca, pelo negro azabache, ojos café claro, pelo corto, peso 81 Kilos. En ese entonces Tenía 30 años, estaba casado desde un año atrás y con una hija de 1 año también.


Sólo una vez tuve un encuentro sexual con un chico que se llamaba Manuel; eso había ocurrido en la preparatoria y a pesar de haberme jurado heterosexual, admito que aún fantaseaba con ello.

Desde ese día  la fantasía de estar con un chico la había logrado contener, en ocasiones regresaba, pero nunca me atreví a hacerlo.


Años después me casé, no sé si enamorado enamorado o más bien por mi hija. Al año de habernos casado, nos mudamos de casa a una propiedad que habíamos adquirido y ahí es donde mi historia da inicio.


Un domingo casi recién llegado veo salir de la casa de mi vecino un muchacho, digamos jovencito, en una bicicleta de montaña. Era moreno  de ojos cafés y ya bastante formando en cuerpo de adulto.


Tenía unas piernas muy lindas, Bien torneadas, una mirada muy felina y una barbilla bastante remarcada; su cabello ondulado jugaba con el aire y nuestras miradas se habían seguido mientras él conducía, acabando con una leve sonrisa.


Me pareció atractivo, demasiado diría yo; tanto que durante esa tarde no pude dejar de pensar de donde provenía; incluso estuve al pendiente intentando atracarlo en su regreso para sacar alguna excusa para platicar.


No tenía mayores intenciones; nunca las había tenido, pero siempre me conformaba con tener esos conocidos guapos para fantasear un poco y robar una que otra mirada morbosa.


En la tarde recibimos la visita de la familia vecina, el timbre sonó un par de veces, yo apenas terminaba de bañarme, mi esposa bajó con mi hija en sus brazos, mientras me vestía escuchaba a un par de adultos darle la bienvenida a mi mujer, por lo que pude escuchar, eran los vecinos de la misma callé.


Salí del cuarto ya vestido y perfumando; se encontraban en la sala platicando muy a gusto, de inmediato el señor de edad joven se puso de pie para estrecharme la mano—Hola, me llamo Hernán, vivimos a unas casas de aquí, queríamos presentarnos, también somos nuevos aquí, ella es Marian y mi hijo Christian.


Con ellos venía este chico que se llama Cristian, todos simpáticos y demasiado agradables, eran de esas personas a las que podías darles tu confianza con gran facilidad.


A mi señora le agradó la compañía de la madre y a mí la compañía de los varones, padre e hijo. Eran los dos bastante atractivos. El padre tenía  33 años, era atlético, ahora sabía de donde era la barbilla tan linda del joven, tenía unos ojos muy expresivos y evidencia de trabajo rudo por sus fuertes brazos y gruesas piernas.


En cambio Cristian tenía la misma complexión que su padre pero en delgado; era como una versión más joven que su padre, creo que ambos me habían parecido demasiado guapos para mi gusto.


Pasaron dos semanas y ya éramos amigos íntimos; casi todas las tardes Herman iba a la casa con Marian a cenar, compartíamos unas cervezas, aún que Christian no podía acompañarnos todos los días; era entendible por su edad.


Un día nos invitaron a jugar a las cartas en su casa. Estábamos en la mitad del juego y me di cuenta que había olvidado mi móvil. Me disculpé pues esperaba una llamada importante, y levantándome de la mesa fui a buscarlo a mi casa que estaba a unos pasos.


En la puerta de la casa de los vecinos estaba Cristian llegando con su bicicleta; estaba empapado en sudor, venía de jugar soccer; traía un balón en la mano, una mochila en el hombro y la playera trasparente marcando sus jóvenes pectorales.



—¿Mi padre está en casa con su esposa? —Me preguntó, lanzándome la pelota, y tomándome desprevenido.


Sí, están todos a dentro — le contesté, mientras con buenos reflejos detuve su lanzamiento— tienes buen brazo muchacho.



—¿Y ya te vas?

—No, He olvidado el teléfono y voy a buscarlo.

—¿de casualidad Tienes ya Internet?—preguntó apenado.

—Si ya me lo han instalado ¿Necesitas Internet?

—¿Podría usar su ordenador? Verá que en mi casa todavía no tenemos conexión y tengo que leer unos correos de mi profesor. —me aclaró.


—Bueno, va. Acompáñame, puedes usarlo cuando lo necesites.


Entramos en casa le conduje a mi despacho y le encendí la computadora para que pudiera usarla—Bueno aquí lo tienes.¿Quieres una Coca Cola? —le pregunté

—Si muchas gracias—me dijo; Tras llevarle le la bebida me dirigí al baño a orinar. Recordando al muchacho me di cuenta su parecido con Manuel y eso hizo que mi verga comenzará a tener reacciones que hace mucho no tenía hacía un chico. Sacudiendo la cabeza me dije: pero es casi un niño e intenté borrar de mi cabeza esas fantasías. Al volver a mi despacho le encontré chateando—¿Que nos vamos?— pregunté, mirando el reloj y notando que ya sería rara mi ausencia. —¿Puedo quedarme un poco más? Es que estoy chateando con mis compañeros para resolver una tarde— me rogó con ojitos de carnero degollado. —Esta bien. Regresaré con tus padres, cuando salgas pon Seguro por favor— le contesté encaminándome a la puerta. Estuvimos de visita hasta altas horas de la madrugada. Ya eran las 2:30 de la madrugada cuando volvimos para la casa. Al entrar Cristian al parecer nos escuchó y salió rápidamente del despacho, me dio las gracias y se fue. Al día siguiente recibimos la noticia que la madre de mi señora estaba enferma y me dejó sólo cuidando a la niña; mientras dormía y  Sin nada que hacer me puse a revisar mi correo electrónico. No se por que curiosidad se me ocurrió buscar en los archivos temporales de Internet lo que había estado haciendo Cristian la noche anterior.y vaya Sorpresa que me llevé. Páginas de porno gay. Miré a la papelera y vi bollos de papel higiénico arrugados...  Así que el jovenzuelo se había estado aliviando en mi despacho—pensé con algo de gracia. Navegue por todas las páginas que había visitado. Las fotos y los relatos que vi me pusieron a mil. No sabía qué hacer ni pensar ya que había entablado una buena amistad con su padre. Debía decírselo o callar. Finalmente borré todo de mi PC y me dediqué a preparar la comida. Cuando estaba sirviéndome algo de comida sonó el timbre. Eran los vecinos. —Tenemos que salir a resolver unos asuntos con urgencia.¿Te podrías quedar con Cristian y darle de comer?. Sabemos que no está tu señora pero no tenemos comida en casa y no queremos dejarlo solo por que regresaremos muy tarde, podemos dejarte dinero para que se compren algo de comer — Cristian no me miraba a los ojos, sólo miraba el suelo. —Está bien, si él quiere quedarse, ya estaba preparando la comida, hay suficiente para los dos, no es necesario el dinero, somos amigos —les dije alegremente, evadiendo el billete que traía en mano Hernán. ¿Entonces, Te quedas con El? —le preguntaron sus padres. Bueno, no tengo problema, iré por mis cosas—contestó el muchacho. —Te debemos una, prometo que compensaré este favor—me dijeron agradecidos marchándose apresuradamente. Nunca me encontré en una situación tan embarazosa. Sentía mariposas en el estómago y miraba de reojo su delgada figura y su cuerpo tan jovial. Estaba muy nervioso ante su presencia, cosa extraña por qué ya habíamos convivido lo sugiente;  no sabía qué hacer ni qué decir, de nuevo ese sentimiento de atracción regresaba y proclamaba su lugar en mi. El chico solo miraba la TV sentado en la alfombra.,Yo sentado en el sofá le observaba y era imposible no mirar sus piernas semi velludas, y eso brazos de buen grosor; esa mirada tan tierna y esos labios carnosos de un rosa tan tenue. —¿Tienes hambre ? — le pregunté para romper el hielo; aún que yo para ese entonces lo que quería romperle era la ropa. —No la verdad que no mucha —me dijo sin volver la cabeza. —¿Que tal anoche chateando con tus amigos? — le pregunté únicamente para seguir la conversación;  Se puso muy nervioso con esa pregunta, solo me miró y dijo— Bien, no tratamos más que del proyecto que estamos haciendo. El morbo se apoderaba de mi. Continué emplazándole, pues sabía que no era lo único que estaba haciendo en mi ordenador. —¿Como no me enseñas las páginas que visitas, igual y jugamos alguno video juego en la computadora para matar el tiempo en lo que nos da hambre, Supongo que te gustan los juegos al igual que a mi—De nuevo me miró y bajó la cabeza. —¿Que pasa? ¿Todo bien? - le pregunté al notar su semblante un poco tembloroso y apenado. —Nada—me contestó; Me pareció que se ruborizaba. —¿Bueno, qué opinas? ¿Me las enseñas? —Mejor dime tú alguna —me respondió presuroso. —Está bien, tengo unas geniales. Pero vamos a la PC de mi habitación. El del despacho está actualizando y le llevará un buen rato — mentí. Nos dirigimos al dormitorio, encendí el PC y me dispuse a navegar por Internet. Cristian se sentó junto a mí. Vestía unos pantalones de deporte cortitos y una sudadera blanca. Vaya que se veían tan apetecible; tenía unas nalgas redondas, un bulto bastante pronunciado, y esos short no le ayudaban en mucho a guardar sus atributos; de la playera sin mangas le salían algunos vellos del pecho, era obvio que de adulto sería velludo y barbón como su padre. Le mostré unas páginas que por lo que noté en su mirada, no eran de su agrado. Ya no sabía qué hacer para que mi huésped se sintiera más cómodo e ideé una estrategia. —Voy a salir a comprar unos refrescos. Si quieres navega un poco mientras vuelvo—le dije marchándome y dejándole solo.  Después de un rato de dar vueltas regresé a casa. No entré por la entrada principal, rodeé la casa y dirigiéndome a la puerta trasera entre por la cocina, me quité los zapatos y subí al segundo piso donde estaba. Me colé por la puerta del baño que da al pasillo y me dispuse a observar por la que comunica el baño con la habitación, para sondear lo que estaba haciendo. La entreabrí un poco, la luz estaba apagada, no podía descubrir que lo espiaba. Como supuse estaba viendo hombres desnudos y en pleno acto sexual. No pude evitarlo, ver al chico tocarse el pene con esa calentura hizo que se me empinara la verga. Tenía una verga de unos 17 cm, de un grueso bastante normal, un glande rosa y el resto de piel clara, no podía notar mucho de adelante, pero si sus nalgas compactadas con la silla, bastante lampiñas, parecían de terciopelo con ese vello tan fino que las recubría. Mi vecino  era un guapo maricón—me dije complacido mientras tocaba mi duro y gorda verga sobre mis bermudas. Lo seguí observando. A ratos paraba de masturbarse y miraba por la ventana apartando la persiana con los dedos para ver si yo regresaba. De repente se levantó y se dirigió al cubo de la ropa sucia que estaba en una esquina. Rebuscó extrayendo una prenda. Me quedé de piedra cuando me di cuenta de que eran unos calzoncillos míos. Los empezó a oler mientras se tocaba el pito, tenía una herramienta muy derecha y muy dura en sus manos. Era demasiado ya no podía aguantar más; podía ver como aspiraba mi aroma mientras su verga babeaba. Parecía que le gustaba el Olor de mi verga, pues también comenzó a lamer sobre el inverso de la tela exactamente donde acomodaba mi pene. Decidí salir del baño y encendí la luz del dormitorio. Cristian  se volvió y me miró asustado. Ocultó rápidamente a su espalda mis calzoncillos pero no pudo apagar el ordenador. Apenas y pudo guardarse la verga, la cual ya estaba flácida por el susto;  En ese momento comenzó a titubear intentando explicar, pero no había mucho que decir... me pidió que por favor no le dijera a sus padres. —Solo estaba mirando. Sentía curiosidad. Quería saber qué se siente  — me dijo con la voz tartamuda y llorosa.—¿Le dirá a mis padres cierto? —No pasa nada, respira, todos nos masturbamos, no importa con qué lo hagamos; y no les diré, tu sabrás cuándo y si en realidad quieres decirles;  Eres muy joven  y a esa edad no se sabe bien lo que se quiere. Y es normal que experimentes. —Tenía curiosidad simplemente —me contestó mientras se jugaba los ojos llorosos y aclaraba algo la voz— me siento muy avergonzado, no obstante quise aprovechar la oportunidad y comprobar hasta donde quería llegar el joven de 21 años. —Tranquilo,está bien. De hecho a mí también me gustaría saber de qué se tratan estas páginas, para serte sincero también me surge la curiosidad aveces — le dije sonriente. Le dije que se sentara a mi lado y comencé a retroceder las web. Eran unas imágenes de unos tipos muy dotados— Tienes buen gusto —le dije mirándolo más relajado aunque aún se notaba avergonzado. Durante un rato estuvimos viendo las páginas porno. Había fotos y vídeos de hombres dándose por el culo, haciéndose mamadas, en toda clase de posturas, me comencé a calentar con lo que veía en la pantalla y mirando las piernas casi desnudas del muchacho. Mi vista subió hasta su pubis donde se le marcaba un considerable bulto; no podía detener mi duro palpitar que casi se me salía del cuerpo. No lo pude evitar, mi mano se posó en su muslo, suave y terso como el de una chica pero con formas de un hombre; sus músculos estaban duros, y sus cuádriceps tenían buen volumen; las oprimí delicadamente, comencé a tocar hasta llegar al borde de su pantalón corto. Cristian se movió inquieto y el asiento se corrió. —Ese taburete está un poco desvencijado y se puede romper, ademas creo que no ves bien tan ladeado, siéntate en mis piernas mejor—muy obediente realizó el cambio siendo mi pierna su nuevo asiento. Apagamos la luz de techo,con la lámpara del escritorio ya era suficiente, y el tono de sombras siempre me precio demasiado erótico;  Me miró a la cara y bajó su cabeza como de costumbre.

¿Te gusta lo que ves? - le pregunté susurrando a su oído mientras me sobaba mi entre pierna ya dura. Asintió con la cabeza, abrió más las piernas y me dejó paso libre para seguir subiendo mi mano sobre el pliegue de sus cortos shorts; dibujaba un avería muy erecta bajo su ropa, pero yo aún no quería llegar hasta ahí. Lo abracé con mi brazo izquierdo. Estaba sentado con las piernas abiertas sobre la mía y con la mano derecha continué las caricias en su muslo. Subí pasando la barrera del final del pantalón y toqué más arriba. Le acaricié por entre las piernas deslizando mi mano en busca de su verga. El muchacho suspiró al sentir mi mano sobre su muslo casi llegando a su zona prohibida. El se dejaba llevar, insistía abanicando sus piernas para que subiera aún más hasta donde su verga palpitaba . Su polla estaba a tope. Durísima. Por fin llegué a ella, comencé a frotarla por encima del short  y así estuve durante un buen rato, decidiéndome tomé su mano convocándola justo en mi entrepierna sin tocar aún mi pene, pero Cristian comprendió lo que pretendía, sin decirle nada, comenzó a masajearme el paquete. Nunca experimenté algo así: Era una mano inexperta pero muy sutil ; sabía lo que hacía. Empezó a masturbarme a través de la tela de la misma forma que yo lo estaba haciendo. Miré la pantalla del ordenador, estábamos en la misma página desde hacía ya bastante rato y ninguno de los dos prestaba atención a ella. Acercándome a su oído comencé a susurrarle—¿Te gusta? Y me respondió con un si tan delicado que apenas lo escuchaba—¿Te gusta mi polla?— insistí. —Sí, me encanta. Es muy grande y larga—dijo mientras me la apretaba—Se parece a la de mi papá—vaya que esa respuesta me calentó demasiado. ¿Quieres que nos hagamos algo más? Sí —dijo ansioso, sin soltarme el pantalón;  Apagué el ordenador y nos levantamos quedando uno frente al otro. —¿Has besado a alguien en la boca? - le pregunté. —No, una chica trató de hacerlo pero no la dejé, no me gustaba—Era demasiado lindo y guapo, era obvio que las chicas de su edad estarían tras de el. —¿Quieres aprender a hacerlo? —Bueno, solo si me enseñas tu—me respondió tras dudarlo unos instantes. Fue entonces cuando le besé. Creí estar en el cielo, su boca jugosa, sus labios carnosos, su lengua buscando la mía, su corazón latiendo a mil. Le fui empujando con suavidad y le recosté en mi cama sin dejar de besarle, lo miré en la penumbra—Besas muy bien, me cuesta creer que nunca lo hayas hecho. —He practicado con mi brazo viendo videos ¿lo hago mal? —Al contrario, tienes una lengua muy hábil—mientras nos acomodábamos hasta la cabecera de la cama, no dejaba de masajear su verga sobre la tela y de lamer su cuello, sus oídos y su rica boca. Me besó intensamente, vaya que parecía tener experiencia; era muy dinámico con su boca y sus manos; Tomé sus manos convocándolas por encima de su cabeza. Le olí intensamente disfrutando de la fragancia a chico bien aseado; Todo el exhalaba limpieza. Dejando las manos arriba comencé a quitarle la sudadera;  En la oscuridad se vislumbraba su pecho algo velludo, levemente iluminado en la habitación podía sentir con el tacto cada pliegue de su piel. Besé su ombligo, su vientre, chupé esos rosados pezones con sabor a hombre casi niño, una mezcla que me fascinó. Luego asalté sus piernas, quería dejar lo mejor para el final. Acaricié su tersa y suave piel, las besé. Le quite los tenis  y los calcetines. Tenía unos pies bonitos y perfectos, les di un masaje y le chupé el dedo gordo. Su sabor era una mezcla salada y dulce. Lamí su planta, sus tobillos, y lo miré a los ojos —Eres bellísimo — le dije; sonrió y cerró los ojos. Besando sus piernas me dirigí a los shorts, desaté el nudo del cordón y le bajé la prenda. Para los que les gustan los chicos creo que no hay nada más excitante que uno en calzoncillos blancos. Le manoseé el paquete y exhaló un suspiro. Por encima de la tela le mordisqueaba el pene y olfateaba a ese machito en calzones. Sin querer pensé en su padre. ¿Tendría las mismas formas que él? Al imaginarlo me calenté aun mas. Le quité los calzoncillos y se dejó ver un pene limpio, largo y de un grosor suficiente, una cabeza roja a estallar , sin circuncidar, testículos tan blancos que se dejaban ver sus venas y con vellos muy finos  cubriéndolos. Les pasé la lengua para saber el sabor pues ya el olor me volvía loco; más rico que cualquier sabor de mujer que haya probado, tomé con mi mano su pito y frotándolo con suavidad un momento. Lo metí en la boca succionando como un bebé una teta. Cuando se la estaba mamando sentí como su joven cuerpo se estremecía. Su dura verga latía intensamente en mi boca y con mi lengua peleaban por quedarse en ella. Era un largo mástil muy joven, tenía toda la potencia y la resistencia de cualquier veinteañero. Trataba de doblarlo con mi lengua pero estaba duro como una piedra. Seguí succionando, sintiendo ese sabor de macho recién crecido. Con mi lengua comencé a batir en retirada la piel que protegía la punta del falo. Era su primera vez y su virginidad era mía. Por un momento me dio miedo ya que su corazón palpitaba con gran prisa. Yo estaba tan caliente que, cosa que nunca me había pasado, estaba a punto de venirme en los pantalones, sin que él me hubiese tocado. No se si el muchacho lo percibió porque tomó la iniciativa y me lanzó a la cama. Comenzó exactamente como yo lo había hecho. Me desabotonó la camisa procediendo a quitármela, tocó mi pecho y me abrazó como quien abraza a un amante. Empezó a besarme por todo el pecho descendiendo hacia las bermudas, soltó el botón, bajó el cierre. Mi pene estaba a reventar casi saliendo del pantalón. Me bajó la prenda y quedé sólo en calzoncillos, nuevamente prosiguió con las mismas pautas que yo había utilizado con él, mordisqueando mi pene y los testículos a través de los calzoncillos. Notaba como mojaba la tela con su boca. Tras empaparme la prenda me la quitó. Pude comprender su asombro, hasta yo quedé impresionado, nunca en mi vida había experimentado una erección tan potente, mi verga es larga y gruesa pero en esta ocasión era un auténtico cipote. Larga y gorda como nunca la había visto. Estaba excitadísimo y sólo deseaba que se lo metiera en la boca. Lo fue haciendo in expertamente pero al mismo tiempo en forma deliciosa. Mi joven amante jugaba con su presa. La masturbaba, le daba besos, la trataba de tragar toda ella sin conseguirlo. —¿Te atreverías a tomar de mi leche?¿Sabes que es? —le dije eufórico. —Sí, pero no sé si me gustará, pero si lo haría— me respondió un poco dudoso. —¿Yo te gusto? —le pregunté. —Si, a caso ¿no se nota? —Pues si te gusto mucho, todo lo mío para ti será sabroso— Y me la empezó a mamar. Le guiaba con mis manos y él se ayudaba con las suyas tomando la base de mi pene, Me estaba dando un placer inenarrable. Cada vez me daba más y más gusto. —¡Chúpala toda que es para ti toda mi leche!. Dale más, chupa, que es toda tuya— comencé a hablarle algo sucio, siempre me ha gustado hacerlo, fue la mejor corrida de mi vida; es algo que no pude contener, ni siquiera pude avisarle; Cuando lo miré tenía la boca llena de leche y el muy goloso la saboreaba. Le miré a los ojos y le pregunté—¿Te gusta mi leche? —Sí, está rica—me contestó relamiéndose; me acerqué a él, lo besé con el sabor a mi semen en sus labios , me abrazó y nos tumbamos en la cama. No soltaba mi pene y yo lo tomé de la cintura bajando mi mano para tocar su trasero !Dios que suave, duro y respingado estaba! —¿Serás mío cuando yo lo quiera? —le susurre mientras le oprimía las nalgas. —Siempre que quieras— Le toqué el trasero y le volví a preguntar. La misma pregunta mientras le robaba besos de pico. —¿Y ese culo será mío? Bajó la mirada a mi verga  y me dijo —No creo que pueda soportarlo dentro — angustiado tanteaba el terreno, pues quería saber si dejaría que lo penetre, por qué a pesar de haberme corrido seguía tan duro con ganas de más. Le tranquilicé y le dije que cuando se sintiese preparado para ser completamente mío me lo dijera . Sugerí que nos bañáramos juntos antes que sus padres lo recogieran. Ya en la ducha los dos, le observaba, era tan sólo un jovencito que probaba cosas de grandes. Nuevamente se me pasó por la cabeza si su padre sería como él, pero en versión crecida, sólo había una forma de saberlo, preguntando. —Cristian, te puedo hacer una pregunta?, ¿Siempre te han gustado los hombres?— Bajó su cabeza y me contestó: —No siempre, lo que pasa es que una vez vi a un amigo mío que hizo esto con un hombre y quería saber qué se sentía. —¿Y te gustó? —Sí, mucho, pero faltó algo que no me atrevo a hacer. —Sí, lo entiendo — le dije— ¿Me puedes contar la historia? ¿Quien era el chico que viste haciendo esto? — le pregunté curioso. Bueno, se llama Javi es un poco más joven que yo. Le invité a mi casa una vez a dormir. Al día siguiente me fui a clase temprano, Javi se quedó en la cama pues tenía clase por la tarde. Mi madre se fue al trabajo y mi padre también.Cuando llegué al colegio no me dejaron entrar porque llegué tarde y me tuve que volver a casa. —¿Y qué pasó?—escuchaba atento. —Al llegar la puerta estaba cerrada y trepé la barda como suelo hacer cundo no tengo llaves, entré por una ventana del segundo piso. Javier no estaba en mi cuarto. Cuando estaba cambiándome de ropa oí unos ruidos desde la habitación de mis padres. Pensé que estaban robando y me deslicé con cautela, me puse a espiar por la rendija de la puerta. Era mi padre con Javi. —¿Tu padre? —le dije asombrado. —Sí, le pasaba su lengua por el trasero y luego le clavó la polla por el culo. A Javi no lo veía bien, pero mi padre disfrutaba un montón. Sus huevos se bamboleaban mientras se la metía y sacaba sin cesar. Mi padre resoplaba como un animal. Javi daba pequeños gritos. Luego de un rato creo que se corrió porque se salió de él y se fue a duchar. Entonces pude ver claramente a mi amigo, estaba tirado en la cama con las piernas abiertas y por el ojete totalmente abierto salía el semen. Mi padre regreso con algo de papel y le indicó que se bañara, sin que me descubrieran bajé de nuevo para fingir que nada vi, golpeé y abrió mi padre con una toalla envuelta en la cintura, se excusó diciendo que ese día entraba tarde...

—¿Entonces te gustó lo que viste o qué ocurrió?—intentaba averiguar más, ahora me encontraba más morboso.


—No sé, algo despertó en mi, quería experimentar eso que habían echo, pero nunca me había atrevido; no podía sacarme la imagen de mi amigo con el culo abierto y el gran pene de mi padre penetrándolo tan duro.


—¿Y piensas que eso pueda gustarte?

—Me he tocado con los dedos y me gusta la sensación, incluso he usado algunos artefactos y se siente demasiado bien... solo que usted la tiene demasiado grande y muy gorda... tanto como la de papá.


Ahora el muchacho no solo había despertado mi lado dormido, ya no quería solo penetrarlo, quería descubrir si en verdad su padre portaba tal herramienta de la que él hablaba.


Acabamos de ducharnos, mi verga seguía tiesa, y el aún no se había corrido; así que no podía dejarlo a medias—¿Quieres que te masturbe?—le pregunté mientras sujetaba su duro Miembro.


Me dijo que si con la cara, y comencé a sacudir su verga, el agua caía sobre nosotros, me arrodillé y clavé en mi boca su verga tan palpitante; no esperaba que durara tanto, pues teníamos ya un rato ya en el juego.


Era cuestión de una sacudidas más para que el muchacho soltara sobre mi su néctar; con su mano me llevaba la cabeza para tragársela más profundo; mire sus dedos de sus pies corrugarse cuando comenzó a lanzar chorros de semen sobre mí, cerró los ojos y lanzó unos gemidos tan excitantes.


Su semen se había perdido con el agua; me levanté y lo volví a besar; nos secamos, y nos colocamos los bóxers; era tan divino ver su figura caminar por mi habitación.


No quería que se quedara con la duda, así que tenía que esperar un rato a que descansara para intentar convencerlo de penetrarlo.


CAPÍTULO 2


Después de bañarnos nos dirigimos a la cama de mi cuarto para recostarnos un rato, sus padres llegaría más tarde y yo aún seguía caliente; sus bóxer blancos entallaban aquel bulto dormido de una forma espectacular que no podía dejar de mirar.


Oprimía su paquete cada que podía, estaba suave y terso, largo y acomodado de lado, quería levantarlo  de nuevo, pero preferí no atosigar al chico y solo nos recostamos. Se acomodó en mi pecho, lo rodeé con mi brazo dejando caer mi mano sobre su espalda, lo acariciaba lentamente y el solo se acurrucaba más; era demasiado tierno, era un niño demasiado lindo. —¿Y tu, ya habías experimentado algo como esto?— preguntó mientras con su dedo ondeaban entre los vellos de mi pecho. —Tuve una experiencia cuando yo era joven, ocurrió con un amigo que se llamaba Manuel; sinceramente para ese entonces no tenía alguna inclinación ni duda sobre mi sexualidad. Estábamos algo ebrios, y no se en que momento comenzamos a rosarnos, y luego el me robó un beso... y yo respondí a todo. Tuvimos sexo, y desde eso todo cambió; comencé a cuestionarme tantas veces el por qué dejé que ocurriera, me negué demasiadas veces, pero el morbo a los hombres no salía de mi cabeza. Por mucho tiempo encerré este gusto, desde Manuel, nunca había estado con otro hombre; no te negaré que de repente habían chicos que me llamaban la atención, pero nunca pasó de ahí. —¿Y por qué ocurrió ahora? ¿Por que yo? — Era un chico muy curioso, nunca se quedaba con las dudas en la cabeza. —Sinceramente fue tu gran parecido a Manuel, tienes mucho de cómo se veía el, desde el día que pasaste con la bicicleta frente a mi casa tuve una fijación muy profunda... pero jamás imaginé que llegáramos hasta aquí... ¿Te gustó lo qué pasó? —Es más que obvio; la verdad es que persuadí a mis padres para quedarme con usted; en realidad iba a quedarme solo en casa, pero eso hubiera sido demasiado aburrido, así que me las ingenié para que ellos decidieran enviarme con usted. —Que muchachito tan inteligente—le dije mientras oprimía sus nalgas resguardadas con ese suave bóxer blanco. Cristian buscó mis labios, y me robó un beso, un beso tan tierno, tan sensual, oprimió mi miembro mientras me besaba y y lo sacudía oprimiendo solo el grosor de mi pene, no tuvo que hacerlo tanto para que mi pito estuviera tan duro de nuevo. Podía sentir en mi pierna su erección retumbando queriendo salir de sus ajustado bóxers; metió su mano por dentro de mis calzones y oprimió con fuerza bajando y subiendo la piel de mi verga—entonces ¿todo esto es mío? — preguntó muy cerca de mis labios. —Es todo tuyo... mira como la tienes, deberías montarte para que sientas un poco de su tamaño entre tus nalgas... quiero que sientas lo que tu amigo sintió y quitarte esa curiosidad de la cabeza. Bastó decir eso para que Cristian tomara la iniciativa de montarse sobre mí, sus rodillas habían quedado dobladas, sus nalgas sobre mi duro bulto y su majestuoso cuerpo erguido mirándome desde arriba. —¿Así? — preguntó mientras se acomodaba; movía sus nalgas a propósito para comprarlas dejando mi miembro entre ellas, mi verga quería romper la ropa y penetrarlo, pero no sabía si el Niño estuviera listo para ello. Posé una mano hasta su pezón, lo acaricié bajando por su ombligo hasta llegar a su ajustada ropa, estiré el elástico para tomar su duro palo, y con algo de fuerza retire lo más que pude dejando salir ese largo y rosado trozo joven. Escupí algo de saliva sobre mi mano, la llevé a su glande, y comencé a masturbarlo con tranquilidad, miraba su delicioso cuerpo, echó la cara hacia atrás y cerró los ojos; el joven estaba disfrutando de mi experiencia, y vaya que lo hacía. —¿Ya estás listo para más? —le pregunté mientras con las dos manos apretaba sus duras nalgas. —Yo siempre quiero más—dijo con coqueteo Cristian. No esperé más y le retire los calzones, se levantó un poco para que pudiera retirarlos por completo, mientras lo hacía levanté mis nalgas y retiré los míos también. Mi verga quedó expuesta, una Verga firme y gruesa, casi por completo derecha, mirando hacia el techo con ganas que el chico Se sentará en el para irse abriendo camino. Sentí sus frescas nalgas acomodarse sobre mi miembro—¿Así me querías?—preguntó. —De la forma en la que te quiero aún no te animas... pero ya te dije, esperaré a que estés listo. — ¿y qué tal si quiero experimentar ahora? —Entonces lo haré con cuidado para que te guste lo suficiente para que la quieras de nuevo dentro de ti. Se acomodó y comenzó a moverse de tal forma que mi verga quedará entre sus nalgas, el líquido de la linda de mi verga salía gota tras gota con tanta excitación. Llegó el momento en que sus nalgas se sentían mojadas de tanto precum; por momento sentía la entrada de su ano, podía notar su virginidad con lo estrecho que estaba—¿Te gusta?— pregunté. —Me gusta la sensación, aún que aún no me  atrevo a introducirla... es demasiado gorda para mi. Siento que me dolerá. —No pienses en ello, si te enfocas en el dolor, no disfrutarás— entonces se cómodo la verga con su mano colocándola en su hoyo, puso bastante saliva y comenzó a sentarse en ella. No se la metía, solo hacia el Movimiento, mi verga estaba lista para entrar, pero a él no lo sentía del todo preparado para mi grueso tronco. Tomaba sus nalgas con ambas manos para hacer más espacio a mi verga, podía sentí su ano algo más expandido; juraba que sería cuestión de tiempo para que pudiera penetrarlo. Cada vez que se sentaba sentía su culo contraerse como si le hiciera succión a mi verga, y lo que más me excitaba era ese pequeño gemido que emitía con cada sentó; no quería imaginar cómo gritaría si se la metiera de golpe. —¿En serio quieres hacerme tuyo verdad? —ya te dije, será solo cuando tú lo quieras y si es que lo deseas; no es una obligación. —¿Me prometes que lo harás despacio? —Te prometo que te voy a cuid... ¡Demonios! —Alguien estaba tocando el timbre, y los dos estábamos demasiado desnudos y erectos como para salir; miré por la ventana para ver de quien se trataba. —¡Rayos! ¡Es tu padre Cristian! — de inmediato me puse nervioso, pues mis erecciones suelen ser un tanto difíciles de bajar— Vístete y ve al cuarto de visita, le diré que andas dormido... y bájate eso por favor—dije refiriéndome a su duro palo. De inmediato busqué en el piso para encontrar mi ropa, y solo estaba mi bóxer... tomé unos shorts deportivos cortos muy parecidos a los de Cris y bajé de inmediato las escaleras para atender a Hernán ... fue tanta mi presunta que había olvidado ponerme la camisa. —¡Hernán,  Qué sorpresa! Han llegado demasiado rápido. —Vaya que si, creímos que nos llevaría más tiempo, espero que no te haya dado tanta lata Cristian, aveces es un poco rebelde y áspero. —En realidad no, anda dormido en el cuarto de visita, es un cuarto con todas las comodidades ¿Quieres pasar a verlo?—Si supiera que había suspendido nuestra casi cogida. Hernán traía una camisa negra entallada, unos lentes descansando en su pelo negro, y unas bermudas cafés con varias bolsas a los costados; me preguntó si podía esperar a que despertara Cristian, y a cambio le ofrecí una cerveza. Yo seguía aún algo nervioso, pues si hubiera decidido subir, seguro seguiría el olor a sexo y sudor en el cuerpo; incluso mi bóxers debían seguir tirados por ahí; pero eso no era todo lo que me tenía nervioso, si no que mi pene aún tenía un volumen muy notorio tras los short sin calzones. Incluso pude jurar que al aburrir Hernán había bajado la mirada para escanearme; y no lo culpo, creo que era difícil no haber bajado la mirada al presentarme casi desnudó ante el. —Subiré a ponerme ropa más cómoda, que hoy me tomaste en pleno descanso; vaya que es difícil tener un día de estos cuando hay una niña de por medio. —Descuida, no me incomoda en lo más mínimo, hace demasiado calor, y no todos los días uno puede andar casi al desnudo en casa, si yo fuera tu, me quedaría así. Había detenido mi subida a la planta alta, por lo que bajé para acomodarme en el sillón frente a él; destapamos las botellas y chocamos para brindar. —La vecina debe estar muy contenta contigo— dijo con una risa burlona. —¿A qué te refieres? —Pues... con semejante cosa... digo, si yo fuera vieja estaría feliz. Note que se refería a mi bulto, pues al caminar mi indiscreto pene se balanceaba y era fácil visualizar lo alargado y el volumen que tenía. —¡así hombre! Me refiero a que estás vergón— dijo al mirarme algo confundido— relájate, no soy joto, solo fue un comentario que no podía guardarme, supongo qué hay confianza ¿no? Después de lo que Cristian me había contado, creo que era más que evidente que tenía alguna inclinación hacia el gusto por los hombres. —Pues nadie nunca se ha quejado, no por nada en la preparatoria me apodaban el trompudo. —Te creo, te creo... yo también tengo el mismo problema que tú al momento de guardar a mi amigo—dijo mientras se aprieta la entrepierna presumiendo el buen tamaño que se le abultaba. Era imposible no mirar de reojo, pues en verdad se le marcaba sin importar el tipo de ropa que llevara—Pues por lo visto no te quedas atrás, tampoco dudo que haya queja de ti. —Aún que para serte sincero, creo que en cuanto a tamaño si llevo la delantera... —¿Que son unos centímetros de más? Lo importante es saber moverla. —Aún que si en algo si me ganas es en culo... creo que si fuera puto, sería algo que me volvería loco... —¿Y es necesario ser puto para fijarse en el culo de un hombre? Yo pienso que si fueras maricón te fijarías más en mi verga ¿no? —Pues en los dos... no estás mal por ninguno de los dos lados. —Es demasiado extraño hablar de esto contigo— dije, queriendo evadir el tema, aún que sabía muy bien mi jugada. —¿Extraño por qué? Somos compas ¿no? No pasa nada... o ¿a caso nunca te cogiste algún puto en la prepa o universidad? —¿Es en serio esa pregunta? — estaba logrando que pensara que era demasiado tímido para hablar de ello— a caso ¿tú si? Me miro con una sonrisa picarona mientras bebía su cerveza— No solo uno... varios, y no solo en la prepa... Me hice al sorprendido, si supiera que su hijo era mi putillo, no sé qué pensaría—La verdad yo ninguno... aún que dicen que aprietan más que una vieja. —No tienes idea, no solo aprietan más, maman verga bien chingón, y se dejan hacer de todo; no les da asco tragarse la leche... algunos hasta te piden que los orines. Cosas bien raras pero excitantes. —Creo que ya me estás convenciendo a probar... ¿Me vas a presentar a alguno? O ¿quieres ser  tu mi puta?— dije en broma. —Pues no necesito presentarte a nadie, yo puedo darte unas clases antes que te involucres—Entonces ya tenia al toro por los cuernos. —¿Involucrarme a que? —Yo seguía en mi plan de que todo era parte de relajo. Entonces se levantó del sillón, pasándose al lado mío, y tomando mi mano la llevó a su grueso bulto y oprimiéndome con su puño sobre su ropa—Involucrarte con esta... Ambos no quedamos callados, estábamos rompiendo reglas demasiado frágiles, aún que admito que desde el día que nos conocimos nos habíamos lanzado algunas indirectas, y tenía mis leves sospechas. Aún que para ser sincero lo que más me excitaba a mi no era cogerme al papá de Cristian, si no saber que él estaba en el cuarto de mi casa fingiendo dormir mientras cachondeaba con su papá. Lo que al escuchar ruidos raros quizá se repetiría la historia que un día le ocurrió con su amigo; la verdad tenía muchas ganas que me mirara cogerme a su padre; aún que no sabía la posición que le gustaba a Hernán. —No me me digas que no te gusta, si noté como mirabas de reojo mi paquete—dijo Hernán sin dejar que retirara mi mano; el oprimía y movía mi mano manipulándola sobre su bulto, el cual comenzó a tomar mayor proporción. —De la misma manera que mirabas mi verga balancearse dentro de mi short hace un rato cuando abrí la puerta ¿No? —Y como no, si andabas Bien erecto ¿pensaste que no me Iba a dar cuenta? Seguro andabas viendo porno. —No, cómo crees... fue una reacción normal del cuero...— entonces fui suspendido por su mano astuta que se encontraba ya sobre mi verga erecta, que era más manejable sobre el short tan delgado; el tamaño de mi pene era más obvio que la de el. No quise quedarme atrás y mientras él estaba entretenido masajeando mi verga, comencé a intentar abrir sus botones para descubrir la verga gorda que ya se notaba dentro de la bermuda. Me miró y me guiñó el ojo, me quitó la mano y me ayudó dejar su verga al aire; era una verga en verdad gorda, rosa como la de su hijo, venosa y le salían gotas muy viscosas de la punta. Mi mano apenas podía cerrar al tomarla, con un dedo esparcí el precum y comencé a masajearlo de arriba a abajo; tenía buena técnica al subir y bajar, el llevó la cara hacia atrás, estaba muy excitado—¿ Y si vamos a tu cuarto Mejor? —preguntó. Se abrochó apenas el botón para que no se le cayera la bermuda, yo me subí el short que creaba una mega carpa demasiado levantada; el se rió un poco, subíamos las escaleras y me tomó de las caderas hundiendo su cara entre mi short, metió su cara entre mis nalgas y olfateó. Caminamos casi sin hacer ruido, aún que mis intenciones eran que Cristian supiera lo que pasaba. Entramos al cuarto, la puerta rechinó; le indiqué que fuera a la cama en lo que yo cerraba , hice como si lo hiciera, pero dejé lo suficientemente abierto como para mirar. Al girar, Hernán ya se había desposado de toda su ropa, sus tatuajes lucían asombrosos tras ese cuerpo robusto y atlético; entre  sus piernas blancas columpiaba una verga tan gorda como la mía, algo más larga que la mía; era espectacular. Inmediatamente me arrodillé y miré detenidamente su verga erecta, la tenía de frente, majestuosa y brincando como si quisiera que la mamara; no lo pensé dos veces y acerqué mi boca a ella; sentí sus manos sujetando mi nuca obligándome a tragarla de golpe. Me sentí un poco asfixiado, podía sentir el grueso tronco obstruyendo mi garganta, apenas podía respirar—¡Eso trágatela toda!—Susurraba mientras con su mano me hundía más cada vez que quería despegarme de su venoso pene. Me dejó respirar y por fin puede sacarla de mi boca; lo tomé con una mano y la golpeteé con mi lengua—¿te gusta? — dijo mirándome a los ojos. Levanté la verga hacia arriba para descubrir sus huevos bien depilados, acerqué mi lengua, los succione y mi lengua hacían maravillas con ellos; escuchaba sus gemidos tratando de no hacer ruido. Se sentó en la cama, y gateé hacia el; sus piernas descansaban en el piso, y tenía paso libre hacia sus godas bolas; me dirigí a su remarcado perineo; al lamerlo soltó un suspiro y abrió más las piernas. Yo lo que quería era llegar a su rosado culo; no me costo ni puso objeción; levantó las piernas dejándome abrirme paso a su ano; lamí lento y poco a poco fui aumentando la intensidad con mi lengua. Sujetaba su verga con mi mano, la lamia y luego bajaba por sus testículos, para acabar de nuevo profundizando en su hoyo que se dilataba cada vez más. Metí un dedo y soltó un gemido tan descuidado, que el cuarto parecía retumbar; comencé a meter y sacar mi dedo mientras le jalaba el pito; parecía gustarle tanto que al asomar, sus ojos se ponían en blanco. Siempre supe que cedería a dar el culo; pues si había estado con tantos, dudaba que a ninguno le haya dado las nalgas; no estaba mal de las nalgas, pero tenía razón, yo las tenía más proporcionadas. Me puse de pie y me coloqué entre sus piernas con mi verga apuntando hacia su ano; no quería que él se arrepintiera o me pidiera las nalgas, por qué a pesar de haberme metido un par de dedos... aún era virgen. —¿Me la quieres meter? ¿Qué esperas? — dijo, mientras ensalivaba su mano para humedecer su hoyo; tomó algo más de saliva y humectó mi verga, dejando la cabeza de mi polla en su entrada. Sostuve sus piernas con mis manos y lentamente empujé; con facilidad sentí mi verga ir entrando en su fácil pero estrecho camino; se sentía cálido por dentro, me invadió ese rico sentimiento sexual. Me incliné mientras lo penetraba, hasta llegar a sus labios; le robé un beso, y sus gruesos labios jugaron con los míos enlazando nuestras lenguas como un par de expertos en besos. Gemía y rugía; hacía ruidos con la boca cada vez que mi gorda verga entraba en el; llegó el momento en el que dejó de cuidar el ruido y comenzó a gemir y a abrazarme con sus piernas  para traerme más dentro de él. Sentía mis nalgas contraerse cada vez que entraba en el; tenía una profundidad muy rica; tomé su duro mástil y comencé a masturbarlo mientras me cogía al rudo padre de mi joven amante. —No tardaré mucho, casi estoy por venirme, coges muy rico cabrón—dijo Hernán. Mi instinto me hizo girar la cara al sentirme observado; en la pequeña y delgada ranura de la puerta puede observar que teníamos un espectador, había logrado lo que quería; Cristian estaba siendo testigo de la manera salvaje que me cogía a su padre. Al notar eso me excité aún más; y embestí más fuerte, logrando que el hombre lanzara chorros de leche tan potentes que llegaron a la pared y otras sobre la cama; eso sin contar las últimas que habían regado el pecho y ombligo de Hernán. No me detuve, el se retorcía de lo sensible que había quedado; solté un grito al lanzar mi semen dentro de él; cada vez que me venía el de contraía; fue así hasta acabar recargado sobre el. Me despegué de el, y fui por una toalla para que pudiera limpiarse de todo el tiradero que le había dejado dentro del culo. —Coges infernal, y tan tranquilo que te ves— me dijo mientras se limpiaba el culo con la toalla—¿Lo repetiremos? —Todas las veces que quieras—Mientras platicábamos de lo rico que la pasamos nos fuimos vistiendo; el pensaba que debíamos apurarnos pues su hijo “dormía” según el. Lo que no sabía es que su hijo había observado como había vuelto a su padre mi puto. —Si quieres ve a bañarte y regresa más tarde cuando Cristian haya despertado— el hombre me tomo la palabra y se retiró de sin antes dejarme los labios Bien secos con otros besos. Inmediatamente subí, Cristian estaba en la cama recostado; me miró algo serio —¿Todo bien? —He mirado todo—dijo, parecía algo disgustado; le pregunté si estaba molesto, y me respondió que él quería ser el único en probar mi polla. —La verdad es que lo hice por ti; quería me mirarás, quería que vieras como me cojo a tu padre. Mira lo feliz que se fue, esa podría ser tu sonrisa—le dije mientras colocaba mi mano sobre su pierna. —¿Entonces, aún te gustó? — preguntó serio aún; mis manos jugaban con su pierna y sin darse cuenta ya le sobaba el bulto. —Aún me encantas... ¿Aún es esto todo mío? —Quiero que me hagas lo que a mi padre—Mi muchacho estaba listo para ser penetrado; mis esfuerzos habían rendido frutos.


CAPÍTULO 3


Aquella tarde apenas pudimos continuar con el juego, pues estábamos a contra reloj; Hernán regresaría por Cris y mi esposa llegaría con mi hija en cualquier momento. Apenas pude disfrutar un poco más de su verga; logré sacársela de los shorts blancos, estaba tan dura como cuando interrumpimos el acto, comencé a chupársela mientras pensaba en lo rico que lo tenía su padre. Era demasiado excitante haberme follado al padre, y seguir con el hijo; y más que Cristian haya sido el espectador principal; hice exactamente lo mismo que con su padre, lo coloqué de tal forma que tuviera sus huevos y su culo lo suficientemente alcanzable para mi lengua. Comencé a lamer sus huevos rosados y aterciopelados, olían muy bien; me gustaba hundir mi nariz en su ano, luego metía mi lengua y el jadeaba y gemía tanto como su padre—¿Te gusta?— pregunté. —Demasiado, nunca me habían lamido ahí, lo haces como todo un experto, por algo mi padre gemía como tu perra—Dijo pausadamente—Hazme tuyo ahora... —Eso tendrá que ser otro día—Interrumpí para explicarle que pronto tendríamos a su padre y a mi esposa de regreso, y que sería demasiado extraño que los dos estuviéramos en el cuarto y erectos. El chico comprendió y siguió disfrutando de esa rica mamada de culo que le estaba dando; lo masturbé tanto como metía mi lengua en su rico hoyo. No pude evitar meter un dedo para aprovechar que ya estaba lo suficiente dilatado; lo hice lento para no arruinar la experiencia; sus puños oprimían las sabanas y sus dientes mordían sus labios cada vez que mi índice entraba y salía haciendo un giro que estimulara las paredes de su culo. —¿Te gusta bebé? ¿Pronto será mi verga la que te penetre así. —Dudo que no duela, pero quiero que me lo metas hasta el fondo. Vaya excitación que debía estar sufriendo Cris cuando por fin dos dedos entraron sin problema; apuesto que ni siquiera pudo darse cuenta de que lo hice. Para su edad era otro nivel. No me imagino la bomba de sensaciones nuevas que debía estar experimentando su cuerpo, cuando lo único que conocía era la masturbación a costa de revistas o páginas porno. Mi lengua era una máquina sexual y mis manos el complemento Perfecto; no tardó mucho en vaciar esa verla larga; expulsó tanto semen, que su abdomen se compactaba cada vez que su verga expulsaba semen. Su grito se escuchó en todo el cuarto; lamí de la punta de su verga la escasa gota blanca que columpiaba de el, saboreé su dulce sabor, recogí un poco más sobre su ombligo, subiendo hasta sus labios que me robaron otro rato agradable lleno de pasión bajo esos labios tiernos de aquel novato adolescente. —Vístete que pronto llegará tu padre, o mi esposa...—Aún con la verga algo dura se levantó, pasó a limpiarse al baño y regresó con los calzoncillos puestos y resaltados con esa polla acomodada a la izquierda. Se acercó a mi, buscó mis labios y mordió de ellos mientras sujetaba mi short oprimiendo mis genitales; les dio un masaje  para que despertara, cosa que tuve que detener—¡Espera! Hoy no podemos continuar, pronto llegarán por ti. El no se detuvo, sujetó mi miembro con fuerza, metió su fresca mano dentro de mi ropa y descapulló mi glande una y otra vez, quería que me la chupara... pero no era la ocasión correcta. Retire su mano, le di un beso de pico; le di dos pequeñas cachetadas en la mejilla y le dije que era hora de retirarse—Baja a la sala, me daré una ducha, si llega mi mujer abre y si viene tu padre dile que estoy en la ducha; solo cierren la puerta con seguro al irse. Mientras lo escuchaba bajar las escaleras, buscaba ropa limpia en mis cajones, y caminando al baño pensaba en lo mucho que me gustaba ese muchacho; era demasiado dulce y muy atento, guapo y con una verga muy potente; a demás era un verdadero fetiche. Al contrario de su padre, era una bestia en la cama; tanta experiencia, esos rugidos de macho, esos tatuajes tan sexys y esa mirada tan retórica que te obligaba a ser un toro en la cama. Dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo, Y mientras jabonaba mi cuerpo pensaba en los momentos grabados en mi cabeza; me tocaba la verga, me sorprendía que aún tuviera ganas de masturbarme después de casi tres sesiones de sexo en todo el día. Escuché el timbre, asomé por la puerta abierta y le grité a Cristian que abriera; supuse que era mi esposa, pues no hubo mucho ruido, se escuchó la puerta cerrarse y entonces entendí que era Hernán y que se habían marchado. Quizá los invitaría esa noche a cenar para ponernos al día; continué con el baño, y se me cruzó por la mente que sería excitante tener a mis dos hombres en la misma mesa; pensando en sus reacciones y en esas miradas perversas que guardan los ricos momentos de ese día. Escuché llegar a mi mujer, la puerta se cerró, y mientras colocaba shampoo en mi cabello cerré los ojos para enjabonar y escuché subirla por las escaleras, seguro estaría exhausta. —Estoy bañándome bebé. —¿Me extrañaste?—Preguntó la voz gruesa a pocos metros de mí—Lo dije y lo repito, tienes un culo espectacular, me gustaría ayudarte a lavártelo. —¿Que demonios?—Me pregunté mientras retiraba con gran presunta el shampoo de mi cara, era Hernán quien se aseguró de que la casa no tuviera seguro para poder volver a entrar. —Pensé qué querías verme de nuevo; al menos yo me quedé con ganas de ese culo—Cuando dijo esto ya tenía sus gruesas manos sobre mi cadera, sus manos se mojaron y fue algo difícil resistirme a su voz varonil y a su tacto tan profesional. Me di la vuelta y a pesar de querer que el semental entrara al agua; tenía en mi contra que Laura llegaría en cualquier momento, era eso lo que me tenía con gran cuidado. —¡Espera! Laura llegará en cualquier momento. —Sabremos cuando así sea, le puse seguro a la puerta, lo sabremos con el timbre; dejé un par de cervezas en la sala y la televisión en el canal de deportes, diremos que mirábamos el fútbol. —¡No espera!—Dije mientras él me abría las nalgas con las manos; quería negarme pero para eso él ya estaba con su lengua en mi culo, haciendo una feria con su lengua, haciéndome ver estrellas y llevándome al cielo con ese movimiento tan espectacular dentro de mi. Ni siquiera me había girado; tenía ya las manos recargadas a la pared, gimiendo y deseando que mi mujer no llegara hasta acabar; Hernán estaba seguro de lo que hacía, desde el momento que entró al baño ya se encontraba desnudó. Se aseguró de haberme dilatado lo suficiente y subió por mi espalda llevando su lengua hasta mi cuello,  retorciéndome con sus lamidas tras mi nuca, y sintiendo su rico pene gordo entre mis nalgas. Buscaba mi hoyo moviéndose entre mis nalgas, atinando y desatinando en mi ano; pronto los dos estuvimos bajo el agua, sentía su duro respirar al ras de mi oreja, diciéndome cosas sucias al oído—Te haré mi perra ahora, te romperé el culo como tu en la mañana—cada vez que me decía algo me dilataba más y deseaba que su Vega entrara ya en mi. Pronto mi culo succiono su verga, y pude sentir su entrada abriéndose paso por dentro; el inicio dolió un poco, pues en verdad era demasiado gruesa, pero una vez estando dentro, se detuvo para que me acostumbrara al dolor. Luego se fue moviendo lentamente, muy delicadamente, mis primeros gritos de placer comenzaron a nacer de mis labios, giré la cara para besarlo y olvidar un poco el dolor, luego fue moviéndose algo más rápido saliendo y entrando hasta tocar el fondo. Tenía una mano en su nalga ayudándolo a entrar, la otra en vi verga y con la espalda arqueada para ayudar a su penetración... había olvidado que era virgen, había olvidado que dolería; solo dejé que pasara, pues tenía muchas ganas de que semejante bestia me destruyera con su duro miembro. —¿Te gusta? Avísame si te duele—Lo haces demasiado rico, no te detengas—Apenas y podía sostener mis piernas con las embestidas que me estaba dando, era inevitable no gemir al sentirlo entrar y salir de mi culo. Pronto comenzó a darme unas nalgadas con su mano fuerte; eso si me dolió y le pedí que se detuviera, pero cada vez que pudiera lo hacía de nuevo y con más fuerza. —No aguantare mucho con tu culo tan apretado—dijo, mientras me tomaba del cabello para girarme y besar con gran intensidad—¡Me vendré! —¡Vente dentro!—Quería que me llenará de su leche, que mi culo rebosara de su semen; quería sentir su líquido caliente bombeando con fuerza por dentro. Pronto sus manos presionaron fuerte mis caderas llevándolas más a él, sentí caliente en mis adentros, él gritaba con cada expulsión; recargaba su barbilla en mi hombro, besaba y morbos mi piel con cada chorro que lanzaba. Fue tanta la excitación al penetrante que no tardé en comenzar a lanzar mi leche al piso, si verga seguí dentro y oprimía de ella cada vez que me venia; acabamos el rico baño, y estuvimos pegados por un rato recuperando la respiración. Estábamos muy agitados, el agua caía sobre los dos; por fin nos encontramos frente a frente y miraba los mismos ojos de Cristian al mirarlo, me besó y luego se recostó en mi hombro con otro abrazo. —Ya vete a cambiar semental, o nos atraparán — le dije, mientras le daba otro beso. —Tengo que irme... le dije a mi esposa que vendría a preguntarte si querían cenar con nosotros; creo que me he tardado de más. —¿Tu crees? — dije en sarcasmo— hay que ser cuidadosos, No vaya a descubrir que ando deslechando a su marido...—le dije “y a su hijo” pensé. En el cuarto tenía su ropa en el piso; rápidamente se puso los jeans sin calzones, y una playera blanca y mientras me vestía se despidió con un guiño; habíamos quedado para cenar, dándole algo de tiempo a Laura para que cenáramos todos juntos. Estaba exhausto, mis vecinos me habían dejado casi seco; nunca en la vida había cogido tanto en un solo día, me preguntaba qué seguía... pero me preocupaba que no se pudiera repetir tanto como quisiera, pues Cristian no podía pasar tanto tiempo con alguien de mi edad y yo aún tenía mucho que hacer con ellos. Teníamos que ingeniarnos si queríamos continuar con el juego; tal vez algunos domingos cuando mi esposa se iba con su madre... no le di tantas vueltas y me dispuse a vestirme para bajar a la sala. El timbre sonó de nuevo, era Cristian—Dice mi padre que se demorarán un poco por qué mi madre está bañando a mi hermanita; bueno, le dije que vendría a avisarte. —preferiría que no seas tan obvio, no me gustaría que tus padres nos atraparan o pensaran mal. —Descuida, eso no pasará... si te molesto puedo irme...—Debieron ver sus ojos de borrego a medio morir, era tan lindo, tan inocente. —No, ven, solo quiero cuidarte; y desde luego que esto dure—Le di un beso mientras cerraba la puerta. —Se que mi padre vino hace un rato; tardó demasiado como para invitarte a cenar; ¿cogieron otra vez cierto? —No, solo vino a invitarme. —pues el dijo que tuvo que esperar a que acabaras de bañarte, regresó con la ropa desaliñada y con el cabello aún húmedo... Temía que se pusiera celoso por su padre, no quería escoger entre los dos, o que el joven se enojara, no sabía qué decir— No, No... en serio no pasó nad... —No me molesta, me da morbo ver cómo te coges a mi padre, admito que ambos tienen buena verga; y él es todo una bestia en la cama... me he masturbado un par de veces recordándolos... si cogieron debiste dejar la puerta abierta para que mirara de nuevo. No sabía qué decir, Cristian estaba disfrutando de ver a su nuevo amante y su padre teniendo sexo—¿Entonces no te molesta? —No, ha despertado algo nuevo en mi; incluso he espiado a mi padre mientras se baña, o cuando camina en calzones en la casa; es extraño mirar a tu padre con esos ojos. Sentía algo de culpa al saber que Cris estaba mirando a su padre, al menos para mi era algo nuevo... yo no me hubiera fijado en mi padre; aún que ¿con un padre como Hernán y siendo gay, sería difícil no resistirse. —deberías  tener cuidado con ello; tu padre podría descubrir que eres gay y no pienso que tome muy bien que lo espías en su intimidad. —Descuida, no estés celoso; mis nalgas son solo para ti...— Le di otro beso y sujete sus nalgas; aún con los jeans se notaban muy abultadas. —No estoy celoso. —¿Donde está tu esposa? No ya debería estar aquí? —Me ha llamado hace un rato; se quedará en casa de su madre, regresará hasta mañana. —Deberías convencer a mi madre de quedarme a dormir en tu casa hoy. —Ya sería demasiado raro; pero podría intentarlo; podrías inventar que necesitas hacer algún proyecto de la escuela en Internet, aprovechando que no tienen servicio. —Esa es una excelente idea, podría funcionar— Le dije que se sentará en el sillón en lo que colocaba la mesa, el iniciaría en estar muy cerca de mi; quería tocarme, besar y que estuviéramos como un par de enamorados... no es que no quisiera, pero sus padres parecerían en cualquier momento. —Puedes encender la televisión si lo deseas—Puso el canal de caricaturas; de nuevo noté que aún era un niño en el cuerpo de un adolescente, era tierno cuando me Miraba de reojo, volteando la cara cuando lo atrapaba. —¿Que hacen, par de caballeros? ¡pon a ese holgazán a ayudarte¡— Dijo Hernán al entrar con una botella de vodka en la mano, haciendo un comentario hacia Cris mientras le revolvía el cabello—Traje esto para relajarnos; Cristian, ayuda a tu vecino a poner la mesa. —No es necesario, yo le pedí que se sentara ahí, no seas duro—dije para salvar a mi chico. —Yo siempre he sido una personas dura—Me dijo mirándome a los ojos, usando indirectas de doble sentido en forma de coqueteo. Detrás de él entró su guapa mujer con la bebe en sus brazos, saludó y preguntó por mi esposa mientras le entregaba a su padre a la pequeña para poder ayudarme. —déjame ayudarte a servir la cena, me arreglo bien en la cocina, ese par de holgazanes son un par de flojos, deberían tomar tu ejemplo—Dijo en broma. —Mamá, ya no nos dejes más mal— dijo en broma Cris. Nos sentamos todos en la mesa, platicábamos de deportes, de cosas retro, del clima... de todo lo que se cruzaba en el camino; Hernán y Cristian estaban sentados frente a mi, Nicole y la bebe estaba a un costado y l botella ya llevaba poco más de un cuarto consumido. Era una velada muy agradable, era difícil aburrirse con esas personas; de repente sentí un roce entre mis jeans, algo estaba acariciando mis huevos por debajo de la mesa; no sabía si era Cristian o Hernán, pero uno de los dos había quitado uno de sus tenis para estirar la pierna hasta tocar mi paquete. Miraba a los dos, y quien fuera, vaya que disimulaba bien, por qué no lograba adivinar de quien se trataba, mi corazón comenzó a acelerarse a mil; y en la plática mi voz nerviosa hacia frente. No podía mirar abajo para ver de qué pie se trataba, sería muy evidente, así que dejé que continuara; pronto una erección se me presentó, tan incomoda que que pronto tuve que bajar la mano para acomodar, dando con el pie. Toque los dedos, y masajeé un poco su pie; me pellizcaba con sus dedos; continuó oprimiendo mi trozo bajo el pantalón, regresándole el favor con unas palpitaciones tan fuertes que seguro notó mi dureza. —¿Podrías prestarme el sanitario? Creo que he bebido demasiado líquido—dijo Hernán. —Espera, el baño de abajo está en mantenimiento, tendrás que usar la de mi cuarto; sígueme, te enseño donde— tuve que levantarme disimulando mi erección, Herni me acompañó a mi dormitorio donde estaba el baño. El ya conocía el camino, pero no estaba de más aprovechar unos besos y Uno que otro apretón. —Ya conocía el camino—Me dijo mientras me abrazaba contra el, y me daba un beso con sus gruesos labios—Dios, estás tan duro ¿Que te ha ocurrido?—Noto lo duro que estaba al imprimirme la Verga contra la suya. —¿Como no estarlo con tu pierna? —No entiendo... —Olvídalo—dije al entender que no se trataba de su pie. —No, no, explícame lo de mi pierna... —No se trata de nada, me refería a tu tercera pierna—Dije sujetándole su verga—Bueno, bajaré o será demasiado extraño. Bajé y me integré a la mesa; pensaba lo atrevido y travieso que era Cristian; seguimos platicando hasta que su madre tuvo que irse ya que su hija se dormía y ella también—Bueno, los dejó chicos ¿Me acompañas a la casa? —le pidió a Hernán que la acompañara a su casa. —Regresó en un instante, la llevaré a casa y regreso a continuar—Hernán se fue, pero aún había media botella esperando ser acabada. —¿Le dirás a mi padre que me quede? Quiero que me hagas tuyo. —No lo sé, eres un pequeño travieso, ¡podrían descubrirte! —Pero no lo hicieron... ¿No te gustó? —Sabes que si, pero podrían atraparnos— Dije sonriendo. —¿De que me perdí? —dijo Hernán abriendo la puerta. —Me decía Cristian que tiene un proyecto que entregar el domingo, y le gustaría quedarse a hacerme compañía y aprovechar el Internet para poder terminar a tiempo su tarea. —¿Es cierto eso Cris? —si papá... quería quedarme y despertarme temprano para acabar pronto y tener todo el domingo libre; aprovechando hacerle compañía a el vecino. —¿y tu que piensas?— dijo mirándome. —No tengo problema, puede usar mi ordenador todo lo que lo necesite... no me caería mal saber qué hay alguien más en la casa; tengo el cuarto de visita. —Entonces no veo el problema. Puedes quedarte. La noche fue pasando y ambos comenzamos a sentir el efecto del alcohol; Cristian subió al cuarto y mientras bebíamos nos tocábamos un poco y nos dábamos algunos besos; no pudimos hacer mucho pues Hernán se restringió mucho sabiendo que estábamos tan expuestos en la sala. Si supiera que su hijo moría por ver que lo follara de nuevo; terminamos de beber, y nos dimos un besos muy apasionado; me tomó del culo y me dijo al oído que era suyo—Deja la puerta abierta, quizá regrese a darte más besos en la madrugada— me dijo al oído, me guiño el ojo y luego se marchó mandándome un beso al aire. Cerré la puerta y subí a mi habitación después de limpiar la mesa; al subir me di un baño para dormir aseado, al salir Cristian estaba acostado en mi cama portando solo una trusa blanca con una erección qué sobaba con su mano mientras me miraba con esa sonrisa tonta. —Que sexy, deberías dejar caer esa toalla... quiero ver lo que me darás esta noche. —Eres muy sigiloso, no te escuché entrar. —Quería sorprenderte. —Te ves hermoso... y muy sexy—dejé caer mi toalla, el me miraba, mi pene aún estaba dormido, con olor a jabón y sediento de su boca Me acerqué lentamente y me arrastre por la cama hasta llegar al ras de sus calzones; el chico estaba ya erecto, olfateé la parte de sus huevos, y subí por el bulto de su verga hasta morder el elástico, tirando con fuerza bata descubrir su erección. Su verga salió disparada, alzó las nalgas y con mis manos retiré sus interiores; tenía un monumento frente a mis ojos, bajaba y subía delicadamente la piel mientras con mi boca cubría la cabeza blanca de ese trocó duro. Tragué cada centímetro el comenzó a retorcerse en la cama—Eres un experto—decía, no podía responder nada, pues tenía la boca llena con su miembro, comenzó a balancearse hacia mí como si cogiese mi boca. Bajé por sus huevos, y se colocó para que mi boca tuviera mejor acceso a su culo, esa noche quería cumplir su petición “hacerle el amor” cogerlo y penetrarlo, sería su primera vez, tenía que ser especial para el. Comencé a dilatarlo, intenté con un dedo y luego dos de ellos al notar que su ano se había expandido lo suficiente—Espera, me daré la vuelta—Giro dejando su culo al aire para mi mayor comodidad. Abrí sus bellas nalgas aterciopeladas, su hoyo era rosado y divino; moría por estar dentro de el; subí dejando mi panza sobre su espalda y mi boca al ras de su oído para poder susurrarle y besarlo para que olvidara un poco de dolor. Hasta yo sabía que le dolería, pues mi verga era gorda; y siendo virgen no era la mejor opción, pero era un regalo que no podía negar. Lentamente deslice mi pene entre sus nalgas sin querer meterla, quería jugar un poco; que sintiera mi dureza pesar sobre el, la cabeza de mi pene en la entrada, y mis huevos rozando su perineo. —Entra ya, quiero sentirte ya—El chico quería ser desvirgado de inmediato; entonces comencé a meter con algo de presión para que entrara, sentí su calor, su culo comenzó a abrazar toda mi verga y su boca comenzó a emitir gemidos mientras sus manos se sujetaban de la sábana. Mordía la almohada y yo le besaba mientras le decía que me avisara si le dolía; tomé algo de crema para lubricarlo, y mi verga entro con mayor facilidad. Comencé a cogerlo, gemía tanto que me excitaba demasiado, me pedía que siguiera, y yo lo embestía como una bestia hambrienta—Con razón mi padre salió tan contento—Dijo entre dientes mientras lo cogía. —Prométeme que me cogerás tanto como sea posible—Me dijo mientras lo follaba—Quiero Que te vengas dentro y que luego bebas mi leche. —Lo que tú digas—Yo estaba concentrado dándole tan duro, me encargaría de qué esa noche la recordara toda su vida. —Quiero probar otra posición—Entonces lo coloqué de frente, quería enseñarle el misionero, mirar su rostro sufrir mientras lo clavaba, y masturbarlo para aumentar la excitación. Metí de inmediato mi verga y seguí con mi plan, tenía los ojos cerrados y los dientes fruncidos; acerqué mi rostro y lo besé, metí con presión y el no paraba de gemir... entonces escuché algo de ruido, y es cuando recordé que Hernán me había prometido regresar. Entonces al mirar tras la apertura de la puerta, noté un bulto alto y corpulento; era obvio que Hernán llevaba un rato observándonos coger. Tragué saliva, sentí que en cualquier momento entraría a golpearme al ver que estaba triturando a su hijo con semejante verga; aún que igual y estaba disfrutando de ver cómo cogía a su muchacho. —Espérame un minuto—le dije susurrando a su oído de Cris; me levanté y me dirigí a la puerta, noté que la sombra se corrió a un lado; abrí y salí, definitivamente Hernán nos estaba observando. —¿Que demonios están haciendo?—Dijo Hernán algo serio, trataba de no hacer ruido. —No sabía que nos encontrarías así, en verdad lo siento. —¿Es en serio que con mi hijo? —No se en que estaba pensando... pero pasó. —No te disculpes... en realidad no me molesta... ha sido muy morboso ver que lo penetres; solo que esperaba esta noche cogerte de nuevo. —y ¿quien dijo que no puedes cogerme mientras lo penetro? ¿Me darías un momento? Le dije que haría; entonces entré al cuarto; Cris me esperaba aún con el culo expuesto—¿Que hacías? Ya extrañaba tenerte dentro. —Ponte de espaldas otra vez—el obedeció y de inmediato se dio la vuelta, mi verga de nuevo quedó erecta al ver su rico culo, le di una nalgada y con él una metida de verga que le hizo gritar. Con la mano le indiqué a Hernán que pasara al cuarto; y camino hacia mi espalda, subió a la cama y se colocó detrás de mis nalgas; abrió con sus manos, escupió y lubricó su verga y metió su polla en mi ano ya listo. Solté un gemido, cada vez que metía mi verga en Cris, la verga de Hernán salía de mi, y cuando yo la sacaba entraba el grueso miembro de su padre en mí. —¿Que ocurre? —preguntó Cris al notar mis gemidos fuera de contexto, miró hacia atrás y descubrió que su padre estaba violándome mientras yo lo penetraba. Cris hizo fuerza para quitarse  por el susto; pero impedí que se parara y le di una señal de que todo estaba bien; bajé para besarle el cuello y que se concentrara, le susurré que lo disfrutara y continuamos. Era muy excitante tener a los dos en la misma cama; nunca había pensado que un día pudiera cumplir ese fetiche de penetrar y ser penetrado; su padre estaba desquitando el haber cogido a su hijo cogiéndome  el culo con una fuerza descomunal.                        Me acerqué al oído de Cris y le propuse algo—¿No te gustaría que te la metamos los dos?—Me dijo que sería rico, aún que sabía que dolería mucho tener dos vergas gruesas dentro, pero aceptó. —Dice Cris que si quieres metérsela también. —Eso sería muy extraño; prefiero meterte  a ti.—Entonces cambiamos de planes; el dos Romano me lo harían a mí por padre e hijo. Nos levantamos , noté algo de tensión por parte de ambos; le pedí que se relajaran y disfrutaran del rato, acostamos al chico de tal forma que yo pudiera metérmela al montarlo para darle espacio a Hernán de entrar también. Eso dolería, pero sería algo muy excitante; la verga de el chico no dolió, se sentía muy rica, y notaba su cara de satisfacción al penetrar por primera vez. El dolor vino cuando su padre entró, apenas y cabía su verga en mi orificio; gemí fuerte cuando entro por completo. Hernán comenzó a llevar el ritmo, ambas vergas estaba dentro, la de Cris apenas sabía moverse pero hacía su esfuerzo; en cambio su padre me cogía mientras rozaba la verga de su hijo. Estuvimos un rato así hasta que mis piernas se cansaron y cambiamos de posición; entonces le pedí al joven que se pusiera de cuatro patas, y coloque a Hernán tras de el, al principio se negó un poco, pero al probar el culo apretado de su hijo, vio estrellas y no dudó en cogerlo. Por mi parte quise disfrutar un poco de su culo; y mientras él cogía a su heredero yo lamía su culo que se contraía con cada metida; bajaba hasta sus huevos y lamía esa verga que entraba y salía una y otra vez. Mi lengua llegaba hasta el culo de Cristian y regresaba por el mismo camino hasta el culo del papá, tomé algo de crema, lubriqué mi verga y ahora yo entré en Hernán. Hernán soltó una maldición al sentir mi Vega dura dentro, redujo la velocidad en la que cogía a Cris, pues ahora una metida era una metida para el. No tardo mucho cuando logramos hacer venirse a Cristian, escuchamos sus gemidos; eso provocó que Hernán tuviera un estallido en el culo de su hijo, había llenado de leche a su joven muchacho. Ambos detuvieron sus movimientos, tampoco fueron muchos segundos cuando logré venirme dentro de Herni; fue una bomba de sexo en mi habitación. Mandé a Cristian a bañarse, limpie a Hernán con algo de papel, nadie decía nada; no se notaba enojado, pero si un poco apenado; aún que muy satisfecho. Tomó su ropa, me dio un beso en la boca, y se despidió; me dijo que hablara con Cristian, y me pidió mucha discreción, bajé a despedirlo, él tenía que volver con su esposa aún que hubiera sido Rico dormir en medio de los dos. Al regresar al cuarto noté algo abrumado a Cristian en la habitación—¿Todo bien campeón? —Sí, solo que no sé cómo miraré mañana a mi padre. —Míralo como lo que es, tu padre, toma esto como algo especial; no tienes por qué hacerte nudos.

––¿Lo disfrutaste? —Demasiado... nunca había lanzado tanta leche. —Entonces, quédate con ello, y quizá un di volvamos a repetirlo.


CAPÍTULO 4


De no haber despertado con la sensación de la gran verga de Hernán aún metida en mi, y con semejante belleza durmiendo abrazado de mi pecho, habría jurado que todo se habría tratado de un sueño. Era domingo, y aún era demasiado temprano como para levantarse, moría por orinar, pero mirar a Cris dormir sobre mi, era demasiado lindo como para romper tan dicho momento. Su respirar era lento, y su mano cruzaba por todo mi torso, sus cabellos despeinados descansaban acomodados en mi piel, y sus largas pestañas permanecían en resguardo de esa mirada que me volvía loco. Solo de recordar esa mirada tan extasiada al ser penetrado por mi, me ponía a volar en la noche anterior; tenía la verga a estallar, y la orina ya no cabía en mí, así que con cuidado moví al pequeño joven para poder levantarme; no despertó, solo se movió para abrazas una almohada y seguir dormido. Mi verga dura de balanceaba de un lado a otro al caminar hacia el baño, habíamos dormido desnudos; me costó un poco orinar  por la erección, nada fuera de lo común. Al regresar al cuarto, Cris se había acomodado boca arriba, con las manos abiertas y las piernas también; tenía la verga dura; formaba una gran casa de campaña con la sábana, roncaba un poco, y yo quería despertarlo Con una buena mamada. Levanté un poco la sábana, y miré esa verga rosa bien erecta, ese pr de pelotas tan tersas, y esa mata de vello delgado que adornaba su pubis; entré bajo la Sábana, la luz del día era suficiente para ver claro mi desayuno. Tomé fuerte su palo, y comencé a masturbarlo con toda confianza, parecía más duro que de costumbre; acerqué mi lengua y comencé a lamer la cabeza para ver si despertaba; seguramente ya lo estaba—pensé. Chupete la cabeza una y otra vez, haciendo sonidos de succión; abrí la boca lo suficiente y me la lleve a la boca, pronto su mano comenzó a jugar con mi cabello, retirando la sábana sobre mi. A medida de sus piernas levanté la mirada y le sonreí mientras él se incorporaba de tan profundo sueño; con sus puños se jugó los ojos, mientras yo regresaba a seguir dándole placer con mi boca. —¿Te gusta? —le dije después de lamer de la base a la punta de su polla. —Es el mejor desayuno de mi vida—tenía la voz rasposa y aún soñolienta. —Este no es el desayuno, este apenas es tu café de la mañana— Mis manos siguieron masturbando su largo mástil. —Ven, sube, quiero besarte— me dijo, jalándome del cabello, sin ser brusco; subí, lo besé, y giramos al Rededor de la cama, hasta quedar de nuevo sobre de él.

📷 —¿Hay algo más que quieras probar?—Le dije mientras con mis nalgas oprimía su verga, no dejaba que me la metiera, aún que él se movía como queriéndome penetrar. —Está posición me gusta, ustedes me han hecho suyos, pero yo aún me conservo casto... eso es egoísmo—dijo el inteligente muchacho. —Entonces ¿Quieres probar mi culo? —Si papa lo probó... ¿Por que yo no? —Yo seguía con mis movimientos seductores sobre de tu verga, quería calentarlo lo suficiente, mi culo estaba lubricado por su constante líquido. Tomé su verga y comencé a masturbarla al ritmo que yo subía y bajaba para que entre mis nalgas, su glande se restregará sintiendo la entrada de mi ano. —Eso se siente demasiado bien... Sigue haciendo eso y te llenare el culo de leche—Me advirtió. —Lo que usted mande mi Lord—No dejé de hacerlo, el solo abría la boca para soltar gemidos, y con ello siempre llegaba un halago que me ponía más caliente. Pronto dejé que su verga comenzará a entrar en mi, cuando por fin pudo meter media verga soltó tremendo grito de placer; era la primera vez que penetraba a alguien, y a la sensación de un culo caliente y apretado se reflejaba en su joven rostro. Era demasiado novato, no tenía técnica para moverse, y si quitaba mi mano, o dejaba de controlar, su verga se salía de mi, tenia que ayudarlo, y vaya que me prendía ser quien llevara el control. Dejé caer todo mi peso para que me penetrara hasta el fondo, estaba tan excitado que estar dilatado no fue problema, y él tiraba tanto precum, que no necesitaba más lubricante. Comencé a subir y bajar, llevando así los movimientos—Que rico lo haces, ve despacio y te llenaré de leche. No hice mucho caso, no me importaba que me llenara de su semen blanco; tenía muchas ganas de que el también me hiciera de el. Mi culo más experimentado que el comenzó a moverse tan rápido que podía sentirlo muy dentro y de repente muy fuera, el tamaño de su verga era muy placentero; con su padre me había dolido acostumbrarme a su grueso tamaño, pero la de Cristian era perfecta para ser pasivo con el. De repente me tomaba la pierna y me pedía que me detuviera; cerraba los puños para no venirse—Vente, si quieres. —No quiero venirme aún, ¡para, para!—Definitivamente no me Detuve, oprimió fuerte mis piernas, casi incrustando sus uñas en mis piernas gruesas. Soltó un grito, casi aullido; sentí cómo contraía sus piernas y metía profundo con cada venida; sentí caliente el chorro que depositó dentro de mi culo; yo oprimía a propósito mis piernas para satisfacerlo más. Me tomo de una mano, y me oprimía con fuerza, por fin logré dejarlo sin una gota de leche; no quería levantarme y manchar las sábanas, me saqué su verga, y con cuidado traté de no tirar nada al suelo. Camine al baño dejando a mi joven  penetrador en la cama; se notaba exhausto, camine desnudó con mi verga aún muy dura—Entonces ¿Te ha gustado el desayuno? ¿O necesitas postre? —Wow, necesito un momento, me has dejado echo polvo, he cogido en dos días, lo que no cogí en toda mi vida... y lo que falta—Dijo mientras lo ayudaba a levantarse con mi mano. Camino al baño, y yo detrás de él, le di tremenda nalgada y el solo mira para atrás y sonrió con esa risa tan tonta que me volvía loco—¿Te gustó mi culo? —Vaya qué sabes hacer cosas maravillosas... ¿Por que demonios estás casado? Supongo que cuando tu mujer regrese será más difícil tener esto. —Encontraremos la manera... mientras concéntrate en disfrutar este momento—Mientras le decía le conducía a la regadera empujándolo con mi cuerpo, con mi polla dura recargada sobre sus blancas nalgas, y con mía labios besando su cuello. Al llegar a la regadera, le pedí que me dejara pasar para mediar la temperatura; dejé el agua a una temperatura agradable, y lo tomé de la mano para que pasara. Su verga estaba ya dormida, vaya que lo había dejado muerto. —Espera, necesito orinar, desde hace rato que me ando aguantando, tienes suerte que no te haya orinado cuando me vine—Dijo bromeando mientras se daba la vuelta para el inodoro. Lo tomé de la mano y lo besé antes que pudiera caminar—debiste orinarme... ¿Quieres Orinarme? Noté su sorpresa; sinceramente nunca me habían orinado, había visto videos y me daba algo de asco; pero estando frente a él sentí que verlo mear sobre mí sería de las cosas más exquisitas que podría experimentar. —¿lo dices en serio? —Asentí con la cabeza, me arrodillé, y el camino hacia mi dirigiendo con su mano su verga con una capucha cubriendo su glande, retiró la piel para descubrir su cabeza rosada, casi morada, e inmediatamente comenzó a orinarme. Al principio le daba pena y orinaba más al piso que a mi, entonces lo acerqué con mi mano y le direccioné el pito a mi pecho, su líquido amarillento claro caía por mi pecho mientras me masturbaba; entonces con más confianza disparó a mi cara haciendo que tuviera que cerrar los ojos, no abrí la boca por que era muy inexperto para eso. Pero disfrute mucho que Cristian me llenara de su líquido caliente—Que rico... ahora soy tuyo; has marcado tu territorio— le dije mientras me levantaba y me dirigía a su boca rosada para besarlo con el olor a su orina. No se negó, fuimos retrocediendo hasta donde él ahí caía; el agua semi caliente hacia vapor sobre los dos cuerpo, el paño de espejo reflejaba ambos cuerpos entrelazados tocándose el uno al otro. Las paredes de cristal comenzaron a empañarse; tomamos jabones y nos tallamos mientras el jabón hacia espuma sobre nosotros—¿Quieres más? —No estaría mal que me penetraras una vez más antes de irme—El sabía que al acabar esa mañana sería más difícil tener algo tan íntimo; era obvio que quería aprovecharme al máximo. Acabamos de bañarnos, y nos dirigimos al cuarto para acabar de vestirnos; recibí una llamada al móvil, era mi esposa que me decía que se encontraba en camino a la casa. Mientras respondía la llamada Cris tomó mi verga por sobre de mis bóxers, y con fuerza bajó mis interiores, succionó de inmediato mi verga flácida; la metía toda de golpe a su boca, por la flexibilidad era fácil comerla entera. Intentaba no hacer ruidos extraños mientras mi esposa me contaba cómo estaba su mamá, no podía concentrarme, solo le respondía palabras muy claves para que no sintiera que no me interesaba su plática. Mi respiración era muy acelerada y pronto mi verga tomo de nuevo el tamaño total de una erección; Cris sabía ya cómo ponerme a tono—¿Estás bien? Te escucho un poco agitado—Dijo mi esposa, como excusa le dije que me agarró haciendo algo de ejercicio en casa. Como pude me zafé de ella para poder atender a ese adolescente arrodillado a mis pies—No tienes forma de llenarte— le dije mientras lo miraba desde arriba. Lo recogí del piso y lo tiré a la cama colocando sus piernas y sus manos de cuatro; está vez seria mi perro, me sorprendía aún verlo tan duro, pero era entendible por si edad. —¿Me quieres dentro otra vez? Tendrá que ser rápido, mi esposa llegará rápido—Me dijo que quería de nuevo las veces que sea posible. Escupí mi mano, esta vez si culo estaba demasiado dilatado, se estaba acostumbrando a mi tamaño; lo hoce gemir como toda una puta, mi verga ya necesitaba ser vaciada, por lo que no duré tanto como al inicio. —¡Me vengo! —También yo estoy por venirme—Increíble, el chico estaba listo para venirse, está vez no me importo e se viniera sobre la cama, estaba muy excitado; sentí mis pulsaciones lanzar leche dentro de su vanidad y ambos dimos un gran gemido, acabando echado sobre el en la cama. Al despegarnos me limpie el semen y el fue al baño a hacer lo mismo; tomé la sábana y la remplace por otra. Al regresar al cuarto me dio un beso tan profundo; de esos que te hacen sentir un adolescente otra vez—Me gustas—Fue todo lo que dijo, se dio la vuelta y mirando a verme una y otra vez, me miró ahí detenido sin saber qué hacer. Escuché que bajé y cierre la puerta, caminé a la ventana y lo observé desde arriba caminar hacia la otra calle hasta entrar a su casa. Me senté un rato hasta que mi mujer llegó, traía muchas noticias y cosas que contarme, mi mente estaba en blanco, apenas y podía prestarle atención, no podía creer lo mucho que me había gustado ese chico. Sentía un gran vacío al no tener su sonrisa tonta de frente; me sentía un poco abrumado al no poder hacer más; había sido un fin de semana tan loco que quizá nunca volvería a pasar todo lo que ocurrió. Pasó casi toda la semana sin el rastro de él o de su padre; todo iba normal, tenía que acostumbrarme a no verlo; entonces tocaron a la puerta—Dice mi papá que quiere hablar contigo... —¡Hola Cris! Saludó mi esposa desde la cocina mientras criaba a mi pequeña. —Ahora regresó, iré a ver qué quiere Hernán cariño—Le dije a mi mujer. Camine con él lentamente—¿Como has estado campeón? No he sabido nada de ti. —A poco ¿me has extrañado? —Demasiado, ¿tu a mi no? —Descúbrelo. Al llegar Hernán estaba en casa con su esposa en la mesa ya esperando. —¡Hola vecino!—Dijo su madre—Necesitamos algo de ti; espero puedas ayudarnos este fin de semana. —¿De que se trata vecinos? —Hernán y yo tenemos que salir este fin de semana, intentamos convencer a Cris para ir pero de plano no quiere ir, y por sus clases creo que tiene razón al no querer faltar. —Entonces queremos saber si podrías tú cuidarlo—Dijo Hernán—Sabemos que han hecho mucha química, y pienso que eres el adecuado para que no descuide su escuela y sobre todo para que no esté solo. —Pues... sería un placer. No tengo problema. Podría quedarse en casa o yo pasar aquí. —Bueno, te agradecemos el favor, nos iremos este viernes.

En verdad esperaba ansioso ese fin de semana...

29.984 visualizaciones12 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

EL TRAILERO.

12 Comments


Herney Suarez
Oct 15, 2021

Me encanto este relato es muy exictante. Esperamos la segunda parte

Like

Yesid  Giraldo
Yesid Giraldo
Oct 15, 2021

Que rico me encanto seria una delicia estar con padre he hijo me excite demasiado con esta historia

Like

Ders alexan_13
Ders alexan_13
Feb 09, 2021

Wow maravilloso colo siempre y cada ves mejores, si ocupo ese fin de semana que se fueron sus papas ya me estoy imaginando cosas ricas

Like

Herney Suarez
Jan 12, 2021

Que relato tan espectacular

Like

sandromatamalanovoa
sandromatamalanovoa
Dec 27, 2020

Q buena historia m encanta y m calento mucho leer q habian hecho la doble me encanta

Like
bottom of page