top of page
Buscar
Foto del escritorThe Bridge

MI VECINO EL CURIOSO


Hace algunos meses tuve la dicha de poder independizarme, gracias a un crédito pude adquirir mi propia vivienda, y después de un año de duro trabajo pude adecuarla a mi gusto y a mis necesidades para poder habitarla; escogí un lugar no tan lejos de mis padres para poder visitarlos y estar al pendiente de ellos.


Actualmente tengo 27 años, tengo un trabajo bastante accesible y cómodo, el cual me permite practicar gimnasio, trotar en las mañanas y tener mi propio negocio de impresos y sublimado; después de varios días por fin pude adecuar mi oficina dentro de la casa, y en las tardes citaba a mis clientes para que pudiéramos fijar detalles sobre sus trabajos. 


Al principio eran muy pocas las casas que estaba habitadas en el fraccionamiento nuevo, conforme los meses corrieron los vecinos fueron llenando un poco más los espacios, aún que seguían algunos predios deshabitados; Bueno, un día, después de haber atendido al que creí mi último cliente para poder ducharme y buscar algo de cenar recibí la sorpresa de alguien más. 


Pensé que era algún curioso, o algún posible nuevo consumidor, pero no, se trataba del vecino de a lado, su nombre era Rodolfo, era joven, de unos 35 años calculo, el tipo era demasiado agradable, y para mi gusto no se miraba tan mal, era algo robusto, de barba recortada y bastante formal, parecía haber salido del trabajo, aún cargaba con la camisa oficial de alguna institución. 


Solo quería presentarse, platicamos un rato y después de un rato agradable tuve la dicha de conocer a su esposa; una mujer demasiado simpática y de una energía similar a la de su marido. 


Me platicaban que tenían dos hijos, una pequeña de 12 años y un chico de 19 años; no le presté mayor importancia, al fin y al cabo no había nada de interés para mí en ellos, más que una posible amistad. 


Mi sorpresa fue cuando al qué llamaban “niño” apareció por la puerta para saludar, era un chico sumamente atractivo, tenia los ojos de su mamá, y el porte de su padre, de inmediato le di un escaneo a Jesús; para ser sincero nunca me había fijado en chicos menores, pero ese muchacho tenía magia en sus ojos, y una cautivadora manera de sonreír; pero en lo que más se habían fijado mis ojos, era en sus nalgas pronunciadas y el paquete que se le marcaba entre las piernas. 


Se notaba que Jesús apenas dejaba a un lado la niñez, hacía comentarios demasiado tontos, y hasta un poco empalagosos con tal de hacerse al gracioso, Su madurez era muy escasa, pero fuera de eso, agradecía que dejara su timidez después de un rato. 


Todos los días lo miraba pasar sobre mi calle con dirección al estadio de deportes que teníamos en el fraccionamiento, no era necesario ser muy fijado para darse cuenta de las grandiosas piernas que tenía; delgadas pero con un volumen muy marcado, era obvio que practicaba algún deporte, No fallé al pensar que se trataba de soccer; amaba ver sus lindas nalgas cada vez que pasaba sobre la banqueta, siempre pensé que lo hacía con propósito a que lo mirara. 


Desde el día que lo conocí miré algo raro en el, y bien sabemos que cuando se activa el radar, es muy baja la probabilidad de que falle, al menos en mi caso, casi nunca me había fallado; noté el extremo interés del adolece sobre mi, y delante de sus padres era algo que me incomodó mucho, pero bueno, no duró más que unos minutos. 


La mayoría del día lo notaba solo, su padre y su madre trabajaban, y por lo que entendí la menor se quedaba con una tía, con la cual pasaban luego para luego llegar a casa en horas ya pasadas de la tarde—Pobre chico—pensaba, pero luego recordaba lo bien que me la pasaba a solas en esos tiempos y en esa edad ¿a quien no le gusta un rato a solas para poder masturbarse? O para cualquier otra ocurrencia que pudieras hacer fuera de la vista de tus padres; en mi caso recuerdo que aprovechaba para revisar las revistas para adultos que mi padre guardaba. 


Mi morbo iba creciendo y alimentándose cada vez que miraba a ese chico, y en verdad era muy extraña esa atracción, pues siempre había preferido a los mayores, y sobre todo tenia un imán para casados y algunos héteros curiosos. 


Esa tarde había acabado temprano mis pendientes, y quería atravesarme en el paso del joven para ver que surgía, logre pescar el momento en el que se avecinaba, salí a fumar un cigarrillo y nos encontramos en la calle—¿Se acabó el entrenamiento por hoy?—bastó esa cuestión para atraerlo y mantenerlo conmigo un rato, hasta que me dijo que tomaría un baño, y luego regresaría a seguir la charla. 


Entonces el pez mordió el anzuelo, le pedí que cuando acabaré y regresara, pasara con toda confianza; tomaría un baño y dejaría la puerta sin seguro; ahora solo era cuestión de esperar.


Escuché la puerta abrirse, yo estaba bajo la regadera, dejé a propósito las purgas abiertas con paso directo a mi habitación con el baño personal, esperando que el tomara la iniciativa para no negarle a su curiosidad mirar.


—¡Puedes pasar, si quieres ven al cuarto—grité, para que me encontrara, lo escuché pasar al cuarto, incluso escuché el colchón crujir, al parecer no era tan aventado como para mironear, entonces decidí ir empujándolo a donde yo quería, o sería en vano el intento. 


Salí con una toalla rodeando mi cintura, mis constantes vellos por todo el cuerpo eran demasiado antojables para cualquiera de nuestro tipo, incluso sería demasiado tentador querer ver más, notaba su nerviosismo al pasearme por la casa fingiendo buscar algo. 


—¿Quieres algo de beber? Puedes tomar lo que gustes—Le hablaba en doble sentido, quería que entendiera que todo esto era una insinuación; peor el chico estaba algo paralizado, me postré frente a él, y sin dudarlo me quite la toalla para secarme el cabello, sentía mi verga dormida columpiarse enseñándole lo larga que era y lo linda que se veía. 


Lo noté muy tenso y ya mejor me coloqué unos calzones para no terminar asustándolo ; sentía como su timidez había invadido al joven vecino, estaba tartamudo y no dejaba de jugarse las manos, recuerdo perfectamente esa sensación en alguna de mis experiencias donde yo estuve en su lugar, eres demasiado joven como para saber cómo reaccionar, sabes lo que quieres, pero la inseguridad se aferra a tus manos sin dejarte hacer algo atrevido.


Me puse una playera y lo conduje a la sala donde destapamos unas sodas y mientras mirábamos la tele platicábamos. Nada fuera de lo normal, su escuela, deporte, etc.

Hasta eu toqué el tema—¿y tienes novia? O ¿sales con alguien? —me dijo que no, y entonces insistí con más preguntas mirando hacia donde iba todo, y fue hasta cuando me dijo que era virgen que entendí la razón de tanta cohibición. 


Comenzamos a platicar un poco sobre ese tema, y es entonces Tuve que ser más directo—¿Eres gay verdad? 

—¿De donde sacas eso? 

—Pues es algo que noté desde el día que te presentaste junto con tu familia, soy demasiado observador. 


—Bueno, si lo soy, pero no sé cómo decirle a mis padres.

—No tienes que decirles ahora, primero asegúrate de serlo. 

—¿y como lo averiguo— entonces era hora de hacerlo mi muchachito.

Me pasé a su lado, y no parecía tenerme miedo o dar señal de acoso, vaya que se ser precavido con ello, al contrario, pude notar cierta apertura por parte de Jesús desde el momento que se liberó conmigo—¿Estás seguro de querer experimentar o salir con la duda? 


—Claro, pero no sé cómo. 

—Desde luego solo hay una manera, y es estando con un hombre, solo así sabrás si es lo que realmente quieres. Solo pueden pasar dos cosas, o te gusta o no e gusta. 

—¿Tu eres gay?—Preguntó ingenuamente:

—Huelo a ellos a kilómetros, pensé que eso ya había quedado claro y fuera de duda.

—La verdad no, no tenía idea, solamente me habías llamado mucho la atención—y eso había sido más que obvio. 


Posé mi mano sobre su pierna, traía unos jeans azules desgastados—Se nota qué haces deporte—presione con algo de fuerza, y se echó hacia atrás, dándome más espacio, era como si dijera—Tienes permiso de hacer lo que sea conmigo—Pase mi mano por todo el muslo, sus piernas eran duras—¿No te molesta?—pregunté, y su respuesta fue negativa, para poder continuar.


Ya tenía el paso completamente libre, tomé voluntad y comencé a subir hasta arriba de su muslo, es esa vértice donde se encuentra su zona prohibida, se notaba un buen bulto, aun que menos voluptuoso que el de la última vez, quizá era mucho más pequeño de lo que parecía o quizá los calzones no le ayudaban. 


Mi dedo comenzó a tocar y noté donde se localizaba su erección, puse mis dedos sobre él e inmedianamente su verga saltó sobre la tela, creo que me estaba equivocado con su tamaño, parecía que mientras más lo tocaba, su tamaño iba costa arriba, y con su vitalidad de joven debía cargar un revólver lleno de leche en esos huevos abultados. 


No traía cinturón, lo que hizo u. Acceso fácil, abrí el zíper y baje lento, quería que disfrutara cada paso, quería hacerlo adictivo a mi, así quizá podría ser mi cogida fija durante un tiempo, hasta que el ave pudiera volar. 


Se pudo de pie y el mismo dejó caer sus pantalones, traía unos bóxers de súper héroes, pero de esos entallados muy pequeños,  se sentó de muevo, sus piernas casi lampiñas tenían un Toño hermoso, y su brega había alcanzado un tamaño que apenas y cabía en los calzones del muchacho. 


Comencé a sobar ese enorme pedazo de carne dura, Jesús solo se dejaba tocar, oprimí duro y tire de el—¿y hasta ahora te está gustando? Por qué si quieres puedo detenerme—No dijo nada, solo me sonrío y regreso mi mano sobre su miembro, si solo tocarlo lo estaba calentando no me imagino si podría aguantar con más, los jóvenes suelen ser algo precoces en sus primeras veces. 


De su bóxer asomaban vellos recortados al parecer se rasuraba la zona genital; tomé el tirante del cazón y levantó sus nalgas para que retirar por completo su ropa ¡vaya verga que salió de aquel chico! Era larga y puntiaguda, estaba circuncidado, y de grosor pues nada gruesa, bastante normal, la pinta estaba muy babeada, se nota que estaba lubricando desde que entró. 


Comencé a masturbarlo, soltó un respiro muy profundo, lo hacía muy lento, quería ver su reacción, nunca había estado con un virgen, y era excitante te saber que era la primera mano que jugaba con su herramienta.


—¿Quieres sentir que es una manada?

—No estaría Mal, solo las he visto en videos. 

Ni siquiera dejé que me respondería, mi garganta ya contenía hasta el fondo su polla, succione y comencé a chupar de la base hasta la punta, sus puños tomaban la del sillón a los costados con fuerza.


Lamía sus huevos, unas pelotas blancas y depiladas con buen olor, escuchaba sus quejidos, eran sutiles, tenía pena quizá de que excusara sus gemidos, levanté la cabeza y lo miré—¿Estás bien?  No sientas pena, si quieres venirte no te resistas, podremos comenzar de nuevo, es normal no poder contenerse al inicio. 


—No es eso; sólo que se siente demasiado bien.

Regresé a mi lugar, al parecer tenía mejor aguante del que creí, por momentos miraba cómo apretaba sus dedos para no venirse, admito que tenía mucha experiencia con el seco oral, y siendo primerizo, era obvio que no duraría tanto.


Comenzó a detenerme con sus manos en momentos, sabía que estaba por venirse, a propósito no me detenía, pensaba exprimir más de una vez a mi vecino. 

—¡Espera! ¡Espera! No quiero venirme aun, y si sigues no aguantaré tanto.

—Yo no quiero que aguantes, si tienes que venirte hazlo, no tengas pena en venirte en mi boca; al fin si te vienes esperamos un rato y volvemos a intentarlo.


Aun con la propuesta se negó a verse tan precoz—Es que quiero disfrutar un poco mas, me gustaría saber si soy tan bueno como tu, o si me gusta igual sentir—Jesús me estaba insinuando con mucha discreción que quería más que ser tocado, y pues ¿quien era yo para negarle tal satisfacción?


—Acompáñame al cuarto, ahí estaremos más cómodos—el chico me acompañó, yo ya estaba con la verga palpitando, me retire la ropa y me paré frente a él—Adelante, puedes probar, tocar, o hacer lo que gustes con tal de salir de la duda.


Se sentó en la cama quedando frente de mi, tocó mi verga, lo sujeto con su mano, era más grande que la de el, algo más pesada y algo más oscura, comenzó a tirar de ella, sus manos eran inexpertas, pero era difícil no disfrutar. 


Mi verga lubricaba, y comenzó a esparcir con sus dedos sobre mi glande—¿No quieres probarla?—pregunté, era tan excitante ver a ese chico tan joven y primerizo lidiar con una buena verga; acercó sus labios y su lengua, y comenzó a chupar solo la cabeza, succionaba con su cálida boca, y me hacía ver estrellas, pero pronto dejó de ser suficiente y tuve que comenzar a enseñarle cómo hacerlo. 


—Tienes que abrir la boca, y envuelve tus dientes con tu labio para no lastimarme, y debes intentar llevarla hasta el fondo, lo más que puedas—no tuve que darle la orden dos veces y comenzó a hacerlo, intentaba tragarla pero al inicio se atragantó. 


Pronto le agarro buen ritmo, suprimía su cabeza contra mi polla, y y con ambas manos lo violaba sin dejarlo respirar, pobre niño; no quise torturarlo tanto, así que opté por cambiar de actividad y lo puse de pie—¿lo hice bien? —me preguntó. 


—Demasiado bien, pronto serás todo un experto ¿te esta gustando? 

—Mucho, creo que ya no tengo tanta duda. 

—Bueno, aún faltan más cosas como la penetración, no sé si eso te guste, ahí tú tendrás que descubrir cuál es tu preferencia.

—¿a qué te refieres?

—Meterla o que te la metan ¿comprendes? 

—Si, ya, pero creo que tendría que probar ambos ¿a ti que te gusta? 

—Bueno, sinceramente hubo un tiempo en el que solo fui activo, ósea solo la metía...


pero con el tiempo me volví más abierto y ahora soy ambos, me gusta meter y que me la metan; es más rico disfrutar un poco de todo. 

—¿podré probar ambos? 

—Si es lo que quieres...


Jesús estaba convencido de querer probar y descubrir lo que era estar con un hombre, a esas alturas era obvio que no dudaba de su sexualidad, aún que estoy seguro que siempre supo que le gustaban los hombres, solo era parte de seguirme el juego para perder la virginidad. 


—Pues, podemos intentarlo.

—Bueno, tendré que ser cuidadoso u odiaras esto, déjame ir por lubricante, y algo para hacer más placentero esto— vaya estaba muy convencido, y desde luego yo muy caliente y muy feliz de haber cumplido mi capricho. 


Regresé y él estaba acostado de espaldas al techo, lucia unas nalgas muy lindas, tenían algo de vello, no entendía por qué su culo era peludo y el resto de su cuerpo casi lampiño, quizá se depilaba, por qué sus huevos y su pubis lo estaban. 


—¿puedes abrir las piernas? Tengo que dilatarte primero, si sientes raro o algo no te gusta, dímelo—me recosté quedando entre sus lindas nalgas, y abrir con ambas manos las majestuosos cachetes, tenía vellos al rededor del ano, e inmediatamente hundí mi lengua en el, ahora si no pudo contener su gemido, comencé a hacer círculos con la lengua y se contraía una y otra vez. 


Metí un dedo, y así lentamente a un ritmo no agresivo continué estimulándolo, yo quería que disfrutara, y que estuviera lo suficientemente dilatando para cuando mi verga reclamara lo mío; estuve un bien rato hasta que sus gemidos cesaron, me incorporé dejando mi polla entre sus nalgas—Quizá sientas algo de dolor, lo haré lento, pero si sientes que duele, puedes pedirme que me detenga. 


Me coloqué el condón, lubriqué con los dedos y comencé a empujar lento, grito un poco, y con la mano me detuvo—¡Despacio!— dijo ¿Como demonios? Si solamente fue el beso de la punta de mi verga; empuje un poco más y escuché un quejido, casi un llanto. 


—¿Quieres que salga? 

—No, duele pero se siente rico; intenta entrar más, tengo que acostumbrarme, no creo que sea la única vez que pase esto ¿no?— por lo visto estaba aceptando que seguiríamos cogiendo cuando se pudiera. 


Logre meterle toda mi polla tras varios pujidos, por un momento pensé que n desertar; comencé a moverme lento, y sus gemidos me excitaban demasiado—¿Te gusta?—pregunté.


—Si no fuera así, ya te hubiera pedido que me la sacaras, así que no te detengas—vaya, vaya, era momento de comenzar, y de convertirlo en hombre. 


Sentía expandir su estrecho espacio,  no era rudo, pero tampoco era suave, mi verga estaba gozando de su virgen ano, estábamos sobre la cama en posición de perrito, con mis manos sostenía sus nalgas, y el reclinado sostenía las sábanas con fuerza, gemía y por ratos parecía dolerle, entonces me detenía dejando mi pene dentro—¿Estás bien?

—Sigue, se siente muy bien.


Eso bastaba para retomar mi ritmo, y acelerar un poco más; si algo me excitaba más que los gemidos de un hombre gozando de verga, eran las caras que hacen cuando se las metes, así que le pedí que se recostara frente a mi para poder disfrutar de sus gestos; se giró dejando sus piernas al borde de la cama y yo estando de pie, coloqué sus piernas al aire dejando sus nalgas expuestas y abiertas para mi. 


Me incorporé, era más fácil entrar, estaba completamente dilatado, y eso que mi verga es gruesa, de un solo movimiento dejé mi verga hasta el fondo, su gemido se escuchó por las cuatro paredes, y sus ojos se cerraron para luego abrirse y quedar completamente en blanco. 


Tomé su miembro, estaba muy húmedo, masturbé su erección, sentía que en cualquier momento estallaría en mi mano, así que trataba de ir lento para no lastimarlo por dentro, aun que percibía cuanto lo disfrutaba.


Cada ves que salía de él aspiraba, luego entraba hasta el fondo rodando su cálido culo hasta el fondo, mirando cómo se retorcía de placer—¿Ya quiere venirte? Puedes hacerlo si lo deseas.


—No, aún puedo aguantar un poco... más—Tan sexy se miraba intentando hablar mientras mantenía la concentración en mis constantes metidas. 


Por fin después de unos minutos comenzó a morderse los labios y a repetir consecutivamente que se venía, aceleré mi ritmo, quería ver cómo llenaba su abdomen de su semen; fue todo un estallido, baño su abdomen de tanto líquido, que parecía no tener fin, al final si verga se quedó con un hilo de semen que descansaba en su piel.


Vaya niño, nunca le había robado la virginidad a nadie, era mi primer culo nuevo, y estaba seguro que volvería por más, salí de el, y me recosté con la verga erecta aun.

—¿Tu no te vas a venir?—cuestionó.


—Aún me falta un poco, quizá me masturbe luego.

—Si quieres puedo ayudarte; aun tengo para más—Creo que había subestimado a mi joven vecino.

—¿Que se te ocurre? 

—Quisiera sentir que se siente penetrar.


Eso si fue una sorpresa, no le veía mucha madera para ser activo, pero pues tenia que experimentar, igual y me callaba la boca de manera monumental—Pues, podríamos intentar si quieres, pero pues no sé cuánto te lleve volver a estar duro—mientras platicábamos mi brega iba perdiendo tamaño mientras mi mano la estiraba intentando no perder la concentración. 


Se arrimó hasta mi, y me tomó de la verga, comenzó a moverla y la llevó a sus labios—Estás aprendiendo mucho—bromee, ya si boca ya sabía cómo tratar una polla, su técnica aún era de principiante, pero estaba empeñado en ponérmela dura de nuevo. 


En cuestión de minutos de nuevo alcance a estar completamente erecto, miré entre sus piernas y su verga ya estaba despierto de nuevo—Ven, déjame colocarte—lo puse acostado boca arriba, prefería ser quien llevara el ritmo, y sobre todo temía que no supiera moverse correcto para elevarme. 


Le coloqué un condón, y algo de lubricante, me puse igual un poco en el ano, me habían penetrado cosas más grandes así que pues no sentí necesidad de dilatarme antes, a parte no creo que se prestara para eso siendo nuevo en el negocio. 


Abrí mis piernas pisando el colchón, me coloqué a altura de su pene y bajé lentamente hasta sentir su picuda verga, entró un poco y dolió como siempre un poco, pero fue fácil ir abriéndole camino, me coloqué frente a él, quería ver sus reacciones, y la primer gesto fue de una sensación de placer tan inmensa que parecía desbordaría. 


Comencé a subir y a bajar hasta que mi culo comió la base, comencé a brincar sobre el, mi mano se apoyaba de su pecho y golpeaba su cabeza hacia atrás—¡No mames! Es lo más rico que he sentido—decía mientras gemía con cada sentadilla que tragaba su delgado y largo miembro. 


—No voy a aguantar mucho así—me decía— te mueves muy bien.

—Vente si quieres venirte, yo no tengo problema, ya luego me desquitaré contigo—con cada movimiento o seas mi cadera y oprimía mis glúteos para hacer más presión en su verga, y creo que estaba dando resultado.


Estiró su mano para tomar la mía, yo no me detuve, entonces estalló dentro de mi aullando como un lobezno, fui bajando el ritmo, y arrodille dejando mis muslos recargados sobre su torso—¿Quieres ver cómo se viene un adulto? — le dije mientras me masturbaba a unos treinta centímetros de su cara.


—Hazlo. 

—¿No importa si te mancho la cara? 

—No, igual y luego me gusta y te pido que se repita— no tuvo que decir más para masturbarme frente a él, la cabeza de mi pene estaba colorada, y las venas de mi verga a punto de reventar; no tarde mucho cuando mi leche blanca salió disparada sobre el, parecía una telaraña de esperma cubriendo su cara, sus párpados, sus cejas, su boca y escurriendo rápidamente por su cara. 


—Pobre chico, lo dejé glaseado—fui rápidamente por algo de papel para limpiarlo, quedaba un poco aún sobre su boca, y con su lengua lo saboreo.

—No sabe tan mal, creo que podría hacerlo de nuevo. 


Mientras nos vestíamos platicábamos sobre su primera experiencia—¿y que te ha parecido? Espero haya sido como pensaste que sería. 


—De echó no fue como pensé, fue mucho mejor de lo que imaginé. 

—¿Que tenías en mente? 

—No se, todos hablan de su primera vez y hablan de que fue mágico, romántico, y esperaba que fuera coló en las películas... ya sabes: en la graduación, con la persona que piensas que jamás te hará caso, o con algún amor platónico.

—¿entonces? 


—Superó las expectativas; por que si fue con mi amor platónico... pero no fue tan aburrido como en las películas.  


—Tomaré eso como un halago—El chico parecía estar maravillado por mi, qué lástima por la diferencia de edad, aún tenía mucho por vivir, podíamos seguir cogiendo, y vaya que lo aprovechamos, pero una vez que saliera al mundo gay, seguro sería un éxito y se toparía con más de uno hasta madurar y descubrir que sexo es algo que se encuentra hasta levantando una piedra.


Fue mi amante de ratos libres, vaya que cogimos rico; al paso de unos meses el niño ya se había convertido en un hombre, incluso sus facciones, sus comentarios y su cuerpo estaban madurando; aun qué hay algo que no logro comprender, prefirió mantenerse en el closed y vivir en una mentira. 


Al poco tiempo dejamos de frecuentarnos, y la verdad es qué pasó desapercibido; pero por su padre me enteré que ya tenía novia, y entonces al paso de los días comencé a mirar que la chica llegaba con el, y siempre estaban juntos; bueno, cada quien decido cómo vivir su vida, y si él era feliz así, no tenía por qué oponerme, igual y había descubierto que era bisexual. 


A veces lo miro y me pregunto si algún día volveré a cogerme ese rico culo; y sé que me mira de reojo, quizá piensa que tengo demasiado poder sobre el; pero la verdad me basta con saber que está bien.

16.375 visualizaciones4 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

EL TRAILERO.

4 Comments


AGA ESPINOSA
AGA ESPINOSA
Nov 14, 2020

Excelente relato 😍 espero lo a 2da parte

Like

cec101168
Nov 14, 2020

Ya leí todos los relatos muy buenos, excitantes, solo que todos juegan Soccer.

Like

delmuropaco
Jun 09, 2020

Hola a todos. soy una persono que desperto muy nino al sexo(entre hombres) pudo haber sido con mujeres. Bueno a los 5 anos fui abusado por mi hermano mayor. No se si me gusto o no en ese momento, pero creci con un poco de miedo y timidez. Pero a mi papa lo visitaba un senor. espanol muy guapo y con un cuerpo hermoso, y yo lo miraba con deseos a esa edad, y quizas el se dio cuenta y el me tomaba entre sus brazos y me sentaba en sus piernas, y asi pasaron algunos meses y el me besaba y yo a el. bueno algunas veces sentia que el me tocaba disimuladamente el culito por abajo yo ya…

Like

AGA ESPINOSA
AGA ESPINOSA
May 11, 2020

Espero 2da parte, está historia me hizo venirme, soy pasivo no me gusta meterme nada en mi culo ni dildos nada por el estilo prefiero una verga de verdad, para quitarme estás ganas pues me masturbo 😜

Like
bottom of page