top of page
Buscar
Foto del escritorThe Bridge

UNA VISITA DEL EXTRANJERO

Actualizado: 30 abr 2020



Cuando tenía 10 años asistí a la boda de uno de los hijos de mi tía; se llamaba Manuel, todos le decían Manolo. Tenía unos 28 años. Yo era solo un niño, me pase más tiempo corriendo con otros niños debajo de las mesas, o solo de ocioso por ahí con más de mis primos que compartían mi misma edad. Recuerdo que la fiesta duró más de tres días. No fui ni un poco apegado a él, y después de eso no supe más de él. Ni lo volví a ver, ni me interesó saber que había sido de él. Tenía cosas más infantiles e importantes en las que pensar <<como en mis caricaturas o en mis juguetes>>


La mamá de Manolo era la hermana mas grande de mi papá. Y mi papá era el hijo más pequeño de 7 hermanos. Por lo tanto tenía una familia verdaderamente gigante. Tanto que en las navidades teníamos que ver cómo acomodarnos, dependiendo donde nos tocaba llegar. Tenía primos por donde quiera que mirara. Y así la generación fue creciendo y creciendo, y nacieron nietos y bisnietos y mis parientes se reproducían como conejos.

Cuando nació el primer bisnieto de mi tía Rosa, del bautizo hicieron una fiesta algo exagerada. Vinieron tíos de todas partes. Incluyendo a Manolo. El primo que no veía desde hace 9 años. Recuerdo que después de la fiesta todos los parientes comenzaron a desfiles de regreso a sus casas y lugares a donde vivían. Unos más lejos que otro. Pero al final solo se quedó mi familia, mi tía rosa, mi primo  Manolo y su hermana menor junto a su nueva familia.


Manolo era la sensación del momento, querían presentarle a medio mundo, llevarlo de aquí a haya. Sobre todo aprovechando que había llegado solo. El ya tenía tres hijos, pero debido al costo de los vuelos y sobre todo a la presunta de la fiesta. Prefirió viajar solo. Así que mi tía tenía a su hijo para ella sola. Le hizo de comer todo lo que pudo. Parecía que quería dejarlo gordo. Mi primo aún era joven, tenía si a caso uno 37 años. Y la verdad estaba muy bien conservando.


Lo primero en lo que me fijé fue en su cara. Era todo un galán. Su cara se notaba ya madura. Pero su barba y su cabello lacio y castaño lo hacían parecer todo un personaje de novela. Era el niño bonito de la familia; tanto así que casi todos le apodaban “el muñeco” y la verdad es que si estaba hecho todo un muñeco. En su cuerpo se notaba que practicaba algún deporte que involucraba las piernas, a eso anexos unos brazos de leñador y un corpulento cuerpo muy bien equipado. No era delgado ni gordo, era un intermedio entre los dos. Pero su mayor atractivo era el bulto que se le marcaba en medio de ese par de jamones que tenía coló piernas.


Para ese entonces yo tenía apenas 19 años. Estaba cerca de los 20 pero faltaban aún unos cuantos meses. Era un chico atlético. Me gustaba mucho jugar baseball; lo que me había creado un buen culo. Tenía buenas piernas, el cuerpo delgado; tenía buena musculatura, un abdomen marcado. Tenía abundante vello <<herencia familiar>> y en cuanto a belleza; creo que le hacía buena competencia a mi primo. Muchos le decían que ya había llegado su sustituto y que pronto le robaría tal título. En esa época yo apenas descubría mi sexualidad.


Sinceramente lo más sexual que había hecho era masturbarme con revistas. Pero si algo ya tenía claro es que me gustaban chicos y chicas. Más los hombres para ser sincero. Con el tiempo descubrí que el gusto por las chicas solo era una tapadera de mi verdadera orientación.


Para mi mala suerte casi todos los que se habían quedado eran muy pequeños, o en extremo mayores de edad. Para mi buena suerte mi primo era lo más intermedio entre generaciones, así que le había ocurrido exactamente lo mismo. Así que eso lo hizo ciertamente más apegado a mi. Le gustaba que lo acompañara a donde fuera. Que comiera con el, que fuéramos por cervezas juntos y casi todos los mandados o salidas que hacía me llevaba de alcahuete solo para no aburrirse. Solo había un pequeño problema: yo no sabía manejar, y eso impedía que mi primo pudiera tomar tanto como el quisiera. De cierta manera lo limitaba por si quería pasarse un poco de copas; cosa que con su esposa rara vez podía hacer.


—¿Es en serio que a tus casi 20 años no has aprendido a manejar? Dime quien es el culpable y ahora mismo que lléguenos lo pongo en su lugar.

—Lo qué pasa primo es que me da un poco de miedo. Y mi papá es un poco celoso de su auto y le da miedo que lo choque.

—¡Está loco tu papá! Yo te voy a enseñar. Todos estos días vamos a salir a manejar hasta que domines esto; y ya con eso vamos y le escupimos en la cara de tu padre ¿hecho?

—¡hecho!


Era como un muchacho de mi edad pero con unos años de más. La verdad me caía muy bien, era demasiado bueno conmigo, muy cariñoso, y sobre todo le encantaba hacer bromas y chistes; nos la pasábamos riendo todo el tiempo. <<que lastima que tenga que irse>> pensaba cada vez que recordaba que en unos días se iría. Tenía el carisma rebosante, no había alguien a quien no le cayera tan bien.


Los primeros días se me complicó un poco adaptarme a tantos pasos para poder manejar; Tratar de coordinar mis piernas con mis manos y mi vista con los espejos y mis manos con la guía. Era casi imposible. Pensé que jamás lo lograría. Mi primo en vez de enojarse como en alguna ocasión mi papá, se moría de risa. Y fue su absoluta paciencia la que al paso de los días me permitió agarrar más confianza hasta que por fin pude mover el auto sin problemas. Todos los días nos íbamos a manejar un rato con algún pretexto que mi primo inventaba.


—¡Ves! Ya le agarraste bien. Estacionaré y me dejas manejar para regresar a casa. Ahora que me vaya ya sabes algo nuevo. Tienes un buen rato para que cuando regrese seas todo un experto en el volante.

—¿Cuando regresarás?

—La verdad está un poco difícil venir tan seguido. Pero espero que sea antes de lo esperado.  y dime ¿cómo te va con las chicas? Con esa carita seguro has de ser todo un hit con las niñas. Yo a tu edad tenía novia tras novia. ¿Cuéntame ya hay novia?

—Nada de eso. La verdad es que nunca he tenido novia.

—¡¡¿Como me dices eso?!!

—A ver. Cuentame esto. Aquí entre machos ¿ya tuviste sexo al menos, verdad?

—No. Nada de nada—dije un tanto apenado.

—¡¡Primo!! ¿Con esa carita y nada? Si yo fuera vieja si te hacía caso. Me preocupa tu situación. ¿Que le enseñan a los jóvenes ahora? Voy a tener que jalarle la orejas mi tío <<se refería a mi papá>>


No tocamos más el tema. Al final de cuentas solo andaba jugando con sus comentarios. No le incumbía mucho por qué y cuando debía perder mi virginidad.


Llegó el último día de clases de manejo. Ya sabía mover el auto, estacionarme, moverme a través del tráfico sin problema; Manolo se dio cuenta que ya dominaba el volante. Me miró con orgullo, estaba muy feliz. La verdad es que aprender con él daba mucha confianza. Para celebrar fuimos a un bar; más bien una cantina. De esas donde las meseras intentan seducirte para que les pagues una copa. Pero solo fuimos a mirar; yo me sentía un poco intimidado por la situación, pero en ningún momento mi primo me obligó a hacer algo que no me gustara. Tampoco él se prestó a insinuaciones.


Tomó solo 4 cervezas. Todo con medida. Yo me tomé dos; salimos muy felices del lugar. Que mal que él se iba en dos días<< Me hubiera encantado tenerlo más tiempo>> eso es lo que pasaba de nuevo en mi cabeza. Subimos al auto. Esta vez él condujo, no estaba ebrio ni pasado de copas; así que quiso llevar el auto por el mismo. En el camino platicábamos de muchas cosas. Sobre todo de lo mucho que extrañaría compartir conmigo. Me agradeció  por todo y me ofreció ir a visitarlo cuando quisiera. Incluso me propuso pagar todo el viaje si un día decidía ir de visita; quería que también conociera a sus hijos, a sus esposa y desde luego que conociera varios lugares de los que me había hablado.


—Primo. No quiero irme sin resolverme una duda. La verdad es que me ha venido girando por la cabeza desde hace ya varios días y pensando que quizá no nos veamos en un tiempo, no me gustaría irme sin preguntarte algo. Me da algo de pena, pero creo que ya hay suficiente confianza para preguntar por ello. ¿Te gustan las niñas?

Y la verdad no sabía que responder. Y sinceramente estaba igual de confundido que el. Así que simplemente fui sincero.

—Creo que me gustan ambos sexos. La verdad es una pregunta que me vengo haciendo desde hace mucho. Pero no le vayas a decir a mí papá. Creo que no le agradaría esta respuesta.

—¿Te gustan más los niños o las niñas?

—A veces creo que más los niños. Pero a veces creo que más las niñas.

—¿Sabes? Yo igual tuve esa duda cuando era más joven. No sabía que me gustaba realmente hasta que conocí a tu prima; ya ves que casi es una modelo. Pero antes de ella la verdad es que dude mucho sobre mi sexualidad. Creo que es algo normal.

—¿y qué hago para que sea normal?

—¿Normal? Yo te veo bastante normal. Que te guste un sexo o el otro no te hace raro. Lo qué pasa que aquí en Mexico son bien clavados con el machismo. Tu tranquilo. No le voy a decir a nadie. Te confesaré algo. La duda nunca se me quitó. A veces aún me llaman los chicos.


Nos quedamos unos segundos en sin decir nada. Manolo me dio un par de palmadas sobre mi pierna. Creo que no quería asustarme. <<si supiera que desde que llegó no había dejado de mirarlo con morbo>> aun que creo que de su parte había un similar gusto por que esa mano sobre mi pierna fue más una caricia.


—¿No te gustaría saber que te gusta más? Si quieres podemos averiguarlo. Yo no tengo problema si queda todo entre nosotros. Al fin y al cabo somos familia,  no pasa nada.

—¿a que te refieres?—Sentía como su mano oprimía un poco de más; sus dedos casi se clavaban en mi pierna y su mano estaba algo más cerca de mi entrepierna.

—Solo me gustaría saber si te gustan los hombres. O si solo se trata de una confusión.


Sus dedos en mis muslos masajeaban lento y con un tacto circular que comenzaba a agitar mi respiración. Si seguía de esa manera con su mano muy cerca de mi bulto; mi verga despertaría y sería muy evidente que tenía una atracción muy cabrona hacia mi primo. Y creo que el lo sabía, por qué por nada detuvo ese suave movimiento que parecía cada vez estar más cerca del montículo entre mis piernas. Solo quitaba su mano para cambiar de velocidad con la palanca. Al mirar de reojo sus pantalones observe algo extraño. El tamaño se había hecho más indiscreto. Y eso me estaba causando mucho conflicto; sobre todo con mis ojos y mi pene.


Mi primo se dio cuenta de que miraba de más su entrepierna, y no dudo en insinuarse. Fue directo al grano. A pesar de que nunca dije nada, mi gran erección estaba hablando de más por mi. La mano de mi tío se movió para que sus dedos alcanzaran el grueso pedazo que se miraba sobre relieve en mis jeans.

—¿Y esto que significa? Al parecer si te gustó la propuesta. Dame tu mano.—tomó mi mano y lo llevó a su duro miembro mientras con su mano estirada tocaba el mío. Tenía algo grueso. Podía sentir lo mucho que pedía a gritos salir de tan ajustada ropa.


Movía su mano sobre todo el cuerpo de mi polla; sentía su mano ir de arriba a abajo. Con su mano oprimía la mía pidiéndome que hiciera lo mismo con la suya. Intenté hacerlo aún que no se me hizo lo más cómodo.

—¿A donde vamos?—pregunté al mirar que no íbamos a casa. Solo fue curiosidad.

—Iremos al cuarto de tu tío Marcelo—Otro de los hermanos de su mamá tenía unos departamentos en renta; cuando se enteró que su sobrino vendría le ofreció uno de los cuartos por si quería estar más cómodo. Nunca hizo uso de el, pero las llaves se le habían quedado.


Llegamos al departamento. Por suerte tenía garage propio o hubieran visto los dos gordos pedazos de pollas que se realzaban en la tela. Entramos y fuimos directo al cuarto. Encendió la televisión como si no supiéramos a lo que íbamos. Fingíamos que debíamos hacernos de rogar un poco más antes de perdernos el respeto.

—Entonces ¿te parece si averiguamos que tanto te puede gustar un chico? —Dijo mientras caminaba Se retiraba los jeans y la camisa, quedando solamente en bóxers. Unos bóxers negros muy ajustados. Me gustaba mucho su figura. Era el estereotipo perfecto para definir cómo me gustaban los hombres.


Caminó hasta el lado de la cama donde yo estaba sentado. Se quedó ahí detenido frente a mi. No tenía ni idea de qué es lo que debía hacer. Mi respiración comenzó a acelerarse; mi corazón también iba en aumento. Mi primo se dio cuenta de mi nerviosismo y creo que le dio algo de miedo estar haciendo algo en mi contra.

—Si quieres mejor no hacemos nada. Yo solo quería sacarte de las dudas. No quiero asustarte.

—¡No, espera! Si quiero. Solo que no sé cómo hacerlo. Nunca había estando con nadie. Y por el respeto que te tengo siento un poco extraño todo esto—La verdad es que  por su edad sentía que Manolo era más mi tio que mi primo.


Se acercó a mi, su ombligo estaba muy cerca de mi rostro. Tenía Mi mirada mirando al piso; la verdad es que me había intimidado un poco tenerlo tan de frente. Pero era una sensación extraña, por que también quería tenerlo así en calzones solo para mi. Cualquiera de las meseras que le tiraron los perros tendrían envidia de mi. Así que me dediqué a disfrutar.

—Déjame hacer todo y verás que después de todo no está tan mal.

—Usted... digo tu ¿has estado con hombres?

—La verdad es que no. Solo he estado con tu prima. ¡Ya has visto el mujerón que tengo en ella. Pero como te decía hace un rato siempre me quedé con la duda de cómo se sentía estar con un vato. No me gustaría experimentarlo con cualquiera, sería muy riesgoso. Contigo creo qué hay confianza y confidencialidad más que nada. Y quiero ser muy sincero contigo, desde que te vi llegar noté el buen culo que te cargas. Y de nuevo me despertaron esas ganas.


Tenía la razón, uno de mis mayores atributos eran las buenas nalgas que me cargaba por el deporte. No espere más y yo mismo me quité la camisa y los pantalones; me puse frente a él y él me empujó a la cama dejándome completamente tendido a ella. Tenía mis piernas abiertas a su merced, él se arrodilló a mí y se se abrió camino olfateando de mis pies a mis muslos deteniéndose en el fuerte aroma viril en mis bóxers.


Su nariz se hundió en ángulo marcado por mis piernas y aspiro fuerte. Con ambas manos comenzó a deslizar la tela de mi ropa interior para ir descubriendo el matorral de vello público y lentamente mi polla que deseaba salir de su escondite.


Deslizó mis calzones por ambas piernas hasta dejarme completamente desnudó, miré una sonrisa agradable entre sus labios; unos lindos hoyuelos se le formaron con el gesto. Algo estaba en su mente, y parecía gustarle—¡Vaya primo! Tienes buena verga. Después de todo no era el único que heredó el tamaño de la familia de mi papá— ¿Como sabía el tamaño de la familia de mi abuelo? La verdad no quise averiguar. Sostuvo mi dura verga y la admiró otro poco, tiró de ella lentamente hasta describir todo el glande. Fue agilizando el ritmo de su mano, yo ya estaba torciendo los dedos de mis piernas disfrutando de lo bien que lo hacía. Juristas que no era la primera verga que tenía entre sus manos, su buen manejo me hacía pensar lo contrario.


Escupió su mano y lubricó mi pene, comenzó a masturbarme; se sentía tan rico; era la primera vez que una mano ajena me tocaba. Cerré los ojos y la experiencia rompió la barrera de lo común cuando sus labios se abrieron para darle acceso a mi verga. Tenía una polla de 19 cm, era gruesa y tenía una cabeza muy brillante; como si hubiera sido pulida. Y estaba siendo tragada por mi primo; casi mi tio. Me retorcía en la cama; bajó por mis huevos y los succiono dejando que su lengua hiciera círculos sobre cada testículo.


—Date la vuelta—susurró como si alguien fuera a escucharnos. Me ayudó con sus manos a girar. Era un poco extraña la sensación de unas manos adultas sobre mi par de nalgas bien proporcionadas; tomó con ambas manos para abrirlas y cerrarlas una y otra vez. Su boca regresó a chupar mis testículos mientras con sus grandes manos no dejaba de abrir mi par de glúteos.


Comenzó a subir con su boca. Nunca pensé que fuera algo tan placentero; mis puños se envolvieron entre las sábanas, oprimí la tela mientras me moría los labios para no gemir. Succionaba mi ano después de un par de metidas con su lengua; repetía la acción una y otra vez.

—¡Primo! Que rico culo tienes. Desde el día que llegué no pude dejar de mirar cómo te asientan los pantalones; sobre todo los shorts. Casi los rompes con tremendas nalgas —Dijo mientras me reventaba tremenda nalgada.


Estuvo con su lengua un buen rato disfrutando mi retaguardia, parecía que chupaba un helado derritiéndose. Y así me tuvo entre gemido y gemido hasta que llevo su cuerpo sobre de mi pidiendo sentir su gran miembro arrastrándose entre mis piernas abiertas. Su pecho quedó sobre mi espalda, me agradaba sentir su peso sobre mi, esos vellos en su pecho me rosaban la espalda y su barba recortada me raspaba por donde sus labios me besaban. Paso por mi cuello, por mis hombros, por mi espalda y regresaba por el mismo camino. Comencé a llevar mi cabeza hacia atrás; él se movía entre mis maletas, quería penetrarme. Sabía bien a qué iba todo. Pero jugaba un poco más conmigo antes de hacerlo.


—¡Que rico estás! Y a parte te pusiste bien guapo; tienes cuerpo de jugador de americano. Por eso me encantas—Decía con una voz muy seductora. Su verga me rosaba tan rico que mi ano se dilató entre sus tantos movimientos; tenía unos 20 cm tan gordos como los míos, podía asegurarlo. Sentía la cabeza de su polla ir abriéndose camino dentro de mi, lento y luego rápido; no dejaba de besar mi cuello, y constantemente hacía comentarios sucios a mi oído; palabras que terminaban en una lamida o en un suave mordisco.


No podía creer lo que estaba escuchando y sintiendo a la vez. El galán de novela de la familia no solo estaba a punto de penetrarme, si no también estaba revelándome cosas que nadie más debía saber; nunca me imaginé que le fueran los hombres. Dudo mucho que fuera el único, por la forma en la que sus manos, su boca y sus dedos se movían era obvio que no podía ser así.


Comenzó a presionar con su pene para que entrara en mi virgen ano. Admito que ya me había introducido algunos dedos y quizá algún artefacto similar a un pene. Pero nada del tamaño que los dos la traíamos. Sentí cómo expandió con su grosor mi frágil entrada. Lance un quejido, él se preocupó y fue más lento, me preguntó si me encontraba bien. Le pedí que lo hiciera despacio por qué dolía un poco. Me propuso terminar de nuevo si así lo quería pero insistí en que lo hiciera, quería que mi primo Manolo me quitara lo virgen. Así que comenzó a hacerlo despacio, empujaba lento; se detenía al escucharme gemir y luego continuaba con el intento de metérmela toda.


—¿Te gusta verdad? Puedo ver cómo disfrutas que te la meta. Qué lástima que vivo lejos, te la metería todos los días—Decía mientras me cogía. Se movía muy bien, podía sentía sus 20 cm entrar y salir golpéanos sus grandes huevos contra mi culo. No sé qué sonido era más fuerte, si mis gemidos o el golpeteo de sus bolas contra mi. Su respiración estaba acelerada; pronto me obligó a quedar de cuatro para poder controlar la duras metidas desde mis caderas; me tomaba con ambas manos con fuerza y me dejaba hasta dentro su polla. Intentaba tocar mi pene para masturbarme, pero era algo difícil concentrarme en tanto placer. Ambos teníamos mucho aguante, pero estaba seguro que en cualquier momento uno de los dos explotaría primero.


Me gustaba el aroma que transpiraba, el olor de sus sudor mezclado con su perfume creaba un mar de hormonas que me hacían gritar que no me la sacara, yo quería seguir ensartado en su polla. No quería dejar de sentir su dureza dentro de mi, pero todo acabó en un fuerte aullido y en varios latigazos de leche dentro de mi, sentía los chorros calientes penetrar tan fuerte como su glande, mis ojos se pusieron en blanco y se fueron deteniendo junto a su eyaculación y la detención de sus movimientos; se reposó en mi espalda y clavó sus dientes sobre mi espalda. Tenía sus dedos clavados en mis caderas, incrustados con presión.


—Date la vuelta—Dijo de nuevo.

Yo hice caso. Hasta ese momento me había demostrado de lo bien que podía pasármela si seguía sus pasos al pie de la letra. Giré y mi verga parecía el mástil de un barco; duro y apuntando hacia arriba. El estaba detenido frente a mi con su verga aun con algo de erección, se arrodilló de nuevo y comenzó a succionar nuevamente mi pene; mi venga aparecía y desaprecia de entre sus labios, sus ojos me miraban y lograba excitarme más al ver cómo mi primo devoraba mi animal. Le avisé que me vendría ya ¡no podía esperar más! Me daba algo de pena lanzar mis mecos en su cara; yo sabía lo mucho que me venía. Pero a él no le importó, incluso no dejó que se desperdiciara ni una sola gota, absorbió como todo un experto cada chorro. Tragó hasta la última gota de mi semen; mi verga quedó limpia.


Se corrió hasta quedar frente a mi cara, podía sentir su cuerpo desnudó recargado al mío; era una sensación tan seductora. Ambos estábamos cansados y agitados, besaba mi pecho y lamía mis pezones. Era increíble lo que había ocurrido; pero me sorprendió más con ese beso sabor a polla que me dio. Me besó intenso, sus labios sabían muy rico; se movían muy bien, y el contacto con su barba me volvía loco.


—¿Te ha gustado? —Dijo apenas separando unos milímetros su boca de la mía.

—Mucho. Ya me dieron ganas de ir a visitarte. Qué lástima que te vayas mañana.

—De no haberme esperado tanto te hubiera hecho mío durante todas estas semanas. Pero al menos pudimos quitarnos las ganas; por no creas que no me percataba de que no dejabas de mirar mis piernas y mi bulto. Ahora que ya lo has probado ¿que te ha parecido?

—Eres un Dios en la cama. Seguro mañana no podré ni caminar.

—¿En serio soy él primero?

—Si. Nunca he estado con nadie más. Y creo que has terminado de definir lo que me gusta.

—Honor que me haces. Ahora tendré más ganas de visitar a mi mamá. Y espero que me tomes la palabra de ir a visitarme a Atlanta.


Suponía que ir a Atlanta sería una buena experiencia. Pero también pensé que sería complicado hacer lo que hicimos en la ciudad de la abuela; ahí estaría con sus hijos, con su esposa y seguro el tiempo a solas sería muy corto. Bueno, ese era una de las contras por qué también quería conocer fuera de México. Me ofreció pagarme todo y sin duda acepté. Pero esa es otra historia.  Al terminar de coger nos fuimos a casa de mi tía <<la madre de Manolo>> , el tenía que hacer maletas y con su partida mis padres y yo nos regresábamos a nuestra ciudad.


Al llegar a casa de mi tia todos estaban en la mesa bebiendo cervezas y comiendo algún aperitivo.

—¿y ustedes dos donde han andado?—preguntó mi mamá mientras se servía algo de jugo.

—Cosa de hombres cuñada, tú tranquila, te lo traje completo ¿no?

—Déjalos mujer, mi hermanito mañana se va—Dijo mi papá metiendo las manos por mi; si supiera que su primo me había clavado su rica jerga hace un rato, y que moría por volver a probársela.

—Bueno iré a hacer maletas—Dijo mi primo—¿me hechas una mano?


Mi padre se quedó mirándonos y me hizo la seña de que fuera con él para ayudarlo.

Subimos a la habitación donde se hospedaba y cerró la puerta con seguro y puso la maleta sobre la cama, mientras empacaba algunas prendas e iba separando zapatos y varias cosas, me acerqué para ayudarlo a doblar la ropa, volteó la cara con esa estúpida mirada y esa sonrisa maliciosa y perversa; sabía que en su mente no dejaba de repetirse la idea de haberme hecho suyo. Pero también en mí mente no cabía la idea. Seguí doblando una de sus camisas, él fue por más de su ropa, la dejó en la cama y luego se puso detrás de mi.

Amaba su perfume. Me tomó por la espalda y se recargó detrás de mi, llevó su mano a mi boca para que le chupara uno de sus dedos, y luego con la otra me cubrió la nariz con uno de sus calzones usados, su otra mano se ocupaba de mi paquete. Metió su mano muy dentro hasta oprimir mi pene y mis huevos.

—Está es para ti. Es para que me recuerdes cada vez que te masturbes. Así que espero que me regales las que tienes puesto para recordarte cada vez que quiera tocarme.


Me di la vuelta y nos quedamos mirando fijamente. Me besó nuevamente, y luego separó sus labios—Besas bien rico cabrón. Vaya que voy a extrañarte—seguí besándolo, él igual besaba igual de tico. No podíamos hacer mucho por qué había gente abajo, pero me dispuse a darle un último regalo de despedida.


Bajé lento hasta encontrarme con sus pantalones, los abrí y los bajé de un tiro hasta dejarlos en sus rodillas; me encantaban sus piernas peludas. Hice lo mismo con sus calzones, y su verga salió disparada frente a mis ojos, su verga se parecía mucho a la mía. Abrí los labios y me la metí, tomé el tronco y tragué hasta donde mi novata garganta me permitía. Lamí sus bolas, eran enorme, colgaban desfasadas. Él me dejó hacerle todo lo que quise, incluso se dio la vuelta para que probara su culo. Tenía unas nalgas duras; intente hacer lo mismo que él hizo con las mías, y al parecer le gustaba por que se inclinaba y las abría con sus manos para dejar al descubierto su ano, disponible para mi lengua. Luego regresé a su rica polla,  y se la chupé hasta que me tiró toda la leche. Era menos que la primera venida, ya lo había dejado seco. Pero me conformé con confirmar el rico sabor de su semen.


Terminamos con un beso muy apasionado. Y luego fuimos interrumpidos por mi padre que por alguna extraña razón subió a buscarme para comer. Y era algo extraño por que en todos los días nunca había hecho tal cosa. Quizá sabía de las mañas o rumores de su primo. O quizá sólo fue coincidencia. El resto del día mis padres me ocuparon en otras cosas y no lo vi hasta la cena.


Me senté frente a él; mi tía había organizado una cena para mi tío, la mesa estaba llena. Todos platicaban, era difícil enfocarse en una sola charla con tantas voces. De repente comencé a sudar cuando su pie comenzó a sobar mi paquete, él fingía muy bien, cualquiera sobre la mesa pensaría que no pasaba nada, pero por debajo, los dedos de sus pies estaban dándole un masaje a mi verga que pronto estuvo dura.


Estaba muy caliente incluso saqué mi grueso miembro sin que nadie supiera; era la ventaja de traer shorts, bastaba con un estirón para liberar mi pene. Con sus dedos comenzó apretar y a hacer movimientos intentando subir y bajar la piel de mi verga. Por ratos me miraba fijamente y me sonreía mientras platicaba con mi papá. Así estuvo un buen rato hasta que tuve que ir al baño con mucha discreción a tirar el resto de mi leche.


El día siguiente nos despertaron muy temprano para despedirlo. Otro de mis tíos lo llevaría a tomar su vuelo. Lo abracé con fuerza y me dijo que me extrañaría. Desde luego que también. Lo echaría de menos; se despidió de todos y se Subió a la camioneta, pero antes de irse me habló a parte; estaba sentado en el asiento del copiloto con la portezuela abierta. Se miraba tan sexy con esos pantalones negros y esa chaqueta café.

—Te dejé una sorpresa. Ya la descubrieras. Pórtate bien. Nos veremos pronto, te lo prometo.

—¿me dejarás con la duda?

—No. ya verás que no.


El día siguiente nos fuimos a casa. Papa condujo durante todo el viaje. Le pedí manejar pero no me dejó. Aun no confiaba en mi a pesar que le conté que con el primo Manolo había practicado mucho. Estuvimos viajando poco más de 5 horas y al llegar a casa bajábamos las maletas para entrar cuando mi papá me habló a parte.

—Me dijo Manolo que le gustaría que fueras a conocer Atlanta y de paso otras ciudades de por ahí ¿Quieres ir?

—Pues si me dan permiso si me gustaría.

—El problema es que te irías solo.

—Papá ya no soy un niño.

—Bueno. El cubrirá todos los gastos, no me dejará pagar nada, lo conozco. Así que le prometí que si sacabas buenas notas las siguientes vacaciones irías a visitarlos. Ya es hora que conozcas a tus otros primos.


Conocía las intenciones de mi primo. Y no me desagradaba la idea. Así que lo único que tuve que hacer para merecer ese viaje era llevar bien la escuela. Con ese incentivo ¿quien no sacaría buenas notas?


*Relato patentado.

Libro: 30 Homorelatos/ Tomo 1

El plagio es un delito. Cod. penal Art. 270 a 272.

15.749 visualizaciones3 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

EL TRAILERO.

13 Comments


Ders alexan_13
Ders alexan_13
Jan 23, 2021

Tan buenísimo como cada uno que leo, y no dejaré de hacerlo estos relatos me prenden cañón

Like

blackangel7126
Jan 15, 2021

Muy buena. Me la dejo dura jaja

Like

Herney Suarez
Jan 08, 2021

😍😍😍😍

Like

Carlos Alexis Perez
Carlos Alexis Perez
Sep 17, 2020

Y para cuando la segunda parte?

Like

nobel cedeño
nobel cedeño
Sep 12, 2020

Si muy bueno, como todos tus relatos. Espero ver pronto ese viaje a Atlanta 😉😉😉

Like
bottom of page