Tenía 35 años recién cumplidos para ese entonces, esa edad en la que todo mundo te pregunta ¿no piensas casarte? La verdad es que no sentía que eso fuera para mi, estaba en la mejor época de mi vida, la verdad es que tenía mucho pegue con las mujeres, y vaya que me encantaban las mujeres, pero siempre me dejaban por ser infiel, me encantaba el sexo, me la vivía en fiesta con mis amigos, pero estaba en el punto en el que muchos de ellos comenzaban a amarrarse con viejas a y tener hijos, el número de amigos comenzaba a reducirse y cada vez está pregunta era más constante: ¿tu no piensas tener hijos? ¿No piensas en tener familia y asentar cabeza?
La verdad es que si, muchas veces pasó esa idea por mi cabeza, pero la otra parte era que era un verdadero cabrón y no me encantaba la idea de estar amarrado a nadie, era muy aventado y nunca me faltaron culos para coger, incluso admito que en alguna peda me agarre uno que otro maricón con tal de vaciar mis ganas, no me consideraba homosexual pero sinceramente era muy fácil calentarme, y vaya que el sexo masculino igual le gustaba echarme los perros.
¿Y como no? Si era un buen filete de carne, y no hablo de mis 20 cm, si no de la buena genética que mis padres me regalaron, era de buena familia y no es por presumir pero mi descendencia venía de gente muy agraciada; tenía una barba de candado, piel clara, media 1.85 y mis piernas reventaban mis shorts, era velludo de casi todo el cuerpo y cuidaba de mi alimentación, así como de mi físico, practicaba mucho fútbol, tenía cuando menos 4 partidos a la semana y eso sin hablar del buen sexo que también me mantenía activo.
Bueno, regresando a la pregunta ¿me gustarían tener hijos? Desde luego que si ¿quien no se ha visualizado con ello? Pero en lo que el momento llegaba me gustaba pasar tiempo con mis sobrinos, tenía 5 hermanos y era él
menor de ellos, y los muy conejos me tenían con 12 sobrinos; lo bueno de ser tío soltero es que podía darme el lujo de consentirlos y llenarlos de regalos y paseos sin límites de nada, lo que te convierte en el tío favorito.
Pero todo tío siempre tiene un sobrino favorito, ese con el que te identificas más, con el que le haces travesuras a los más pequeños o con el que tiene edad suficiente para desvelarte jugando en la consola digital; bueno en mi caso se llamaba “Alfredo” o Fedo como solía decirle.
Era el mayor de tres hermanos, era hijo de mi hermana, vivíamos en la misma ciudad y desde niño se pegó mucho a mi; tenía recién cumplidos los 18 años, seguía siendo un niño, un adolescente queriendo ser grande; desde muy pequeño fue un niño muy bonito, le llamaba la atención a todas sus nanas, la verdad es que mi cuñado era un culo de hombre y mi hermana le hacía buena mancuerna en belleza, así que el niño había salido todo un adonis; y se estaba convirtiendo en un muchachillo bastante atractivo.
Para ese entonces tenía un sport bar, era una sensación, estaba en la punta del éxito, los fines de semanas se convertía en la atracción de la ciudad, Alfredo quería aprender del negocio y en ocasiones lo llevaba a que aprendiera un poco de cómo se gana el dinero y le daba actividades sencillas, luego lo llevaba a casa; eso si, él estaba ante puesto ante cualquier cogida, por nada del mundo lo dejaba irse solo, incluso cuando alguna buena vieja estaba en el menú.
Había llegado navidad y todos los años armaba una mega peda de tres días para mis trabajadores, la mayoría eran jóvenes y me gustaba armarles la posada en mi casa de la playa, metía alcohol hasta para vomitar, rifaba dinero y contrataba un buen DJ.
La casa están disponible para los que quisieran emborracharse y quedarse a dormir; Alfredo había hecho tanta química con mis empleados que decidí invitarlo a la posada, aun que yo sabía que no le darían permiso con lo precavida que era mi hermana; vaya sorpresa cuando mi hermana dio su autorización siempre y cuando yo lo cuidara y le prometiera que no tocaría ni un gramo de alcohol.
Mi sobrino casi rompe el piso con sus brincos de emoción; bueno eso proyectaba su cara, inmediatamente subió a hacer la mochila—No olvides llevar toalla, bloqueador y bañadores—le repetía mi hermana tras un sin fin de reglas
—Tranquila, sabes que no dejaría que le ocurriera nada—le prometí.
El día uno como era de costumbre nos reuníamos todos en la casa, no siempre llegaban todos, muchos tenían responsabilidades y solo iban a la fiesta principal que era el día siguiente, otros llegaban con sus parejas y otros simplemente no iban por razones personales o muy propias.
Cuando llegué en esa ocasión ya habían dos de los muchachos esperándonos para abrir la reja principal; mi casa tenía una explanada muy grande, había lugar como para 15 autos, y ese era sólo el recibidor; a los costados tenía palmeras de unos 15 metros que te acompañaban hasta la casa en el centro del terreno; como puerta dos ventanales de cristal que daban a la barra de cocina con acabados de mármol y muebles rústicos con madera, por detrás había una gran alberca de tres niveles y otro tramo de césped y arena como para 50 personas, todo tenía acabados muy caribeños: un bar con palapa donde colocaba al DJ, pisos de piedra y plantas de la región.
Cuando entramos a la casa les dije a Gerry y Mike que podían tomar el cuarto que gusten, aún que cuando el resto llegara tendrían que compartir con ellos; de bajo habían 4 habitaciones, todas con camas y electrónicos básicos.
La pieza de arriba tenía un cuarto enorme, baño y closed, una terraza con camastros y jacuzzi, pero esa zona era personal , nadie debía subir a la planta alta.
En esta ocasión por comodidad mi sobrino se quedaría conmigo, después de todo no era la primera vez que dormía conmigo, desde muy pequeño pedía quedarse conmigo Y yo no tenía ningún problema por compartir cama con el, aún que teníamos mucho tiempo sin dormir Juntos.
Después de instalarnos, nos mudamos a ropa más cómoda, comimos todos juntos y luego de un rato decidimos irnos a la playa; vaya sorpresa que me llevé cuando Alfredo se retiró la playera y los shorts para quedar solo en bañador; su cuerpo ya había madurado, ya no tenía el torso de un niño, pero tampoco tan maduro como el de un adulto, tenía las entradas en V bien marcadas, un cuerpo envidiable, hasta yo como su tío me sentía atraído por la figura tan hermosa que había desarrollado, tenía piernas grandes como toda la familia, vello en varias zonas del cuerpo y lo más llamativo: un abultado paquete que parecía guardar un buen pene.
—¡Sobrino! Con ese cuerpo debes tener locas a las niñas—comenté, el solo río mientras entrábamos juntos al mar.
Al rato me salí y me recosté sobre un camastro portátil que había llevado, me coloqué bloqueador y de lejos miraba a mi bello sobrino bañarse, llevaba a mi lado una nevera con cervezas, aún no tardo en casi quedar vacía, sentí los primeros golpes del alcohol, y mis ojos comenzaron a perderle respeto a la espalda de Alfredo; mientras él se remojaba entre las olas miraba su bello culo, redondo y alzado, era tan bonito que de o ser por los vellos en sus piernas juraría que eran de vieja; inmediatamente mi verga comenzó a reaccionar, era difícil ocultar mi polla cuando
Se ponía dura, me coloqué el short sobre, intenté pensar en otra cosa “a de ser por el alcohol” pensaba.
La verdad es que el morbo subió de nivel cuando comencé a imaginarme cosas ilusas, sentía ganas de acercarme por la espalda de mi sobrino y pegarle tremenda nalgada a su rico trasero, ese bañador rojo no ayudaba mucho a mi morbo, moría por bajar lentamente esa prenda y morder ese par de cachetes traseros; tuve que detener esos pensamientos tan locos, ya me sentía un poco tomado y mi verga no disminuía su tamaño.
Al rato nos salimos para regresar a la casa, el resto ya había regresado desde ya rato, mientras caminábamos le comento a a Fedo los planes para la noche— cuando lleguemos nos bañaremos para luego ir a cenar a algún bar de la zona ¿te parece?
—Si Tio, hace mucho que no pasábamos tiempo—inmediatamente lo abracé y le revolví el cabello.
—Por eso te saqué de la cárcel de tu mamá—le dije dándole un beso en la frente, mi sobrino siempre me sacaba mi lado más tierno.
Llegamos al cuarto después de sacudirnos la arena afuera en una regaderas externas, y mi sobrino me preguntó si quería bañarme primero o si se metía el, ya que estábamos compartiendo el mismo baño; Le dije que no tenía problema si quería bañarse primero, yo quería gastar la última cerveza en lo que el acababa, solo le pedí que no le pusiera seguro al baño por si me daban ganas de orinar; como si fuera chiste a los pocos minutos me dieron ganas de mear y entré directo al inodoro.
No te asuste sobrino, solo orinaré, no estoy viendo—Miré de reojo, estaba duchándose, solo nos dividía un paño de cristal empañado con el agua caliente, su silueta se dibujaba a la perfección, estaba de espaldas, supongo que por la vergüenza, miré esas nalgas redondas en toda su desnudez, sentía un deseo enorme de meterme a bañar con el. Quería tocar ese culo, morderlo, lamerlo ¿Que demonios me estaba ocurriendo? ¡Era mi sobrino! Eso no estaba bien, apenas sentí mi verga poniéndose dura decidí salirme de ahí antes de comentar una locura.
Al salir del cuarto ya estaba vestido, cosa que mi ganas agradecieron, esa noche cenamos en un restaurante frente al malecón, no queríamos desvelarnos tanto, el día siguiente sería la posada principal y no queríamos perder energías, sería un día pesado, solamente bebí un par de copas más antes de irnos de nuevo a la casa, no dejé que nadie pagara la cuenta, los tres días corrían por mi cuenta.
Hacía algo de calor, pero para nuestra suerte tenía aire acondicionado, me retiré la camisa y prendimos la tele, me quité los shorts —¿No te molesta si duermo en bóxers sobrino?
—No tío, yo igual así suelo dormir.
—Bueno, tu ponte cómodo, por mi puedes dormir hasta en pelotas, no me asusto.
El lo tomó como en broma y rió un poco.
Se bajó los shorts dándome la espalda y de nuevo me dejó ver ese culote que en verdad me estaba poniendo loco, traía unos bóxers muy ajustados y muy pequeños, no pude disimular quedarme mirando su gran trasero, mientras doblaba sus shorts se inclinaba a su mochila para acomodar sus cosas; mi verga iba creciendo y despertando dentro de mis calzones una vez más, intente ocultarlo con mi mano pero esta vez mi sobrino se dio cuenta.
Hacía como si nada pero igual me percaté que de reojo miraba mis manos intentando cubrir mis 20 cm; el problema es que mi verga a parte de larga era gruesa, entonces era más difícil ocultarla; me giré para darle la espalda y sobre todo para ocultar mi miembro erecto, al rato apagó la televisión y el cuarto quedó a oscuras, no podía conciliar el sueño, tener a Alfredo a mi lado me estaba poniendo muy nervioso y no sabía por qué; era mi sobrino, habíamos convivido toda la vida, a mi me gustaban las mujeres; bueno... estaba consciente que me había cogido uno que otro hombre ¡pero este era mi sobrino! Era mucho menor que yo y sobre todo era de mi familia.
Culpe el alcohol una y otra vez, estaba seguro que pasando el efecto todo sería normal nuevamente, giré en la cama y no lograba conciliar el sueño, miré mi celular y con la escasa luz que producía lo alumbre y dormía de costado dándome las nalgas, se miraba tan tierno, enfoque sus nalgas, se miraban tan hermosas, moría por tocarlas, bajarle el calzón y acariciarlas; tomé algo de valor y pose mi
mano como si fuera un movimiento no premeditado, estaban duras; dejé un rato mi mano así hasta que se acomodó boca abajo, al paso de un rato puse de nuevo mi mano sobre ellas, estaban tan cálidas, metí mi dedo un poco en el calzón para sentir su raja.
Tuve que sacar fuerzas para controlarme y no hacer más, retiré mi mano, me di la vuelta dandole la espalda, saqué mi verga, estaba tan inflamada, comencé a jalármela estaba muy excitado, estaba tan lubricado, miraba de reojo ese culo tan rico y así estuve hasta venirme, tenía mucho sin venirme tanto, los chorros parecían que no se detendrían, fui rápido al baño a tomar algo de papel y después de la eyaculación pude dormir un poco.
A la mañana siguiente desperté y seguía muy dormido , tenía aún el culo mirando a el techo—Despierta huevón—le dije mientras a propósito le daba una nalgada, se movió un poco y me dejé caer sobre el.
—¡Ya tío! Déjeme dormir.
—No venimos a dormir, así que mientras organizo todo el pedo ve alistándote para ir a la playa a darnos un chapuzón.
Bajé y Mike y Gerry ya desayunaban en la barra —Buenos días Jefe.
—Buenos días chicos, van a venir los muchachos de la decoración de luces y también el equipo de sonido ¿podrían atenderlos? Quiero ir con mi sobrino a la playa un rato.
—Si jefe, pierda cuidado—Después de dar órdenes y explicar cómo quería todo subí de nuevo para ver si Alfredo ya estaba listo.
Caminamos a la playa nuevamente, y nos metimos a la playa un rato, nos tirábamos agua y comencé a beber cerveza desde temprano, me gustaba cuando mi sobrino se me acercaba de más, jugábamos a las fuercitas y mientras lo abrazaba por la espalda intentando que no se soltara aprovechaba para tocarlo de más y sentir sus nalgas entre mi bulto.
Después de un rato recreamos a la casa para prepararnos para la fiesta, nos acostamos un rato a ver tele y de paso dormí un rato para aguantar el trote largo de la noche, para cuando dieron las 6 de la tarde ya estaba listo para recibir al resto de los invitados; los empleados iban llegando con sus novias, parejas o solos, las luces vintage colocadas entre las palmeras hacían un escenario perfecto para fotos con la playa de fondo, la música sonaba a todo lo que daba y la fiesta apenas comenzaba.
Perdí el número de cuántas cervezas estaba bebiendo y esa era la finalidad, todos estaban divirtiéndose incluyendo a mi sobrino, el DJ nos tenía hasta el punto del éxtasis, me agradaba ver a todo mi equipo de trabajo divirtiéndose y olvidándose del estrés laboral; Alfredo se acercó a mi y me habló muy cerca del oído por el ruido de la música—tío ¿puedo tomar una cerveza?
—No, no, no, le prometí a tu mamá que nada de alcohol.
—Pero no le voy a decir.
—A parte tu nunca has tomado.
—Pero algún día tendré que probarlo, anda solo una, te prometo que solo será una; a parte que mejor que eras tú ora cuidarme ¿no?
Bueno, tenía un buen punto, yo a su edad igual tenía esas inquietudes y que mejor que tenerme la confianza y sobre todo de estar ahí para vigilarlo—pero solo una Alfredo, desde aquí te estoy viendo he.
—así tío, confíe.
Miré mi reloj y ya eran casi las tres de la mañana, varios de los empleados ya se habían ido, Gerry fumaba en un camastro con su novia a un lado de Mike, Enrique y mí sobrino que estaban aún en la piscina; yo estaba algo pasado de copas, no al grado de no recordar o de caerme, pero si había rebasado el límite.
—Chicos, se quedan en su casa, Mike cierra todo por favor ya que acaben.
—Si jefe.
—Niño, ya vamos a la cama que ya es muy tarde para usted.
—Vaya, vaya si no le va a castigar su tío—bromeó Gerry.
Los dos subimos a la habitación, y le pedí al muchacho que se pusiera ropa seca y dejara su ropa secando en el barandal de el balcón, noté a mi sobrino un poco extraño, caminaba torpe y hablaba entre pausado y tartamudeando.
—¿Cuantas cervezas tomaste?
—Solo una Tio.
—No te creo nada—le dije con los ojos entre abiertos mirándolo con duda, bueno ya cámbiate de ropa y entra a dormir.
Yo ya estaba con un bóxer azul acostado en la cama, cansado y demasiado ebrio, pero no tanto como para no admirar a mi sobrino quitarse la ropa, está ves se quitó la ropa sin pena alguna, el alcohol lo había desinhibido y se bajó los shorts quedando en un bóxer negro frente a mi, se miraba tan bien, tenía unas piernas lindas llenas de vellos, me recordaba mucho a mi de joven, el vello apenas le crecía en el pecho y tenía un pequeño camino en el ombligo, seguramente le rodeaban la verga igual.
Estaba borracho y caliente, una muy mala combinación para mi, quería verlo de pies a cabeza completamente desnudó, quería mirar de nuevo esas lindas nalgas, tocarlas como la noche anterior, olerlas y hasta morderlas, era demasiado morbo para mi. tenía que encontrar una manera de complacer mis ojos y se me ocurrió algo; tonto pero funcionó.
—Sobrino te molesta si me duermo sin bóxer, completamente desnudó?
—No tío ¿por que me enojaría?
—Normalmente así duermo y no me acomodo durmiendo con ropa ¿tu siempre duermes en boxer?
—La verdad igual duermo desnudó.
—Entonces siéntete con la libertad de hacerlo, al fin que tenemos lo mismo ¿no? ¿O te da pena que tu tío te vea tu cosita?
—No me da pena tío—dijo riendo, al mismo tiempo que iba retirando mi bóxer y pasándolos por mis piernas hasta quitarlos todos, él hizo lo mismo, por fin conocí la su verga, parecía que teníamos un tamaño muy similar y eso me llenaba de orgullo.
Estábamos parados uno frente al otro divididos por la cama y no sé si fue por el alcohol pero en esta ocasión ninguno guardó discreción, miraba que él observaba mi verga, comenzaba a sentir algo de nervios y mi verga empezaba a reaccionar a la calentura, era tan difícil controlarla y su tamaño era tan evidente pero en esta ocasión no la oculté con mis manos, no sé si era un efecto visual pero noté que el tamaño de la de Alfredo igual estaba creciendo, tenía vello al rededor y tampoco pude dejar de mirarla.
Me subí a la cama y luego lo hizo el, se acostó boca abajo dejado de nuevo es exilo expuesto, esta vez ya no me importaba si se trataba de mi sobrino, yo quería saber que se sentía estar dentro de él, quería descubrir cómo se sentía tocarlo, acariciarlo y lamerlo, aun así preferí contenerme y guardar pudor, apague la luz pero dejé la lámpara encendida para poder tener algo de claridad para seguir mirarnos ese joven culo.
Debido al cansancio no aguante el sueño y caí rendido, para mi buena suerte desperté como a la hora, miré extrañado la hora, aún era de madrugada, mi brega esta erecta y seguía muy caliente, comencé a jalarme de nuevo la verga, masturbarme era la única opción y la única forma de detener mis malos pensamientos, mientras más me tocaba mi calentura aumentaba, trataba de no moverme tanto para no despertar a Alfredo, pero ya no resistí y estiré la mano hasta tocarle una nalga.
Se sentían hermosas esas nalgas tersas y duras por el músculo, no hice ningún movimiento, no quería que se despertara, solo quería tocarlas una vez más, estaba en una posición en la cual podría él pensar si despertara que un mal movimiento me hubiera dejado así, podía hacerme el dormido y fingir que no fue a propósito; espere un rato así y al no ver reacción toqué un poco más, pase mi mano sobre su cadera y luego lo empujé un poco hasta dejarlo recostado de costado, me fui arrimando lento y con cada movimiento mi corazón casi estaba a punto de salir de mi.
Cada centímetro que me arrimaba me ponía más caliente y más nervioso; incluso pensé en detenerme, pero la calentura es cabrona— ¿estás seguro de hacerle esto a tu sobrino? ¿Y si le dice a sus papás? ¿Y si despierta? Pero no estoy haciendo nada malo, puedes escudarte con que estabas muy borracho y te moviste sin querer—todo eso pasaba por mi mente, a parte no quería puntearlo, solo quería podar mi verga en su rico culo.
Me fui pegando más a él, sentía cada vez el calor emanar de su piel, desprendía un olor juvenil, y mi polla cada ves estaba más cerca de esa rica ranura, cuando por fin pude pegarme ya teñí la verga llena de baba y súper dura, no hacía ningún movimiento, solo la dejé ahí pegada, palpitaba y sentía como mi lubricante iba manchando su piel, suficiente como para resbalar en ese hoyo, me quedé unos minutos así sin hacer nada, solo disfrutando del calor de su piel.
Ya estaba a punto de desertar cuando mi sobrino hizo un movimiento demasiado brusco, se había movido de golpe y la peda se me bajó en un segundo, sentí un vacío en mi corazón y mis huevos en la garganta; se había movido hacia atrás dejando mi verga ensartada entre sus nalgas, esperé un momento y no se movió mas, había sido solo un reflejo, ya era demasiado podía sentir mi brega palpitar entre sus nalgas, bastaba con un empujón, estaba a punto de levantarme e irme a dormir a la sala antes de cometer una violación cuando sentí que mi sobrino se volvió a mover.
Estaba moviendo sus caderas en movimientos circulares, restregaba sus nalgas en mi verga, las movía de atrás hacia adelante y eso me puso súper caliente, estaba acomodando por su propia cuenta mi polla; él muy canijo no estaba dormido, estaba consciente y disfrutando de lo que yo estaba intentando hacerle, entonces dejé que hiciera lo suyo, se movía muy bien para tener 18 años, cada vez pegaba más su culo a mi verga, ya no pude aguantar más y comencé a entrar en su juego, él movía su culo
Hacia atrás y yo mi verga hacia adelante, sentía sus nalgas completamente lubricadas, mi miembro no dejaba de babear por su rico culito, estaba lista ora clavarse en el.
Tomé su cintura y comencé a deslizarme como si lo penetrara, mi verga cruzaba la línea entre sus nalgas sin penetrarlo, estaba cogiéndolo sin metérsela. Tiraba de su cuerpo para pegarlo más a mi cuerpo, pasaba mis manos por toda su pierna, me gustaba sentir sus vellos raspar mis manos, después lo coloqué boca abajo y me subí sobre de él, lo estaba montando como mi torito, continué con el mete y saca sin penetración, se movía tan bien que podía intuir que ya no era virgen el muy desgraciado.
Nunca lo sospeché pero quizá mi sobrino era gay, eso explicaba por qué evadía tanto el tema de las novias. sostuve mi verga un la dirigí colocándola a la altura de su ano, quería sentir ese hoyo caliente que seguro quería ser cogido, pase la cabeza de mi miembro en esa entrada y sentí tocar el cielo solo con rozarlo, me resbalaba entre él sin metérsela, cada vez que la cabeza de mi verga tocaba su ano mis ojos se ponían en blanco y quería dejarse caer hasta el fondo con todas mis fuerzas sin piedad, pero me contuve, tenía que estar seguro si es lo que él quería.
—Hijo...¿Te la meto?—susurré, y él dijo si con la cabeza sin decir ni una sola palabra. —¿Si aguantas?¿Ya te la han metido? —No, nunca, pero si quiero que usted lo haga. —A ver pues, chupamela primero un rato y ahorita te la meto ¿te parece?
Parecía estar más caliente que yo, estaba ansioso por verga ¡y verga le iba a dar! No era el primer culo de macho que me ensartaba, pero si era el primer culo virgen que estaba por estrenar, aún que yo no le creía mucho ese cuento, la verdad se movía demasiado bien como para ser un inexperto ¡a mi no me engañaba! Para mi que algún amiguillo ya se lo había dada, aún que eso era lo de menos, yo lo que quería era ya tenerlo ensartado en mi palo.
Me recosté boca arriba soportándome de la cabecera dejando mis piernas completamente abiertas, se arrimó gateando entre ellas hasta encontrar su objetivo, mi verga estaba esperando con ansias esa boca, pegó su boca a mi polla, sentí lo húmedo de sus labios ir tragando lento cada centímetro, intenté no gemir, me mordí los labios ora no hacerlo, mi verga era gruesa pero daba perfecto entre sus labios, lo hacía demasiado bien.
La tragaba casi por completo, mi brega se deslizaba de arriba a abajo ayudándose con una mano, definitivamente sabía lo que hacía, chupaba como todo un experto, sentía que me vendría si no lo detenía, si lo hacía llenaría su boca con tanta leche contenida, pero no es lo que quería, yo quería meterle mi gran verga por ese estrecho hoyo, quería que me sintiera hasta el fondo, sentir el calor de su ano apretando mi verga hasta hacerlo estallar; ya no pude aguantar más y le pedí que se detuviera, ya estaba listo para cogerme a mi sobrino.
—¿puedes ponerte boca abajo? —le pedí, separe sus piernas, coloqué unas almohadas en su abdomen para dejar a un mejor nivel su culo, y me coloqué mi cara entre sus nalgas, besé una y luego la otra, mordí un poco y luego le lance una nalgada, trate de no hacer ruido, vi que le gustó, había levantado más su culo, estaba tan exilado que se me antojó hacer algo que no había hecho con ninguna vieja, completamente con nadie, chuparle el culo y darle un beso negro, le olía delicioso, y sabía a maravillas, cuando mi lengua toco su ano sus piernas comenzaron a apretarme como si no quiera que saliera de ahí, sus piernas le temblaban y mi lengua se obsesionaba con lamer mal—Lo que le espera a este pobre culo—pensaba mientras mi lengua giraba dentro.
Le metí un dedo sin detener su paso hasta tenerlo completamente dentro, fui delicado y suave, su culo ya estaba dilatado y muy lubricado con mi saliva, gimió un poco el sabía que no debíamos hacer ruido, su culito apretaba mi dedo y comencé a meterlo y a sacarlo en esa cavidad tan caliente, no me detenía y se le hacía difícil no gemir, ya no podía esperar más, tenía que metérsela ya, éramos sobrino y tío, pero los dos queríamos cogernos, y nos estábamos complaciendo.
Me puse detrás de él, y le comencé a sobar las nalgas con mi verga, vi como cerró sus ojos, la apunté y comencé a presionar. Su culito me dio la bienvenida abriéndome sus puertas, comencé a sentir su calorcito abrazándome la verga, lentamente, centímetro a centímetro, él solo apretaba los ojos y con sus manos apretaba las sabanas, pero no se rajó, dejó su culito paradito para poder clavara toda, y así lo hice, se la deslice poco a poco hasta que lo tuve bien ensartado. Poco a poco mi verga fue clavándose, enterrándose entre sus nalgas , era delicioso, el culito más joven que me había chingado, mi sobrino apretaba y cerraba tan rico que me hacía llegar al paraíso, mi verga y yo estábamos en la gloria.
Con movimientos suaves me lo empecé a coger, deslizaba mi gruesa verga hacia adentro y hacia afuera, con cada metida él gemía y se mordía los labios para no hacerlo, yo era un experto cogiendo, y sabía como llevar a mis parejas al mayor placer. Cada vez iba aumentando mas el ritmo y su culo cada vez se lubricaba más, permitiendo que mi verga se deslizara cada vez más rápido y más profundo. —¿Te duele? —No, Se siente rico, me gusta, ¿y a usted? ¿le gusta? —Me encanta cabrón, estás bien rico sobrino, te quiero coger todos los días.
Le estaba enseñando lo que era una buena cogida, quería enseñarle cómo cogía un semental, de tanto movimiento su culo había quedado despegado de las almohadas quedando en una posición de perrito, no sé si antes alguien se lo había hecho, pero me quería asegurar que no quisiera probar otra verga que no fuera la mía, la de su tío; estaba embistiéndolo con fuerza, mordía la almohada ósea no gemir y hacía sonidos reprimiendo los gritos.
Le pedí que me montara, me recosté sobre la cama viendo el techo y muy obediente me montó, solito se clavó en mi verga, se estaba cogiendo solo con mi verga, brincando sobre ella en cuclillas dejándose caer de golpe para recibir mi verga hasta el fondo, sus ojos se ponían en blanco, no pensé que a mi sobrino le gustara tanto mi verga.
Nunca le vi facha de maricón, era todo un puto en la cama y eso me encantaba, yo siempre había aguantado un chingo, pero este cabrón estaba a punto de hacerme venir, sinceramente ninguna vieja me había complacido tanto, Lo quité y me bajé de la cama, para ponerlo en lo que era mi posición favorita, lo puse boca arriba en el borde de la cama, abriéndole las piernas haciendo que su culito quedara levantado con unas almohadas, y se la ensarte.
Me lo empece a coger más duro y mas rápido, mi verga se iba sin piedad hasta el fondo, sabía que lo estaba lastimando un poco, porque lo pude ver en su cara, pero me la aguantaba, se la comía sin decir nada, me acerqué a su boca y comencé a besarlo, su boca se mezclaba con el sabor de mi verga que me había chupado, ambos olíamos a sudor y alcohol y nunca había disfrutado tanto de besar unos labios.
Ya no pude más y comencé a vaciarme en él, sentí como mi verga se convulsionaba expulsando chorros de mecos, él también se comenzó a venir, mi abdomen estaba pegado en su verga y sentí su semen caliente expulsado de sus 18 centímetros de verga, se la apreté con la mano, y llevé un poco de su semen a su boca, y lo besé. Era demasiado puerco lo que estábamos haciendo, pero era riquísimo, no sé si era al alcohol que me había vuelto puto, pero estaba disfrutando de serlo.
Me quedé un rato con la verga adentro, los dos respirábamos agitadamente, ambos nos pedimos en un trance procurando de calentura, olvidamos por completo el título de tío y sobrino, pero la verdad nos valía madres.
Cuando mi verga regresó al tamaño normal, se la saqué despacio, se le salieron los mecos que le había dejado adentro, lo había dejado bien preñado. El se quedó recostado sobre la cama y yo me dirigí al baño a orinar, mi verga estaba saciada y cansada, me preocupé de haberlo lastimado mucho, en eso mi sobrino entro conmigo al baño, apenas podía caminar. Se detuvo en la entrada del baño, no sabíamos que decirnos. Me salí y me acosté después de lavarme la verga con jabón, no quería pensar, él regresó y se acostó.
—¿Te duele niño?
—Un poco.
—Perdóname.
—¿por que? Si yo quería que pasara también.
—¿Alguien más sabe que eres gay?
—No,¿ y de usted?
—Yo no soy gay, bueno ya duérmete—se arrimó hasta mi, y me abrazó con ternura, yo no sabía qué hacer, ni que pensar; pero el sueño nos venció.
Por la mañana, desperté y me metí a bañar, estaba en la regadera cuando se abrió la puerta del baño, era mi sobrino Alfredo desnudo, lo pude ver a través del cristal, se acercó decidido, abrió el cancel y se metió en la regadera, nos vimos en silencio, y mi verga se puso dura nuevamente. No lo pensé más, y me dejé ir a sus labios. Nos besábamos y nos acariciábamos como si fuéramos dos amantes; vaya cogida que le puse en el baño, nunca mis cristales se habían empañado tanto.
Desde esa vez , de vez en cuando nos vamos a tomar unas copas, se queda a dormir en mi departamento y tenemos el mejor sexo; mi sobrino se convirtió en el mejor puto de toda mi vida, tanto que ya no había vieja que me llenara como el lo hacía.
*Relato patentado.
Libro: 30 Homorelatos/ Tomo 1
El plagio es un delito. Cod. penal Art. 270 a 272.
el trailero uff que pájazo me pegue gracias a ese relato
Como quisiera ser Alfredo y recibir semejante trozo y listos de mecos
super me calento
Muy buena la historia q bueno comerse una verga grande y dura y q te llenen el culo
Bonita historia entre tío y sobrino. Sublime el relato. Y como me calienta. Termino de pajaerne antes de acabar la lectura .