top of page
Buscar
Foto del escritorThe Bridge

UN CAMIONERO EN LA FAMILIA

CAPÍTULO 1





Desde el momento que Ángel llegó a la familia, parte de los hermanos de mi papá y algunos familiares se pusieron en contra de la relación de mi tía; no se lo decían en la cara, siempre escuché rumores por sus espaldas, todos decían que no les agradaba la idea de que, siendo una Química con posgrado y maestrías, mi tía haya terminado con un camionero, como lo era él.


En las reuniones familiares siempre lo miraban como un bicho raro, pues la familia estaba rodeada de doctores, comenzando con mi abuelo y Terminando con tíos y primos; mismos que habían elegido doctores, químicos o tan siquiera algún enfermero como prospecto a pareja; no me imagino lo incómodo que debía sentirse mi tío ángel en sus primeros días dentro de la familia elitista de su novia.


Mis propios padres me estaban orillando a no perder la línea familiar, pero esa es otra historia; recuerdo que en ese entonces yo tenía unos 10 años y Ángel si acaso unos 25; pronto se hizo mi tío favorito, al igual que con el resto de mis primos, pues era el único adulto que se sentaba a jugar con nosotros y a prestarnos atención, mientras el resto hablaba de sus viajes, compras y futuras adquisiciones.


Aun así, mi tía Carmen no dudo del amor por Ángel y ambos terminaron casados al poco tiempo; fue una velada muy bonita, el tiempo pasó y así como con los niños Ángel se fue ganando su lugar en la familia; pasaron algunos años para que la familia se resignara y lo incluyera, pero su carácter tan sociable le permitió entrar en el corazón frío de mis abuelos y tíos.


Pasaron como 4 años después de su boda para cuando nos anunciaron la llegada de un nuevo primo en la familia, todos estaban muy animados y felices, más mi tío Ángel, quien nos había presentado la noticia con una especie de dinámica mientras comíamos en una reunión dominical.


📷Para ese entonces yo ya estaba en la secundaria, y al cumplir 15 años un nuevo sentimiento había surgido en mí, había notado que me comenzaba a llamar la atención mirar a mis compañeros, y uno que otro maestro guapo, comencé a fijarme en los paquetes que se marcaban, e incluso entre juegos intentaba rosar las partes de mis compañeros, de los cuales unos ya estaban bastante desarrollados.


Descubrí que era masturbarse, era extraño, me gustaba hacerlo, siempre pensaba en los vagos recuerdos, una que otra vez y se revistas y algunas otras veces frustradas, traté de pensar en mujeres, obligándome a ser normal, durante un tiempo bastante largo me sentí culpable al sentirme distinto a mis formas, siempre me pregunté ¿por qué a mí?

Mis padres eran demasiado cerrados como para platicar de ello, y mis primos demasiado lejanos como para sentir la confianza de poder externarle mis dudas; así ocurrió hasta que cumplí los 17 años.


Ya estaba más desarrollado, me volví un joven alto, corpulento, y con rasgos de futura barba y vello en el cuerpo; y es cuando me confundí aún más, estaba en la preparatoria y la familia ya no se reunía como antes, algunos primos se casaron, otros se fueron de la ciudad, y algunos tíos frecuentaban a la abuela los Domingos, como mi familia.

Mi tía Carmen y mi tío Ángel se habían mudado de la ciudad, pero la noticia que nos conmocionó fue cuando mi abuela nos anunció que la próxima semana regresarían a vivir a la casa que tenían abandonada en el estado.


Tenía tantas ganas de ver a mi tío, llevaba años sin verle, para ese entonces él ya debía tener unos 32 años, y yo casi por cumplir 18, supuse que el acercamiento podría ser mayor, pues ya podríamos compartir más cosas.


Llegó el fin de semana y nos montamos a la camioneta de mi papá para ir a casa de los abuelos, al llegar algunos familiares ya estaban instalados en la larga mesa del jardín con un asador humeante con carnes y cervezas en la nevera, Carmen se levantó para abrazar a mi padre, siempre habían sido hermanos muy unidos.


Busque al rededor y no encontré a mi tío, salude a mi tía y me dijo que había salido a comprar unas cosas al súper, por lo que sin darle tanta importancia me mudé de ropa y me metí a la piscina donde estaban unos primos de mi misma edad y el hijo pequeño de tío Ángel siendo cuidado por una prima más pequeña que nosotros.


No tardé en escuchar esa voz tan ranchera con ese tono tan peculiar, era Ángel que estaba saludando a mis padres con gran enjundia, escuché mi nombre y de inmediato salí de la piscina para saludarlo, camine bajo el césped sin calzado, y con el bañador al aire, y mi tío camino hacia mí con esa camisa vaquera a cuadros, y unos shorts de mezclilla holgada.

—¡Pero si mira nada más cómo ha crecido sobrino! Si ayer podía cargarte con una mano—Extendió su mano, y me tiro fuerte para darme un abrazo pecho a pecho, le había humedecido la ropa, pero eso no le importó, me sacudió el cabello y me hizo muchos halagos de mi notable cambio.


—Al rato les alcanzó en la piscina, voy a pistear un rato con tus papás, cuida un rato a tu primo— Ese abrazo había despertado algo en mí, un calor tan sofocante, unas cosquillas tan extrañas en el estómago y un duro palpitar que casi me salía del pecho.

Mi tío Ángel también había cambiado, bastante; había subido de peso, era lo que resaltaba más, pero había engrosado para bien, pues su cuerpo flaco sin chiste había madurado tomando una mejor definición, sus músculos se notaban maduros, un abdomen aún plano, piernas más proporcionadas; ese famoso cuerpo de señor del que todos hablan después de casarte.


No tardó en cumplir su promesa de venir a acompañarnos a la piscina, pues Ángel había compartido más con nosotros que con mis tíos, había cuidado y jugado con cada uno de los niños, que ahora eran en su mayoría adolescentes—¿Hay espacio para este viejo? —Preguntó mientras caminaba hacia nosotros.


Se había retirado la playera polo, dejando ver su cuerpo lampiño, con unas tetillas oscuras, pero con un abdomen de plano con rasgos de un desaparecido sixpack; también había cambiado su bermuda por unos shorts de soccer, le llegaban a media pierna, unas piernas bien proporcionadas, se sentó al borde remojando solamente sus pies, dejando a nuestra vista un paquete abultado entre sus muslos, difícil de no mirar; la tela era blanca, lo que transparentaba una trusa oscura bajo de su prenda, bueno, eso creo que solo lo había notado por andar de fijado.


Las preguntas no faltaron ¿Cómo les va en la escuela? ¿Quién ya tiene novia o novio? Y con ello una plática de recuerdos y vivencias, concluyendo con una comparación de nuestros cambios; mi primo Carlos no pudo evitar bromear con la panza de mi tío, el se escudó diciendo que a todos nos pasaría después de los 25 años.

Al salir de la piscina mi tío me regaló el atardecer más hermoso, unas nalgas tan marcadas de volumen tan proporcionado que quería poder tocarlas y sentirlas; moría por masturbarme, tenía Suficientes imágenes atrapadas en mi mente, que seguro remontarían más tarde con una erección.


Lo íntimo no pudo ocurrir y tuve que amarrarme la ganas, pues mi tío aún tenía suficiente energía como para hacer actividades con sus sobrinos—¿Que opinan si nos vamos a acampar en los establos del abuelo? —Dijo mi tío Ángel entusiasmado.


Todos estábamos muy animados, ningún tío solía hacer cosas tan divertías como el, propuso llevar malvaviscos para una fogata a luz de Luna con cuentos de terror, una guitarra para cantar bajo las estrellas y todo lo necesario para acampar.

Mi abuelo tenía un establo en las afueras de la ciudad, era como dos horas de trayecto, tenía una explanada con pequeñas colinas donde por las noches se observaban unas noches estrelladas tan maravillosas, y un pequeño lago donde las vacas iban a beber agua mientras pastaban; unas cabañas de madera y un grupo de personas viviendo ahí, quienes cuidaban y mantenían el lugar en buen estado.


Todos mis tíos dieron permiso a mis primos adultos de ir, éramos un total de 7 adolescentes y mi tío como responsable del grupo; mi tía Carmen prefirió no ir por su hijo considerando los constantes moscos e incomodidades que difícilmente el bebé podría soportar, pero le pareció buena idea que mi tío nos dedicara tiempo.


Cargamos casas de campaña, golosinas y comida para la cena, todo lo indispensable para pasar una bonita velada, llevamos dos camionetas, la de un primo mayor, y la de mi abuelo; durante el viaje dormí un poco, pues era un recorrido largo, mi tío condujo y puso algo de radio para mantenerse ocupado, ya que su copiloto estrella se había privado en un sueño.


Al llegar me despertó moviéndome, di un gran bostezo y me avisó que habíamos llegado, mis primos se estaban estirando fuera de las camionetas, y cargando sus mochilas para caminar hacia donde acamparíamos; siempre nos alejábamos lo más que se pudiera de las granjas para poder disfrutar de mayor naturaleza, y experimentar de frente lo que era dormir en el bosque.


Caminamos alrededor de treinta minutos, el sol aun no caía, mi tío nos dirigió y nos asignó tareas para agilizar y evitar que la luz del sol nos ganara; unos fueron por leña para encender una fogata, otros dos fueron armando las casas de campaña, otro fue limpiando el perímetro de piedras y hiervas para colocar las cabañas, y así cada uno cumplió con su papel.


Al caer la noche pudimos ver el sol dejar un resplandor naranja que se disipó hasta oscurecer, se miraba una manta de estrellas como jamás vimos, todos estábamos maravillados del espectáculo estelar, mi tío encendió la fogata, los primos encargados de la comida fueron preparando el plato de cada uno, y mientras eso ocurría otros quemábamos malvaviscos con palos largos sobre la lumbre.


Mi tío Ángel sacó la guitarra y después de afinarla cantamos un rato mientras cenábamos, nos dio risa escuchar varias canciones infantiles, pues era obvio que era lo que más escuchaba debido a su pequeño hijo; aun así, todos seguimos la mecánica y después de un rato de música comenzaron las pláticas de terror.


Mi tío tenía una magia para cautivarnos que nos dejaba tan concentrados cuando él hablaba, nos relató la historia de miedo basada en una leyenda del pueblo; la típica historia del asesino serial que se guardaba en los bosques, asechando a sus jóvenes victimas a lo lejos de su campamento.


Todos estábamos atentos y de repente exaltaba su voz haciendo que mis primas saltaran con el suspenso, se sentía un ambiente tan tétrico y como si nos observaran detrás de los árboles, estábamos muy sugestionados, pero era parte del encanto de acampar.


—Bueno maladrillos, es hora de meternos a dormir, es poco más de media noche, y los hombres lobos acechan tras la oscuridad—bromeó, mientras se levantaba del tronco donde estaba sentado.


La mejor parte de todo el viaje es que mi tío me había seleccionado para compartir cabaña, la desventaja es que nuestra cabaña era para tres, y también estaría con nosotros un primo de 15 años, hijo de mi tío Manuel—Bueno, ya saben quién duerme con quien, cualquier cosa toquen el silbato que le asigné a cada pareja, y no salgan hasta que yo les diga que es seguro; les levantaré a eso de las cinco de la mañana para poder mirar el amanecer tras la colina, abríguense bien, el frio va a aumentar con la madrugada.


Mi tío era un experto en ese tipo de eventos, había pertenecido a los scouts, tenía demasiada experiencia en el control y organización de campamentos; mi tío espero a que todos cerraran sus casas de campaña, y fue el último en entrar después de mirar que todo anduviera en orden.


—¿Qué les ha parecido la noche? —preguntó mientras se acomodaba en medio de los dos, la cabaña era amplia, había espacio suficiente para los tres—¿tienen miedo? — preguntó al mirarnos cubiertos por nuestras mantas, mi pequeño primo le dijo que sí, entonces él le explicó que no había de que temer, que solo eran historias para asustar a los más grandes.


Después de charlar un rato miramos que el pequeño Manuel se quedó completamente dormido, hacía bastante frio, el piso estaba húmedo, y por error una prima había olvidado su cobija, por lo que mi buen tío había ofrecido la suya para ella.


Se colocó una chamarra, pero noté que sus dientes cascabeleaban—tío, mi cobija es muy grande, podemos cubrirnos los dos.


—No, como crees sobrino, tápate doble, yo le aguanto machín, así que por ello no se preocupe, aquí entre los dos me da calorcillo.


Insistí y le comenté que yo era muy persistente para ese clima, que no me molestaba compartir, así que aceptó bajo mi propuesta, quedando los dos envueltos por la gruesa tela, todo andaba demasiado bien, fuera de haberme acelerado las hormonas en la piscina, aun había esa delgada línea de respeto y pudor que debía guardar por ser mi tío.


Me fue un poco complicado dormir, no estaba tan acostumbrado a estar fuera de mi casa, despertaba con constancia, miraba alrededor, mi tío dormía con una mano sobre su cara, y con otra sobre la manta, emitía un calor muy natural al estar tan cerca de él, con la misma cerraba los ojos e intentaba volver a conciliar el sueño.


De repente un movimiento brusco de mi tío me había hecho abrir los ojos nuevamente, se había acomodado dentro del cobertor, dejando su cuerpo de perfil frente al mío, él estaba profundo, lo notaba en su respiración tan relajada y constante, no quise ni moverme, me sentí extraño, de nuevo esas mariposas cruzando todo mi cuerpo golpeando las paredes de mi estómago, y ese calor que cala cada poro; todo esto ocasionado por una simple razón.


Mi tío al parecer estaba soñando algo bastante caliente, o quizá solo era la reacción natural de hombre, pero su erección había topado exactamente a altura de mi mano, recargada exactamente sobre mis dedos ¿Cómo lo supe? Era inevitable saber de qué se trataba al sentir tremendos latidos de tan grueso miembro sobre mi mano.


Sin que uno de los dos quisiéramos, había despertado en mí un enorme morbo; para ser sinceros, desde muy pequeño yo estaba maravillado por mi tío, y hasta ser adolecente y haberlo mirado en esos shorts pude definir que mi tío me atraía sexualmente de una manera tan descomunal, que jamás había sentido por ningún chico.


Intentaba moverme lo mínimo, no quería que se girara y perdiera esa tan gloriosa oportunidad, y tampoco quería que supiera de mi atracción hacia él; en movimientos muy controlados mi dedo comenzó a rosar minuciosamente tremendo pedazo de carne que se golpeteaba tras los jeans queriendo salir de su prisión, pero jamás había hecho algo como eso, era una experiencia nueva para mí.


Conforme los minutos pasaron noté que mi tío seguía muy dormido, así que me animé a tocar un poco más; con dos de mis dedos fui calculando el grosor de su pene, pronto encontré la manera de presionar con ambos dedos el gordo y erecto miembro de mi tío, parecía tener una proporción bastante arriba de lo normal, eso explicaba por qué mi tía se aferró tanto a casarse con tremendo semental.


Los latidos respondían a mí apretones con una pulsación que hacía inflamar más la verga, mi corazón latía a mil, y no quería que esa madrugada acabara, incluso el frío se había desvanecido tras el intenso calor de mi cuerpo.


Pronto todo mi puño ya conocía la gran herramienta de mi tío, lo sujetaba con fuerza, pero con delicadeza a la vez, podía imaginarme lo tersa que era su piel, lo gordo de su glande apenas cubierto por el prepucio, debía ser una verga morena clara como la piel de mi tío Ángel, vaya imágenes que recorrían mi mente en esos instantes.


No me quedé satisfecho hasta dar con el zíper del pantalón, estaba helado, con las yemas de mis dedos intenté deslizarlo, pero apenas pudo bajar un poco, por lo que tuve que introducir un dedo para hacer más fuerza y poder dar acceso dentro de la abertura del pantalón.


Tenía todo el acceso para mí, pero estaba tan nervioso que me temblaban las manos, tuve que respirar y tomar aire para poder relajarme de lo tenso que estaba, metí mis dedos y pude sentir la enorme bestia que tenía mi tío detrás de una tela tan delgada que parecía ser la trusa que le miré en la piscina.


Con dos dedos presioné fuerte su miembro y de nuevo respondió con un duro palpitar, yo quería sacarlo y mirar cómo era, pero esa ya sería muy arriesgado; pero valía la pena, al fin y al cabo, podía luego fingir dormir y hacer parecer que todo había sido parte de movimientos no razonados.


Metí mi mano por completo y sentí el calor de su pene, al meter mis dedos a la trusa, sentí sus vellos púbicos gruesos y abundantes, varios estaban enredados entre el prepucio y le glande, esperaba que no despertara al sacarla, pues eso tiraría de los pelillos causando una reacción de incomodidad.


Pero no fue así, pude sacar su pene, era gordo, y la punta estaba húmeda, tenía algo de líquido pre seminal, la piel de su miembro era suave y con delicadeza comencé a tirar de él, quería masturbarlo, incluso quería saber a qué sabía, aunque nunca lo había hecho.


De nuevo mi tío se movió bruscamente dejándome completamente petrificado, se había colocado en su posición inicial, inmediatamente me hice al dormido, esperé un rato para ver si no había despertado, todo parecía estar en orden, levanté la vista y mi tío tenía la boca entre abierta y roncaba un poco, lentamente tiré de la sabana para descubrir la zona que me interesaba mirar, dejando del torso a parte del ombligo descubierto.


Con sutileza comencé a bajar el resto del cobertor para ir descubriendo hasta las piernas, mi sorpresa fue cuando al mover la tela su verga seguía dura y por fuera, como si me hubiera esperado para continuar con mi curiosidad.


Sin permitir pasar más tiempo coloqué mi mano sobre su grueso miembro, era tan grueso que mi puño apenas cerraba, y de la cabeza ni que decir, tenía el mismo grosor uniforme de tronco a punta, y su constante expulsión de líquido me tenía tan excitado que moría por mamársela, tenía tanto interés por descubrir su sabor, su olor, y a que sabía ese líquido transparente.


No me detuve, seguí masturbando a un ritmo considerable, desabroché su botón y pude tener mayor espacio y visibilidad, en verdad tenía una polla extraordinaria, vaya que ese paquete que se le marcaba siempre al sentarse no era una siempre ilusión visual.


Disfruté tanto de masajearle la verga a mi tío mientras dormía, que no quería que amaneciera, quizá nunca podría repetirse esto; la punta estaba tan húmeda que no fue necesario ponerle saliva, probé un poco del viscoso precum, tenía un sabor tan especial, ni siquiera puedo describir a lo que sabía.


Era un inexperto masturbando a alguien más por primera vez, y vaya debut con semejante miembro; la polla de mi tío comenzó a cabecear más fuerte y entonces un disparo de semen salió con dirección a su chamarra, después otro y otro, parecía no tener fin, mi mano estaba tan manchada de blanco que pude quitarme el antojo de probarlo.


Ahora si estaba más nervioso que nunca, tenía a mi tío cubierto con su leche, su polla dura aun al aire, y sin nada a la mano para poder limpiarlo, miraba su verga aun dura fuera, no quería dejar rastros, entonces tuve que usar mis dedos para recoger lo más que pude, limpiando en mi playera por debajo de mi chamarra, un poco en mi bóxer, lugares donde no fuera notorio el semen seco.


Al terminar de limpiar su verga seguía tan erecta que parecía que el sueño húmedo con apoyo de la masturbación, solo lo había dejado más caliente, con mucho cuidado metí su dura polla de nuevo a su trusa y cerré lo más que pude sus jeans, el botón quedó suelto, pues era muy difícil cerrarlo de nuevo sin hacer tantos movimientos.


Lo cubrí de nuevo con el cobertor y me di la vuelta para ejecutarme con mi propia mano, saqué mi verga y me masturbé hasta correrme dentro de mis bóxers, ni modo, tendría que esperar al día siguiente para mudarme de ropa; después de tan rico momento pude dormir como un bebé, estaba tan relajado de no haber sido atrapado.


Por la mañana siguiente Ángel me despertó, y nos pidió que nos cubriéramos bien para salir, noté que ya traía el botón abrochado, salió de la tienda para levantar al resto, y ya fuera todos caminamos sobre la colina para mirar el amanecer, hacía demasiado frio, salía humo de nuestros labios, al llegar a la sima nos sentamos sobre el pasto para mirar la masa de niebla que cubría el horizonte hasta que el sol hiciera su entrada triunfal.


Para ser sincero yo estaba midiendo a mi tío, quería saber si había algún tipo de mensaje escondido que me dijera que sabía o no lo que había ocurrido, pero su trato fue tan cariñoso como de costumbre, no había gran rastro de la madrugada, más que un manchón blanco que traía su chamarra, la cual había olvidado limpiar.


Al terminar el espectáculo caminamos colina a bajo para recoger las cosas y regresar a la ciudad con el resto de la familia; al regresar casi era el medio día, y varios de mis primos regresaron con sus padres esperando la siguiente aventura que nos había prometido tío Ángel.


Mi familia estaba en casa de la abuela, esa tarde comimos con todos, y quedamos en meternos a la piscina más tarde, mi tío se fue a descansar al cuarto que tenían asignados en lo que le daban mantenimiento a su casa, y yo moría de ganas de hacer una vez más lo que en la cabaña.


Caminaba por el cuarto para mirar si estaba por ahí recostado, y definitivamente lo estaba, estaba acostado al borde de la cama con las piernas en el piso, mi madre y mi tía habían ido al súper con mi padre, y mis abuelos ya eran muy grandes como para subir a la planta alta, así que tenía rienda suelta para repetir.


CAPÍTULO 2


En verdad tenía que estar muy loco para intentarlo de nuevo, ni yo sabía de donde agarraba tantas agallas, tenía dos grandes ventajas: el cansancio de mi tío por el campamento, y el número de cervezas que se había tomado con mi papá antes de subir al cuarto, yo mismo vi cómo se ponía ebrio, incluso mi tía Carmen le había pedido que ya se detuviera, por que más tarde irían a ver a sus suegros, por lo que no podía presentarse en ese estado; así que por ello había subido a dormir.


Desde que llegamos a la casa de los abuelos, mi tío y mi padre se habían servido cervezas mientras mi tía y mi madre se bañaban en la piscina, mi tío se había despojado de la ropa de frío para vestir algo más ligero y cómodo, unos shorts muy ajustados en las piernas y una playera sin mangas; aunque en realidad cualquier bermuda o pantalón le quedaba ajustado por el grosor de sus piernas, y ni que decir de su enorme bulto.


Todo caminaba demasiado normal, podía pensar que mi tío ni siquiera se había dado cuenta de que mi mano había estado de curiosa sobre sus partes íntimas; su trato fue tan común y su cariño expresado no dejó de ser cálido en ningún momento.


Entre las copas mi tía le pidió a mi tío que se detuviera, y mi padre apoyó el motivo, así que sin decir más se retiró a dormir un rato para recuperar fuerzas y su estabilidad; mi tía Carmen había pedido a mis padres si en lo que descansaba Ángel podrían llevarla al súper a comprar cosas básicas que no tenían, sin lugar a duda mis padres aceptaron.


Querían llevarme, pero yo tenía otros planes, puse en pretexto a mis abuelos, supuse que alguien debía cuidarlos mientras no estaban los adultos, sin tanto rodeo accedieron y se retiraron en el auto de mis papás, inmediatamente subí para comprobar si mi tío estaba dormido, vaya que me causaba morbo repetir la saña de la noche anterior.


Miré la sala y mi abuelo dormía con el televisor encendido, no encontraba a mi abuela, pero al pasar por las habitaciones la vi acostada en su cuarto; le sonreí e inmediatamente me di a la fuga hacía la planta alta, subí las escaleras sin hacer ruido, incluso me quité los zapatos para reducir el sonido, la puerta de mi tío estaba semi abierta, me detuve unos segundos antes de entrar.


Quería pensar si en verdad quería hacer eso, y definitivamente quería hacerlo; entré despacio, mi tío roncaba fuerte tenía las piernas apoyadas en el piso, y el resto de su cuerpo sobre la cama, sus piernas tan abiertas que incitaban entrar entre ellas y olfatear su delicioso aroma a macho.


Me acerqué muy lento, me detuve unos minutos frente a el solo observándolo, tan bello y sexy, era el primero hombre que habían palpados mis manos, tenía tantas dudas, y su cuerpo estaba resolviendo varías de ellas, así como definiendo mi sexualidad y la dirección de mis gustos.


Roncaba algo fuerte con la boca bien abierta, no sabía si sentarme a un lado y hacer como que dormía como en el campamento, o simplemente tocarlo; pero en la segunda forma sería demasiado difícil escaparme en caso de que despertara, era un gran riesgo, no podía ni imaginar la reacción y los problemas que podría causarme si eso ocurría.


No esperé más y solo me senté a su lado, me pegué tanto a él para poder sentir su calor, de esa manera podría hacerme el dormido y salirme con la mía, mi corazón estaba más acelerado que nunca, posé mi mano sobre su paquete sin ni siquiera tocarlo, muy lento fui posando mi palma hasta cubrir ese suculento montículo que se le formaba.


Esta vez había luz suficiente para mirar bien lo que estaba sobre mis manos, arqueé mi cuello y levanté la mirada para poder ser espectador, era increíble el tamaño de su pene, oprimí despacio, estaba muy dormido, casi podía imaginar su color, su sabor y ese olor entre sus piernas; después de un rato en esa posición y al ver que estaba lo suficientemente profundo como para despertar, comencé a tirar sus shorts hacía abajo.


El elástico estaba bastante flexible, lo que me permitió con facilidad descubrir el bulto en trusa blanca que traía, sostenía la tela al aire, y de reojo miraba el gran tamaño de lo que había; tomé seguridad y tiré de la trusa para poder mirar su pene, inmediatamente un largo y grueso miembro dormido se acomodó del apretado lugar.


Estaba dormida, de un color un poco más moreno que él, con una cabeza semi cubierta por el prepucio de un color más claro; tenía abundantes vellos, contrario a su cuerpo tan lampiño; bajé la tela lento dejando su pene al aire, temía que despertara con el short y la trusa majando sus huevos, pero no fue así.


Tomé con mi mano el pesado pene, estaba demasiado flácido, se caía de un lado y luego del otro, por momentos lo dejaba en su lugar para después oler mi mano y sentir ese rico aroma a hombre maduro, esa mezcla tan impregnada en mis dedos que me incitaba a lamerlos.


Pero mi verdadera curiosidad iba más allá de oler mis dedos, yo quería sentir el sabor directo, saber que era tener un pene dentro de la boca, entonces me incorporé, me detuve unos segundos detenidos observando y guardando en mi mente cada imagen para luego poder masturbarme.


Me arrodillé entre sus piernas estaba frente a él, de nuevo mis manos temblorosas se posaron sobre su miembro, tiré de el al ritmo de una masturbación, estaba muy suave, y por su tamaño era un poco difícil manejarlo, acerqué mi cara mirando al frente que no abriera los ojos al sentir mi húmeda boca, pose mis labios sobre su lande, chupé un poco de él, fui chupando como si se tratara de un caramelo.


Por nada del mundo despegaba la mirada de frente, no sabía si lo estaba haciendo bien pero pronto tuve la respuesta que esperaba, noté que su tamaño estaba reaccionando a mis estímulos, o era un efecto visual o en verdad esa verga estaba creciendo; pronto una semi erección me dejó mamar con mayor facilidad, pero su tamaño comenzó a dificultar el acceso a mi boca.


Su glande había crecido, estaba tan brilloso y tan inmenso para mis delgados labios, y su tronco uniforme palpitaba en mis manos hinchando esas venas tan pronunciadas, era exactamente del tono de piel que imaginaba; su erguida verga estaba mirándome de frente esperando ser tragada, la masturbé un poco, comenzó a expulsar pre semen, las esparcía con los dedos para luego lamer sobre la gorda cabeza.


Comencé a chupar intentando tragar lo más que podía, pero me atragantaba cuando la verga llegaba a mi garganta, lamia su blande y hacia círculos sobre la pulida cabeza, entonces noté que los ronquidos se habían detenido, no me detuve, pensé que quizá debía continuar si ya estaba consciente de lo que estaba haciendo.


Tiré del short y de la trusa y la salida fue demasiado fácil, entonces entendí que estaba disfrutando y dándome permiso de continuar, era evidente su cooperación; me levante cerré la puerta con seguro para evitar que alguien entrara, siempre sin perder de vista el sonido de la camioneta de mi padre, y regresé a mi posición.


Ahora tenía sus huevos descubiertos, unos testículos de toro, gordos y de vellos bien recortados, sus nalgas sentadas en el colchón dibujaban una raja perfecta rodeada de dos glúteos bien formados; acerqué mi nariz a sus huevos y bajé hasta la línea de su culo, tenía mucho morbo de olerlo siempre al mirar tremenda retaguardia que se cargaba.


Acerqué mi lengua y lo pasé por toda esa raja, noté que oprimió fuerte como para no dejar pasar más allá, subí por ese camino que me conducía hasta sus bolas, llegando hasta el grueso mástil que me esperaba tan erecto; me lo llevé a la boca de nuevo, me estaba haciendo experto en su polla, cada vez sentía que lo hacía mejor, y cada vez que intentaba tragar hasta el fondo, sentía como con sus piernas me oprimirá el cuerpo, como abrazándome con ellas.


Quería hacer mi mejor esfuerzo para que mi tío quisiera repetir de nuevo, así que me estaba esmerando mucho para satisfacerlo como se merecía, lamí de sus huevos succionando uno y luego otro, no dejaba de masturbarlo en ningún momento, y cada que su miembro expulsaba una gota, lo absorbía con mis labios, tenía un sabor exquisito.


Tenía la verga tan dura como nunca la tuve, por dentro una de mis manos recorriendo mi duro miembro mientras disfrutaba de Ángel, me retiré los shorts, y luego el bóxer para estar más libre, quería ofrecerle algo inolvidable, quería hacerlo adicto a mi boca, incluso estaba dispuesto a ofrecerle mi virginidad, o al menos intentar ser desvirgado por su enorme miembro moreno.


Así que me puse de pie dándole la espalda, dejando caer lentamente mis redondas y blancas nalgas sobre aquel tronco monumental entre sus piernas, yo sabía que no entraría de golpe por ninguna manera, pero sabía que rosándolo entre mi ano lograría dilatarlo lo suficiente para darle acceso a mi cálido culo.


Sentí la gran punta húmeda entre mí, hacía movimientos para abrazarlo entre mis nalgas, con la mano me la colocaba cada vez que se salía del perímetro, pronto sentí como rosaba mi estrecho hoyo y un impulso provocado por él, mi ano se contraria una y otra vez como si quisiera absorber el grueso miembro.


Tenía el culo babeado entre su precum y mi saliva, y cada vez que me sentaba sentía como entre mis nalgas el espacio se ampliaba para recibirlo, tomé una de sus manos casi inútiles por su gran interpretación de hacerse al dormido, invitándolo a que me ayudara a que entrara.


Su mano posó sobre mi cadera y pronto sentí el peso de su fuerza para ayudarme a penetrarme, hasta ese momento todo era excitación y una sensación tan maravillosa de estar teniendo sexo con el esposo de mi tía; pero de pronto un dolor me invadió cuando el con fuerza me bajó al ritmo que impulsaba su miembro con las fuerzas de su cadera.


Emití un quejido más que un gemido, tan solo había entrado la punta y ya estaba quejándome de lo doloroso que era, aun así, mi terquedad no se detuvo, sabía que tendría que acostumbrarme a su tamaño si quería seguir ese juego; la segunda embestida fue más agresiva y otro trozo entro dentro de mí.


Casi podía imaginar cómo ese duro miembro obligaba a mis nalgas a abrirse, después de varios empujes y gemidos doloridos tuve toda su verga dentro, era una sensación de dolor y placer, una parte de mí estaba gritando y la otra estaba queriendo que no la sacara.


Quise ponerme de pie para acomodarme, pero con su mano me volvió a sentar dejándome otra vez penetrado, sentía los vellos picudos de sus huevos picar mis nalgas, y cada vez que intentaba pararme el me volvía a sentar con fuerza, noté que cada vez que su verga entraba y me rosaba dentro creaba una sensación eléctrica que recorría mi cuerpo—ese debe ser el punto G– pensé.


Entonces por mis propios méritos comencé a subir y bajar al ritmo que sus manos me guiaban, escuchaba como expulsaba aire, y como escalaba en forma de gemidos cada vez que mi culo tragaba toda su verga.


Fueron unos minutos demasiado excitantes, hasta que un rio de mecos inundó mi ano, sentía como se corría una y otra vez dentro de mí, con aquel líquido su verga se resbalaba más fácil dentro de mí, todo ese conjunto de emociones y sensaciones me hicieron venirme como nunca, dejando todo el piso lleno de mi semen.


Me levanté lento, y fui por algo de papel para limpiar su húmeda verga, no sin antes limpiarme a mí mismo, mi ano estaba tan abierto que sentía demasiado extraño, después de asear el tiradero le subí los shorts y la trusa, dejándolo tal y como lo encontré.


Me puse mi ropa y salí del cuarto para bajar a la sala, estaba más nervioso que nunca, mi abuelo me miró extraño—¿Dónde estabas hijo? ¿te sientes bien? Te noto algo pálido—Le dije que andaba dormido y que estaba bien, pero cuando entraron mis padres con las bolsas de súper y mi tía por detrás con su pequeño hijo sentí un gran remordimiento.


Me pidieron ir a despertar a mi tío para preparar la cena y luego regresarnos a casa, subí las escaleras, y al entrar encontré a mi tío recostado en la cama con los ojos abiertos mirando el cielo muy pensativo—Tío, le hablan en la mesa.


Me volteó a ver y asintió con la cabeza—Diles que bajo en un momento—respondió serio y pensativo—Espera, ¿puedes venir un momento? — dijo, mientras me daba la vuelta, un nudo ató mi garganta, y sentí esos nervios como cuando sabes que te regañarán por algo malo que hiciste.


—¿Qué pasó hace rato? ¿si sabes lo delicado que es, ¿verdad? ¿tienes algo que decir al respecto? —estaba serio y con una voz muy directa, bajé la cabeza, tenía ganas de llorar, no sabía que responder.


El notó mi nerviosismo y mi mueca llorosa de no saber qué decir, entonces respiró y relajó su cuestión—Lo que ocurrió hace rato no debe volver a pasar, tampoco tenía por qué ocurrir, te quiero, eso debes saberlo, y entiendo que puedas tener confusión en tu sexualidad, y puedo aceptar que te gusten los hombres; quizá él error fue que experimentes conmigo, y no te estoy regañando, ni voy a omitir la parte de culpa que me corresponde; solo quiero que sepas que si tienes dudas puedes acercarte a hablar conmigo antes de cometer algo como lo de hace rato.


Tragué saliva y era imposible levantar la mirada—No sé qué pasó, solo me deje llevar, tenía curiosidad—puso su mano sobre mi pierna, y con palabras suaves me explicó que no debía volver a ocurrir.


—¿Te gustan los chicos? — me preguntó, y asentí con la cabeza, pero luego le respondí que eso es lo que creía—¿lo saben tus papás, o solo yo?

—No lo sabe nadie, no es algo que quisiera contar ahora.


—Bueno, es algo que debes decidir tú, y eso incluye saber cuándo y a quien decírselos—me dio la mano y me sonrió—Tienes todo mi apoyo, no le diré a nadie, sabes que puedes resolver tus dudas conmigo, pero no de la forma que ocurrió ¿Hecho? — me preguntó, dándome la mano para cerrar el acuerdo.


Esa tarde todo ocurrió normal, la pena pasó y al tiempo todo siguió su propio rumbo, siempre me daba morbo mirar a mi tío Ángel, pero esas ganas ya no podía descargarlas en él.


A las semanas de haber llegado de su viaje se instalaron en su casa, mi tía rápidamente se colocó en un hospital para trabajar, al niño lo cuidaban mis abuelos durante las horas laborales, y mi tío había regresado a su antiguo sindicato de camioneros, regresando en su viejo oficio; por más que varios tíos le ofrecieron trabajo en sus negocios, el siempre decía que trabajar con familia no era negocio.


Y prefirió tomar su propio rumbo, mientras el tiempo más corría, los años pasaban, mi tío cada vez maduraba más, y vaya que su cuerpo evolucionaba a un cuerpo más sensual, no sé si era mi percepción, pero a él le quedaba demasiado bien ese porte de señor cuidado, y con los años también crecí.


Cuando cumplí 25 años, el ya casi estaba por cumplir los 40, y vaya que la edad le había favorecido, para ese entonces el ya conocía de mi vida sexual tanto como yo la de él, nos habíamos vuelto amigos muy cercanos, siempre me preguntaba que como me iba con los socios, haciendo referencia a los hombres, y la verdad es que no era una persona dedicada al ligue, pero ya tenía mi carrera recorrida.


Un día me invitó a una cantina y me comentó que había problemas con mi tía Carmen, no la estaban pasando muy bien, todo se debía a sus cuñados que etiquetaban tanto su trabajo como un trabajo de tercera, tanto fue el atosigo que mi tía comenzó a presionarlo para que él buscara un trabajo con mayor clase; pero él estaba casado con su trabajo y no pensaba cambiar


—La verdad tu tía se ha aferrado a ello, e incluso me ha dicho que si no busco otro trabajo, mejor vaya viendo a donde irme, porque mi salario no va de acuerdo a nuestros gastos, y no me va mal en el autobús, solo es su afán de sacar con el gusto a tus tíos, y no pienso hacerlo, ellos no tienen por qué meterse en nuestras cosas.


—¿y qué piensas hacer? — le di un sorbo a mi cerveza mientras lo escuchaba e intentaba aconsejarlo—Sabes que mis tíos son demasiado elitistas, pero concuerdo contigo, si tú estás a gusto con tu trabajo, no tienen ellos porque incitar a mi tía.


A las pocas semanas recibí una llamada de él, estaba en un departamento rentado, escuché su voz ebria, estaba deprimido, y me pedía ir a verle; no lo dudé dos veces y me encaminé para enterarme de lo que estaba ocurriendo; se había separado de mi tía, eso era lo más seguro.


CAPÍTULO 3


Mientras conducía hacía la dirección que me había enviado pensaba en lo mucho que aun deseaba a Ángel; pero teníamos un pacto que no debía quebrantarse por nada del mundo, a esto estaba de por medio mi tía y mi pequeño primo, pero ¿esto aplicaba si estaban separados?


Estacioné el auto, caminé por un largo pasillo lleno de puertas, llegué al número 7, giré la perilla y entré dejando mi mochila en uno de los sofás, el departamento estaba completamente amueblado, demasiado minimalista, aun que, con espacios muy reducidos, suficientes para alguien que nunca está en casa.


Ángel estaba en la mesa con un vaso de wiski, levantó la mano para brindar sacudiendo los hielos dentro del vaso, tenía puesto música banda con temática de desamor, se levantó, me dio la mano y me recibió con un abrazo muy fuerte, derramando algo de la bebida al suelo—perdón sobrino ¿te mojé? —la verdad es que, con todos los recuerdos, siempre me tenía húmedo, pero era algo que no podía decirle.


—No pasa nada, ¿pero usted cómo está? ¿Qué es lo que ocurrió? ¿Qué hace aquí? —parecía un libro de cuestiones y preguntas, pero quería enterarme de todo, él se notaba estable y tranquilo, contrario a lo que pensé encontrarme: en melancolía y llanto.


—Pues al parecer tus tíos lograron lo que querían desde el primer día que entré en esa familia, porque a pesar de que me han tratado bien, sé que nunca estuvieron de acuerdo con mi relación, no sé qué problema traen con que yo sea un camionero, como si fuese la peor profesión del mundo.


—¿te ha echado de casa tía Carmen?

—No, yo me he salido, llevamos una semana discutiendo por lo mismo, ha sido demasiado insistente con el trabajo que le ha ofrecido para mí, tu tío Manuel, y le he dicho que no les sacaré con el gusto de dejar de ser lo que he hecho siempre solo porque no les parece a ellos.


—El problema de mis tíos es que sienten que ese oficio mancha el prestigio de la familia, pero solo son unos cuantos, no toda la familia piensa así, si los primos habláramos, y algunos tíos más, pienso que opinaremos muy distinto a lo que ellos creen.


La plática giró un buen rato sobre el problema que cursaba sobre su matrimonio, luego de un rato de templarse me comentó que no era todo el problema—la verdad sobrino ya no aguanté más y mejor me salí por mi propia cuenta, ese desmadre ya no me estaba gustando, tanto que, de ser tan activos en la cama, nos volvimos sedentarios en cuestión de días, y yo no estoy acostumbrado a estar desatendido.

Me hice al desentendido, y traté de persuadirlo para que me explicara más—¿Quiere decir que no están…?


—¡Cogiendo! —terminó mi frase que me costaba concluir—, llevó ya días sin acción, y ya hasta estaba pensando en ir a un putero a quitarme las ganas; con eso que prefiero más coger, que masturbarme… pero, luego pienso en el daño que le haría a Carmen y me retracto.


—Entonces mastúrbate, y no le haces daño a nadie—le aconsejé, definitivamente prefería que, si iba a quitarse las ganas fuera conmigo y no con una puta, ¿para que buscar a fuera lo que puedes tener dentro?


Seguimos bebiendo, mirábamos en la televisión videos musicales mientras los vasos de alcohol aumentaban y la botella se quedaba vacía, por suerte mi tío era demasiado precavido y tenía una botella de vodka, tequila, cervezas y dos de vino por si se gastaba el resto; estábamos fumando, cosa que nunca hacía delante de mi familia; como si se tratara de algún pecado, pero mi familia tenía demasiados clichés.


—En serio tengo demasiadas ganas sobrino ¿Por qué no hablamos a unas putas para que nos vengan a hacer compañía? —por momento creo que olvidaba que su sobrino era maricón.


—Tío… olvida que soy…

—¿Homosexual? Para nada, pero si no me traes a unas zorras en este momento, voy a comenzar a verte guapo, y no quiero tener ese tipo de recuerdos en estos momentos; que yo lo que necesito es una buena vieja.


📷¿Qué me quiso decir? A caso ¿en algún momento había fantaseado conmigo, después de lo que había ocurrido años atrás? —No podía dejar de pensar y darle vueltas a esa indirecta que había salido de su boca ¿será que sus ganas lo estaban llevando a alguna confusión sexual? ¿fue acaso alguna insinuación que no pude entender?


Tomé mi cerveza, y me senté a su lado en el mismo sillón, se notaba muy relajado, tenía las piernas abiertas, y una mano columpiando entre ellas, sosteniendo una botella de cerveza oscura.


—¿sobrino, nunca has estado con una mujer? ¿no crees que, si pruebas, te gusten y te hagas bisexual? — ya ebrio era demasiado directo y sincero con las cosas que quería decir o saber, y era algo que no me causaba ningún tipo de molestia; las preguntas normales que cualquier hetero suele hacer.


—No, yo ya tengo bien definido lo que me gusta o acaso ¿no le quedó claro? —tenía la esperanza de despertar algo en el influyendo en su calentura, quizá podría conseguir una vez más ese rico cuerpo moreno sobre mis manos.


—Bueno, no me quedó duda, creo que me sacaste todas las dudas, lo admito, eres muy bueno—dijo sarcásticamente—te seré sincero, el día que hablamos me sentía tan extraño, porque a pesar que no lo concebía, a una parte de mí le había gustado lo que pasó, incluso llegué a masturbarme recordando ¿Qué cosas, ¿no?


Mis ojos nunca habían dejado de fijarse en Ángel, esas piernas gruesas, ese porte de macho, esa pancita tan sexy y ese paquete de volumen descomunal, esas nalgas pronunciadas; era imposible dejar de sentir algo cada vez que miraba llegar a mi tío, de nuevo tenía la oportunidad de hacerlo mío ¿Cómo dejar pasar la oportunidad?

—¿te llegaste a masturbar por mí? Eso es algo extraño—dije para no perder el tema, no quería que se desviara el interés, pues ya encarrilados con los recuerdos quizá podía utilizarlos para calentarlo e incitarlo a repetir.


—No específicamente me masturbé por ti, me masturbé por la sensación; tenía varios días sin acción y sentir unas manos estimulándome, me causo mucha excitación.

—¿Entonces no estabas dormido? Vaya que me tendiste una trampa entonces—continué con las suposiciones; noté que mientras platicábamos mi tío por ratos que acomodaba el paquete, parecía que por dentro de su ropa algo estaba ocurriendo; el solo sonreía y tomaba con gracia la plática, respondiendo mis continuas cuestiones, las cuales sin darse cuenta lo llevaban a un acalorado momento.


—Si estaba dormido, pero entre sueños sentí que algo estaba ocurriendo con mi verga, y cuando despierto ¡madres! Te encuentro prendido de mi como becerro recién nacido—dijo bromeando, lanzándome un codazo para aliviar su respuesta; pensando que me había ofendido, cuando en realidad solo estaba jugando el juego que yo quería.


—y eso que fue mi primera vez—hice como si se me hubiera escapado, pues sé que a los heterosexuales les excita mucho saber que sus víctimas son vírgenes; por ningún momento dejaba de mirar de reojo las manos intranquilas de mi tío, que cada par de segundos volvían a acomodarse los huevos; o una erección muy disimulada.


—Sobrino, creo que vamos dejando este tema, que ya me está entrando calor y como que no quiero faltarte al respeto, o viceversa; mejor vamos a platicar de otra cosa—se levantó para ir por otra cerveza, ya habíamos acabado un par de ellas, entonces noté que tenía una erección tan difícil de disimular, intentó disimular, pero se dio cuenta de que mis ojos no se separaban de su entrepierna a lo que agregó— ves lo que te digo, a mí ya se me paró y a ti ya se te antojó, mucho peligro, mejor vamos a bajarle.


Lo único que yo quería bajarle era su ajustada ropa que se notaba le apretaba los huevos, regresó con las cervezas, pasando ese bulto enorme y grueso frente a mis ojos, no fue a propósito, el espacio era muy concurrido, lo que me había permitido mirar de frente ese rico trozo.


—poco más y le das un beso sobrino—dijo mientras se mantenía frente a mí destapando una de las cervezas, extendía su mano para darme la botella, mirando su clara intención extendí la mano rosando su paquete, al bajar la mano para llevar la botella a mis labios volví a rosar la dureza sobre la tela—¿Si quieres me hago al dormido de nuevo? —dijo mientras le daba un trago profundo a su cerveza.


—¿Es necesario hacerse al dormido? Pero si hoy ya no es mi tío, hasta donde sé, ha terminado con mi tía—Sonrió, se acercó más esperando que mi nariz se pegara a él, y fue imposible no llevar mi mano sobre su grueso pene, lo tomé con una mano, estaba demasiado erecto, sentía que me estallaría la mano con cada pulsación.


—No había pensado que hoy no tenemos parentesco ¡que inteligente muchachito! —exclamó mirando como con mi mano le movía la verga sobre la tela—¿Quieres saludarla? —dijo ayudándome a retirar la prenda dejando solamente los minúsculos bóxers que le apretaban los muslos, una maravilla de verga gruesa que obligaba al elástico intentar que no se saliera de su interior.


Miraba un trozo de la cabeza morena y rojiza que asomaba en su bóxer, acerqué mis labios y lamí delicadamente, mi mejilla rozó con su caliente abdomen, absorbí la gota de líquido prseminal que expulsaba, el cual ya había manchado el borde del bóxer negro.


Tiré del bóxer dejando brincar ante mí la belleza de pene que tenía mi tío, una verga gruesa y larga, inmediatamente su peso la hice caer con su dureza, era tal como la recordaba, la única diferencia es que ahora no tenía que manipularla para despertarla, tampoco tenía que ser precavido para no despertarlo, vaya que la paciencia fue mi mejor aliada.


—Tómala, o voy a arrepentirme y la guardaré de nuevo—me dijo tras otro sorbo a su cerveza, era tan sexy verle sostener su playera para no cubrir la zona de su abdomen; bajé sus bóxers, dejándolo solo en calcetines blancos, hizo a un lado su ropa en el piso con el píe; tomé su verga y comencé a masturbarlo.


Algo que me encantaba era la constante lubricación que su pene expulsaba, tenía un sabor a macho, un aroma tan peculiar a sudor con orina y jabón, no quise hacerlo esperar mucho y metí su verga a mi boca, la diferencia es que mi garganta ya estaba educada para soportar una verga sin toser, me tomó de la nuca y al ritmo que mamaba su polla, el impulsaba su cadera trayendo mi cabeza hacia el para penetrar más a fondo mi garganta.


Después de un rato de metidas y sacadas en mi boca, su verga estaba tan humectada con saliva, suficiente para metérmela, pero yo quería seguir jugando, tomé mi playera ay me la quité, me puse de píe, retiré mis pantalones quedando completamente desnudo para él, mientras dejaba mi ropa a un lado sentí su mano reventarme una nalgada que cimbro mi piel.


—recuerdo bien ese culo virgen violándome mientras dormía, pero hoy el que lo va a violar seré yo—dijo mí tío mientras me tomaba de las caderas con fuerzas impidiéndome darme la vuelta, trayéndome con fuerza hacia su pelvis para sentir su dureza entre mis nalgas, vaya que estaba duro, inmediatamente sentí acomodarse entre mi culo, me besó el cuello, y un cosquilleo recorrió mi cuerpo.


Sus besos en mi garganta eran un volcán de sensaciones que me estaban volviendo tan sumiso—¿Qué me ocurre? Suelo se yo el dominante—me decía al déjame guiar por las manos experimentadas de mi tío, le tomé las manos para detenerlo, me giré para darle la cara, me miró fijamente, intenté besarlo mientras sujetaba su verga, pero me desvió el beso girando su cara.


A cambio besé su cuello, se recargó sobré mi disfrutando de mi hábil lengua, lamía y lamía hasta que fui tomando rumbo hacia abajo, lamí un pezón y luego el otro, en ningún momento solté su verga, escuchaba sus quejidos cada vez que mis dientes mordían su pezón.


Estábamos tan excitados que perdimos de nuevo el piso dejando a un lado los títulos de tío y sobrino, lo empujé a el sillón que estaba a nuestras espaldas, dejándolo con las piernas completamente abiertas, se retiró la playera haciéndola bolita y echándola a un lado.


Con sus manos me indicó que podía hacer lo mío cuando quiera; me arrodillé frente a él. Su monumento estaba tan erecto acomodado de un costado, gateando me acerqué hasta él, tenía el par de bolas colgando, acerqué la punta de mi lengua a sus testículos, lanzó un suspiro y se masturbaba mientras hacía lo mío; retiré su mano para tocarlo mientras mi lengua jugaba con su perineo, noté que eso le excitaba de más, así que aceleré el ritmo de mi lengua, pues conocía bien la sensación que causaba una buena lamida en esa zona.


Sin darse cuenta y dejándose llevar bajé casi tocando su ano, sus piernas estaban tan extendidas que podía mirar ese hoyo exquisito; no pude contenerme y posé mi lengua en él, lamí lento esperando ser negado de tal sitio, pero al ver que tenía todo su permiso continúe con la mamada de culo que se estaba dejando hacer.


Su ano se contraía cada vez que mi lengua se introducía, noté lo rápido que dilató, el solo se masturbaba mientras con ambas manos me ayudaba a abrir sus gruesas nalgas, subía y bajaba de sus huevos a su culo, el solo se retorcía, ensalivé un dedo, pero al hacer contacto me retiró la mano y descubrí que no me dejaría hacer más que eso.


Me puse de píe, y lo monté quedando con su verga entre mis nalgas, cabalgué para masajearlo entre mi cálida línea, me recargué sobre el sofá quedando tan frente a él mirándonos penetrantemente—¿Quieres penetrarme otra vez? —pregunté como si la respuesta fuera a ser negativa.


—¿Si sabes que después de esto habremos roto todo lazo familiar, ¿verdad? —me dijo, el alcohol había bajado un poco haciéndolo más lúcido.


—El lazo familiar lo rompimos hace mucho tiempo, siempre me has gustado— no esperé más y mis labios le robaron un beso, un beso tan profundo que sentí estrellas al ser correspondido, cuando esperaba ser aventado; sus labios enlazados con los miso hurgaban entre lengua y lengua moviéndose con una gran necesidad de cariño, tomé su cabello y con sin separar los labios nos incorporamos en una posición distinta, quedando yo recostado en el largo sofá, y el rasgando con su cadera entre mis piernas.


—¿Así que siempre quisiste esto? Fuiste muy inteligente al esperar al momento más oportuno—me dijo al oído mientras su pene no dejaba de moverse entre mi pelvis dejándola humectada con su constante lubricación.


—Ahora que no somos nada, puedes serlo todo, bien dicen que la primera vez nunca se olvida; que mejor que tu primera vez para ser tu siempre.


—Eso no puedo prometértelo, pero hoy soy todo tuyo—por fin su verga encontró el ángulo perfecto para penetrarme, y con algo de dolor se introdujo dejándome los ojos en blanco y la respiración cortada por un largo gemido que me hizo ver estrellas.


Había olvidado lo gorda y lo difícil que había sido su acceso la primera vez, estaba tan dilatado, pero aun así su gordo tamaño había requerido de más tamaño para su entrada, mientras me miraba muy de cerca su pene entraba y salía a una velocidad muy ligera, esto para evitar la experiencia dolorosa, el mismo sabía el dolor que implicaba una verga de su tamaño.


Las embestidas comenzaron a elevar su nivel, y cada vez iba más rápido, no sé si despertamos a los vecinos, pero mis gemidos eran muy evidentes, no tal como gritos, pero sí imposibles de sostener; no quise cerrar los ojos, pues el espectáculo visual de su moreno cuerpo y de sus ojos cerrados intentando no correrse dentro de mí eran una maravilla que siempre quise mirar.


Sentí el infierno arder dentro de mi cuando un chorro caliente me llenó por dentro tras la embestida fatigada y apagada de Ángel, lentamente se fue desvaneciendo sobre mi pecho, acurrucando su sudada cara sobre mi pecho, posé una de mis manos sobre sus cabellos húmedos, escuchaba su cansado respirar, estuvimos un rato así con el peso de su cuerpo sobre mí.


Su verga seguía dentro de mí, flácida pero aun obstruyendo la leche derramada dentro de mí—¿Deberíamos bañarnos, no crees? —dijo levantándose con cuidado.

Me extendía su mano para levantarme, caminé detrás de sus ricas nalgas y ese movimiento tan marcado que me hacía desearlo tanto, entró directo a la ducha, miré su cuerpo mojarse y tallarse lentamente, yo seguía demasiado excitado, pues no había terminado.


Entré al agua, él se puso a un lado para dejarme lavarme, mientras el agua recorría mi cabello cerré los ojos, sentí su mano tomar mi dura verga, cosa que me sorprendió demasiado—No terminaste, ¿quieres que te deje un rato para terminar?


Le dije que no con la cara, entró al agua y lo abracé —¿Por qué no me ayudas a terminar tú? —el solo sonrió, no sabía de qué manera podría ayudarme, le tomé la mano y lo encaminé a mi verga, con ayuda de mis puños le ayudé a mover su mano para que me masturbara, no se negó, al soltar su mano continuó su movimiento, yo solo me recargué en su hombro lamiendo el agua que recorría su piel.


No tardé tanto, ya estaba muy excitado, mientras me corría mordía su hombro, y el oprimía mi pene con más fuerza, pronto la sensibilidad me hizo retirar su mano, solo para molestar el oprimía más porque notaba lo mucho que me retorcía.


Los dos estábamos ya satisfechos, nos secamos con las toallas, y regresamos a la sala para colocarnos los bóxers; estaba colocándome el pantalón cuando lo miré extrañado— y tu ¿A dónde vas?

—a casa, para que puedas descansar—le dije mientras abrochaba el botón de mis jeans, él se rio y caminó para detener mis manos, me miró fijo con unos ojos pícaros.


—¿En serio crees que te vas a ir hoy? Hijo, yo no soy uno de tus amiguitos que dejas tirado después de una cogida, háblale a tus papás y diles que te quedarás en casa de algún amigo, o si lo prefieres diles que te quedas con tu tío Ángel para que no se preocupen—al parecer no le había gustado la sensación de dejarlo tirado después de la acción.


Inmediatamente le marqué a mis padres desde el número local, le expliqué a mi mama que no podía dejar a mi tío solo y mi madre comprendió—¿y entonces? — le dije al colgar, incitándole que me dijera que es lo que seguía.


Nos encaminamos hacia la cama, ya me esperaba una cerveza abierta, él estaba recostado con las piernas viertas en ese bóxer gris, todo se le pronunciaba demasiado bien, me arrastré sobre la cama acostándome sobre sus piernas mientras platicábamos a gusto.


—Supongo que después de esta noche seremos de nuevo tío y sobrino y todo habrá quedado en el olvido nuevamente ¿no es así? — le dije haciendo referencia a la última ocasión.


—¿Quieres saber que va a ocurrir? —le dije que sí, era obvio que quería saber qué ocurriría después; no solo entre él y yo, si no con mi tía y su hijo—Lo de tu tía y yo ya no tiene futuro, mi hijo siempre podrá contar conmigo y espero que cuando sea más consiente puedas hablar con él para que no mire a su padre como un cobarde.

—¿Por qué no lo intentas de nuevo? Todos necesitamos una segunda, o hasta una tercera oportunidad.


—Ya lo he intentado más de una vez, y la persona que me ame deberá aceptarme tal y como soy, tal y con las cosas que me gustan, o con el oficio que desempeño, así que al menos por ahora creo que este será un punto final.

—¿Regresarás a tu ciudad? —él no era de mi ciudad, toda su familia vivía en otro estado, razón por la que se habían ido, y para ser sinceros el solo estaba aquí por mi tía.


—No es algo que tenga definido aún, pero hay grandes posibilidades, aquí fuera de los amigos que he hecho no tengo a nadie ¿Por qué te preocupa ello?

—Pues, no me gustaría que nos dejáramos distanciar, fuera de todo esto para mí siempre vas a ser mi familia, y me he encariñado demasiado contigo.


Me dio un abrazo tan cálido sin darme una respuesta concreta, pero pude entender en su silencio que permanecer en la ciudad no era una opción, o al menos no se encontraba dentro de las primeras opciones.


El día siguiente me despedí con el beso más apasionado que pude darle, fui correspondido; regresé a casa con un vacío en el estómago y al poco tiempo nos enteramos del divorcio de mis tíos, varios de mis tíos se alegraron demasiado y mis primos y yo nos quedamos un poco melancólicos preguntándonos ¿Por qué? Cuando en realidad yo sabía varias de las respuestas.


Nos vimos en su departamento, no pasó nada, ni siquiera tenía ganas de sexo, se regresaba a su ciudad y quería despedirse de mí—Sé que quizá no es lo que quisieras, pero es lo mejor, al menos por un tiempo— yo sabía que era definitivo— Quiero darte esto—me entregó la medalla que siempre llevaba colgada en el cuello, una placa con su nombre y la fecha de su nacimiento—Para que no te olvides de mí ¿me prometes que me vas a visitar en el verano?


Mi voz estaba muy cortada por la melancolía a punto de estallar en llanto, casi no hablaba, solo respondía con la cabeza—me dio un fuerte abraza, me besó la frente y luego me dio un último beso de pico.


No tardó en llegar el taxi que lo llevaría al aeropuerto, lo ayudé a subir sus maletas, y miré a lo lejos perderse con su mirada volteando a verme mientras el vehículo avanzaba; lo admito, derramé algunas lágrimas por su partida, fuera de todo había encontrado un amigo en él, y nunca dejará de ser mi primera vez.

29.223 visualizaciones10 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

EL TRAILERO.

10件のコメント


Fernando Nuñez
Fernando Nuñez
2024年7月06日

Triste final .quisiera q los terminaran juntos..por q un amor así no se olvida jamás..q relato más sexi ..

いいね!

Fernando Nuñez
Fernando Nuñez
2024年7月06日

Muy triste final. Quisiera q huviece terinado juntos. Un amor así no se olvida nunca...

いいね!


delmuropaco
2021年3月12日

mi correo electronico es

delmuropaco@yahoo.com

いいね!

delmuropaco
2021年3月12日

yo parezco un adolecnte me hago mas pajas que cuando tenia 14 anos con estos relatos tan calientes. wow.


いいね!
bottom of page